miércoles, 1 de octubre de 2014

Becaria Pueblerina 18

Rondaban las siete de la tarde, cuando colgaba la llamada telefónica con una gran sonrisa en su rostro.
Se trataba de la madre de Sebas, quien se había puesto en contacto con ella muerta de la risa, tras haber recibido el día anterior una regañina de su hijo.


Al parecer, éste se hallaba completamente ofuscado cuando había hablado con ella y la había acusado de loca y promiscuar, a las jóvenes chicas.

La mujer, se había esperado a ponerse en contacto con ella por si acaso él se hallaba cerca rondando su vigilancia, consiguiendo ponerlo aún más histérico.

Su acusación, se había basado en corromper la inocencia de ella al hacerla caminar por la vida como una mujer, cuando se suponía que era una dulce joven que no estaba preparada para conocer la frenética vida fuera de pueblo.

Que si cabía la posibilidad de que volviera al pueblo, era con un bombo a causa de los listillos de ciudad, siendo la única culpable la mujer mayor.

También le había recriminado, el hecho de mandarla a vivir su aventura a Londres. Una ciudad, completamente a miles de quilómetros a la que se hallaban él o su hermano viviendo.

Una ciudad, donde había encontrado a un grupo de locas por amigas. Quienes la habían adoptado bajo su tutela, para manejarla a su libre albedrío bajo unas pautas infundadas en el libertinaje.

Que resumiendo en dos palabras, significaba alcohol y orgías…. Según había indicado Sebas.

Aún se estaba limpiando las lágrimas de los ojos de tanto reír, cuando escuchó como se abría la puerta principal del piso y momentos después, el sujeto de tan divertida conversación hacia acto de presencia en el salón, aún con cara de pocos amigos.  

-Hola

Lo saludó reprimiéndose otra carcajada, al recordar todo lo que le había relatado de forma tan divertida la mujer mayor, hacia unos minutos.

-Hola –Respondió él con un pequeño gruñido al tiempo que se dejaba caer en el sofá soltando un suspiro.

-¿Te ha ido bien el día? –Preguntó con cierta cautela, pero sin poder ocultar cierto tono risueño.

-Más o menos –Dijo mirándola a los ojos-. ¿Y tú, has salido hoy por ahí? –Preguntó con cierto tono inquisitivo-. Te he llamado varias veces y en todas, comunicaba tu línea.

-No –Sonrió-. Hoy decidí quedarme aquí en casa para hacer limpieza y la cena con calma. Supongo que me llamarías a la vez que estaba hablando por teléfono con varias personas.

-¿Así que varias? –Sus cejas se juntaron con cierta desconfianza-. Seguro que una de esas personas, era Lucas.

-Pues sí –Volvió a sonreír encogiéndose de hombros.

-¿Y para qué te llamaba?

-Vaya… -Exhaló aire al tiempo que alzaba una ceja-. Ya tengo nuevamente en mi presencia al guardián.

-No es verdad –Trató de sonreír con amabilidad-. Simplemente nos estamos contando lo ocurrido del día.
Karolaine soltó una sonora carcajada.

-¡No me digas que ahora jugamos a las casitas! –Al final no pudo aguantarse más, soltando la risa que llevaba rato reteniendo a causa de su madre-. ¿Tú reloj biológico ya esta sonando?

-Muy graciosa –Dijo con una mueca-. Simplemente me estoy comportando como persona civilizada.

-Sí, claro –Volvió a limpiarse el asomo de unas lágrimas-. Aquí la única que estaba contando acontecimientos era yo. Tú solo resumiste en dos palabras. Y las personas civilizadas, no acusan a sus madres de loca.

-¡Te ha llamado mi madre!-Soltó exaltado con cierto enfado y incorporándose del sofá.

-Sí –Admitió ella sin achicarse-. Me prometiste que no ibas a llamarla.

-Y no lo hice para eso –Mintió-. Era para mirar las fiestas de navidad.

-¡Serás mentiroso! –Puso los brazos en jarra-. Pero su siempre vas a visitarla pasadas las fechas.

-Esta bien… -Resopló-. Mentí –Admitió aún con cierto pesar y enfado.

-Deja de ser mi perro guardián –Le pidió con amabilidad-. Tienes que aprender a confiar en mí como hace Derek.

-Solo te estoy protegiendo –Indicó como defensa.

-De verdad que no comprendo tú actitud –Lo miró a los ojos con confusión-. Mi hermano ha resultado ser más…

-Él lo tiene mucho más fácil siendo tú hermano –La interrumpió con cierta filosofía-. Yo no. Voy a ducharme, ahora vengo.

¿Qué demonios había querido decir con aquello?

¡Dios, como le gustaría poder abrir una caja y tener ahí a mano, a sus amigas para poder mantener una charla sobre ello. Pero ni loca las llamaba en aquel momento, cuando seguro se hallaban alrededor de ellas sus maridos, encantados de arrebatarles el teléfono y comenzar acosarla con el regalito que le habían enviado.

No gracias, no tenía ganas de ponerse aún más nerviosa de lo que estaba. Aquello era otra cosa, que también la tenía en vilo. Pues sinceramente era de idiotas no temer aquella panda de locos.

¿Qué es lo que se suponía iban a entregarle en mano?

Y luego, también había otro punto sobre el que le gustaría poder protestar. Pues lo encontraba injusto.

Todas sus amigas, en su momento de necesidad de apoyo emocional, habían podido contar con la ayuda del grupo de chicas. Pudiendo llevar así, sus momentos difíciles.

¿Y qué le tocaba a ella, ahora que se hallaba viviendo su momento difícil?

Una panda de hombres locos.

¿Cómo demonios se habían dejado comer el cerebro por ese grupo de tarados? Aún no se lo creía…

Luego, tampoco era momento para molestar a su hermano con el problema que tenía encima con su suegro. Y además, que le iba a poder decir el pobre chico… Era su mejor amigo. Y juntar, hermana, amigo y sexo en una misma ecuación, podía resultar un coctel muy fuerte para el pobre chico.

¡Sí, había dicho de forma mental sexo!

Estaba decidido. Había dado el paso adelante, para intentar seducirlo. Lo único malo, que ella no tenía la valentía que hacía falta para dar aquel paso. Algo de lo que iban sobradas sus amigas.

Era penosa. Su amiga Susan ya se lo habría llevado a su terreno, teniendo la oportunidad que tenía, estando el piso libre.

Pero Sebas, era un hueso duro de roer anteponiendo como barrera la edad entre ellos dos.

Pero lo admitiera o no, necesitaba la ayuda de aquel grupo de locas. Tenían razón al decirle que fuera a por todas. Oportunidades como aquellas, pocas veces se te presentaban.

Era hora de saber si iba a obtener una negación por respuesta. Y si resultaba ser el caso, tenía tiempo para rehacer su corazón destrozado.

No era sano, estar pensando toda la vida el, Y si hubiera

-¿Aún sigues ahí? –La despertó Sebastián de sus quebraderos de cabeza, apareciendo nuevamente en el salón con ropa más cómoda.


Que lastima que fuera tan formal y respetuoso, pensó con cierto fastidio. Bien, pues ella no lo iba a ser. Se animó totalmente decidida, al visualizar unas braguitas culote sexys que la esperaban en el cajón de su mesilla de noche.

Se que es poquito ésta vez,. pero me dolía un montón espalda. Se me acababa el tiempo y además, estoy con una neuralgia en el oído derecho grrrr
Intentaré subir la continuación pronto. Un beso a todas!!!!

3 comentarios:

  1. EJ, estas perdonadiiiiisima!!! Tú cuidate que ya habrá tiempo jijiji.

    Por cierto, me encanta el capítulo. No pensaba que Sebastián fuera a queharse a su madre jajajaja.

    Muchos besitos ;-)

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  2. Gracias cariño, me gustó mucho...sabes que amo los celos!! Y lo más importante cuidate y cuídate....

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  3. Gracias EJ con eso tenemos para aguantar un rato jajaja, cuidate

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