Nina inspiró varias veces y dejó que la brisa fría que
corría le bañara el rostro. Tenía que calmarse. ¿Qué rayos le había sucedido
ahí adentro? No era nada extraordinario, nunca había pensado que Caleb estaría
eternamente soltero ¿no?
Y, ¿por qué le importaba si no era así? ¿qué si él había
decidido volver con su ex novia que tanto había querido?
“Yo ya estuve
enamorado, Nina. Y no vale la pena” –sus palabras resonaron en su mente con
tanta claridad como si las estuviera escuchando en ese instante. Y le dolió.
Sintió como le atravesaban el corazón con absoluta nitidez, porque temía que él
realmente lo pensara.
Era de lo más irónico que ella, de entre todas las
personas, no lo entendiera. Sí, ella lo comprendía. Pero no con Cameron, como
supuso Caleb. Empezaba a entenderlo… con él. Con Caleb. ¿Por qué con él?
Quizás, solo tal vez, estaba enamorada. De él.
–Nina… –Cameron le colocó las manos en los hombros con
suavidad– ¿estás bien?
–No –pronunció en voz baja, suspirando– ¿cómo ha sucedido
esto?
–¿Qué exactamente? –sonrió levemente Cameron– ¿qué
sucedió?
–Todo esto, Cameron –Nina lo miró triste– pensé que…
¿cómo puede todo cambiar en unos cuantos meses? Yo te amaba, Cameron.
–¿Y ya no? –ladeó su rostro para mirarla fijamente.
–Sí, pero no como creía –explicó Nina.
–Comprendo… –murmuró Cameron y atrapó una lágrima con su
dedo– ¿sabes algo? Creo que voy a huir.
–¿Qué? –Nina pestañeó brevemente y enfocó su mirada– ¿a
qué te refieres?
–No me casaré, Nina –Cameron dejó salir el aire
lentamente– o, al menos, no ahora.
–¿Qué has dicho? ¡Cameron! –lo abrazó con fuerza, sin
creer lo que estaba pasando– ¿estás bromeando, verdad?
–No. Se lo diré a Kristen, pero no ahora.
–¿Qué sucedió? –preguntó confusa.
–Tú sucediste, Nina –Cameron la besó en los labios con
suavidad– si hay una mujer que me interese más que mi propia prometida, estoy
haciendo algo mal.
Nina lo miró con tristeza. Habría sido tan fácil seguir
amando a Cameron. Su refugio, su lugar seguro, sin duda alguna, era él. Su alma
gemela, su mejor amigo. Pero… todo había cambiado. Él estaba despertando de un
sueño que se convirtió en pesadilla y ella había despertado de una ilusión a
una realidad, en la que el hombre de sus sueños era otro.
–Sabes que yo… –Nina se encogió de hombros.
– Ya lo sé –confirmó él y la abrazó con fuerza– pero,
estoy totalmente convencido, que hasta que no encuentre a una mujer que me
interese al menos tanto como tú, no pensaré en casarme de nuevo.
–¡Cameron! –lo golpeó Nina en el pecho, riendo entre
lágrimas– no sabes lo feliz que estoy de escucharte decir esto –lo estrechó
firmemente– eres mi mejor amigo, quiero verte feliz.
–Lo sé, sé que lo dijiste porque realmente te preocupas
por mí –le pasó una mano por la mejilla, con suavidad– no sé en qué estaba pensando.
Tenía todas las señales ahí pero no quise mirar… –se encogió de hombros– ¿por
qué estaba tan ciego?
–Probablemente porque estabas enamorado. Sabes cómo eso
nos vuelve un poco idiotas –reprimió una risita Nina y él soltó una carcajada–
¿y puedo saber cómo has escapado?
–Pues, noté que huiste y supe que necesitabas de mí
–afirmó Cameron– como aquella noche en el baile. Nuevamente, tuve que elegir. Y
ni siquiera lo pensé, Nina. No había nada que pensar. Eras tú. Aún te elijo a
ti sobre cualquier otra mujer.
Nina sonrió y lo miró con infinita ternura y amor. Nunca
dejaría de amar a Cameron, de una manera especial, siempre sería su primer
amor. Aquel que es infantil e inocente, que perdura como un recuerdo preciado
en el corazón.
Sin embargo, su gran amor aún estaba por venir. Lo podía
sentir. Y cada vez que Caleb estaba cerca, el sentimiento se hacía más intenso.
Tenía que ser él.
–¿Por qué parece que, en cuanto al amor, nunca nos
ponemos de acuerdo tú y yo?
Cameron rió y le besó en la mejilla con dulzura. Le
acarició el brazo con suavidad, señalando hacia el salón.
–Creo que debemos regresar. A estas alturas, imagino que
ya no tendré boda que cancelar.
–Lo has hecho a propósito, Cameron Blake –Nina lo censuró
con una sonrisa– has vuelto a ser un niño malo.
–Nunca dejé de serlo –aseguró con orgullo– solo estaba
esperando el momento adecuado.
–Te extrañaba, Cameron normal –susurró Nina y le guiñó un
ojo, entrando al lugar que se encontraba ya repleto de invitados.
–¿Por qué tengo la sensación de que debemos hablar?
Nina giró y se encontró con Caleb a su lado, en cuanto
había hallado una ubicación.
–No tengo la menor idea –Nina se encogió de hombros– no
tengo nada que decirte.
–¿De verdad? ¿Acaso no fuiste a mi oficina?
–Sí, tú fuiste a mi casa ¿no?
–Lo recuerdo. Aún me gustaría bailar contigo, Nina.
–¿Para qué? Ya no tienes que competir con Cameron y
tienes a tu propia pareja de baile.
–Yo no competía con Cameron, Nina –aclaró molesto Caleb.
–Por supuesto que no. Simplemente te encanta bailar y no
pudiste resistir la oportunidad de demostrar tus habilidades en mi jardín
mientras sonaba un vals.
–No exactamente –Caleb puso en blanco los ojos– ¿no
podemos hablar en otro lugar?
–No, gracias –se negó Nina.
–Entiendo. Ahora ya conseguiste lo que quieres.
–No me interesa de qué hablas, Caleb.
–Sabes perfectamente de qué. Los vi juntos.
–¿A Cameron y a mí? ¡Qué novedad! Nosotros juntos.
–Y él no ha dejado de mirar hacia aquí.
–Qué perspicaz eres, Caleb. ¿Qué más notaste?
–El beso que te dio, fue bastante elocuente, Nina
–murmuró con cinismo Caleb y Nina se quedó helada. ¿Lo había visto? ¿Cómo?– te
dije que los he visto.
–¿Tú lo viste? Pero… ¿cómo es posible si…?
–Pensé que podríamos hablar. Pero, es evidente que tú
tenías otros planes.
–Estás tan equivocado, Caleb.
–Lo dudo –terminó con dureza.
–No sé por qué estamos teniendo esta conversación. ¡Tú
vienes con alguien!
–¡Y Cameron está a punto de casarse! –exclamó Caleb con
idéntico tono.
–Ya no –siseó Nina y se arrepintió de inmediato– solo,
olvídalo ¿sí?
–Tú y Cameron… –Caleb soltó el aire con lentitud– sabía
que ustedes eran un par de idiotas que tarde o temprano lo sabrían.
–Tú no sabes nada, Caleb.
–No, no… la que no sabe nada, es Kristen –arqueó una
ceja, mirando hacia la futura novia– ¿imaginas su cara cuando le diga Cameron
que no la quiere?
–¿Por qué eres tan cruel? No sé cómo pude pensar que lo
que necesitabas era reconciliarte con tu familia. Tú no necesitas a nadie más
que a ti mismo, así eres feliz.
–No tienes ni idea de lo que hablas, Nina.
–Solo déjame tranquila, Caleb. No quiero hablar contigo
–negó levemente.
–Caitlin es… fue mi ex novia. Pero nosotros…
–De verdad, no me interesa. No tienes por qué darme
explicaciones.
–No es lo que estoy haciendo, Nina –Caleb dijo con
firmeza– lo único que quiero es que te quede claro que a mí no me gustan los
juegos.
–¿Por qué me interesa eso a mí? ¡Caleb, rara vez te
entiendo y ahora mismo, no es buen momento! –Nina sentía que sus manos se
cerraban en puños y empezaba a fantasear con la idea de estrellarlos contra el
pecho de Caleb, con fuerza.
–¿Por qué? ¿Por qué te diste cuenta que estás enamorada?
–¡Sí, exactamente por eso, Caleb! –Nina confirmó,
mirándolo finalmente y clavando sus ojos castaños en él– ¿eso querías escuchar?
Pues sí, estoy enamorada. Absoluta y totalmente enamorada. ¿Te gustaría
escuchar más?
–No.
Nina se sorprendió por la fiereza en el tono de Caleb. Su
rostro se transformó en algo que ella no había visto jamás. Solo una vez…
dolor, tristeza… ¿decepción?
–Caleb, deberíamos hablar con calma…
–Creo que no tiene caso alguno –él depositó un beso en su
mejilla– debo irme. Buenas noches, Nina.
–Pero… Caleb… –Nina lo miró alejarse a informarle a
Caitlin que se marchaba. Suspiró con frustración cuando los vio marcharse juntos.
¡Esto no era nada bueno!
Creo que morire de un infarto, quiero más, quiero que se arreglen los malentendidos, estupido cameron que lo unico que hace es complicar mas la cosas..... Muchas gracias por la historia, y digo nuevamente.... quiero más y más.
ResponderEliminarYocelyn tiene razón, nos va a dar un infarto con tanta incertidumbre.
ResponderEliminarQuiero maaaaas!!!!
Muy bueno Gaby, estoy superenganchada a esta historia
Gracias