Cameron abrió la puerta de la casa y encontró que Nina
había tocado el timbre. Era bastante temprano y le echó una mirada
interrogante.
–Hola Cameron –Nina esbozó una leve sonrisa– espero no
haberte despertado.
–Nina –la besó en la mejilla– claro que no. Acabo de
desayunar. ¿Te apetece algo?
–No, gracias –clavó sus ojos castaños en el suelo–
Cameron, yo…
–Dilo, Nina –increpó él con cariño– te conozco, sé que
tienes algo que decir y no sabes cómo hacerlo.
–Es tan complicado y… no quiero hablarlo, ahora –negó
Nina– en realidad, venía a ver a alguien más.
–Si te refieres a Caleb, él ya no está aquí.
Nina elevó sus ojos con rapidez. ¿Cómo que no estaba ahí?
¡Era muy temprano!
–Se levantó prácticamente en la madrugada, se despidió y
tomó su coche para marcharse. Dijo que tenía mucho trabajo y debía regresar a
la ciudad.
–¿Dijo todo eso? –inquirió con sospecha.
–Son mis suposiciones, Caleb no habla demasiado –sonrió
divertido.
–¡Ay Cameron! –Nina se sentó en el sofá, derrotada.
–¿Es tan importante que hables con él? –preguntó con
sorpresa.
–No, es solo que… –bajó la voz, perceptiblemente. Ella
tenía la culpa de que se hubiera marchado. Bueno, los dos. Ahora ya no podría
hablar con él.
–¿Qué, Nina? –Cameron le acarició el rostro con suavidad.
Nina suspiró.
–Nada. Me habría gustado despedirme –mintió.
–¿Estás muy unida últimamente a Caleb, verdad? –se cruzó
de brazos– empezaré a pensar que has decidido reemplazarme con mi hermano.
Nina rió un poco y se colgó del brazo de Cameron. Él se
había sentado a su lado y le acarició la cabeza que ella apoyó en su hombro.
–¿Qué es lo que sucedió, Nina?
–No es nada… –le restó importancia– pero, cuéntame, ¿qué
le dijiste a Kristen?
–Pues me enfadé con ella. ¿Cómo te había dejado sola en
la ciudad? ¡Habías ido en su auto! Estaba tan preocupado por ti, si hubieras
contestado tu celular, habría ido por ti.
–Cameron… –Nina suspiró– no era necesario. Encontré a
Caleb y mi celular se quedó sin batería –se justificó.
–¿Tendré que recordarte siempre que debes recargar la
batería antes de salir?
–Sí, creo firmemente que tendrás que dejarme notas
siempre –asintió Nina con seriedad.
–Lo sé, ya me he hecho a la idea de comprar cientos de
libretas para dejarte notas recordatorios por toda la casa.
–Mmm, no creo que funcionaría. Kristen no te lo
permitiría.
–¿Y si no me casara? –pronunció Cameron, sin siquiera
pensarlo. Nina se incorporó y lo miró de golpe, sorprendida. Él también lo
estaba.
–Claro que te casarás –Nina lo abrazó, tranquilizándolo–
la amas. ¿No?
–Sí, por supuesto –asintió Cameron automáticamente.
–Ahora sí quiero desayunar algo –se levantó y le tomó de
la mano– ¿qué tienes en la cocina y quieras darle a tu mejor amiga?
***
Caleb observó como su puerta se abrió, para dar paso a
Nina. Se levantó y le indicó que se sentara en la silla frente a su escritorio.
Era casi igual a la vez anterior en que ella había estado en su oficina, solo
el pequeño detalle de que la había besado recientemente. Aún podía sentir su
contacto suave y…
–Nina, qué gusto verte. ¿Qué deseas? –inquirió con
frialdad. Nina no ocultó su sorpresa.
–Caleb, no quería molestarte pero… –tomó aire y soltó–
¿recuerdas lo que me dijiste cuando nos encontramos en el restaurante?
Por supuesto. Recordaba cada segundo de aquel día, había
sido increíble. Nina.
–Sí, ¿qué sucede? –cruzó los brazos con impaciencia. Nina
no se dejó intimidar.
–Dijiste que estarías en deuda conmigo y harías lo que
pidiera –le recordó.
–Sé lo que dije –murmuró Caleb y ella sonrió.
–Pues he decidido qué es lo que quiero –asintió con
satisfacción. Caleb imaginaba que hablaría de aquella noche, del beso, de por
qué lo había hecho, de…– me gustaría saber por qué estás distanciado de tu mamá
y Cameron.
Caleb arqueó una ceja, sorprendido por la pregunta. ¿Por
qué a Nina le interesaría algo así? Solo había una razón, por supuesto,
Cameron.
–Veo que algunas cosas no cambian –soltó con cinismo– tu
preocupación por Cameron, por su bienestar y felicidad… –formó una mueca– su
amistad…
–Sí, ya sé lo que piensas –lo cortó con brusquedad–
ahora, contéstame.
–¿Por qué? –se resistió Caleb.
–Porque lo prometiste. Es lo que quiero, lo que te pido.
–Bien, pero no tengo mucho tiempo –aclaró con sequedad–
después de la muerte de papá, mi madre decidió que nos mudaríamos…
Nina lo escuchó en silencio, interesada en la historia y
en entender más la manera de ser de Caleb. Su rostro estaba impasible y su voz
desprovista de emoción alguna mientras narraba la historia, pero Nina podía
adivinar en sus ojos que lo atormentaba. Que era una historia que no había
cerrado, le dolía aún.
Pudo visualizar al adolescente popular y risueño que
Caleb había sido una vez, rodeado de amigos y con la chica más linda del
colegio. Su primer amor. Había estado muy enamorado, lo pudo deducir de sus
palabras. Le dio una punzada de decepción y tristeza, ¿cómo hubiera sido su
vida si no se hubieran marchado? ¿si su padre aún viviera?
–Mi madre encontró nuevas amistades y un mejor trabajo.
Cameron te encontró a ti… ¿y yo qué encontré? –Caleb se levantó de golpe de su
asiento y le dio la espalda– nada.
Nina ahogó un grito de sorpresa. ¿Caleb se sentía solo?
Había perdido a su padre y, poco después, su lugar en el mundo… su mundo. Y no
había encajado como si lo habían hecho su mamá o Cameron.
De pronto, Nina lo vio tan claro como el agua. Era tan
evidente lo que había sentido, sus emociones parecieron palpables y le dolieron
también.
Se acercó a él por la espalda, le pasó los brazos por la
cintura y pegó el rostro a su espalda. Él no se movió, pero sintió como poco a
poco, él iba dejando aquella postura tan rígida.
Caleb giró lentamente, con cuidado, para tener a Nina de
frente y pasar sus brazos por la cintura de ella, estrechándola contra sí.
Sabía que no debía hacerlo, que debía olvidarla. Que no podía amarla.
Pero no importaba, en ese instante, solo existían los
dos. En su propio mundo. Ella lo entendía, él podía sentir que era así. Eso era
lo único que importaba.
Caleb estaba consciente de que esa sería la última
debilidad que se permitiría cometer. La olvidaría. No podía amarla toda la
vida, tenía que olvidarla.
La aferró aún más. Si fuera posible que lo amara… pero no
lo era. Debía renunciar.
Muy corto Nata pero muy intenso. Muchas gracias y esperando mas jijiji.
ResponderEliminarMuchos besitos
sip. coincido con Yola, muy intenso el cap. y que Caleb pronto sepa que Nina sí siente algo por él. da penita verlo tan triste y solo.
ResponderEliminar