Ben había dicho
que pasaría a buscarla por su casa, sin embargo Helena estaba esperándolo en la
esquina, se sentía bastante nerviosa e inquieta.
Mientras pasaban
los minutos la asaltaban las ganas de ir corriendo a cambiarse.
Se había
comprado un vestido celeste estampado, era de corte sencillo y femenino, pero
se sentía extremadamente rara con él, igual que con los zapatos. Tenían un poco
de tacón y no estaba acostumbrado a ellos, había sido una tontería arreglarse
tanto, era sólo una salida entre amigos para ir al cine.
En su afán por
verse bien frente él, quedaría como una
tonta.
Insegura, cerró
un poco el cárdigan que se había puesto sobre el vestido y vio venir al chico
hacia ella. Sintió que el corazón le
daba un salto, por los nervios y porque él, con un sweater fino de hilo y una
chaqueta de cuero, se veía muy bien, demasiado, para ser cierto.
Pero era verdad,
aquel chico, sonreía y venía hacia ella.
-Helena…debiste
esperarme adentro.
-Está bien…-
dijo ella.
-Pero quería
saludar a tu padre y a Marco…
-Ben..- dijo
ella incómoda.
-¿Es extraño? –
preguntó divertido.
-Un poco…
-Te ves muy
linda, perdón por no decirlo antes. Creo que eso debió ser lo primero – comentó
acercándose y Lena se sonrojó.
-¿Vamos? – dijo
ella y antes de darse cuenta Ben le tomó la mano. Ella estuvo por soltarse
pero no lo hizo.
- De acuerdo,
busquemos un taxi.
-Podemos ir en
el autobús…
-No, tendríamos
que esperar, tal vez hasta lleguemos tarde a la función y , además, no
viajarías cómoda vestida así…-comentó Ben.
-Debí ponerme
algo más práctico – dijo ella pasándose las manos por la falda en un vago gesto
como si la alisara.
-No, estás
preciosa, por eso mejor vamos a hacer que todo sea perfecto hoy- insistió él
con una cálida sonrisa y ella asintió.
Tal vez el
autobús hubiera sido incómodo, pero viajar en taxi tampoco fue fácil, el
espacio era pequeño, y era imposible no ser conscientes de la presencia del
otro.
Finalmente
llegaron a su destino, faltaba un rato para que iniciara la película, así que
luego de comprar las entradas aprovecharon que estaba en una calle céntrica
para dar un paseo y mirar las vidrieras.
Sin siquiera
notarlo, Helena estaba hablando sin restricciones y riendo ante los comentarios
de Benedict.
Cada vez era más
sencillo dejarse llevar y ser ella misma, dejar de lado los temores y reservas,
dejarse llevar por él.
Cuando se hizo
la hora, entraron al cine.
-¿Qué quieres
comer? – preguntó Ben.
-Está bien, no
te preocupes…
-¿Palomitas?
-De acuerdo, con
caramelo…te gusta lo dulce – dijo ella distraída.
-Lo recordaste –
se alegró el chico sonriendo y Helena volvió a sonrojarse.
-Ya vuelvo – le
dijo él y fue a comprar las golosinas. Minutos después volvió con dos latas
enormes de palomitas de maíz. Luego entraron a ver la película.
Ben miraba más a
la chica que tenía a su lado que a la pantalla, estaba seguro que si le
preguntaban por la trama no iba a saber qué contestar. Pero podría hablar de
las mil y una expresiones nuevas que había descubierto en Lena Wilde.
Mirándola de
soslayo, la había visto reír, sorprenderse y emocionarse. Incluso lo había
mirado azorada cuando le había rozado la
mano al tomar las palomitas que ella le ofrecía porque él había acabado las
suyas.
Helena no podía
dejar de mirar la pantalla, estaba concentrada en la película porque era la
única forma de sustraerse a la sensación que la invadía, era plenamente consciente
de la presencia de Ben a su lado. Sentía su perfume, el calor del cuerpo del
él, los mínimos movimientos
Nunca alguien
había alertado así a todo su ser, ni siquiera en un combate había sentido tan
plenamente a su contrincante como ahora percibía a Ben, así que su única forma
de salvaguardarse y no quedar como una tonta era ver la película.
Benedict había
dicho que era una salida de amigos y ella no quería mostrarle lo ansiosa que
estaba, en realidad , era su primera vez en una “cita”, estaba esforzándose para
que todo saliera bien.
A la salida, él
la invitó a comer.
-¿Vamos por una
hamburguesa? – preguntó cuando salían del cine.
- ¿Todavía
sigues con hambre, delegado? – lo molestó divertida.
-Las palomitas
eran el postre anticipado, falta la comida…y de todas formas, aunque no tuviera
hambre, te invitaría.
- Eso no tiene
sentido…
-Si lo tiene, al
menos para mí – respondió evasivamente y ella volvió a sentir el corazón galopeándole
en el pecho. Parecía ser que él quería
pasar más tiempo con ella, y el sentimiento era mutuo, deseaba que aquel día durara
unas horas más. Se sentía feliz.
Estaban
decidiendo a donde ir cuando un grito los alertó.
-¡Se robó mi
cartera…atrápenlo! – gritaba una mujer
mientras seguía a un hombre que se acercaba corriendo vertiginosamente hacia
donde ellos estaban.
Antes siquiera
de pensarlo, Helena se lanzó tras el ladrón. Benedict no alcanzó a reaccionar,
todo pareció ser en cámara rápida. Antes de poder detenerla, Lena estaba corriendo
tras el hombre, con ágiles movimientos lo hizo caer y lo retuvo en el suelo con su propio cuerpo.
Él llegó para ayudarla a retenerlo e inmediatamente apareció un policía , que estaba
en la zona y se había anoticiado por los gritos de la mujer, detuvo al hombre.
Y tanto el oficial como la damnificada agradecieron profusamente el rápido accionar de la chica.
Helena apenas
podía levantar la mirada, había vuelto a hacerlo, nuevamente se había
avergonzado frente a Benedict.
Sabía que su
pelo y su ropa estaban en estado calamitoso, sin mencionar que se había tirado
sobre alguien sin pensarlo dos veces. Se
había lastimado una pierna, pero eso no la molestaba, sin embargo tenía muchas
ganas de llorar, su día perfecto estaba arruinado.
Había querido
ser una chica normal, vestirse bien y ser femenina, parecerse un poco a las otras
chicas de su edad, pero una vez más, había acabado en desastre.
-¿Estás bien?
Lena, ¿estás bien? – la llamó Ben y ella levantó la mirada, apenas asintió con
la cabeza.
-Lo siento…-
dijo con los ojos lagrimosos.
-¿Ahora atrapas
ladrones, eh? Te queda mejor que robar manzanas.
-Yo…
-Eres la peor
chica mala que conozco, Helena Wilde.
-Perdón por
arruinar el día – dijo ella conteniéndose.
Aquella chica
era única, no había dudado en atrapar a un delincuente ,pero estaba allí hecha un
manojo de nervios y sintiéndose culpable.
Sí, así era
ella. Esa mezcla extraña y muchas veces mal interpretada, pero él la conocía, y
le encantaba.
-Lena…- la llamó
suavemente y ella volvió a mirarlo.
-¿Hmm?
-Eres mi héroe –
le dijo Ben y bajó la cabeza para darle un beso ligero, apenas un suave roce en
los labios para confortarla y demostrarle lo mucho que le gustaba.
Lindooooooooo Ben!! Gracias Nata por este nuevo capítulo, me ha encantado! :)
ResponderEliminarQue lindos, que lindos, que lindos, que lindos, que lindoooos!!!!! Estoy enamorada de estos dos<3 Les echaba de menos ¿y encima me vienen con esto? Es mejor de lo que me esperaba y estoy encantada, no hay nada que no me guste de este capítulo jajajaja
ResponderEliminarA ver que pasa luego, esperando más con ansia.
Gracias Nata por escribir esta historia jejejeje
Oooooooh, m encanta!!!
ResponderEliminarQuiero maaaaas jijiji
Muchos besitos