Pequeña Leona 29°

Leo se sentía dividida entre el enfado y el deseo de saber, respiró profundo, escuchó los movimientos de Bastian y lo imaginó allí sentado, escuchó a su madre decir que los dejarían solos y las protestas de sus hermanos que no querían perderse aquel espectáculo.

Escuchó las puertas de sus habitaciones cerrarse y se preguntó si Bastian sabría que en esa casa era imposible no escuchar lo que se decía en otra estancia.

Él empezó a hablar y ella se sentó en el suelo, lo imaginó del otro lado y aunque la puerta que los separaba era delgada, ella sintió que tenía las dimensiones de un abismo.

-Cuando mi padre me llevó a su casa me sentí perdido, mi madre ya no estaba en este mundo, todo era nuevo para mí y en aquel lugar no me querían. No necesitaba ser muy agudo para saberlo, era bastante sensible así que percibí la hostilidad de mis hermanos mayores y de la familia Cavendish en general, yo era un intruso….creo que hasta para mi padre era más una carga que otra cosa. Las peleas no tardaron en llegar….- contó y se detuvo un momento, era extraño estar contando aquello, no recordaba haberlo hecho antes y ahora estaba diciéndoselo a una puerta.

Leo sintió el corazón estrujado por aquel niño, imaginó la sensación de desamparo y soledad de Bastian, luego sacudió la cabeza, ese niño ya no existía, no podía compadecerse de él.

Cavendish siguió su monólogo.

-Peleábamos con mis hermanos todo el día…finalmente mi padre decidió que lo mejor era enviarme a un internado en el extranjero, se deshacía de mí y al mismo tiempo me daba una excelente educación para no sentir cargo de consciencia. Si lo pienso ahora, no fue tan mala idea, aprendí muchas cosas, entre ellas a pelear. Yo era inteligente pero me metía en problemas constantemente, lo hacía a propósito, quería molestar a mi padre, aún así no fue una etapa tan mala y la superé. Regresé un tiempo durante mi adolescencia y nada había mejorado, muy por el contario, mis hermanos me veían como una amenaza a su herencia…

Volvieron a exiliarme, me tocó ir a la Universidad, una vez más en el extranjero bajo el pretexto de buscar la excelencia, me mandaban dinero, más que suficiente pero no se interesaban mucho en mí.

Durante los primeros años, no estoy orgulloso de ello, hice lo que esperaban que hiciera, gasté dinero, perdí el tiempo. Habían decidido que era malo antes de conocerme y me habían despreciado, así que pensé en demostrarles cuan malo podía ser…pero fue una etapa breve, luego me salvó el recuerdo de mi madre. Ella no merecía que su hijo fuera un desastre, ella había esperado lo mejor de mí, así que recuperé el sentido común. Me puse a estudiar en serio, aunque ya sabes lo que dicen “hazte la fama y échate a dormir”, yo ya era la oveja negra para todos. Fue entonces cuando empecé a hacer doble vida, era un estudiante modelo y me esforzaba mucho en mis estudios, quería entender aquello que mi padre y hermanos valoraban tanto, y por otro lado cada tanto aparecía en fiestas o alguna cita que pudiera ponerme en revistas de chimentos

Lo creyeron y aceptaron sin dudar, su contacto conmigo era un cheque mensual que yo despilfarraba porque trabajaba medio tiempo para costear mis gastos y estaba becado en la Universidad, no me gustaba ese dinero, no lo necesitaba…- dijo y casi creyó oír un bufido del otro lado.

Leonora entendía porque el joven Bastian había actuado así, sin embargo tirar dinero nunca era algo que le pareciera justificado, no cuando costaba tanto ganarlo, claro que a ella nunca la habían reducido a una cifra monetaria.

 Aún así, era el Bastian adulto con quien estaba enfadada, era él quien la había engañado.

-Supongo que no te agrada nada de lo que estoy contando, ¿verdad , Leoncito? Pero estoy siendo honesto, un poco tarde quizás, pero no es algo que ande contando por ahí, eres la primera persona a quien le cuento todo, tenlo en cuenta. Los años pasaron, me gradué, trabajé y pensé que mi lugar estaba lejos de aquí, volvía ocasionalmente, retrasándolo todo lo que podía. Alguna que otra reunión familiar cada tanto, sólo para guardar apariencias y en las que todos nos sentíamos incómodos, de hecho más que incómodo me sentía asfixiado hasta que volvía a marcharme. No era mi idea regresar y menos aún incorporarme a la empresa familiar.

-¿Por qué volvió? – preguntó Leonora sin poder contenerse, se tapó la boca con la mano pero ya era tarde. Bastian sabía la frágil posición en la que estaba, también sabía que ella no volvería a hablar, así que se conformó con aquella muestra de interés y siguió contando.

-Volví porque me enteré que algo andaba mal con la compañía, escuché rumores que me preocuparon, manipulación de acciones y contratos arreglados que podrían terminar llevándola a la quiebra. Y todo esto estaba sucediendo desde adentro, quise saber qué sucedía…- explicó.

La chica quiso preguntar si él había vuelto a ayudar o a vengarse, pero prefería escuchar lo que él le diría.

Después de un instante de silencio, Bastian prosiguió.

-Quería ver por mí mismo qué tan mala era la situación, y sobre todo descubrir qué tan involucrados estaban mis hermanos en las maniobras fraudulentas. Por si te lo preguntas no lo estaban,  sólo el mayor ha recibido algo de dinero en algunas transacciones, pero  no está buscando llevar a la quiebra a la empresa. Sin embargo, hay miembros de la junta directiva que si están tras eso, y quiero evitarlo, Leonora. Quiero salvar esa empresa, para mi familia siempre fue más importante que yo, y debo admitir que han dejado su vida trabajando en ello, creí que algo que valía tanto no podía perderse. Si algo que ha sido más valioso que los lazos sanguíneos se perdía, sentí que sería un gran desperdicio. Quizás también había algo de soberbia en mis acciones, es posible, me despreciaron por miedo a que se las quitara, tal vez quería demostrarles que podía ser quien la salvara…no estoy seguro.

Y ésta es la única manera en que podía actuar, no me dejarían intervenir directamente, no confiarían en mí ni me creerían, es una historia complicada, como lo ves. Y siendo el Bastian irresponsable y superficial, tenía cierta impunidad para actuar e investigar que de otra forma no tendría.

Mi padre me había llamado en varias ocasiones para que me uniera a la empresa, temiendo que siguiera gastando su dinero y arruinando la reputación familiar, así que finalmente acepté.

Y apareciste tú, no estabas en mis planes, contrariamente a lo que piensas no te contraté con un plan preconcebido. Si necesitaba una secretaria, pero no te elegí por “tus faltas de calificaciones” como diste a entender en nuestro último encuentro. Es mucho más simple, no pude evitarlo, estabas tan entusiasmada, tan dispuesta a trabajar. Jamás había conocido a una mujer como tú, Leoncito. Si te hubieras visto ese día, lo entenderías.- dijo cálidamente y Leonora del otro lado de la puerta no supo qué pensar.

Aquel día ella se había sentido bastante insegura frente a las demás candidatas, aunque estaba decidida a conseguir el trabajo porque lo necesitaba mucho. De los nervios, apenas si recordaba que había dicho ese día, sólo había sido sincera sobre sus falencias para el puesto pero había remarcado su disposición a dar lo mejor de sí.

No terminaba de entender qué había visto Bastian Cavendish en ella aquel día, pero la aliviaba saber que no la había contratado creyendo que era ineficiente, “una mala secretaria para un mal jefe” o algo así.

Así que terminaste involucrada sin que lo quisiera, y tampoco estaba en mis planes enamorarme de ti, pero lo hice. Te lo dije pero supongo que no me creíste, y que sigues sin creerme, pero a pesar de todo lo que oculté, lo que siento por ti es real. Así de arrolladora como eras en el trabajo y en tu determinación para que yo no fuera un desastre te ibas adentrando en mi corazón.

 Además de alguna forma sentí que nos parecíamos, también eres una mentirosa…¿lo sabes?- hizo una pausa por si ella protestaba, pero como no tuvo respuesta  siguió- Andas por el mundo  con esa máscara de Chica Superpoderosa, trabajas sin parar, das el  mil por ciento en todo lo que haces y a pesar de todos los gruñidos estás allí cuidando de los tuyos . Quise ser tu apoyo, deseé poder ayudarte, protegerte, pero no dejas que nadie se acerque. Así que tuve que hacer todas las trampas que pude.

Sé que te sientes engañada, Leonora, pero te mencioné que después de la reunión de Directivos volveríamos a hablar de nosotros. Voy a revelar todo allí y desenmascarar a los corruptos y sus planes. Entonces, iba a confesarte todo, iba a explicarte y pedirte que te quedes a mi lado.

Pero todo lo que podía salir mal, salió mal… y aquí estamos.

No sé qué más decirte para que abras esa puerta, Leoncito. Juro que me contengo para no echarla abajo, pero considero que te lo debo. Hay un par de cosas más que quiero decir antes de irme,  hubo mujeres en mi vida, pero no soy un mujeriego. Cuando dije que eras la primera que estaba en mi casa, era cierto, eres la primera en muchas cosas, incluso la primer mujer que amo.

Me iré por hoy, Leonora, sé que necesitas tiempo para pensar, pero cuando me llames vendré inmediatamente…

Es tu turno ahora, Leoncito, tú decides – finalizó él y ella pudo percibir el sonido de cómo se ponía en pie. Iba a marcharse, por un lado quería detenerlo, pero por otro, seguía muy confundida, tanto su cabeza como su corazón. Ciertamente necesitaba tiempo para ordenar todo y decidir.

Percibió que él esperaba de pie unos minutos, luego escuchó abrirse las puertas de las demás habitaciones, sintió los pasos de su madre y que saludaba a Bastian.

Tras un breve momento, comprendió que él se había ido.