sábado, 19 de abril de 2014

Becaria Pueblerina 13


Se hallaba delante de la nevera, mirando que es lo que iba a preparar para cenar, cuando una vez más el sonido de su teléfono volvió a interrumpir sus actividades.

 Soltando un suspiro, cerró la puerta y se dirigió con andar tranquilo al comedor. En donde su teléfono bailaba encima de la mesa de café. Al tiempo que lo cogía y descolgaba, dejaba caer su cuerpo al mullido sofá.


– ¿Diga?

– ¡Hola!–Saludó Lucas totalmente feliz-. ¿Cómo te va todo pequeña?

El rostro de la chica se iluminó.

–Mira que llegas a ser pesado -Sonrió en broma-. ¿Qué es lo que quieres saber?

– ¿De verdad me lo vas a contar todo?–Soltó extasiado y sorprendido.

–Ni en tus mejores sueños –Se rió de él-. ¿Estás solo?

–Por increíble que parezca… Sí –rió–. Y veo, que tú también lo estás–Soltó intuitivo.

–Por poco rato –Rió–. Se acerca la hora de cenar. Y créeme, que Sebastián no tiene muy buena opinión de ti en estos momentos.

–Déjalo que se coma un poco la cabeza –Volvió a reírse por la situación.

–Ya sabe que estás casado, y que eres mi amigo –Le explicó con pesar.

–Entonces, creo que ya es momento para presentar mi plan.

– ¿Momento? ¿Plan?–Sonaron campanas de alarma en su cabeza al tiempo que se medio incorporaba del sofá–. Ni se os ocurra hacer ninguna tontería de las vuestras.

–Tú no tienes nada de qué preocuparte–Le indicó con voz dulce su amigo.

Karolaine comenzaba a mover su cabeza de forma negativa.

–Lucas, dejaros de tonterías–Pidió en súplica–. Yo estoy muy bien como estoy. No quiero acabar en un caos, como todos vosotros.

– ¡Vaya!–Se rió a carcajadas–. Veo, que al menos Thom consiguió influir un poquito en ti.

–Prométeme qué no vas hacer nada –Sus ojos brillaban con cierto asomo a las lágrimas que querían salir.

–Eso no puede hacerlo… Tú misma, eres la que ha ido en busca de su destino, por mucho que no quieras verlo.

– ¡No sigas!–Le exclamó completamente alarmada.

–Afrontarlo Karolaine –Su voz era pausada y distante–. Ha llegado el momento de la verdad. Y sólo te pido que confíes en mí. Sé lo que hago. Soy hombre, y se lo que le ocurre a Sebastián.

–No es verdad–Las lágrimas ya resbalaban por su suave rostro.

–Pequeña… No quiero que me llores por tristeza, ni que tampoco te me escondas. Demuestra que eres  una más del edificio XIV –Soltó con burla, logrando que ella riera–. Saca a relucir todo lo que te ha enseñado Susan, y  las demás chicas.

–Eso, es muy fácil decirlo Lucas… Pero, sigo poniéndome nerviosa cuando lo tengo a el delante… Aún me viene su cuerpo desnudo.

– ¡Su cuerpo desnudo!–Exclamó sorprendido al momento.

– ¡Maldita sea!–Se enfadó consigo misma–. No ocurrió nada del otro mundo. Sólo que entré al dormitorio, y lo hallé desnudo por sorpresa.

– ¡Ups!–Se rió Lucas.

–Y ese encuentro, es el culpable de que Sebastián me ve aún como una adolescente. No me supe comportar. Me puse roja como un tomate y completamente nerviosa… Fue un gran desastre. Mi actuación de chica libre y conocedora de la vida, se fue en unos segundos al garete.

–Tranquila cielo, esa imagen la volverás a recuperar con mi plan –Habló con tono convencido.

– ¡Dios! ¿Por qué me está dando tanto miedo al escuchar esas palabras tuyas?–Soltó con un gran lamento.

–No me seas como Thom…

– ¡Eso, es porque el ve todo lo que vas hacer como una completa locura!

– ¡Tú sí que dices tonterías ahora!–Se rió el hombre.

– ¿Y se puede saber por qué tengo que hacer caso?–Preguntó un tanto desconfiada–. ¿Dónde están las chicas?

–Apoyándonos a nuestras ideas y preocupadas, porque no les coges el teléfono–Suspiró él.

–No tendría que hablarles, después de lo que han hecho con mi ropa–Protestó.

–Eso, lo han hecho por tu bien–Sonrió divertido.

–Os tendréis que haber reído de mí un montón –Dijo con cierto puchero.

–Un poco, sabiendo cómo eres de pura –Soltó con gran sinceridad.

– ¡Estáis todos como una maldita Cabra!–No pudo evitar sonreír.

–Bueno, simplemente te voy a informar de que recibirás una visita sorpresa–Cambió completamente de tema, consiguiendo confundir a la joven.

– ¿Una visita?–No comprendía–. ¿Aquí en  Nueva York?–Aún entendía menos.

–Sí, y deberás acatar sus órdenes.

Ésta comenzaba a fruncir el ceño con gran temor.

– ¿Pero quien es? ¡Cómo voy hacerle caso, sino me dices quien es!

–Lo conoces, y confías en él–Rió Lucas-. Ha aceptado participar y en ayudarte a solucionar tu futuro.

–Ahora, si que me estás asustando–Lo dijo con gran sinceridad.

–No debes temer a nada.  Demuestra que eres valiente… Y hazme el favor de llamar a las chicas.

–Ahora sí que tengo más dudas, de sí es correcto llamarlas.

–Llámalas –Acató en una orden–. Obviamente que no estas avanzando, necesitas de los consejos de ellas.

– ¿Avanzar? ¡Desde luego, que no vivimos en la misma onda! Y estoy segura, que Thom no sabe nada de esta llamada, ni que tampoco le informareis de esos consejos.

–Chica lista–Admitió él.

–Dios, porque os habéis cruzado en mi camino –Soltó en un suspiro–. Te cuelgo, que creo que llega Sebastián.

–Si quieres, mientras haces la cena yo te entretengo a Sebastián–Bromeó sabiendo, que simplemente sacaría un poco más de quicio a la chica.

– ¡Quieres dejarme con tus tonterías!–Le chilló molesta, al tiempo que le colgaba, pero escuchando como éste se reía a carcajada limpia– ¡Idiota!–Le insultó al teléfono.

– ¿Acabo de llegar y ya me estás insultando?–Le habló Sebastián a su espalda, provocándole que diera un pequeño brinco.

– ¡OH!–Se giró a mirarlo un tanto nerviosa, por si había escuchado algo de la conversación telefónica–. No era para ti ese insulto… Aunque igualmente, te queda como el guante –Soltó con cierta altivez, al tiempo que pasaba por su lado y entraba en la cocina.

– ¿Y para quien era?–Preguntó  él, siguiéndola a aquella estancia.

–Paso de responderte –Lo miró por encima del hombro un segundo, antes de abrir nuevamente la nevera.

–Creía que nos llevábamos bien –Juntó las cejas un poco al ver su actitud.

–Y yo creía, que ya no iba a tener que llamar a la perrera –Le respondió con sumo sarcasmo, sabiendo que lo enfuscaría un poco más.

–Siempre que me tratas con tan mal carácter, es porque hablaste con tú amigo el casado –Pronunció diferente la última palabra.

– ¿Te molesta que algunos hombres crean en el matrimonio?–Se rió haciéndose la tonta.

–Me molesta, que no sepan ver el significado de esa palabra –Masculló aun con las cejas fruncidas.

– ¿Y tú lo conoces bien?–Preguntó divertida–. Me pregunto que secretos guardará esa agenda negra.

–Mi conciencia está bien tranquila, nunca engañé a ninguna mujer con otra –Se apoyó en el quicio de la puerta.

–Sabes, que mi pregunta no iba por ahí –sonrió Karolaine, al tiempo que sacaba un frasco con pasta de fideos hervida, para preparar un plato de buen caldo.

–Y tú sabes, que aún no me has respondido –La seguía atentamente con la mirada, sin darse cuenta que con ello la ponía nerviosa.

–Ya ni me acuerdo qué me preguntaste –Le dijo, al tiempo que ponía un poco de caldo guardado en la nevera a hervir.

– ¿Te estás divirtiendo verdad, enana?

–No sé qué puede tener tan divertido, el preparar la cena Sebas –Se acercó a la nevera, sin mirarlo a la cara. No quería que le viera la sonrisa, que reflejaba su rostro–. ¿Por cierto, no te interesa ducharte antes?

–Veo que es todo lo que voy a obtener–Aceptó con cierto resignamiento–. ¿De cuánto tiempo dispongo, para ponerme cómodo?

–Eso significa, que no has planeado ninguna cita nocturna con alguna chica de tu agenda negra–Soltó con tono de fastidio, aunque por dentro estaba brincando–. Tú mismo – Rió, al tiempo que ponía en el mármol, una lata de espárragos y quesos envueltos en papel de celofán–. Te me vas a oxidar Sebastián.

– ¡Dios!–Gruñó al tiempo que alzaba la vista–. No me empieces con tales estupideces nuevamente. Me voy a duchar… ¿Por cierto, ha llamado tu Hermano?

–Sí –Rió–. Ha dejado un mensaje en el contestador, si quieres escucharlo… No lo borré.

– ¿Qué dice?

–Que están bien, pero que por el momento están esperando resultados de unas pruebas –Se alzó de hombros–. En resumen, que no nos molestemos en llamarlos.

–Muy bien –Suspiró, al tiempo que se dirigía a los dormitorios–. Dame quince minutos y estaré listo para cenar.

                                                    ***

Acababa de poner los quesos y el pan en la mesa, cuando nuevamente la volvían a molestar con el móvil. ¿Quién sería? ¿Lo cogía? Removió un poco la sopa, y se acercó un tanto temerosa al aparato.

¡Susan! Reflejaba su pantalla en parpadeo ¡Y ahora qué! No creía que fuera el momento adecuado, para vete a saber qué tipo de conversación. Mejor  la ignoraba. Seguro que la culpa la tenía Lucas.

Pero justo volvía a entrar en la cocina  y se ponía preparar los espárragos blancos, que escuchaba la voz de Sebastián proveniente del comedor.

– ¡Está sonado tu móvil!–La aviso alzando la voz.

– ¡Lo sé!–Se asomó por la puerta–. Después de cenar llamaré a la…–Se calló de repente, al hallarse en el comedor al hombre vestido con una pequeña toalla en la cintura, y otra alrededor de su cuello. Y prestándole suma atención al pequeño aparato.

¡Dios! Al momento notó como sus mejillas adquirían color, por aquella visión y por el recuerdo que le abordaba. Suerte, que él no veía su expresión, si no volvería a reírse de ella por su notoria virginidad.

 Dio media vuelta sin hacer ruido, y entró en la cocina a refrescarse la cara con un poco de agua. Pero su paz no duró nada.

–Toma enana…–Sonó su grave voz a su espalda, provocándole un pequeño ataque de hipo por el susto, al no haber escuchado que el hombre había ido hasta allí–. Es tu amiga Susan –le dio el aparato, sin dejar de observar atentamente su extraño comportamiento. No entendía el por qué, no se giraba a mirarlo. Si no que le tendía la mano a ciegas, dándole completamente la espalda y mirando con sumo interés aquel dichoso plato, al tiempo que intentaba evitar el sonido de hipo que le venía–.  ¿Te ocurre algo?

– ¿Qué?–Preguntó un tanto exaltada, y votando por otro nuevo ataque de hipo, al tiempo que movía los dedos tanteando su teléfono–. No, nada…

– ¿Estás segura?–Volvió a preguntar con una sonrisa, al ver el ataque de hipo de la joven. Aquello solo podía significar qué estaba nerviosa por algo. Y tenía una vaga idea.

–Sí, sólo que te decía que la iba a llamar cuando acabara de cenar.

–Lo siento–Se alzó de hombros–. Me acerqué a él, por la curiosidad de sí era  tú amigo Lucas.  Me voy a vestir, ya te dejo tranquila con tu amiga  –Le guiñó un ojo divertido, al ver por fin que se hallaba incómoda por su presencia al ir vestido con una simple y pequeña toalla en su cintura–. No quiero incomodarte más tiempo, por estar desnudo delante de ti. Qué torpeza la mía.

–Idiota –Masculló por lo bajo, colocándose ya el teléfono en el oído.

– ¡Esa boca!–La amenazó él a grito –. Te la tendré que lavar al final con jabón–sonrió sexy–, ojo no lo haga ahora por tal como voy vestido –Soltó antes, de desaparecer de la cocina.

Aquello, logró que su temperatura facial aumentara veloz.

–Dime pesada –Habló soltando un suspiro, y moviendo los dedos de las manos para calmar su estado nervioso.

– ¡Wau!–Exclamó Susan–. Por mi, podéis seguir hablando. La cosa estaba muy interesante, me teníais en gran suspense.

– ¿Qué?–Preguntó confusa.

–Me hallo a kilómetros de distancia,  y desde aquí he podido notar vuestra tensión sexual –Informó feliz y sonriente.

– ¡Tú estás majareta!–Le gritó aún histérica–. Y si no te cojo el teléfono, te esperas a que te llame. Pero no vuelvas a insistir.

–Mmm… Me niego a cumplir esa orden–Se  rió–. Es muy divertido, tratar de averiguar qué está ocurriendo en ese momento a tu alrededor.


– ¡Al manicomio! Ahí es donde tú marido Zack, va a tener que ir a visitarte  en cuanto yo vuelva y te meta en uno de una patada…–Amenazó enfadada.

5 comentarios:

  1. Quiero que aparezca Matt en escena y le de dolores de cabezas a Sebas!! Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!
    Gracias brujis por otro capi.....!! Y quiero más que con esta me tienes hace años!!! besossssssssss

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    1. Quiero, quiero y quiero.... Eso me sonó a Escribe, escribe y escribe.... Que te quiero.

      jajajjajajajaja

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  2. si por favor màs!!!!....es hora de que tengamos un desenlace para ese par de historias de amor!!!

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    1. endemoniada!!!! jajajajajaja

      Sabía que saldrías con ésta novela, tranquila que éste mismo año acaba el sufrimiento de Karolaine.

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  3. yo también te quiero!!!!....jajajjajaja

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