Mientras el auto
de la familia la llevaba de regreso a su casa, Lena recordó las palabras de la
madre de Benedict sobre que él no llevaba mucha gente allí
Era extraño,
siempre lo había visto como un chico muy popular y rodeado de gente, pero ahora
que lo pensaba bien, no parecía ser muy cercano a ninguno. Es decir, todos le
hablaban, lo saludaban, contaban con él, pero también estaba el Benedict que se
escabullía en la sala de música para tocar el piano o que estaba lo suficientemente
libre para andar tras ella husmeando en su vida.
Al día siguiente
, en la escuela, se dedicó a observarlo
más detenidamente y notó que la perfección de él, su actividad como
delegado y aquella amabilidad que tenía para tratar a todos, también era un
escudo que ponía cierta distancia.
En un momento,
Ben la pilló cuando lo espiaba desde la ventana del primer piso. Él estaba en
el patio supervisando unas actividades de jardinería y al verla la saludó con
la mano. Helena le devolvió el saludo tímidamente, avergonzada de verse
atrapada en aquel momento.
Fue devuelta a
la realidad por alguien que pasó y la golpeó accidentalmente en el hombro, al
girarse vio que era aquella chica rubia que pertenecía al grupo de amigos de
Ben, la miró con tanta hostilidad que Lena sospecho que el golpe no había sido
accidental. Aún así lo dejó pasar.
“Aléjate de los
problemas y gradúate” se dijo a sí misma y fue a buscar algún lugar donde
refugiarse y estar tranquila.
Después de todo
lo que había vivido se suponía que tuviera cierto tipo de intuición para los
problemas, se suponía que debía verlos venir, pero no fue así.
Y dos días
después todo se desató como una tormenta repentina sin que ella supiera de
donde había venido y por qué se abatía sobre ella.
Lena sentía que
estaba en una mala película, acaban de terminar la clase de Geografía y estaban
a punto de salir al recreo, cuando la rubia empezó a acusarla de robarle su
teléfono celular.
-Estás loca- le
dijo Lena mientras intentaba calmarse, sabía que si aquello se hacía más grande
ella sería la principal perjudicada.
-Ella tiene mi
celular, la vi tomarlo…..- acusó la chica y en el pequeño grupo de compañeros
que estaban presentes se levantó un
murmullo acusatorio.
-Yo no soy una
ladrona, búscalo, lo has de haber perdido – respondió ella respirando con
fuerza. Podía ver como Lorena, tal era el nombre de su acusadora, se veía
rodeada y apoyada por sus amigos. Al menos tenía que agradecer que Benedict no
estuviera presente para presenciar aquello
-Si eres
inocente, déjame ver tu mochila.- pidió la chica sonando compungida, pero ella
no se tragaba si actuación. No tenía por qué soportar aquello.
-No lo haré.-
dijo Lena y se puso la mochila al hombro.
-¡Ven! No quiere
mostrar su mochila, ella lo tiene.- acusó al chica nuevamente.
-Llamemos al
profesor – dijo alguien y Lena empezó a marcharse, que la detuvieran si podían.
-No es necesario
– dijo alguien desde la puerta y la voz de ben detuvo los murmullos. Lena casi se
estrello contra él mientras iba de salida.
-Me voy…-susurró
ella.
-No. Y no me
pegues – dijo él quien en un rápido movimiento le quitó la mochila, la lanzó
hacia los demás y atrapó a Helena entre sus brazos girándola hacia los demás.
-Suéltame—siseó ella
enfurecida por aquello, pero debió imagina que no podía confiar en él.
-Revisen la
mochila- dijo él y ella se retorció tratando de escapar, pero Benedict era
fuerte y para librarse de él tendría que lanzarlo al suelo haciendo que el
circo se hiciera más grande.
-Gracias, Benedict
– susurró la rubia sonriendo.
-Pero si no está
allí, deberás disculparte – dijo él y su voz sonó dura.
Una de las
amigas de Lorena se apresuró a volcar el contenido del bolso de Lena en la
mesa. Sólo tenía un libro, el cuadernillo, sus útiles escolares y su propio
teléfono. Nada más.
-No está…- dijo
la rubia confundida y Ben aflojó el agarre
sobre Helena para dejarla ir a recoger sus cosas.
-Ahora muéstranos
tu mochila, Lorena – dijo en para sorpresa de todos.
-¿Qué? –
preguntó extrañada
-Lo justo es
justo, acabas de acusar a alguien, así que mejor dejar todo claro – dijo él.
-No creo que sea
necesario…-dijo ella Y ben sonrió, pero era una sonrisa carente de humor.
-¿Lo haces tú o
lo hago yo Lorena? – dijo y la chica abrió su mochila de malagana.
-De acuerdo….pero
yo soy la víctima aquí…-insistió y volcó el contenido de su mochila para que
los demás lo vieran. Y allí entre sus útiles, libros y maquillajes estaba el
teléfono que decía haber perdido.
-¿Ése es tu
teléfono? ¿Verdad? – preguntó Ben.
-Sí…-medio
susurró ella ruborizada por los comentarios de los demás que de pronto se
habían vuelto en su contra.
-Entonces , creo
que debes una disculpa, ¿no? – preguntó y se cruzó de brazos para reforzar su
punto.
-Yo..yo…
-No hace falta –
sentenció Helena y salió del aula. Los demás comenzaron a dispersarse, el
espectáculo había acabado.
- Helena, espera
– la llamó Ben y fue tras ella pero Lorena lo detuvo agarrándolo de la manga.
-¿Por qué es
ella, Ben? – le preguntó y lastimosamente el chico descubrió que
involuntariamente él había sido la causa de aquel ataque. Se sacudió el agarre
de la chica y contestó con sinceridad.
-Porque ella
jamás haría algo como lo que acabas de hacer tú – dijo y se marchó a buscar a
Lena.
Helena corría
sin saber muy bien a donde iba, las lágrimas le nublaban la visión, estaba
cansada de todo aquello, era demasiado injusto, aquel momento le había traído
amargos recuerdos del pasado. Casi sin darse cuenta salió afuera y corrió hacia
el jardín, iba a cruzar el muro y escaparse de aquel lugar, ya era más de lo
que podía soportar.
-Helena, detente
– llegó una voz detrás de ella y Ben la tomó de un brazo, con fuerza y agilidad
ella se deshizo de su agarre en un segundo.
-¡Vaya eso fue
rápido!
-¿Por qué
viniste detrás de mí Benedict?
-Por empezar,
porque no tengo idea por qué estás escapando. Si alguien debe sentirse
avergonzada e irse es ella, no tú. Fue ella quien metió el celular en tu
mochila para inculparte…
-¿Qué? ¿Ella
metió el teléfono en mi mochila? ¿Entonces cómo….? – preguntó confundida y luego
recordó cuando él hizo que ambas mostraran sus pertenencias-¡Tú! Tú lo sabías…-dijo
con tono acusatorio.
-Sí, la vi en el
recreo anterior. Así que lo quité de tu mochila y lo devolvía la suya- dijo él.
-¿Dejaste que se
montara todo ese show? ¿Se supone que tengo que agradecerlo?
-El show era
para ella, pensé que era una buena manera de que aprendiera la lección y dejara
de meterse contigo.
-¿Entonces te
pusiste de mi lado porque la viste? Por eso sabías que era inocente…-dijo y
sonaba terriblemente dolida. Benedict suspiró, nada estaba saliendo como él
esperaba.
-Hubiera creído
en ti de todas maneras, sé qué clase de persona eres Helena. De hecho tu
primera vez robando estaba contigo, ¿recuerdas? Y discúlpame, pero eres bastante
mala para ello, así que creo que lo de la manzana fue debut y despedida de tu
carrera delictiva. Tampoco eres apegada a los teléfonos celulares, de hecho
casi ni usas el tuyo. Desde que tienes mi número sólo me has enviado un mensaje
para que cumpliera con mi parte del trato, ni siquiera para saber cómo estaba,
ni nada de eso…- soltó él.
-¿De verdad? –
preguntó ella con los ojos aún llenos de lágrimas- ¿De verdad crees en mí?
-Sí, y no creo
que debas salir corriendo . ¿Por qué peleas siempre conmigo y no puedes hacerlo
con los demás?
-Es una larga
historia…¿quieres escucharla? – preguntó ella y él asintió. Entendía lo
trascendental de aquel momento, se había ganado la confianza de ella
Helena se
dirigió a un rincón tras los arbustos y se sentó, Ben la imitó.
-Fue hace tres
años…-empezó ella y él guardó silencio porque no quería que nada la perturbara- cuando iba a mi otra
escuela, me había olvidado algo en el aula así que fui a buscarlo y encontré a
mi mejor amiga siendo manoseada por nuestro profesor, así que lo golpeé.
-Bien por ti-
dijo él porque no pudo evitarlo y ella medio esbozó una sonrisa.
-Bueno, la cuestión
es que dijo que yo lo ataque, que estaba loca con lo de las artes marciales y
eso y que me había enfadado por una mala nota. Era su palabra contra la mía,
así que…
-Pero tu amiga
sabía la verdad- dijo Ben e inmediatamente adivinó lo que ella diría a
continuación.
-Ella mintió, le
daba mucha vergüenza que se supiera lo que había sucedido, así que dijo que yo
mentía. Dos contra uno, me echaron de la escuela por agredir a un profesor.-
finalizó ella sencillamente aunque él sabía lo que eso le dolía.
-¿Nadie te
defendió? ¿Nadie hizo nada? – preguntó enfadado.
-Mi padre y mi
hermano me creyeron pero tampoco servía
de nada, la escuela estaba más interesada en ocultar la verdad a que saliera a
la luz. Preferían un caso de alumna violenta a uno de un profesor abusador…
-¡Diablos! –
protestó Ben y en su cabeza se empezaron a juntar las piezas.
-¿Tres años? Fue
entonces cuando dejaste las artes marciales, ¿verdad?- Y ella asintió.
-Sí, estaba
enfadada, con todo y con todos. De hecho en la segunda escuela me echaron
porque me metía en peleas constantemente, estaba tan enojada por la injusticia
que reaccionaba ante cualquier provocación. Así que tras varios incidentes
terminaron echándome también- dijo ella.
-Y luego viniste
aquí...
-Mi mala fama me
precedía, así que no tuve que hacer mucho, sólo quería pasar desapercibida y
terminar la secundaria sin más complicaciones, así podría conseguir un trabajo
o algo, eso es todo…
-¿El profesor
era de matemáticas? – preguntó él y ella lo miró asombrada.
-¿Cómo sabes?
-Porque no te
gusta esa materia, no haces los ejercicios aunque entiendes perfectamente…y
supongo que las chicas de las que nos escondimos el otro día , eran de tu otra
escuela.
-Era ella…- dijo
Helena y Ben entendió que hablaba de su ex amiga. Ahora el rompecabezas estaba
completo. Ya sabía por qué ella no confiaba en la gente y le costaba tanto
dejarlo acercarse. Su madre que la había abandonado, su hermano que le traía
complicaciones, la traición de su mejor amiga y de los adultos en los que no
podía creer, era natural que fuera como era. La gente más cercana a ella era quien
más la lastimaba. Y sin embargo , era una chica increíble.
-Gracias, por
contarme – dijo él.
-Ahora lo sabes
todo, Benedict Cole, ya está, no hay más secretos…- dijo con un suspiro como si
estuviera agotada de aquel tire y afloje que tenían los dos.
-Yo aún tengo
uno- dijo él y ella lo miró – Soy adoptado. Ahora sí, ya sabes mi más oscuro
secreto Helena Wilde, lo justo es justo – le dijo con una sonrisa triste.
Si si si, ya se sabe todo. Ahora a relacionarse. Que linda pareja. Me gusta mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias. Besos
Ahí va, eso si que es una bomba¡¡ es adoptado!¡
ResponderEliminarMe encantó capi. Muchas gracias, esto...... quiero mas
Me encanta la imagen final...¡estan idónea! Y q fuerte el pasado de ella, y que los de la escuela no hicieran nada por echar a un profesor así.
ResponderEliminarUn buen capiii como de costumbre jijiji
Besoos.
Me encantó el capítulo y quiero más. Ufff, los secretos de cada uno develados, ya quiero ver cómo continuará esto. Me encanta que primero venga la confianza (ya se necesitan, confían el uno en el otro... a nada de enamorarse y reconocerlo jeje).
ResponderEliminarAbrazos!!
Me encanta, hubiera dado mucho por un Benedict hace algunos añitos en el cole ;p. Una muy libda historia, gracias
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