jueves, 13 de junio de 2013

Becaria Pueblerina 1



Abarcó con la mirada, un rápido repaso a su dormitorio por si se dejaba olvidada alguna cosa que fuera esencial, en llevar dentro de su maleta. Pero no veía nada, que fuera esencial llevárselo para pasar unos días en la fría ciudad de Nueva York.
No podía ocultarlo. Se hallaba completamente nerviosa, pues solo faltaban tres semanas para que llegara la navidad.

Aquel año, iban a ser diferentes. En vez de hacer sus vacaciones en fechas veraniegas como todos los de la oficina, ella había preferido reservarlas para aquellos días. Así, podría estar más tiempo con su hermano Derek. Se las merecía.
Necesitaba un gran descanso, después de vivir las aventuras más estresantes del amor, de la mano de sus amigas.
Había que señalar, que la boda de Marcus y Marta, no había llevado tantas sorpresas como la de Sabrina y Lucas. La boda estresante, fue la de pocos días antes de Susan y Zack.
 Había sido todo una sorpresa, el descubrir que Zack había atado para toda la vida en santo matrimonio a Susan, en sus mismas narices sin que ella se diera cuenta. Aún se reían un poco, cuando todas temían que iba a ser imposible que Susan, llegara algún día a sentar la cabeza. Y ahí estaba, orgullosa del bebé que llevaba en el vientre. Iba a ser la primera en formar familia, sin contar a Helen que ya iba en cabeza.
Hablando de familia, tenía que llamar a su hermano para informarle de la llegada de su avión. Desde que éste se había marchado hacía dos años a Nueva York, que solo se veían una o dos veces al año. Lo echaba mucho de menos.
 Que ganas de abrazarlo y poder pasar buenos momentos junto a él y su prometida.
 Su hermano, siempre había sido el que mejor la había conocido. Inclusive en sus sentimientos hacía su amigo. Aunque ahora mismo, dudaba si no la conocían mejor sus amigas.
 Iba a resultar un tanto divertido, el observar su actitud por el cambio que había obtenido en los últimos meses. Ropa diferente, maquillaje por primera vez y su peinado.
Además,  sin contar el cambio más importante. Pensó divertida. Ya no era la chica tímida de pueblo y todo, gracias a las chicas. Ellas, eran quienes le habían dado tantos consejos.
Como le gustaría, que Sebastián pudiera ver aquel gran cambio en ella.
 ¡No! ¿Qué hacía pensando en él? Se riñó con mucho enfado. Se había hecho la promesa así misma de olvidarle. Sebastián, era una causa perdida. Era el mejor amigo de su hermano, por lo tanto era mayor que ella. Y lo importante, siempre la había tratado con afecto de hermano.
 En conclusión, jamás la había visto como una mujer. Y de seguro, que no pensaba constantemente en ella. Sebastián era  atractivo e importante, siempre estaba en compañía de féminas preciosas con mucha más clase que ella. Como le indicaba su hermano con mucho pesar, sabiendo de sus sentimientos por él. 
Soltando un profundo suspiro y algo resignada, acabó de llevar la última maleta a la entrada del apartamento. Como les había prometido a las chicas, tenía que regresar  con algo de experiencia. Se iba a soltar la melena con algún americano guapo. Y aquello, es lo que iba hacer.
Al día siguiente, cogía el avión que la conduciría a una preciosa ciudad, donde poder dar largos paseos con la mente más abierta.
En verdad, no entendía porque se preocupaba por la noche de navidad. Él, no iba a estar allí. Hacía ya tiempo, que durante aquella fecha tan familiar, éste ponía distancia con ellos utilizando como pretexto alguna frívola fiesta.
Y además, su hermano ya le había informado que tampoco lo vería por aquellos días. Dado que éste se hallaba fuera del país por negocios.
En resumidas cuentas. Solo tenía que recordar lo que las chicas le habían dicho. Era joven, guapa y era el momento de disfrutar de los verdaderos placeres de la vida.
Era momento, para comenzar a conocer su lado más sensual. Entablar amistad con chicos y hombres, como si estuviera bailando un apasionado tango con ellos.
Y eso, es lo único que tenía que tener en mente. Ninguna distracción más.
De pronto, el interfono sonó tras su espalda causando que diera un pequeño brinco por el susto, al hallarse un tanto distraída con sus pensamientos. Frunciendo el ceño, se acercó averiguar quien podía ser.
-¿Sí? –Al segundo, su rostro se iluminó con una sonrisa-. Claro, subid chicas –Dijo abriendo la puerta de abajo y la de arriba a la vez.

***

Cuando el grupo de chicas entró al oscuro portal del edificio, lo hizo con cierta mirada conspiradora y sonrisa traviesa en los labios.
-Bien –se giró Susan hacia sus amigas antes de pulsar el botón del ascensor-, recordad que Marta debe ser la última en entrar, para que Karolaine no vea la maleta que lleva en sus manos.
Todas asintieron con la cabeza completamente seguras, menos Helen que no paraba de retorcer sus manos, con cierta mueca de inseguridad en el rostro.
-¿Estamos seguras de lo que vamos hacerle? –Preguntó mirando a todas con un poco de miedo.
-Sí –Respondió Susan escueta con un pequeño bufido, porque comenzaran aparecer dudas en el grupo.
-Solo estamos dándole otro pequeño empujón –Intentó excusar con cierta convicción Sabrina-. Sabes que lo necesita y se lo merece.
-Se nota, que Thom comienza a influenciar en ti. Ahora que estas sensible por culpa del embarazo –Gruñó Clarise con cierta mueca.
-¿Perdona? –Preguntó Helen en un siseo y mirada entrecerrada.
-No te hagas la tonta, sabes de lo que hablo –Volteó Clarise los ojos.
-¿Qué tiene que ver mi marido con mis dudas? –Puso los brazos en jarra.
-Chicas, no es momento de empezar una discusión –Señaló Sabrina, dando un paso al frente para ponerse en medio de las dos mujeres.
-Venga Helen –intervino aquella vez Marta-, sabes de sobras que Thom es el único protector de Karolaine.
-Eso ya lo sé –Gruñó la mujer con cierto fastidio, cruzándose de brazos-. Pero no significa, que vaya a influenciar sobre mí todo el rato.
Protestó algo indignada.
-Vale –Suspiró Clarise-. Pido disculpas por mi comentario puntilloso. No tenía que dudar de ti.
Helen se quedó unos momentos callada, perdida en sus pensamientos.
-No pasa nada –Sonrió-. Yo solo dudo por la parte del tiempo –Se alzó de hombros-. Allí hace mucho frío ahora que está nevado. Y no es que vayamos a dejarla muy tapadita…
Clarise rió.
-Así que dudabas por el tiempo –Seguía riéndose-. ¡Haber comenzado por ahí! –Volteó los ojos otra vez-. Pensaba que no querías hacer el cambio.
-¡No! –Protestó Helen riendo y entrando la primera en el ascensor, cuando éste abrió sus puertas-. Comprenderme, soy madre y me preocupo por esas cosas –Suspiró con cierto pesar.
De pronto, se escuchó un gemido.
-¡Dios! –Gruñó  Susan, entrando también en la caja de metal-. No puedo creer, que en un tiempo también seré así de sentimental –Escupió con cierto desagrado.
-Y no sabes, las ganas que tenemos de verlo –Rió Sabrina, siendo la última en entrar y picando a la décima planta. Causando que Susan mirara a todas las chicas de forma amenazante.

                                                          ***

De momento todo iba bien. Karolaine, no había echado cuenta a lo que Marta portaba en sus manos. Dejándola ésta, en un rincón de la entrada, cuando las demás se encargaron de empujar con cierto disimulo a la chica hacia el pequeño comedor.
Ahora, se hallaban algunas sentadas en el sofá y otras en el suelo, sobre pequeños pufs, tomando un caliente chocolate con galletas. Era obvio, que tenían que buscar algo para distraer a la chica y poder efectuar el cambio de ropa. Y el único lugar que había en el apartamento, para que ella no presenciara nada, era en la cocina.
-Vaya… -Soltó un suspiro exagerado Susan, mientras se llevaba una mano a su barriga, que ya comenzaba a notarse.
Al momento, todas las chicas le prestaron atención.
-¿Qué te ocurre? –Preguntó Sabrina.
-Que me apetece más de éste rico chocolate –Gimió alzando la taza, para darle otro sorbo al poco que le quedaba-. Está realmente riquísimo, Karolaine. Y éste que llevo dentro, opina lo mismo.
-Gracias –Sonrió la chica joven-. Puedo hacerte más, no es ningún problema.
Susan volvió a gemir en protesta.
-Es que me sabe mal, hacerte ir a la cocina solo por mí culpa –Señaló algunas palabras con tono más grabe.
-Tranquila, no es ninguna molestia –Se puso en pie la joven.
Justo el momento, que Susan aprovechó para pellizcar a Sabrina en el brazo.
-¡Auch!
Se quejó en voz alta, haciendo que todas la miraran con el ceño fruncido.
-Te acompaño hacerlo –Dijo de pronto, poniéndose también en pie con una sonrisa forzada-. Me sabe mal, pero yo también quiero otra taza…
-Claro, vente…
Sonrió Karolaine, dándole la espalda para dirigirse a la cocina. Ocasión, que Sabrina aprovechó para propinarle un manotazo en la nuca a su amiga Susan. Quien en silencio y con humor, se pasó el dedo índice por el cuello en señal de amenaza.
-¿En serio puedes con otra taza? –Preguntó en un pequeño siseo Clarise, cuando las otras dos chicas hubieron desaparecido de la estancia.
-No, pero era la única manera de sacarla de aquí –Dijo-. Así, que ya estáis volando tú y Marta, a dar el cambiazo.
-Sí –Dijo aceptando y agarrando a la otra chica del brazo, para jalarla he ir con paso rápido y sigiloso a la entrada.

Unos minutos después con gran tensión en el cuerpo y con cierto miedo, a que saliera Karolaine de la cocina y pillara toda la trama, apareció Marta en el comedor otra vez algo acalorada.
-Necesito a una de las dos –Susurró algo apresurada y con falta de aliento.
-¿Cómo que te hace falta una de las dos? –Preguntó en un susurro Susan.
Marta, rió en silencio por unos segundos mientras las estudiaba detenidamente.
-¿Quién de las dos pesa ahora mismo más?-Preguntó Marta alzando una ceja con gesto divertido.
Las dos mujeres embarazadas, se miraron por unas milésimas de segundo en silencio, para seguidamente alzar respectivamente sus brazos y señalar a la otra.
-Ella –Dijo Helen escueta.
-Ni hablar, tú llevas más de embarazo que yo –Protestó indignada Susan.
Marta solo supo poner los brazos en jarra y voltear los ojos al techo.
-No tenemos tiempo, para ver quien pesa más de las dos y hay que cerrar la maldita maleta –Gruñó-. La mía es más pequeña y ella, se lleva todo jerséis largos y gordos.
-Coged a Helen –volvió a señalar Susan con cierto puchero.
-Creo que pesamos lo mismo –Comenzó a excusarse Helen-. Tú traes gemelos –Señaló con travesura en la mirada.
-¡Ho! –Achicó los ojos Susan.
-¡De verdad! –Se asombró Marta, chillando algo alto pero tapándose veloz la boca con las manos.
-¡No! –Masculló su amiga-. Es algo que le da ahora a ésta, por inventarse.
-Tienes esa posibilidad –Brillaron los ojos de Helen-. La semana que viene, te toca la primera ecografía. Verás como una vez más, tengo razón contigo…
Marta, dio un paso al frente tapándoles la visión mutua, para que volvieran a centrarse en lo importante del momento.
-Quien se viene pero ya –Ordenó tajante.
-Ya voy yo… -Soltó algo perezosa Helen, levantándose del sofá-. No tendríais ese problema, si al menos le dejarais algo de abrigo.
Se quejó en voz baja, saliendo del comedor dirección al recibidor del pequeño apartamento, para echar una mano en cerrar la maleta.


Estaba súper cansada, habían resultado demasiadas horas de vuelo. Y ahora, se suponía que tenía que encontrar en aquella terminal a su hermano. Pues los de aduanas, la habían seleccionado para inspeccionar sus maletas.
 ¿Acaso tenía aspecto de terrorista o contrabandista?
Con cierto pesar, mientras esperaba en el lugar indicado a que el agente la llamara para inspeccionar su maleta, cogió su teléfono móvil y lo conectó para informar a su hermano, de que iba a tardar en salir por la puerta de embarque.
Acababa de enviarle el mensaje, cuando el agente con cara de pocos amigos le pidió que se acercara y dejara sus dos maletas, encima del mostrador bajo.
Esperaba que no la tuvieran mucho rato allí, estaba impaciente por ver a su hermano Derek.
-¿Su visita es por trabajo o ocio? –Preguntó el agente con tono serio, haciendo que dejara su mente centrada en el presente.
-Ocio –Respondió algo tímida-. Aquello se parecía a un interrogatorio-. Vengo a visitar a mí hermano hasta las navidades.
-Perfecto –Respondió mientras abría la cremallera de la maleta más grande, dejando al descubierto el contenido de ésta. Y con sus manos enguantadas, comenzaba a sacar con sumo cuidado el contenido y dejarlo a un lado.
A lo primero, no prestó atención. Pero al fijarse por un momento, en una de las pilas que había extraído, comprendió que allí había un error.
-¡Ésta maleta no es mía! –Protestó veloz, parando la incursión del agente de aduana.
-¿Qué quiere decir señorita? –Frunció el hombre el ceño, con pocas ganas de bromas.
-Creo que me equivoqué con la maleta –Dijo con tono débil, mientras inspeccionaba el exterior de aquella y de la otra pequeña, que aún se hallaba sin abrir-. Son iguales a las mías…
-Miremos la etiqueta de la tarjeta de embarque, que le anudan siempre a la maleta al embarcar –Señaló el hombre, al tiempo que se inclinaba hacia delante-. ¿Es usted Karolaine Kendall?
-Sí –Respondió con el ceño fruncido.
-Entonces, ésta es su maleta –Habló el agente de aduanas, mirándola aquella vez con más atención.
-Pero… -Dio un paso hacia el montón de ropa que había sido extraída del interior-. Nada de todo esto me pertenece… Es ropa un tanto ligera para el frío de aquí… -Recalcó bastante confusa.
-Veamos… -Suspiró el hombre, extrayendo otra pila de ropa.
-¡Eso sí es mío! –Señaló veloz, al reconocer sus pantalones-. Pero eso no… -Volvió a fruncir el ceño, cuando la siguiente montaña eran faldas cortas-. ¡Eso también es mío! –Casi exclamó desesperada, al extraer el hombre dos bolsas transparentes con unas bambas y unas botas altas.
-¿Ha tomado algún medicamento durante el vuelo? –Preguntó algo impaciente por su falta de memoria.
-¿Me esta acusando de drogarme? –Respondió con cierto despecho en su tono de voz.
-Hombre… -Se alzó de hombros-. Tiene que admitir, que es un tanto raro que no reconozca la mayoría de su ropa.
-Es que no es mía –Protestó enfadada.
-Abramos la otra maleta y salimos de dudas –Indicó éste, dándose prisa en correr la cremallera para descubrir un contenido altamente picante-. ¿Y esto lo reconoce? –Inquirió alzando una ceja.
-Definitivamente no es mío –Negó con gran firmeza en su gesto de cabeza.
Allí dentro, había un montón de ropa interior de encaje y seda, a juego con varios camisones. Ropa, que apenas cubría la piel de una.
-¡Anda! –Exclamó el hombre con cierto sarcasmo-. Creo que vamos averiguar, que significa todo esto lío.
-¿De verdad? –Preguntó ansiosa.
-Sí –Afirmó con la cabeza-. Usted misma, se ha auto-escrito una nota –Dijo extrayendo un sobre blanco, con su nombre escrito fuera en letra negra.
-¡Esa no es mí letra! –Protestó con un puchero y lágrimas acumuladas en sus ojos. Ya no sabía qué demonios estaba ocurriendo allí.
-Mire –Suspiró profundamente-, yo ya no se que pensar –Le acercó el sobre-. Léalo y dígamelo.
Con dedos temblorosos, rasgó el papel para extraer una pequeña nota con apenas una frase.

“No te enfades, lo hicimos pensando que era lo mejor para ti.
Tus amigas.”

-Mmm… Sí es mío –Se sonrojó por la vergüenza. Pero también por el enfado que iba naciendo en su interior-. Ha sido una broma de mis amigas. Las cuales, pueden ir despidiéndose de sus maridos. Pues pienso matarlas cuando vuelva  a Londres –Masculló ofuscada.
-¿Qué ha dicho de matar? –Alzó el hombre una ceja, sonriendo por primera vez.
-Nada, nada… -Se calló sonrojándose aún más-. ¿Puedo irme ya? –Preguntó apurada.
-Claro, recojamos todo y olvidémonos…

6 comentarios:

  1. Sabes hace cuanto espero esta...así que..... besos mi querida sis mediana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. lo de sabes cuanto hace que la esperas, tampoco mucho... ejem... jajaja
      Y lo de así que... No comprendo!!!!!! jojojojojo

      No me presionéis, que como ves la estoy haciendo practicamente de nuevo.

      Seguramente, ser´´a un capi por semana. Y quien no lo vea bien. Que le escriba un correo a J.J

      Jajajjaja

      Te quiero mucho preciosa!!!!

      Eliminar
  2. Que alegría!!! Finalmente esta historia... no tardes mucho Esther, que no me gusta esperar :( jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay que ver como estais todas:

      Una con Sabes cuanto hace que espero...

      Tú, con finalmente esta historia....

      Y por el chat, otra loca que no diré su nombre (Kriss) jajaja.... Diciendo Sí!!!!!

      Tanto tiempo ha pasado en serio?
      Madre mía, me estoy haciendo vieja!!!!!!!

      Socorro!!!!!

      Bueno, espero les guste como vaya avanzando la historia de Karolaine

      Besos chiquita

      Eliminar
  3. (Ahora yo, EJ)

    ¡¡¡BIEEEEEEEEEEEEN, BIEEEEEEEEEEEEEEEN!!!

    Que bien EJ, me encanta estas amigas jiji. Se ve divertida esta historia jiji. Como siempre, esperando mas.

    Muchos besos

    ResponderEliminar
  4. No se que mas decir, solo que me encanto el primer capitulo, sabes que adoro este tipo de historias y espero con ancias el otro, no es que te presione verdad??? pero no tardes mucho jajaja!!!!, tomate tu tiempo pero que no sea mucho he!!!!!

    Estaba muerta de la risa leyedo el capitulo y en mi casa viendome con cara de... y a esta que le pasa???? jajaja

    Saludos.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...