Capítulo 3
La tarde trajo consigo una brisa fresca que alborotó los cabellos de Danny y que a Stefano no le pasó desapercibida, pues no sabía porque le había molestado tanto ver a Danny conversando tan animadamente con Mateo, pensaba él mientras la miraba intensamente, tanto que Danny de inmediato sintió su mirada sobre ella, dio vuelta y también lo miró directamente a esos ojos que tanto le fascinaban. Stefano no desaprovechó la oportunidad y le dedicó una de sus mejores sonrisas a modo de reconciliación y mientras tanto pensaba en cuál sería su siguiente paso, necesitaba sentir que Danny era solo suya y que nada ni nadie se interpondría entre ellos…. Ya sé- se dijo a sí mismo- lo único que debo hacer es comprometer a Danny tanto que no podrá separarse de mí, debo convencerla de que me pruebe qué está dispuesta a hacer por continuar conmigo.
Stefano se acercó a Danny y la apartó del grupo, ven –le dijo- necesito hablar contigo a solas un momento- y le tomó la mano.
Danny no pudo evitar seguirlo sin oponer resistencia, a pesar de que todo el día, había planeado portarse distante y cortante como él lo había hecho horas antes.
- Siéntate- dijo Stefano señalándole un lugar en la paja cerca de donde el iba a sentarse- Danny, mia ragadzza, no quise tratarte así antes, solo que… Fernando me habló de mi país y tu sabes, me dio nostalgia el estar lejos de allí, de mis padres y de mi…-había estado a punto de decir mi novia, pero rápidamente lo arregló- hermanita, es la menor y tu entiendes siempre he querido protegerla.
- Mira Stefano- decía Danny mientras se ponía cada vez más nerviosa por la manera en que el le estaba acariciando la mejilla y los trazos que hacía en sus labios- yo… puedo imaginarme lo solo que te debes sentir si, pero no es motivo para que -suspiró profundamente- me trates así, pero no te preocupes, sin rencores ¿te parece? Continuemos estábamos pasándola tan bien.- Qué fácil se había rendido a sus caricias, se reprochó, pero era débil, que podía hacer, lo aceptaba.
- Ya se reconcilió la parejita ¿¿a que no??- dijo Caro- cuanto me alegro, pero ahora los hombres a encender la fogata y las mujeres cocinamos- dijo haciendo una mueca pues eso de la cocina no se le daba bien y lo odiaba.
Al anochecer todos se acostaron a observar las estrellas, a pesar de que el intenso frío les calaba en los huesos, no les importaba pues cada uno estaba con su respectiva pareja.
- Caminemos Danny – dijo Stefano y tomándola de la mano la levantó- En un instante volvemos –dijo a nadie en particular pero Fernando se levantó también y dijo:
- Caro y yo también vamos, no hay ningún problema ¿no?- dijo pero Stefano le dirigió una mirada asesina, que Caro por supuesto, captó e intervino
- No Fer, siéntate nosotros nos quedamos- al ver que Fernando iba a replicar añadió- nos quedamos aquí y no hay más que discutir.
Danny había estado atenta a la pequeña discusión que se suscitó y en el fondo se alegraba de que Fer no los acompañara pero sentía una pequeñísima inquietud que, se dijo, era mejor ignorar.
Danny y Stefano caminaban bajo la luz de la luna, miraban de vez en cuando el cielo y comentaban lo excepcionalmente despejado que éste se encontraba, charlaban animadamente y luego Stefano se acostó con Danny a su lado y su charla iba así:
- Es maravilloso estar así contigo Danny, tenerte tan cerca de mí… aunque no lo sé hay algo que me inquieta.
- ¿Qué es ese algo? –preguntó Danny poniéndose de pronto algo tensa- ¿dime qué te preocupa?
- Bueno es que… deseo hacerte una pregunta muy seria, ¿Me amas Danny?
- Stefano… por supuesto que te quiero eso tú ya lo sabes ¿¿no??
- Te pregunté si me amas, por qué querer puedes querer cientos de cosas; pero amar… amar solo podrás a una persona, a ese alguien especial que todos dicen… Así que Danny, ¿¿soy yo tu alguien especial?? ¿Me amas?
- Stefano, mi amor, mi gran amor claro que te amo –era la primera vez que lo decía con todo el corazón y que bien se sentía- Tú eres la única persona en quien pienso todos los días y noches.
- Pues si lo que dices, lo dices con el corazón es hora de afianzar nuestra relación, debemos avanzar un paso más. ¿Tú qué piensas?
- No, no sé a qué te refieres Stefano –dijo con nerviosismo Danny y mientras se apartaba de su lado una luz se extinguía en su mirada, pero el fue más rápido y la volvió a recostar, pero esta vez la colocó sobre él.
Danny empezó a temblar pero enseguida Stefano la tranquilizó diciendo: ¿Qué te sucede Danny?, ¿que crees que te estoy pidiendo? Simplemente quería decir que pensaba que ya era hora de conocer a tus padres.
- ¿¿Lo dices enserio?? – Danny se relajó visiblemente y lo besó- Es que no lo puedo creer.
- Bueno, pero ¿de que creías que hablaba? Me lo dices por favor que no entiendo tu reacción – dijo con una sonrisa maliciosa en sus labios
- Ay no bromees, tú sabes perfectamente de que creía que hablabas…. de tú sabes…
- No me lo imagino…. -dijo Stefano con diversión- Ah, ¿¿no creerás que hablaba de tener intimidad contigo verdad??
La manera en que lo dijo hizo que a Danny le recorriera un escalofrío por todo su cuerpo y que por primera vez deseara conocer lo que era estar tan íntimamente juntos con un hombre, pero no con cualquier hombre, solo con Stefano, el hombre que estaba… justamente debajo de su cuerpo en ese momento. Danny no se había percatado de la situación, enseguida se puso rojísima e iba a levantarse cuando Stefano haló de ella, la colocó en la posición que estaban pero esta vez el rodó dejando a Danny debajo de él.
- Cariño, que no te proponga tener intimidad, no quiere decir que no podamos jugar un poquito –dijo Stefano en un tono íntimo y tan cargado de deseo que hizo que Danny sintiera que se derretía poco a poco bajo el poderoso cuerpo de él.
Stefano empezó a acercarse lentamente a la cara de Danny para besarle primero tiernamente en la boca, un beso cortísimo, luego se retiró y volvió a acercarse pero esta vez empezó besándole desde la frente hasta la punta de la nariz y siguió por su mejilla hasta llegar a su oreja que besó tan suavemente que apenas se sentía como si una brisa estuviera acariciándola. Cuando por fin iba a volver a besar su boca, Stefano se detuvo y Danny enseguida volvió a la realidad dejando a un lado la magia que ya había estado haciéndose presente.
- ¿Qué sucede Stefano?- dijo Danny un tanto preocupada- ¿pasa algo? ¿Te molesté de alguna manera?
- Claro que no, pero ahora vamos a cambiar las cosas –dijo Stefano- de ahora en adelante tu serás quien tome la iniciativa en el beso… mira te dejo mi cuerpo a disposición tuya para que explores todo lo que desees… ¿vale?
Danny no contestó, era un poco tímida y estaba acostumbrada a que Stefano iniciará todo y de ahí ella solo se dejaba llevar por el momento, pero tomar la iniciativa… no estaba muy segura. Sin embargo lo hizo, primero muy suavemente imitando los movimientos de Stefano, pero al acercarse a él aún más, se le hizo mucho más fácil pues su deliciosa fragancia, un olor tan familiar para ella inundó sus sentidos e hizo que toda la vergüenza se esfumara dando paso a las intensas sensaciones que ella estaba viviendo y experimentando en ese momento.
Las caricias se hicieron más intensas y Stefano no pude evitar empezar a recorrer todo el cuerpo de Danny con sus manos permitiendo que exploraran lugares a los que nunca antes había tenido acceso y siguieron con aquel juego de caricias que ambos avivaban pues ya estaba Stefano a momentos con sus manos recorriendo la espalda de Danny hasta la curva de su trasero o ciñéndole la cintura con una mano mientras con la otra le tocaba lentamente su estómago y con sus manos cada vez subía más y más hasta que llegó a la altura del pecho de Danny donde vaciló; sin embargo ella no era conciente del todo y cuando sintió el tierno roce de los dedos de Stefano no protestó por lo que el decidió seguir adelante y con suma delicadeza pero firmemente incursionó en el pecho de Danny y pudo sentir los desbocados latidos del corazón de ella, y de ahí, para Danny, todos los acontecimientos se envolvían en una espesa bruma; tal vez porque su mente había querido reprimir el dolor, por eso los recuerdos de lo sucedido en adelante pasaban de una manera surreal, como al ver una película que resulta vagamente conocida. Danny solo recordaba la impotencia de ver como Stefano cada vez se hacía más distante y el dolor de ver como él regresaba a Italia sin siquiera una despedida ni una llamada, dejando a Danny sola, con el corazón destrozado, vacía y…. embarazada.
A lo lejos el sonido del despertador, hizo que Danna volviera a la realidad, confundida en un primer momento, pero recordando enseguida donde se encontraba, el hotel, se dijo tranquilizándose e inmediatamente se levantó pues aun debía hacer unos últimos preparativos y no quería retrasarse al que sería su primer día como pasante de esa prestigiosa empresa.
Capítulo 4
Amablemente saludó al chofer que le abría la puerta, mientras Danny subía al coche con una mezcla de sentimientos pues el nerviosismo no le daba tregua y además con lo intermitente del descanso de la noche anterior se sentía un tanto preocupada, pues a pesar de tener asegurado el puesto de pasante, sabía que para lograr ocupar un lugar indefinido en esa empresa debía trabajar muy duro e impresionar a su jefe; pensando en ello se había puesto un pantalón negro con finas rayitas blancas y una chaqueta a juego, una delicada blusa blanca que sinceramente le fascinaba y se había calzado unos preciosos zapatos de taco fino que le hacían ver más alta de lo que en realidad era y eso a ella le encantaba pues si de algo tenía que quejarse a la naturaleza era lo corta de estatura que era pues medía tan solo 1.60 m, sin embargo cuando se contempló en el espejo le gustó lo que vio así que se maquilló ligeramente y se dejó suelto su hermoso cabello, antaño una bonita y larga melena negra, pero ahora lo llevaba corto apenas pasaba la altura de sus hombros. Se miró directamente a sus ojos castaños muy claros y notó, una vez más, lo que desde hace algunos años veía, mejor dicho lo que ya no veía en ellos, pues les faltaba ese brillo que tenían cada mañana, esa mezcla de inocencia y emoción por un nuevo amanecer, ni cuando sonreía volvía la vida a esos maravillosos ojos, si era cierto eso de que en los ojos se refleja el alma de las personas, entonces su alma estaba hueca, pues no expresaban nada, se diría que ya no era capaz de tener sentimientos, solo había un vacío profundo que Danna, estaba segura, nada ni nadie sería capaz de llenar; porque, además, ella no lo permitiría.
El coche estacionó frente a un edificio magnífico que derrochaba lujo a cada paso que Danna daba, se sentía un tanto incómoda y fuera de lugar, porque aunque ya había visitado lugares así antes, nunca había tenido que ir más de dos días seguidos y aquella vez, ella aspiraba a quedarse trabajando el mayor tiempo posible. La secretaria le pidió que se sentara mientras buscaba a la persona que la conduciría a su lugar de trabajo. Enseguida apareció la secretaria seguida de una mujer madura, que era toda elegancia y belleza la cual se presentó: soy la directora del área de Recursos Humanos sígueme. Danna había estado a punto de extenderle la mano cuando la señora le había dado la espalda sin darle siquiera oportunidad de presentarse como era debido. Va a ser un día muy largo –se dijo a sí misma-.
Se dirigían hacía el área de diseño de la Empresa y Danna se admiraba a cada paso que daba pues ahí contaban con tecnología de punta lo que haría mucho más eficaz y emocionante su trabajo, que ya de por sí le encantaba. Había decidido estudiar Diseño Gráfico porque se necesitaba mucha iniciativa y cada vez que realizaba un trabajo ponía todo su corazón en él y nada más ocupaba su cabeza hasta que el diseño cobraba vida y quedaba tal y como lo había imaginado. Eso realmente llenaba su vida, por eso en los últimos meses se había alejado de todos los que le rodeaban e inclusive su familia ya no sabía nada de ella. Solo Caro, su querida amiga Caro era la que no había permitido que se alejara del mundo exterior instándole continuamente a salir de su encierro. Pero, no era que ella se estuviese escondiendo del mundo, claro que no, solo que las ganas de descubrir lo que el mundo tenía para ella se habían esfumado. Ya no le interesaba.
- Siéntate, este será tu escritorio a partir de hoy – dijo la mujer señalándole una pequeña oficina que tenía el equipo necesario para que ella iniciara de inmediato su trabajo.
- Cuando ya estaba a punto de retirarse, se dio vuelta y dijo – Por cierto, soy la Dra. Marie Auz- y la miraba de pies a cabeza, cuando terminó, le dedicó una última mirada despectiva y se fue.
Danna se había quedado quieta por unos segundos y luego reaccionó y se sentó. Por Dios aquella mujer parecía fulminarle con la mirada, definitivamente no era de su agrado, eso era evidente, pero por qué, ¿sería porque parecía de aquellas personas que nacieron en la abundancia y por lo tanto despreciaban a aquellos que consideran no están a su altura?... En fin, no se iba a partir la cabeza, analizando a esa tal Marie, que se comportaba como si fuera la dueña de la empresa, no, lo que quería era empezar su trabajo cuanto antes, pero aún le faltaba información acerca del proyecto que ejecutaría así que tendría que buscar a aquella mujer, pues era la única persona a quien conocía ahí. Se dirigió a lo largo del pasillo buscando en todas las oficinas, hasta que vio, dentro de una de ellas, a la Dra. Marie. Golpeó la puerta, que al estar entrecerrada, cedió de inmediato y Marie se volteó en un instante con una mirada que traspasó a Danny.
- ¿Que quieres niña? –dijo con tono indiferente pero con un matiz de burla en él.
- Buenos días dra., soy Danna Báez ¿podría informarme el proyecto que debo desarrollar? –contestó Danna con el tono más seguro que pudo y aprovechando la ocasión para presentarse.
- Pensé que había hablado claramente –pronunció con tono de superioridad Marie – cuando dije que era directora de Recursos Humanos, ¿acaso no sabes lo que es eso? ¿Por qué sabría que proyecto desarrollan los de DISEÑO? -remarcó la última palabra.
Danna deseaba decirle que debería saber porque pertenecen a la misma empresa de diseño, pero en cambio solo asintió con la cabeza y cuando iba a abrir la boca para hablar, Marie se le adelantó:
- ¿Se te ocurrió por lo menos revisar lo que tienes en tu escritorio? – Sonrió mientras proseguía- No me contestes porque es evidente que no lo hiciste. Madonna mía, no sé que piensa Leonardo cuando contrata a personas como tú que no saben manejarse en este mundo.
Aprovechando la pausa que hizo la mujer, Danna que ya no tenía ánimo de escucharla proseguir con su perorata por lo que declaró:
- Gracias por su ayuda, si me disculpa buscaré el departamento de diseño -y dicho esto salió de inmediato sin darle tiempo a Marie de replicar. Pensaba volver a su escritorio y revisar la carpeta que debía estar ahí, pero con la prisa que llevaba por poco chocó con una muchacha.
- Hola ¿te puedo ayudar en algo? – la muchacha le sonreía
- Hola soy Danna Báez y es mi primer día aquí, estoy buscando el departamento de diseño, quiero decir, a alguien de ese departamento.
- Mira que tienes suerte Danna, mi nombre es Mandy Ferraz y soy parte del equipo de diseño, se podría decir.
Danna sintió un vacío en el estómago al escuchar el nombre de aquella muchacha pero se esforzó por sonreír y restarle importancia. Le tendió la mano, la cual Mandy apretó con delicadeza y juntas se dirigieron al departamento de diseño mientras Mandy le ponía al tanto del proyecto que Danna ejecutaría. Como era de imaginarse, cerca a la oficina que Danna ocuparía, estaba una gran sala de juntas exclusiva para el equipo de diseñadores que precisamente se encontraban ahí.
- Hola a todos –saludo Mandy con una gran sonrisa- aquí está la nueva pasante Danna.
Todos voltearon y miraron a Danna, quien con una sonrisa cortés saludó en general. Pero Mandy la llevó y le presentó a cada una de las personas de la sala. Todos parecían muy agradables, pero no debía engañarse, la importancia de trabajar en una empresa como esa, hacia que todos la miraran con amabilidad pero con una pizca de desconfianza.
El proyecto al que se enfrentaba era de gran magnitud. Una gran transnacional iba a lanzar un nuevo producto y quería que la campaña fuera llamativa pero con sobriedad a más que juntamente con el producto pensaban renovar su logotipo característico por uno con más vigencia.
Al término de la reunión, Danna ya tenía unas cuantas ideas prometedoras para el proyecto. Antes de irse se acercó a Mandy a darle las gracias por ser tan gentil, pero como estaba muy ocupada, se dijo que más tarde la buscaría. Entró a su oficina en el mismo momento que el teléfono sonaba y contestó, era la secretaria del presidente, la que le informó que en ese preciso instante debía ir a la oficina.
Así que había llegado el momento de conocer al propietario de aquella empresa –reflexionó Danna- Ya se imaginaba como sería, seguramente un hombre bastante entrado en años, de unos 60 o 65 por la magnitud de aquella empresa y con un carácter de superioridad y pedantería como el de Marie. Pero eso a ella no le afectaba, si bien era su jefe, no le daría oportunidad a que le regañara, por lo bien que iba a realizar su trabajo.
La secretaria le anunció y Danna se dirigió con paso firme a la oficina de su jefe. Dios le ayudara, si la primera impresión es lo que cuenta, entonces aquí se definiría su futuro.
Tocó con decisión y una voz profunda y segura le contestó con un pase, y así lo hizo. Nada más entrar, observó la decoración en una gama de azules, que aplicados de otra manera darían la impresión de un lugar sumamente frío, pero ahí solo demostraban masculinidad y sofisticación. Frente a un gran escritorio estaba de espaldas un hombre mirando por la ventana, al percatarse de su presencia, giró de inmediato y Danna contuvo el aliento por un instante y lo soltó poco a poco. Dios, de verdad estaba sorprendida, no era lo que ella esperaba, definitivamente no lo era, pues frente a ella estaba un hombre que tendría unos 30 o poco más de edad, altísimo, de poco más de 1.80 m., cabello castaño clarísimo, casi rubio con unas cuantas hebras de plata en las sienes, ojos grises como el acero que parecían atravesarla dejando a su paso una estela de fuego por donde recorrían, unos labios que parecían hechos para besar y ser besados, un cuerpo de hombros anchos y cintura estrecha, perfectamente modelado con largas y musculosas piernas enfundado en un traje que se notaba hecho a medida por lo que le sentaba a las mil maravillas y denotaba un gusto exquisito. Bueno pensándolo bien –se dijo- debía tener unos cuantos años más de los que calculó en un inicio, pero eso no era de su incumbencia, así que rápidamente se recuperó e inició la charla en un perfecto italiano:
- Buenos días soy Danna Baéz – le extendió la mano- la nueva pasante para el departamento de Diseño.
- Mucho gusto – contestó tomándole la mano- Soy el presidente de la empresa y mi nombre es Leonardo…
De pronto sonó el teléfono, por lo que pidió disculpas por un momento y le hizo una seña para que se sentara, haciendo él lo mismo.
Aquella muchacha era muy atractiva, pensaba Leonardo mientras hablaba con un cliente importante, desde el momento que la vio había llamado su atención y le había recordado lo solo que se sentía desde la muerte de su esposa hace casi tres años, no era que quisiera algo serio con alguien, aun no, era muy pronto todavía, además ella no era más que una jovencita y él ya estaba mayor para andarse fijando en chicas como ella.
Al colgar, se dirigió hacia ella:
- Acabo de hablar con el dueño de la multinacional –dijo obligándose a concentrarse en asuntos de trabajo- estamos ultimando un par de detalles extras sobre el trabajo que realizarán, y no hace falta decirlo, es sumamente importante para nosotros. Por lo tanto, como sé que cuento con el mejor equipo de diseño, espero simplemente lo mejor y ver muy pronto su trabajo del que me han dado excelentes referencias.
- Como siempre, señor, tenga por seguro que daré lo mejor de mí -lo dijo con un tono cortés pero frío y haciendo que él se sintiera un tanto viejo por la formalidad con que lo trató.
Se estrecharon las manos en señal de despedida y Danna, a pesar del esfuerzo que hizo, no pudo evitar que le temblara la mano y sintiera como una especie de corriente le recorría todo su cuerpo. Es por los nervios –se dijo a sí misma sin tanto convencimiento e ignorando el fuego que parecía sentir en la palma de la mano que Leonardo había tocado.
Leonardo no podía creer la química tan fuerte que sintió con Danna, si desde el primer instante lo impactó, cuando tocó su mano, fue algo increíble, sintió como si intercambiaran una mutua corriente de reconocimiento y calor que le recorrió todas las terminaciones nerviosas e hizo que de inmediato buscará los ojos de Danna, pero ella no lo miraba y cuando por fin lo hizo, en ellos no vio nada, solo una frialdad y un vacío que no supo como interpretar.
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