lunes, 6 de mayo de 2013

Encuentro con el Destino " Por Gabriela Ruiz"

Prólogo

El día que llegó a Italia estaba excepcionalmente despejado, hermoso, distinto a lo que había esperado por los reportes del tiempo que había leído en el último mes.  Corría una brisa fresca cuando al fin, logró salir del aeropuerto con sus maletas en mano y divisó a la persona que la estaba esperando con un cartel en el que estaba escrito su nombre con grandes letras: DANNA.  Se dirigió al hombre y amablemente le dijo:
- Buenos días, soy Danna Báez- y le tendió la mano.

- Buenos días señorita Báez soy Carlos y he venido para trasladarla a su reservación en el hotel.

- Gracias – dijo y sonrió mientras subía al auto.  Estaba muy nerviosa al usar el idioma italiano pues, a pesar de que lo hablaba con fluidez, no había practicado hace mucho.  Hizo un gesto de desagrado con su boca.  ¿Por qué se preocupaba de la utilización del idioma? Por Dios, si lo hablaba de manera casi natural desde “aquella” temporada que era mejor no recordar.  Había sido muy duro superar aquella situación y aún le resultaba doloroso cuando pensaba en ello…

- Hemos llegado- dijo el chofer interrumpiendo sus pensamientos.  Bajó las maletas y siguió a Danna, que estaba en la recepción identificándose, e inmediatamente le entregaron la llave de su habitación.

Era agradable, con una amplia cama que fue lo que más llamó su atención después del agotador viaje que había hecho desde su país natal.  Posteriormente le dio instrucciones para el día siguiente al chofer, tomó una ducha e inmediatamente cayó exhausta en su cama y se quedó dormida.

El sonido de su celular interrumpió su pesadilla habitual.

- Diga – contestó con voz somnolienta.

- Hola Danny ¿cómo estuvo el viaje? ¿Estás muy cansada?

- Estoy bien Caro –le respondió a su amiga- un poco cansada, pero eso es todo.

- Y… ¿tienes alguna novedad? ¿Ya conociste a tu jefe?

- Caro, ¿acaso se te olvidó que llegaba a Italia por la tarde? Y que en este momento es ¿poco más que las 2 de la mañana…?

- ¡Ups! Lo siento mucho amiga, de lo emocionada que estaba por hablar contigo había olvidado el cambio de horario. De verdad siento haberte despertado.

- No importa, no hay problema, de todos modos estaba batallando con mi conciencia, como todas las noches.

- Danny, tu sabes que no fue tu culpa, que no lo hubieras podido evitar de ningún modo, ya deja de atormentarte.

- No, debía tener más cuidado, debía poner más atención… pero me dejé dominar por la tristeza y el dolor.

- Vamos, ya deja eso, que no te hace ningún bien; mejor anímate tienes una nueva oportunidad para comenzar de cero, aprovéchala.

- Si tienes razón, gracias amiga, eres de lo mejor

- Gracias, pero eso yo ¡ya lo sabía! – respondió Caro con una risita.

- Oye, un poco de modestia no te vendría mal, ¿no crees?- dijo Danna riéndose por la respuesta de su amiga, que decía eso para animarla.

- Bueno Danny, te dejo dormir para que causes una buena impresión en tu jefe,  luego me cuentas cómo te fue, ¿sí? Cuídate, adiós.

- Tu también cuídate, adiós Caro.

A pesar de lo que le había dicho a su amiga, no podía dejar de pensar en cómo habría cambiado su vida si todo hubiera salido bien. Es que no podía dejar de preguntarse y ¿qué tal si yo hubiera hecho esto o aquello? Sabía que eso no le ayudaba, que le hacía daño, pero la sensación de que hubiera podido tener más cuidado… le pesaba en el alma.  Habían pasado casi 2 años desde aquel suceso que la había marcado para siempre, aunque se decía a sí misma que su vida dio un giro total desde hace casi 4 años para ser exactos… cuando lo conoció.


Capítulo 1


La primera vez que lo vio fue en casa de su querida amiga Caro.  Estaban disfrutando de las vacaciones de verano, y como todos los años, Danna no tenía ninguna oportunidad de ir a los lugares que tanto soñaba; pues sabía que no podía darse lujos innecesarios, como decía su padre, y ya había aceptado que ella siempre sería la única que no tendría ninguna aventura que contar al finalizar el verano, y sería la que escucharía y anhelaría todo lo que contaban sus amigas.

-Hola Danny -la saludo Caro que en esa época tenía 17 años como ella- ¿cómo estás?

- Hola Caro -fue a abrazarla, ya que desde hacía un mes que no se veían- bien, pero no tanto como tú, se nota a leguas que disfrutaste este mes en la playa ¿no?

- Pero claro que lo disfrute, tu sabes una oportunidad como esta, de ver chicos en bañador con espaldas anchas, con diminutas gotitas recorriendo todo su cuerpo y trazando vías que conducirían a…

- Ya, basta amiga, no digas tantas locuras, mejor cuéntame ¿qué tal la compañía? Pues me dijeron que te habían visto con un chico bastante aceptable ¿es cierto?

- Aceptable ¡¡Dios mío!! Que mentira más grande es esa, es un sueño de hombre, tú sabes lo que toda mujer anhela, el príncipe azul… ah, si no fuera porque estoy de novia con Fernando yo… Bueno, pero estaba pensado presentártelo a ti, que ya es hora que te consigas a alguien, y no me digas que así estás bien, porque verás que con él estarás mejor.

- Aja… está bien, sé que nada de lo que diga te hará desistir de tus intentos de Cupido, así que quiero conocerlo.

- Mira que coincidencia, allí precisamente viene con Fernando.

Efectivamente, los chicos caminaban hacia ellas, que se encontraban en el patio.  Al verlo por primera vez se quedó sin aliento, en verdad, su amiga no había exagerado, era como contemplar a un ángel por la manera como el sol iluminaba su cabello un tanto largo haciendo que pareciera de oro, sus rizos alborotados por la suave brisa hacía que a cada paso diera la impresión de flotar hacia ella, era un tanto más alto que Danny y tenía ya un cuerpo que anticipaba conforme madurara se haría más y más exquisito. Poco a poco su rostro se fue haciendo más claro y lo qué de inmediato captó su atención fueron sus ojos celestes que parecían una profunda laguna en la que se sentía sumergida, eran tan expresivos, los podía ver sonriendo al igual que lo estaba haciendo su boca en ese momento.

- Hola Caro -saludó Fernando dándole un beso- Hola Danny, te presento a mi amigo...

- Stefano –interrumpió a Fernando el guapísimo chico que venía junto a él- Soy Stefano Ferraz y tú eres…

- Soy Danna –contestó casi sin aliento- pero todos me dicen Danny.

- Mucho gusto, Danny -dijo pronunciando su nombre con increíble dulzura y un lindo acento.

Ella le parecía una chica interesante, pues a pesar de no ser hermosa, se destacaba porque era muy atractiva. No podía precisar que era exactamente lo que le atraía, si sus ojos que tenían un destello de inocencia, su dulce rostro o la forma cómo lo miraba, no lo sabía… pero lo que no le paso desapercibido fue la mutua atracción que surgió entre ellos de manera inmediata.

Danny y Stefano se miraron largamente, sonriendo porque de pronto todo había desaparecido, solo estaban los dos, conscientes uno del otro.

- Bueno chicos- dijo Caro agitando las manos frente a sus caras- ya se conocieron ahora vamos a tomar un helado ¿qué les parece?

- Vamos- asintieron todos y disfrutaron el resto del día en su mutua compañía.

Así, transcurrió el resto del mes que faltaba para que finalizara el verano. Se encontraban ya sea para ir a caminar, hacer deporte, lo que fuera. 

Danny no se perdía una sola salida ya que siempre iban los 4 y como Fernando y Caro eran novios, Danny y Stefano se adelantaban o se retrasaban para darles un poco de privacidad.

- Danny estás preciosa cuando ríes – le había dicho Stefano- debes hacerlo más seguido.

- Es que contigo siento que todos los problemas que tengo desaparecen…

- Pues, que curioso, acabas de describir exactamente lo que yo siento a tu lado.

- ¿De verdad? Sabes, nunca me había pasado lo que siento contigo, es como si te conociera de toda la vida y pudiera confiar en ti.

- Ah -dijo Stefano quien había estado a punto de besarla, pero al escuchar sus palabras se contuvo– creo que es mejor irnos, pues ya es un poco tarde.

Danny no lo entendía, ¿qué había hecho mal? Tal vez no le gustaron sus palabras, pensó, pues Stefano se había acercado peligrosamente y, de pronto había desistido.

Al finalizar el verano Stefano anunció que regresaba a su país, Italia, pero que volvería.

- “Exclusivamente por ti, regresaré.” –habían sido sus palabras de despedida y Danny sintió un calor extraño crecer en ella.


Capítulo 2


Ese año transcurrió normal para Danny, excepto que escribía de vez en cuando a Stefano, quien le contaba, a veces en español y otras en italiano, lo que hacía en Italia y lo impaciente que estaba por regresar a su lado.

Cuando cumplió 18 años recibió como regalo de él, una hermosa carta junto con una cajita musical que tenía un hada en la cubierta, realmente le emocionó el gesto pero lo que más increíble le resultó es que, en aquella carta, le decía que regresaría a verla en el verano y se quedaría por todo un año.

Llegado el verano, Danny estaba cada vez más emocionada, esperando el retorno de Stefano. Soñaba con mirarlo atravesar el patio de la casa de Caro como la primera vez que lo vio; pensó que quizás estaba enamorada de él, pues a pesar de que intentó salir con otros chicos, Stefano siempre estaba en su cabeza y constantemente los comparaba con él y al ver que no estaban a la altura regresaba a sus mails con Stefano y a contarle su vida a través de esas cartitas que se enviaban y en las que él la trataba con tanta ternura y aparentaba ser tan sincero que ella sin duda estaba rendida a sus pies.

En el preciso instante en que vio a Stefano sin pensarlo fue a abrazarlo y el correspondió, dándole un pequeño beso que apenas rozó sus labios, pero lo sintió como si fuera el primer beso real que le hubieran dado en su vida.

Caro se quedó atónita al ver semejante recibimiento pero no le dio mayor importancia, sin embargo Fernando sí que se puso un tanto tenso por lo que veía.

Danny solo pudo pensar que el beso que le había dado Stefano significaba la confirmación de que él también sentía lo mismo por ella, también la quería.

Stefano no había pensado darle un beso a Danny, solo quería que continuaran siendo amigos y aclarar todo ese asunto de las cartitas, pero no le había dado la importancia que realmente tenía la atracción mutua, y al ver que Danny se dirigía a él con los brazos abiertos no había podido menos que abrazarla también y darle un pequeño beso en esos labios que tanto le tentaban.

Tal vez pueda encontrar consuelo en sus brazos- pensó Stefano, y en sus ojos brilló un destello que nadie había captado a excepción, claro, de Fernando, que lo conocía como nadie.

- ¿Qué te sucede? -interrogó Fernando a Stefano una vez a solas- ¿por qué besaste a Danny? No se te vaya a ocurrir jugar con ella, porque podrías hacerle mucho daño y es algo que no te lo perdonaría jamás, pues ella es muy amiga mía y de Caro.

- Tranquilo, no voy a jugar con ella, solo a divertirme un poquito, tal vez -al ver la amenaza latente en el rostro de Fernando añadió- Solo estoy bromeando, no voy a jugar con ella, de verdad voy a intentar algo serio...

- Eso tampoco me gusta, en lo posible aléjate de ella, Danny es una chica muy dulce y no se merece que la dañen de ninguna manera.

- Pues si me quiere lejos o no, es Danny quien lo decidirá no tú, ¿entendido?

Dicho esto se alejó enfadado de Fernando, ¿cómo pretendía él decirle que tenía o no que hacer? Con más razón conquistaría a Danny, le pesara a quien le pesara.

Caro, seguía empeñada en emparejar a Danny con Stefano, a pesar de que Fernando le advirtiera que debía pensarlo bien, pues Stefano podía llegar a romper el corazón de su amiga.

- No te preocupes -había dicho Caro- de todos modos, no creo que Danny sea tan inocente como para creer que es amor lo que siente, dejémosla que se ilusione un poco estoy segura que no pasará nada grave.

Caro se arrepentiría más tarde de no haber hecho algo a tiempo para evitar lo que sucedería a continuación.

Danny cada vez se sentía más y más cerca del corazón de Stefano, tal vez, pensaba, ya lo ocupara pues él no hacía más que llenarla de atenciones y susurrarle al oído que la quería y que deseaba pasar todo el tiempo con ella. Repetía que, si por él fuera, no la dejaría ir nunca de su lado.

Solían hablar en italiano y en español pues a Danny le encantaban oír las palabras románticas que Stefano le decía y así cada cual aprendía más del idioma del otro.

Un día, Caro y Fernando decidieron ir de camping y a Caro le pareció una excelente idea llevar a la pareja tan enamorada que formaban Stefano y Danny; lo que a Fernando no le molestó aunque si mostró preocupación, como siempre que ese tema salía a relucir.

La montaña que iban a escalar era muy segura y tenía senderos delineados, a Danny le había costado convencer a su padre, pero lo había logrado y al fin salieron los 4, rumbo a la montaña junto con otra pareja de amigos Mateo y Carla.

Danny conversaba animadamente con Stefano e iban tomados de la mano, cuando Fernando se acercó por detrás a Stefano y le dijo algo al oído que lo hizo tensarse y agarrara con demasiada fuerza la mano de Danny.

Poco a poco fueron avanzando por el sendero y luego se sentaron a descansar, momento que Stefano aprovechó para soltar la mano de Danny e ir a hablar con Fernando

- No se te ocurra hablarle de ella a Danny ¿de acuerdo? –exigió Stefano- cuando yo esté listo se lo diré, además entre ella y yo ya no hay nada.

- No sé porque eso no me suena a verdad –dudó Fernando- pero te lo dejo a ti y a tu conciencia.

El resto de la mañana Danny no lo disfruto, pues luego de la charla de Fernando con Stefano, este último no se le había vuelto a acercar y en cuanto ella había tratado de entablar conversación con él, Stefano le había contestado cortante y bruscamente que deseaba pensar solo por un minuto. Jamás se había comportado así antes; por lo que Danny se sintió mal al principio, pero había tratado de aparentar que no le afectaba porque también tenía orgullo, y había ido a conversar con la otra pareja, Mateo y Carla, que resultaron ser muy amables.

Stefano se sentía mal por haberle hablado así a Danny. Casi había arrojado todos sus planes a la basura al hacerlo, así que decidió pedirle disculpas y olvidarse de la culpa que ya empezaba a manifestarse en su conciencia. Pero al acercarse con paso decidido vio que platicaba con Mateo y Carla. Notó también que había un tronco muy alto, que solo podía ser pasado saltando, así que primero ágilmente lo sorteó Mateo luego Carla se apoyó en él y también lo saltó; cuando le tocó el turno a Danny él iba a ayudarla pero Mateo se le adelantó y le tendió la mano, la cual Danny aceptó y de inmediato saltó pero calculó mal y por poco se cae a no ser porque los rápidos reflejos de Mateo la ayudaron a incorporarse tomándole de la cintura. Stefano no podía creerlo. Empezó a sentir celos, irracionales celos al ver a Danny apoyada en Mateo y él tomándola de la cintura, posteriormente, la soltó de inmediato. Danny se separó y le agradeció por la ayuda con una sonrisa radiante de gran admiración por lo rápido que actúo.

Continuaron el trayecto riendo por el incidente sucedido y así llegaron casi hasta la mitad de la montaña, como había pasado el mediodía decidieron comer y cuando cayó la tarde, empezaron a armar el campamento.

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