lunes, 8 de abril de 2013

Líos de Oficina 1

Era Lunes, principio de semana. Pero allí en Londres, no hacía tan buen tiempo como lo había hecho en Sicilia. Ya se encontraban de vuelta, después de todo el jaleo que se había originado. Los novios, se encontraban de luna de miel en una paradisiaca isla mientras que ellas volvían a sus trabajos. Bueno, ahora le tocaba a Marta de coger sus vacaciones... Esperaba que le sirvieran para algo, por que desde la boda que no era la misma.



-¡Buenos días! -Interrumpió Susan alegre y con revistas en las manos.


-Hola -La saludó animada Karolaine -. ¿Qué llevas ahí?

-Revistas del corazón.... -Soltó en un susurro y con aire travieso.

-¡OH, dame alguna -Pidió nerviosa. Sabía que saldrían un montón de artículos, hablando del extraño enlace de su amiga-. ¡Madre de dios, si que hay fotos de la boda!

-Como para no haberlas, después de todo lo que montemos -Soltó con un deje de sarcasmo-. ¿Y Marta, no ha llegado aún? También sale en ellas, cuando Marcus se la lleva en sus hombros.

-Ni idea, es raro que aún no haya llegado.


Fueron interrumpidas por la llegada de Thom.


-¡Buenos días mis sirvientas! -Saludó con tono alegre-. Ya no hay ningún motivo para que no obedezcáis mis órdenes... No nos encontramos en Sicilia, volvemos a estar en mi querida Londres en donde yo dirijo, así que a trabajar...

-¿Desde cuando te has vuelto un negrero como jefe? -Preguntó con burla y sin miedo Susan.

-Desde que me tratasteis como a un saco de pulgas... -Señaló divertido.

-Nos tienes que comprender -Se atrevió a observar Karolaine-. Estabas en el bando del novio, aquello equivalía al lado del enemigo... Y hay que señalar, que tampoco hiciste nada por demostrarnos tu apoyo. Más bien fue tú mujer, quien nos apoyó... -Señaló al final con sonrisa torcida.

-No me enfadéis, chicas... -Las amenazó en broma-. ¿Por cierto, sabéis en dónde se halla mi queridísimo doberman?

-Aún no ha llegado.

-No creo que a Marta le guste ese apodo...

-¿Qué apodo? -Preguntó curiosa la chica nada más aparecer.

-Ninguno... -Se apresuró a señalar Thom-. ¿Y qué horas son estas de llegar? -Observó desenfadado.

-¿Perdona? -Lo encaró Marta-. Solo llego veinte minutos tarde, y si mal no recuerdo en cinco años que llevo trabajando aquí, creo que es la primera vez que llego tarde...

-Veis como le queda como un guante mi apodo -Señaló divertido, haciendo que Susan y Karolaine rieran ante la broma del hombre.

-¿Os ocurre algo? -Preguntó Marta en un gruñido.

-No, pero es obvio que a ti sí -Señaló Susan.

-Me ha sido difícil esquivar a un montón de periodistas -Señaló enfadada-. ¿A vosotros no?

-No -Respondieron todos un tanto extrañados.

-¿Cómo lo habéis hecho? -Preguntó ésta soltando un profundo suspiro.

-Creo que la única que ha tenido periodistas, has sido tú -Señaló su amiga Karolaine.

-No comprendo -señaló frunciendo el ceño.

-Yo tampoco -Señaló Thom bastante extrañado-. ¿Por qué te siguen los periodistas? Creo que ya obtuvieron más que suficiente material el día de la boda.

-Es por su foto -Señaló a media voz Susan, sabiendo el lío que se avecinaba.

-¿Qué foto? -Preguntaron a la vez Thom y Marta con un pito de histeria.

-Esa, que aparece en tantas revistas del corazón... -Notaba como se le secaba la garganta al ver la expresión de enfado de los dos-,  que se muestra a tí encarando a Marcus y como pocos segundos después, desaparecéis de la escena contigo cargada en  sus hombros...

-OH... -Estaba roja de ira. No sabía que los habían tenido tan en cuenta.

-Por favor, decidme que no vamos a volver otra vez a lo mismo  -Soltó con horror su jefe-. No podéis ser más civilizados para mantener una maldita relación... Hasta unos chavales de quince años lo harían mejor....

-Te estas refiriendo a tu hija como.... -Fue a señalar Susan en broma, sabiendo que era meter el dedo en una llaga.

-Olvídate de mi hija, ella aún no piensa en tener relaciones gracias a dios... -Masculló en un bramido.

-Pues métete en la cabeza, que yo no voy a mantener tampoco ninguna relación con Marcus -Declaró Marta.

-Eso decía Sabrina... -Siguió gruñendo el hombre.

-Bueno, pero te aseguro que yo no.... -Intentó ponerle un poco de humor a la situación-. Soy también joven como tu hija, aún es pronto...

-Sí, claro -Y se dio media vuelta murmurando por lo bajo-. Voy a tener que hablar con éstos chicos, que se habrán creído...

-Madre mía, si que le ha afectado todo lo ocurrido... -Señaló Karolaine sorprendida.

-Lo que ocurre, es que tiene miedo de perdernos -Comentó Susan-. No sabe si Sabrina seguirá trabajando, o decidirá de dedicarse de pleno a la carrera de amorosa esposa.

-Por mí puede ir tranquilo -Señaló Marta, sentándose en su mesa y encendiendo el ordenador-, no tengo ningún pretendiente llamando como un loco a mi corazón.

-¿Y qué ocurre con Marcus? -Preguntó Susan.

-¿Qué tiene que ocurrir?

-Oh, vamos... -Se acercó Susan en plan conspiratorio-. Aparecisteis en medio de la ceremonia... -Señaló con sonrisa traviesa.

-Aparecimos cinco minutos después de que comenzara. Que querías, me encerró en una habitación para que no saliera ayudar a Sabrina...

-¿Y qué hicisteis de mientras? -Volvió a preguntar poniendo tono sensual.

-Nada -Respondió muy escueta para el gusto de su amiga.

-Ya, por eso tú peinado al igual que el de todas, luego se lucía en una simple melena suelta... Lo digo, por que incluso los periodistas se dieron cuenta de ello.

-Déjame ver esa maldita revista -Pidió enfadada. Sí, ahí estaba lo que le habían dicho. Pero no hacía falta mirar aquellas fotos para recordarlo todo... Aún lo tenía muy grabado en su mente, en sus carnes y en sus labios....  En la primera página se la veía a ella intentando poner el coche en marcha, más otra de cuando su queridísimo acompañante aparecía con las llaves en las manos y se las exponía con gran orgullo. En la siguiente página, a ella saliendo hecha toda una furia del vehículo y hiendo arrancarle de sus manos la libertad de su amiga, para sorpresa de ella y de todos los presentes ser seguidamente cargada en sus hombros por segunda vez... Pero solo ella, sabía que es lo que verdaderamente iba a ocurrir. Recordaba como se había dejado vencer fácilmente, no había hecho nada por poner la suficiente resistencia. Aún sentía como se había excitado su cuerpo, ante el ataque que iba a recibir. Un ataque que ella había abrazado con los brazos bien abiertos, en cuanto Marcus había cerrado la puerta de aquella fría habitación. Ni ella había protestado por su rudeza al aplastarla contra la dura puerta, ni él había recriminado nada por sus movimientos desesperados en desabrocharle la camisa. Simplemente, habían aceptado el deseo que les dominaba desde hacía tiempo a los dos.  Su bello se erizó al recordar como se había dejado acariciar por sus grandes y fuertes manos, mientras sus labios la marcaban a fuego vivo por todas partes en donde había piel descubierta.  Dominada por aquella pasión, se había dejado que Marcus la alzara por la cintura al tiempo que le levantaba la falda del vestido y ella, enroscaba sus piernas alrededor de su estrecha cintura. Aún recordaba las cosquillas de deseo que se le habían acumulado en la boca del estomago, al sentir como los dedos de él apartaban con desesperación la tela fina de encaje de su ropa interior, y la tocaban en aquel punto hambriento de deseo ... Su gemido ante la sorpresa por aquella dulce intromisión, y la vergüenza al recordar como con dedos temblorosos y desesperados había comenzado ella a desabrocharle el cinturón a Marcus ... Para notar como al momento el paraba de besarla en el cuello, y devorándole los labios le susurraba con falta de aliento ...


-Espera, espera... -Intentaba detener a los dos-. No llevo protección, tú...



Aquello había sido su cubo de agua fría, su salvación a no cometer la mayor tontería de su vida. A que viera que si se encontraba allí y en aquella situación, era por que Marcus tenía la obligación de alejarla de su amiga.


-¡Estúpida! -Se había reñido en un duro susurro, mientras apartaba a Marcus de un fuerte empujón.

-Marta... -Le había susurrado, mientras le cogía el rostro con sus dos grandes y fuertes manos con cierta delicadeza.

-Suéltame -Se había apartado girándole la cara con gran amargura.

-No, tenemos que hablar... -Le había pedido tajante.


¿Hablar? No había nada que hablar... Él había conseguido su propósito, para eso la había perseguido día a día. ¡Dios, su amiga! ¿Cómo podía haberle hecho aquello a Sabina? ¿Qué estaría ocurriendo en aquel momento? ¿Cómo había podido ser tan egoísta?... Aquel no era momento para preocuparse por ella misma. Mas le valía dejar en aquel momento su corazón roto a un lado, antes estaba el de su amiga. Después, cuando se encontraran lejos de allí ya se dedicarían a recomponer los trozos del de cada una.  Tenía que salir de allí y buscarla. Fue abrir la puerta, pero él se lo impidió cerrándola con sus manos.


-No hemos acabado.

-Por mi sí -No quiso mirarlo a la cara. No quería que viera su dolor reflejado en sus ojos. Por que verdaderamente el daño era muy grande, sin darse cuenta poco a poco él se había ido ganando su corazón, hasta que no fuera bastante tarde para hacer algo-. Aquí no ha ocurrido nada, ha sido un error que me alegro mucho de no haberlo llevado acabo. Creo que tú misión a terminado...

-No escucha, no lo entiendes...

-¡Venga, Marcus! -Se dio la vuelta para encararlo con sonrisa fingida y mirada desdeñosa-. Todo esto a sido un simple juego para los dos, debo admitir que divertido y entretenido... En donde nos hemos utilizado mutuamente... Entiéndelo, me picaba un poco la curiosidad. Eres un hombre famoso, mejor dicho un cantante famoso y atractivo... Quería saber que se sentía al besarte, pero no quería llegar tampoco tan lejos. Admito que se me escapó un poco de las manos -Dijo con sonrisa traviesa-.  Entiéndeme, no quería ser otra muesca más de tu cama.  Al fin y al cabo, hemos hecho lo que tú estarás acostumbrado de hacer con muchas admiradoras tuyas, un poquito de coqueteo y nada más ... No busco para nada el ser la amante de la semana, a mí ese rollo de las estrellas famosas no me va para nada.


Y después de escupirle aquellas frívolas palabras, que le habían arañado  en el corazón como si de  frías garras se tratasen. Vio como su herida se volvió aún más profunda, al sentir  la fría  y dura mirada de Marcus, a cada segundo que las decía.  Para después girarse en silencio y darle la espalda al marcharse y dejarla allí sola. Aquella había sido la última vez que se habían dirigido la palabra...


-Mira que perder el tiempo conmigo -Señaló en tono aburrido-. Era el día de Sabrina.

-Cierto -Señaló Susan-. Pero Marcus, es también un famoso...

-Y ver a un famoso en comportamiento de cavernícola, da que pensar... -Acabó Karolaine.

-Sabéis que lo único que me ha robado Marcus, son un par de besos... -Mintió-. Además, no fui la única que han besado -Señaló divertida, mientras miraba a Karolaine. 

-Y yo, la única que no han acosado lujuria mente -Protestó Susan.

-Jack, es un tonto -Observó Karolaine.

-Piensa, que si lo han hecho es por que ha sido pactado... -Comentó Marta-. Si no, crees que Marcus en la vida real siendo quien es, se habría fijado en mí.

-¿Porqué no?

-Vamos.... -Alzó los ojos al cielo-. No me lo imagino, muy pocos famosos salen con chicas corrientes como nosotras.

-Algunos sí -Siguió insistiendo Karolaine.

-Muy pocos, tantos que los puedes contar con una sola mano...

-Que pocas esperanzas te das, mujer...

-¿A tí te ha llamado Matt? -Le preguntó a su amiga.

-No -Respondió con timidez.

-Estamos a Lunes -Protestó Susan-, nos larguemos de allí el domingo por la mañana.

-Lo que tú digas, Susan. Pero no pienso hacerme ningún tipo de ilusión, quiero tener los pies sobre la tierra en todo momento de mi vida.

-Piensa así -Rió Susan-. Y te convertirás en una vieja solterona.

-Por favor, solo tengo veinte cuatro años...

-Y eres muy negativa...

-¡Negativa! -rió-. Anda, lárgate y hazle un poco la pelota a Thom. Para que nos trate mejor y podamos vivir mejor en la oficina.

-No -Protestó en un sollozo-. Sin Sabrina, va a estar de un humor de perros.

-Te aguantas -Rieron las otras dos.



Unas pocas horas después y en unos estudios de grabación de Italia, se encontraba Marcus sentado con su representante y amigo Silas, tomándose un café en la sala de descanso.


-¿Qué quieres que le diga a la prensa? -Preguntó a Marcus, mientras daba otra calada a su cigarrillo.

-¿Sobre qué? -Preguntó haciéndose el despistado-. ¡Y apaga ese cigarro ya!

-Sobre la mujer que tienes en la cabeza, que hace que estés tan tonto... Y yo no canto, así que no me importa estropear mis cuerdas vocales con un par de caladas.

-Sin insultar... -Rió éste.

-Me llevas una mañanita que tela... -Lo miró divertido-. ¿Hay tema?

-No -Respondió mordaz.

-Entiendo... -Suspiró resignado-. Bueno, acuérdate que tienes que firmar en el...

-Que si pesado.... -Lo interrumpió un poco molesto por su pregunta.

-Que no se te olvide que hemos quedado en la oficina a las cuatro y media.

-No te preocupes... -Se levantó de la silla, sin haberse acabado el café-.Me voy a trabajar un poco. Nos vemos más tarde.


Silas tenía razón, llevaba un día un poco despistado. Pero no podía para de pensar en las palabras de Marta... Le habían hecho mucho daño. Así que todo había sido una mera provocación de su parte. Aceptaba que los dos sabían que más o menos, todo era un juego desde un principio... Salvo la parte de la atracción sexual que sentían mutuamente. Él creía que aquello iba a parte de todo lo que estaba ocurriendo. Pero según ella no. Lucas tenía razón al decirle que tanto Marta y Sabrina, eran mujeres muy especiales. Eran chicas, que no les gustaba para nada que las dominaran. Y ella, había visto la atracción que sentían la dominaba demasiado, por eso de aquel comportamiento en aquella habitación. ¿Pero era todo sexual para ella?. Eso es lo que tenía que averiguar, para saber si tenía que empezar con la cacería... Un poco más animado, entró silbando en la sala de grabación.

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