domingo, 7 de abril de 2013

Doble Trampa18 Final

-¡Buenos días, mamá! -La despertó Lucas, entrando en su dormitorio y sentándose en la cama-. ¡Arriba!. Hoy es el gran día, por fin me vas a ver sentar la cabeza...

-Mmmm...Sí -Sonrió forzadamente un tanto nerviosa.

-¿Te ocurre algo?

-No, hijo...-volvió a mostrarle una falsa sonrisa-. ¿Qué hora tenemos?

-Las ocho de la mañana -Comentó poniéndose de pie-. Me haces el favor de darles un toque a las chicas...

-Claro -Se tapó un bostezo.


-Me ha llamado el hotel, avisándome de que ya han ido llegando muchos de los invitados.

-Me daré prisa, como Sabrina se tiene que vestir allí también... aprovecharé para ir saludando a la gente. ¿Y tú hermana, Bianca?

-Supongo que llegará a tiempo. Bueno, el desayuno os espera en la cocina. Yo me marcho ya con los chicos, así no me verá la novia -Soltó con ironía-. Como tanto recalcáis.

-Muy bien... Cariño -Lo llamó cuando éste salía por la puerta, y mirándolo con un poco de tristeza-. Te quiero mucho...

-Y yo, mamá -Confesó con gran sinceridad.

-Nos vemos allí, entonces...

-Sí, pero cualquiera diría que no pareces muy contenta.

-¡OH! ... -Se puso colorada y nerviosa-. Es solo que me acuerdo de tu padre -En parte era cierto, si fuera su verdadera boda. Su marido estaría orgulloso de su hijo, por ver como había llevado el negocio en adelante-. Él, estaría muy orgulloso y feliz por ti...

-Yo también lo hecho de menos... Bueno, debo irme ya -Y se marchó de allí.



-¡Son las ocho y veinte! -Gritó Sophía, nada más abrir la puerta de Marta-. ¡Arriba!.

-¡OH! ... Un poco más....

-No. Hay  que ducharnos e ir al hotel para vestirnos allí... La boda es a las doce, voy a despertar a Sabrina.

-Ya los has hecho gritando así, está aquí con... -Karolaine dejó de protestar al comprobar que faltaba la novia-. ¡No está!

-¡Cómo! -Se incorporó Marta.

-¿Cómo qué no está? -Preguntó Sophía, llevándose una mano al pecho a la altura del corazón.

-Se supone que ha dormido aquí con nosotras...

-No se lo perdonaré jamás, huir y dejarnos aquí   tiradas -Empezó a escupir totalmente histérica Karolaine-. Me ha hecho caso, se ha largado a tiempo pero dejándonos con todo el lío...

-No me asustéis... -Gimió Sophía, hiendo apoyarse en la puerta.

-Yo también me largo, no pienso estar presente en cuanto Lucas se entere...

-¡Tú, no te largas! -Le ordenó tajante Marta.

-¿Qué os ocurre? -Preguntó Susan entrando en aquel momento.

-Sabrina se ha largado.

-No puede ser... -Susurró Sophía, mientras se iba a sentar en una esquina de la gran cama. Se le estaba viniendo encima el peso de todo aquel lío...

-No es verdad -Se hecho a reír Susan-. Acabo de hablar con ella, se encuentra en su dormitorio duchándose. Histéricas...

-¡Maldita sea! -Se enfurruñó Sophía-. No volváis alterarme así... Un día de éstos de seguro que me matáis con tantos sustos y paranoias...

-Eso es imposible -Pinchó Marta-. Pero si nos encontramos en ésta historia histérica gracias a tus ideas.

-¿Ahora me echáis las culpas?

-¿Ahora? -rió Marta-. Lo hemos hecho desde el primer día.

-Pues no estaréis muy desacuerdo conmigo... -Se levantó de la cama indignada-. Cuando no le habéis parado los pies a vuestra amiga.

-Cierto. Digamos que en el fondo ha sido como una venganza personal de todas nosotras, es decir las mujeres, hacia el sexo opuesto -Confesó Marta-. Supongo que es muy tarde.

-Exacto -Señalizó Sophía-. Es demasiado tarde para parar todo esto.

-Bueno, lo que cuenta es que vamos a estar todas juntas y unidas, para apoyar a Sabrina en l que haga falta.

-Sí, nadie se larga -Rió Sophía, mientras miraba a una sonrojada Karolaine-.  ¿Por cierto, qué es eso que escuché hoy de Matt?

-¿Cómo? ...

-Estaban hablando de ello los chicos, antes de que yo entrara en la cocina.

-Me lo cargo... -Bramó en un tosco gruñido-. Quien se cree que es para decir que me besó...

-¡Os besasteis! -Gritaron Susan y Sophía.

-No, más bien él me besó... -Protestó puntillosa.

-Y tú bien que colaboraste -rió Marta-. Recuerda que te vi como lo tenías agarrado...

-Mira, con la calladita... -rió Susan-. Todas habéis tenido vuestro beso, y yo nada... -soltó un profundo y relajado suspiro-. O estoy perdiendo facultades, o sé como mantener a  un hombre a raya con la mirada...

-¡OH!

-¡Largo de aquí! -rió Marta, tirándole una almohada de la cama-, antes de que te dé lecciones yo misma, lagarta...



Bueno, ahí estaba el hotel. El lugar que habían estado temiendo acudir. Pero había llegado la hora. Hacía un precioso día de sol, ni siquiera aquello las acompañaba en el ánimo de todas.


-Hemos llegado -Susurró Helen, al ver que nadie se bajaba del coche. Estaba claro, que todas estaban más que nerviosas. ¿Pero cómo había aceptado participar en aquel lío? Ahora sabía a quien había salido su hija Hannah, tan retadora a los chicos. A ella. Comprobado, al aceptar que siguieran con todo aquello... -. Chicas, hay que ir a cambiarse.


En gran silencio, abrieron las puertas y se bajaron del cuatro por cuatro. Incluso Sophía y Marta, estaban calladas. ¿En qué estaría pensando Sabrina en aquel momento? Se preguntó al verla tan seria y decidida...  ¡Por dios, qué iba a representar un papel directo a la hoguera! ¡Que quería verla danzando la danza de la fertilidad! Si es que a veces era idiota... Se reprendió a sí misma.


¿Y sí les digo que echemos a correr en dirección al aeropuerto? ¡No!. Tenía que ser igual de fuerte que ellas. Míralas, estaban totalmente calmadas. Afrontando el último capítulo de aquella locura. Pero claro, quien iba a recorrer el pasillo con la interpretación principal era ella. No había ni punto de comparación...


¡Por qué no le habían hecho caso! Pensó aterrorizada Karolaine. Su plan de huir hacia el aeropuerto el día anterior, era muchísimo mejor que el de recorrer aquel maldito pasillo. Por un momento, aquella mañana pensó que Sabrina les había abandonado. Pero seguía allí, al pie de cañón... ¿Acaso eran todas unas suicidas? ¡Y además, tenía ganas de ver a Matt, tenía que! ...


-¿Qué raro, no veo a mí hija ni a ningún invitado merodeando por aquí? -Comentó Sophía muy extrañada.

-Estarán en el interior del hotel, con la calor que hace no creo que haya nadie en el jardín junto a la capilla -Comentó despreocupada Marta.

-Lo más seguro... Bueno, ya sabéis a donde ir. Enseguida iré yo, tengo que encontrar al cura... -Indicó Sophía en un tono pesaroso.

-¡OH, dios mío! ... .-Ante aquellas palabras, Sabrina se puso más nerviosa-. Necesito un trago de lo que sea.

-No -Protestó Karolaine, regañando a Marta-. Vamos, te daré un vaso de agua bien fresca...



Una hora y veinte minutos después, se encontraban las damas de honor vestidas mientras que un peluquero peinaba a la novia. Cuando Sophía, se dignó a parecer al fin...


-Aún no ha llegado el cura.... -Comentó preocupada.

-¡Cómo! -La miró Sabrina asustada, y consiguiendo que el peluquero se mosqueara por moverse en el preciso momento que le estaba arreglando un difícil recogido.

-Tranquila, debe de estar al llegar... Pero por más que busque, solo me topé con algún invitado y fotógrafo...  ¿Dónde están los demás?

-¡Me dan igual los invitados! -Gritó con frustración Sabrina-. ¡Pero encuentra al maldito cura! ...


Todas enmudecieron ante el ataque de furia de la joven. Ahora, sí que veían lo realmente nerviosa que se encontraba su amiga.


-¡Hola chicas! -Era Matt, quien abrió un pelín la puerta....

-¡AH! -chillaron todas de repente cuando apareció éste de sopetón, sacándolas del momento tenso que estaban viendo con el enfado de Sabrina.-. ¡Un segundo! -Todas corrieron hacia un lado de la habitación, para no ser vistas. Dejando a Sophía a cargo de él, que era la única sin vestir.

-Dime cariño -sonrió falsamente, tenía que admitir que le iría bien tomarse una tila doble.

-Os vengo a comunicar, que os quedan treinta minutos...

-¡Qué! -Chilló Helen.

-¡Imposible! -Protestó Marta-. Idiota, queda una hora....

-Creo que estás equivocado -Lo miró Sophía, ocultando la risa ante las palabras de Marta-. Tiene razón, aún queda una hora.

-Correcto -sonrió Matt-. Una hora para el tan deseado enlace, pero se tarda media hora en llegar a la iglesia, así que la otra media hora es para que acabéis de vestiros  todas....

-¡Iglesia! -Chilló Sabrina, haciendo que el peluquero la volviera a mirar mal.

-¿Qué iglesia? -Preguntó la mujer confusa-. Era en el jardín...

-Lucas ha cambiado... Le ha parecido más romántico una iglesia que hay cerca de aquí... En verdad, se encuentra a diez minutos, pero iremos tranquilamente sin prisas y con mucho tiempo por delante.

-¿Y mi hijo? -Ordenó enfadada.

-Ya se encuentra allí, como casi todos los invitados y fotógrafos. Fueron notificados con el cambio hace tiempo. Al igual que el cura, que llegó hace mucho rato...

-¿El cura se encuentra ya allí? -Aquello no le gustaba nada.

-Sí, bueno os quedan veinte cinco minutos... -Y se marchó, no sin antes reír al escuchar la voz de Karolaine como lo insultaba.

-Será canalla, el  muy mal nacido...

-¡Niña! -La miró Teresa sorprendida.

-Teresa, te comunicamos que Karolaine a mutado en ésta semana... -Bromeó Susan.

-¿Por qué a cogido una iglesia a última hora? -Preguntó Sabrina histérica y muerta de miedo.

-Por que quiere que tu día sea el más romántico, hija... -Rió Teresa, lejos de saber de que iba la cosa.

-Eso mismo creo yo... -Susurró Sophía, sin mirarla a la cara-. Bueno, hay que vestirte y yo también...


Teresa, con ayuda de Helen cogieron la gran bolsa de tela en donde estaba el vestido de novia.  Lo colgaron de un gancho, y empezaron a bajar la cremallera lentamente produciéndole taquicardia a Sabrina...

-¡Ese no es mi vestido! -Señaló alarmada, después de que llevaban la mitad descubierto.

-¿Cómo que no? -Preguntó Teresa nerviosa, acabándolo de sacar del todo.

-Pues como oyes, no me compré ninguno de novia...

-Es verdad, no es el tuyo... -Confirmó Susan.

-Tiene una nota colgada por detrás -Señaló Karolaine-. A lo mejor pone de quien es...

-¡Cómo va a poner de quien es, si vi como lo guardaban y me lo entregaban en mis! ... -Se calló de golpe-. Pone mi nombre.

-¿Entonces? -Preguntó Teresa.

-A sido Lucas, es su letra... -¿Pero por qué? No quería vestir con un vestido original de novia, para representar aquella farsa.

-¡OH, qué romántico! -Rió Teresa, sin dar crédito a las caras de las demás chicas-. Estáis raritas...

-Hombre, ya sabemos que tiene muy buen gusto -Señaló Helen-. ¿Pero cómo se arriesga a regalártelo poco antes de la ceremonia? ¿Y si no te va?

-Estate por segura, que le quedará como un guante -soltó con gran ironía Marta-. ¿No es la primera vez que adivina tu talla, verdad?

-¡Marta! -La riñó Karolaine-. No es momento para comentarios como ese. No le hagas caso Sabrina... ¿Sabrina?

-¡Quiero mi vestido! ...-Imploró con los ojos llorosos-. ¡Quiero el que yo escogí!

-¿Porqué? -Preguntó su madre-. Es muy bonito el que hay aquí... ¿Qué te ocurre hija mía?

-Sabrina... -Se le acercó Marta y le apoyó las manos en los hombros-. No ocurre nada, todo irá bien... Recuerda, que todas nosotras estaremos contigo... No importa el vestido, créeme -Le susurró lo último-. Venga, que te ayudamos a ponértelo...



Matt,  volvió a llamar a la puerta anunciando que era la hora. Fue entonces, cuando a todas los nervios se le empezaron a crispar. Era la hora... La gran actuación iba a comenzar. Tenían que tener cuidado con lo que hacían o decían...Si no querían estropear nada antes de tiempo. Cogiendo aire profundamente, abrieron la puerta en donde les esperaba Matt bien guapo con su traje.


-Bueno, que guapas que vais... Vosotras vais en la monovolumen. Mientras que yo me llevo a... -Se calló al ver salir a Sabrina con el vestido de novia-. Vaya, esta verdaderamente preciosa... Vas a encandilar a Lucas... -Carraspeó un poco-. Nos vamos... Seguro que debe de estar nervioso, con tu llegada.


¿Nervioso? Ha, ella si que estaba nerviosa. Ni la pastilla que le habían hecho tomarse, le calmaba el nudo que tenía en la boca del estomago que no la dejaba ni respirar... Y no era el corsé del vestido, su prometido había vuelto acertar la talla...


Ella se subió con Matt, raro dado que quien la iba a entregar a Lucas era Thom. Sin darle mucha importancia a ello, miró por la ventanilla como desaparecían todas en la mono volumen conducida por Marta.


¡Al fin llegaron! Sophía se bajó del coche rapidísimo, sin mirar a nadie de la gente que había fuera. Quería ir averiguar que es lo que ocurría allí, su instinto le decía que si hijo había tramado algo a espaldas de todas ellas. ¿Y el cura? ¿Y su hijo? Empezó a subir las escaleras de la iglesia cuando alguien la llamó.


-¿A dónde vas con tantas prisas? -Preguntó su hija Bianca, apareciendo de la nada.

-¡Bianca! -Se sorprendió su madre y corrió a ella contenta para abrazarla, olvidándose por un momento de sus preocupaciones.

-Hola mama... Pareces sorprendida de verme... -Rió divertida-. Acaso creías que no iba a venir a la boda de mí hermano... Ese acontecimiento no me lo pierdo ni loca, quiero conocer a la mujer que ha atrapado a mi hermanito el soltero de oro.

-No es eso hija, pero te esperaba ayer...

-Un pequeño contra tiempo de última hora, pero aquí me tienes... Y relájate... -Rió, al ver los nervios de su madre-. Que todo va a ir bien. Además el médico dijo que nada de estrés.

-Es que quiero ir a comprobar que todo el mundo se encuentre en su lugar...

-Está más que comprobado... Solo falta la novia, por que tú has llegado con las damas de honor.

- ¡Presentes las damas de honor, quien nos llama! -Sonrió Helen, acercándose con toda la tropa detrás de ella.

-¡Helen!

-¡Hola guapa! ... -Se abrazaron efusivamente.

-¿Cómo estás? ¿Y Hannah?

-Todo muy bien, al igual que mi hija.

-Bueno, luego en la recepción hablamos...

-Sí, la novia está a punto de llegar la hemos adelantado para estar primero nosotras.

-Perfecto, me llevo a mi madre para sentarnos en nuestros puestos...

-Antes debo de mirar...

-Nada, todo está a la perfección. Tú hijo se ha encargado personalmente de ello...

-Eso es lo que me da personalmente miedo...-Susurró la mujer.


Las cámaras y periodistas, se acercaron o mejor dicho, se abalanzaron en cuanto el coche de la novia  se detuvo delante de la iglesia.  Allí, Sabrina pudo observar con temor que había más periodistas de la cuenta. ¡Acordó con Sophía, que iba a ser todo muchísimo más privado! Aquello no le gustaba nada... Vio por la ventanilla a las chicas, éstas estaban esperándola en lo alto de la escalinata. ¡Madre de dios! ¡Iba a entrar en una iglesia, ante dios a representar una mentira, una farsa muy grande y cruel! ...  ¿Por qué había tenido Lucas que cambiar la celebración del jardín del hotel? Allí no se hubiera sentido tan culpable, no era un lugar sagrado. Esperaba que el joven actor que iba hacer de cura, no tuviera ningún problema allí...  Se le acercaron las chicas y le pusieron el vestido bien.  Mientras los periodistas disfrutaban como locos. 


-Ahora vendrá Thom, voy a buscarlo... -Le comunicó Matt, mientras corría al interior del edificio.

-Tranquila... -Le susurró Marta al oído-. Todo va a ir bien, nosotras estamos  aquí contigo.

-Hay demasiada gente y demasiados periodistas... -Le soltó nerviosa.

-Ya me di cuenta...

-¿Y Sophía?

-Dentro. Si no ha salido, es por que todo va según lo previsto.

-Estoy muy nerviosa...

-Ánimo, piensa que hoy se acaba todo esto.

-Sí, hoy se acaba mí vida... -Confesó en un amago de sollozo.

-Sabrina...- La miró su amiga apenada. Era cierto. A pesar de renegar a lo primero de Lucas, ella se había enamorado de él. Lo mismo que le ocurría a ella con Marcus. La mala suerte, había querido que él fuera el blanco para su venganza. Su amiga, se estaba sacrificando por todas las mujeres... Sabía que su corazón en aquel momento estaba hecho trizas. Y ciertamente, no creía que nadie supiera lo que ella estaba haciendo... Ninguna mujer, iba a saber lo que estaba sacrificando de verdad. ¿Tal vez, aún estaban a tiempo de huir de todo aquello?-. Vámonos... -Le soltó en seco, y haciendo que todas las damas de honor se giraran escandalizadas.

-¡Qué! -Frenó en seco Helen.

-¡Oye! -Se quejó Susan, logrando no caerse de las escaleras.

-¡Dios mío! -Casi se desmayó Karolaine, al escuchar aquellas palabras en aquel momento.

-¿Cómo? ... -Sabrina miró a su amiga a los ojos, con los suyos llenos de lágrimas.

-Que no hay que avanzar más... -Susurró sabiendo que los fotógrafos empezaban a mirarlas con más interés, al igual que Thom  que se acercaba con Matt, para conducirla hacia el altar-. Por que hacerte más daño...

-Debo hacerlo.

-Marta tiene razón -Habló Helen-. Sabemos que lo quieres...

-Yo creo que ya será bastante humillación, el dejarlo plantado en el altar -rió Susan.

-¡Por que nunca me hacéis caso! -Protestó Karolaine.

-Tú decides, Sabrina... -Le indicó Marta-. Y sí de ésta manera tuvieras una oportunidad, piensa en no decirle nada y que se crea que has  tenido miedo.

-A lo mejor se da cuenta de que te quiere... -Se apresuró al ver que Thom venía más deprisa, y que Matt no se hallaba a su lado-. Si es así, solo nosotras sabremos esto, él nunca se enterará.

-No creo que me ame...

-¿Pondrías la mano en el fuego con esa respuesta? -Intervino Helen-. Yo me sujetaría fuerte a cualquier oportunidad que me ofreciera la vida.

-Chicas... -dijo Thom, llegando al lado de ellas y visiblemente preocupado por lo que se estaba desarrollando allí.

-Sabrina... -Le imploró Marta, a que escogiera su camino.

-¡No! -La intentó detener Thom por el brazo, al ver como le pedía perdón con su mirada. Pero su mujer se le interpuso en su camino, consiguiendo que escapara.


Novia y tres damas de honor, bajaron las escaleras corriendo bajo la mirada atónita de los fotógrafos. Éstos, al ver como el pequeño grupo se dirigía nuevamente a la mono volumen, vieron que tenían un gran escándalo delante de sus narices... Y rápidamente, empezaron hacer fotos mientras se acercaban al coche.


-Vamos, arranca... -EL metió prisa Susan a Marta.

-Sí, los buitres se acercan... -Soltó temerosa Karolaine.

-No, no... -Sollozó histérica, mientras buscaba con manos nerviosas por todo el coche.

-¿Qué ocurre? -Preguntó Sabrina preocupada, preparada para recibir lo peor.

-¡No están las llaves!

-Eres una tonta... -Le riñó nerviosa Karolaine-. ¿Cómo se supone que vamos a huir, si pierdes las llaves?

-Sé que las dejé aquí...

-¿Buscas tal vez esto? -Interrumpió Marcus, que apareció en aquel momento al lado de su ventanilla y con las llaves en sus manos, mientras tenía una sonrisa divertida en la mirada.

-¡Eres un maldito necio! ... -Gritó enfurecida Marta, y bajándose del coche para quitarle las llaves-. ¡Dámelas, idiota!

-¿Por qué tendría que hacerlo?

-Te odio -Se le acercó dispuesta a pegarle, le acababa de fastidiar la vida a su amiga-.Eres un imbécil... -Pero una vez más, Marcus se cargó con gran facilidad a Marta en sus hombros y salió tranquilamente de allí, sin importarle la mirada de asombro de todos los invitados que habían salido afuera. Y sin contar los periodistas, que aquel día no daban a basto.


Sin embargo, Sabrina era la única que no miraba a Marcus. Desde que su amiga saliera del coche, que tenía la mirada fija en Lucas. Se encontraba parado enfrente del coche mirándola detenidamente.


-Rápido, Susan... -La empujó Karolaine en el sillón de atrás-. Haz un puente al coche...

-¡Qué! -La miró ésta extrañada-. ¡No sé hacer ningún puente!

-¡Pues ya podrías saberlo! ... -Protestó indignada.

-¡Estás loca!

-Dejarlo chicas -Suspiró Sabrina -. Yo me voy de aquí, aunque sea a pie... -Y sin ningún miedo abrió la puerta del coche, para pasar por detrás de éste y dirigirse a paso decidido al camino de entrada. Fuera reinaba un gran silencio, a pesar de la gran gente que había allí.

-Creo que te equivocas de camino -Habló él en voz alta-. La iglesia cae detrás de ti...

-Lo siento, pero hoy no me caso -Respondió en voz alta y sin girarse hacia él-. Y escuchando el murmullo de la gente por la sorpresa de sus palabras.

-Pues yo sí -comunicó él decidido, y indicándole por su tono de voz que estaba caminando detrás de ella.

-Pues búscate a otra novia -Le comunicó, mientras apresuraba el paso.

-El problema, es que me gustas tú representando a la novia -rió-. Ese vestido te hace realmente preciosa...

-¿Quieres el vestido? -Se detuvo furiosa por todo lo que estaba ocurriendo, y viendo que él se lo tomaba a broma cuando ella estaba verdaderamente destrozada-. Toma, cásate con él... -Se arrancó el velo de novia y se lo lanzó con furia, con los ojos inundados de lágrimas, mientras empezaba a desabrocharse los botones del cuello...

-Detente, mí niña... -Le susurró Lucas, mientras la detenía sujetándole las manos temblorosas de ésta-. No hagas...

-¡Sabrina! -Chilló Sophía, mientras bajaba las escaleras a saltos-. El cura...

-¡Sophía! -La miró un momento, sin comprender lo que quería decirle la mujer.

-El cura -Se detuvo al pie de las escaleras cansada por su carrera, mientras cogía aire y le chillaba contenta... -. Él, ha contratado a un cura de verdad.

-¡Mamá! -Apareció Bianca por detrás, haciéndola callar con gran fastidio.

-Debería de haberla encerrado, nada más llegar -susurró con fastidio Lucas, mientras escondía una sonrisa.

-¡Qué! -Lo miró extrañada. ¿Qué ocurría allí? Sophía, parecía estar contenta. ¿Se le habría ido la cabeza? ¿Un cura de verdad, para qué?-. ¿De qué va todo esto?

-Creo que es más que evidente, es una boda... La nuestra.

-¿Por qué has tenido qué cambiar todo? -Le pidió enfadada.

-Por esto -Y sin pensárselo y delante de toda la gente, la cogió por el cuello y la besó efusivamente.

-¡Para! -Lo empujó con fuerza, una vez que logró separarse-. Todo esto lo haces por el hecho del sexo y...

-Sabrina...

-Venga, admite que me propusiste matrimonio por el hecho de estar posiblemente embarazada, y por la salud de tú madre.

-No -Respondió divertido-. Te propuse matrimonio, por que me encantaría despertar todas las mañanas a tu lado. Además, es imposible que estés embarazada. Primero, tendríamos que acostarnos juntos. Y que yo sepa, no lo hemos hecho... -Sabrina y las demás damas de honor, soltaron una exclamación d sorpresa-. Y hay que tener en cuenta el factor de tu virginidad...

-¡Calla! -Le ordenó avergonzada.

-No -Soltó tajante-. Quiero que delante de toda ésta gente, te enteres de una vez por todas que te quiero... Que me da igual todo lo que hemos hecho. Admito parte de la culpa por seguiros el juego. Pero me daba igual, si de esa manera te podía conseguir... ¿Por qué si no puse un cura de verdad?

-Y ese cura quiere saber si hay boda -Señalizó en tono curioso el aludido-. Lo digo por que aquí fuera hace mucho calor... -Todos los invitados rieron un momento, por la interrupción del hombre mayor. Pero callaron enseguida, en espera a la respuesta que tenía que dar Sabrina.

-Lo has hecho para fastidiarme, por que sabias mis planes -Sollozó-. Por eso el vestido, el cura, la iglesia... ¡Todo para que rabiara!

-Querida, algo tenía que hacer no ibais a saliros con las manos  limpias rió-. Me enfadé mucho cuando me diste aquellas pastillas en el champán...

-¡Sabrina! -La regañó consternada Teresa-. ¿Vosotras lo sabíais? -Se giró a las damas de honor y a Sophía, y soltó una exclamación cuando asintieron todas.

-Lo sé, mamá... - Sí. Los dos se habían portado mal. Cada uno había hecho su venganza.

-¡Dile que sí! -Gritó alguien.

-¡Pero que se arrodille el novio!.. -Gritó un periodista-. Así lo tendremos todo...


Todos volvieron a echarse a reír, sabiendo de antemano cual iba a ser el resultado dado lo juntitos que se hallaban los novios al fin.


-¿Te das cuenta de la que liaste? -Bromeó él divertido ante la situación.

-¡Que yo lié! -Protestó de forma exagerada, fingiendo enfado-. ¿No pudiste pedirme matrimonio de una manera más normal, si ya te gustaba?

-¿Me hubieras creído en aquel momento?

-No. Pero habría aceptado con la esperanza, de que algún día me quisieras tanto como yo.


La miró detenidamente con mucho cariño, y por fin a satisfacción de todos se arrodilló delante de ella.


-¿Sabrina García, quieres hacerme el hombre más feliz al aceptar convertirte en mi esposa?

-Sí -Respondió entre risas y lágrimas, un segundo antes de lanzarse a sus brazos y provocar que cayeran al suelo en un romántico beso. Mientras invitados aplaudían y vitoreaban a la feliz pareja.

-Bueno, en pocos minutos seré tú marido. Me pondré bajo tus órdenes...

-Perfecto -rió ella-. Por que tú y yo, nos saltamos el banquete...

-¡Sabrina! -rió feliz y sorprendido-. ¿Qué dirán nuestros invitados y fotógrafos?

-Después del espectáculo que les dimos, no creo que digan nada -comentó divertida.

-Sabes una cosa, yo gano... -soltó de repente.

-¿Qué ganas? -Preguntó curiosa.

-Te dije, "cuando nos acostemos será por que tú me lo pedirás”... -La miró en espera de una respuesta.

-Bueno... -soltó simulando indiferencia-. Sí quieres, esperamos a la noche sería lo más adecuado...

-Ni hablar -La cogió de la mano y empezó a conducirla a la iglesia-. Intercambiamos los votos y después, a la tarde nos reunimos con los invitados en la fiesta. Es nuestra boda y hacemos lo que queremos.



Marta entró en la iglesia con paso apresurado, todas estaban en su lugar solo faltaba ella. Feliz por su amiga, se situó a su lado y de las demás damas de honor. Sus miradas se cruzaron y se sonrieron. Al fin, después de toda su amiga iba a tener una vida feliz. Miró un segundo al frente, y allí acababa de llegar Marcus. Se le veía relajado, nadie diría que acababan de casi tener un apasionado encuentro en una de las habitaciones de la iglesia. Nadie diría mirándola a la cara, que se sentía destrozada... Pero no podía llorar, aquel era un día feliz para su amiga. Así, que poniendo una feliz sonrisa empezó andar detrás de los novios, y al lado de Marcus hacia la salida de la iglesia, en donde comenzaban su nueva vida como marido y mujer.





                                             FIN

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