jueves, 25 de abril de 2013

Cuento 2º Aniversario "Saltando Chispas" parte final

Se formuló aquella pregunta, justo antes de alzar sus manos tras la nuca del hombre y atrapar con gran deseo la boca masculina.

Solo se quedó paralizado un segundo, con los ojos abiertos ante la sorpresa de aquel ataque por parte de ella. Después, no fue tonto. Cerrando los ojos y apretando el cuerpo de ella más cerca de él, participó en aquel beso profundizando más con una pasión desbordada.
No se creía lo que estaba sucediendo. Aquello era un sueño cumplido. Su corazón bombeaba loco por la euforia y por la pasión, que se estaba desatando entre los dos.
Por fin ocurría lo que una vez, nada más conocerla había notado. La mutua atracción. Pero después, las cosas se complicaron y en su lugar solo vio rabia.
Suponía que con el susto que se había llevado, sus verdaderos sentimientos habían aflorado. Y se alegraba por ello. Ella lo amaba, se lo había dicho…
Su infierno había acabado.
Con manos temblorosas por el deseo, deslizó una con cierta suavidad por toda su espalda, antes de introducirla bajo aquella camiseta enorme y llevarla a la parte  delantera de su cuerpo. Deteniéndola un segundo, para absorber su suavidad y calor, al tiempo que veía la reacción de ella.
Se apretaba más a él, mientras que le mordía por un momento de forma sensual el labio inferior.
Luz verde. Sonrió para sí mismo avanzando con sus caricias por toda su piel. Quería aprenderse su cuerpo, conocer donde estaban todos y cada uno, de los lunares que tenía. No quería perderse nada…
Pero cuando su mano topó, con la suavidad y redondez de su seno izquierdo, no pudo evitar el soltar aquel gemido, contra los dulces y carnosos labios de ella. Recibiendo por un igual, la misma respuesta en ella.
-James… -Gimió, llenando por un segundos sus pulmones de aire.
-Ashes… -Gruñó, al juguetear con el pezón duro y obtener de ella, una elevación pequeña de sus caderas en dirección a él.
Los dos se hallaban consumidos por la pasión, y se hallaban completamente solos en aquella casa. Las dos viejas metomentodo, estaban lejos de allí. Nadie iba a molestarlos, para continuar con la muestra de amor que estaba teniendo lugar.
Ho no…
Algo bajo su trasero, estaba vibrando. Y no le gustaba para nada aquella interrupción, pues James ya le era más que suficiente en aquella fantasía. No hacía falta añadir ningún juguete erótico.
Pero al parecer, su mente no opinaba igual que ella. Dado, que aún seguía notándola.
-¡Maldita sea! -Gruñó él entre dientes, dejando de besarla mientras apoyaba su frente contra la de ella y trataba de recuperar el aliento.

¡Quién puñetas lo llamaba aquellas horas la móvil!
-Perdona, es solo un segundo –Se disculpó con gran frustración, mientras con cierta dificultad introducía la mano en el bolsillo del pantalón, y extraía el aparato que aún seguía sonando.


 ¿Pero aquello no era su cielo particular, donde le ofrecían su fantasía más deseada? ¡Entonces, por qué aparecía la interrupción indeseada de un móvil! ¡Por favor, no creía que en el cielo hubiera cobertura!
-Quiero que desaparezca esta llamada de mi cielo –Pidió haciendo puchero con sus labios hinchados por los besos.


Por la poca luz que entraba de la ventana, pudo apreciar su silueta, y ver como abría la tapa del dichoso aparato y respondía. Dándole así la oportunidad de observar su bello rostro masculino, con la iluminación que proyectaba el pequeño aparato.
-¿Sí?
Le escuchó decir en un gruñido. Un tono, que realmente ella conocía bien… No, como hacía unos momentos que sus palabras, habían resultado ser una caricia cálida.
Frunció un momento el entrecejo, al tiempo que tensaba la espalda en actitud de alerta, y se quedaba un momento escuchando.
-¡Estoy deseando que volváis de viaje, para cogeros del pescuezo! –Vociferó con rabia.
Al fin, pudo comprender a quien iba dirigida aquella amenaza.
Con el corazón bombeando a mil por hora aún, por la pasión que había recibido y dado, apenas un momento… Prestó suma atención a su alrededor.
Aunque la estancia estuviera a oscuras, aquel era el salón de la casa de su tía Ellois. Y ella, se hallaba en el sofá que había junto a la chimenea, medio sentada sobre las piernas de James.
Sus ojos se abrieron de forma desmesurada. ¡Él era el asaltante! Averiguó dando un respingo hacia atrás, por la fuerte impresión, sin darse acordarse donde estaba sentada…
Sin poder evitarlo, en menos que cantaba un gallo, su cuerpo desapareció tras el brazo del sillón, para aterrizar en el suelo con el ruido sordo y un quejido de ella.
-¡Ashes cuidado! –Exclamó él, al ver que se escurría de forma rápida de encima de él. ¡Pues claro que Ashes está aquí! –Volvió a bramar, al tiempo que se ponía en pie y se acercaba al interruptor, para prender la luz.
La buscó con la mirada, llena de preocupación. Pero allí estaba ella, con los ojos como platos sentada en el suelo, al tiempo que lo miraba asustada.
Aquello no le gustó.
-¡No tenéis vergüenza! –Siguió echándoles la bronca a las dos mujeres, al tiempo que caminaba hacia ella y le tendía su mano libre-. No sois dos viejas seniles, sabíais perfectamente que ella se hallaba aquí, cuando me enviasteis…
¿Él se hallaba allí por culpa de Ellois y Maude? No comprendía nada…
-Pensé que había muerto… -Susurró con tono débil, mirando su mano pero sin ningún amago de aceptarla.
Obvio que estaba conmocionada.
James, se acuclilló delante de ella con una mueca de diversión en su rostro.
-Esto es una pesadilla –Gimió con los ojos vidriosos. Teniendo que llevarse una mano a la boca, para ahogar el grito de horror por su estupidez, al recordar de forma vaga el haberle declarado sus sentimientos.
Había arruinado su existencia, al confesarle lo que sentía por él. ¡Y encima estaba lo del beso!
-Idiota –Gruñó rabiosa, poniéndose en pie de sopetón y sorprendiendo un poco al hombre, quien también se alzó.
-¿Ahora por qué me insultas? –Alzó una ceja inquisitivo-. ¡No hablo contigo! –Gruñó nuevamente al teléfono.
-Me insultaba a mí misma, por cometer semejante estupidez –Escupió con tono amargo dando dos pasos en dirección a la salida del salón.
Tenía que huir de allí.
Pero no pudo dar ni el tercer paso, cuando sintió como James la retenía en el lugar, al pasarle su brazo libre por la cintura.
-Tú, no te escapas pequeña –Le indicó, volviendo a emplear con ella aquel toque delicado en su voz.
Trató de alejarse, separarse al menos un poco. Pero una vez más, él volvía a superarla en fuerza.
-James, no hagas esto más vergonzoso de lo que ya es, por favor.
Suplicó, sin atreverse a mirarlo a los ojos como siempre había hecho, cuando lo había enfrentado. Pero ahora, todo era diferente… Ahora, su imagen ante él era de mujer vulnerable.
Le había hecho entrega de su mayor secreto. Se hallaba completamente a su merced.
-¿Te parece vergonzoso el habernos besado? –Preguntó clamando su total atención, al conducir su mano bajo la barbilla de ella y alzarle el rostro para que lo mirara-. Ashes, yo… -Calló un momento, al ser interrumpido por las mujeres a través del teléfono-. Vosotras no tenis ningún derecho a escuchar nada de lo que ocurra aquí, ya habéis hecho más que suficientes. Malditas locas… -Señaló con cierto enfado, aflojando la presión que ejercía sobre su cintura sin darse cuenta.- ¡Joder, Ashes!
Soltó aquel aullido, cuando recibió una fuerte patada en su espinilla por parte de ella. Quien aprovechó para salir huyendo en dirección al piso de arriba de la casa, con lágrimas de dolor cayéndole por el rostro.
-¡Ashes! –Volvió a llamarla inútilmente, al ver que no giraba a mirarla-. ¡Malditas viejas! –Maldijo con gran furia, cerrando la tapa del móvil y dejándolo caer al sofá, para ir en busca de ella.
Como la casa aún seguía a oscuras. Al ir subiendo por las escaleras, pudo ver por debajo de las ranuras de las puertas, en cual habitación se había escondido ella.
Se paró delante, cogió un poco de aire. Y seguidamente, alzó su puño para dar dos golpes.
-¿Me dejas pasar? –Preguntó con voz calmada.
El tiempo, avanzó solo unos segundos. Pero al no captar respuesta alguna, probó de girar el picaporte. Pero éste no cedió.
-Ashes, quita el pestillo. Tenemos que hablar…
-¡No quiero! –Soltó decidida y orgullosa, en medio de un sollozo-. ¡Lárgate!
Soltó el aire frustrado, antes de volver a probar de abrir el pomo, aplicando más fuerza en él. Pero seguía igual de cerrado.
-¡Ábreme la puerta! –Dijo golpeándola con la palma de la mano y comenzando a impacientarse por la cabezonería de la joven.
-¡Márchate! –Le imploró en un gran sollozo.
-¡Como no me abras en menos de tres segundos, tiro abajo la puerta! –Amenazó entre dientes.
-Acaso, no sabes atravesar las paredes. Eres Lucifer –Soltó ella con sarcasmo, pero sin dejar de llorar.
-Maldita niña impertinente –Gruñó otra vez, dando tres pasos atrás para poder observar la madera vieja de la puerta -. Tú lo has querido. Mejor apártate del medio…
Advirtió poco antes de avanzar a carrerilla esos tres pasos que había retrocedido, y así, arremeter contra ella con su cuerpo de costado. Escuchando primero un crujido seguido de un enorme estruendo, cuando ésta fue arrancada del as bisagras cayendo al suelo con cierta fuerza.
Lo primero que vio James, fue al gato de Ellios hacerle la cobra desde la cama, con todo el pelo de punta antes de salir disparado de su presencia.
Después, al no ver aún asomarse a la chica. Dio los tres pasos para entrar dentro del dormitorio, pisando sin ningún miramiento la puerta rota. Descubriendo a una Ashes, que lo miraba sorprendida por lo que había hecho en el lateral del marco de entrada.
-¡Pero has visto lo que has hecho! –Le reprochó con gran enfado, yendo hacia él-. Idiota –Se posicionó delante escupiendo furia por los ojos-. Acaso se te cruzaron los cuernos Satanás… Te crees más macho ahora. Mira que estás loco…
De repente, todos los insultos que iba ha decirle se mezclaron con el gemido que soltó, cuando el hombre la atrapó por la nuca y cintura con sus fuertes manos, para arrimarla a su pecho.
Se miraron un segundo a los ojos. Él sonreía y ella, estaba confundida.
Después, fue James quien dio el paso al atrapar sus labios en un voraz beso obligándola a participar, al abrirse paso con su lengua.
Pero la sorpresa duró poco. Ashes luchó con sus fuerzas, para poder separarse de sus  labios…
-No… -Imploró con nuevas lágrimas acumuladas en sus ojos.
-Sí –Dijo él contra sus labios, al volver acercarle el rostro al suyo, cuando una vez más la atrapó por la nuca.
Sus labios volvieron a unirse por unos segundos.
-¿Por qué me haces esto? –Demandó con voz rota y derrotada ante su insistencia.
-Porque me quieres, como yo también te quiero a ti –Declaró con sinceridad y mirada divertida, ante el aturdimiento de ella, que se había quedado paralizada ante aquella confesión.
Sonriendo, James le pasó los dos brazos por la cintura. La alzó sin esfuerzo alguno, para recorrer la distancia que los separaba del enorme lecho. En donde la depositó con sumo cuidado, para seguidamente tumbarse él encima de ella y mirarla fijamente a los ojos, mientras le acariciaba el rostro y cabello.
-Como veo que no dices nada –Sonrió por la conmoción de ella-. Creo que sería más oportuno pasar a demostrártelo…
¿Le había guiñado un ojo, al tiempo que le había hablado con voz sensual? Ahora, sí que creía estar profundamente dormida, y todo era un sueño. Un maravilloso sueño, que iba a pasar a uno erótico…
-Yo… -Rió por lo bajo nerviosa, cuando éste descendió su rostro, para comenzar a besarle todo el cuello en dirección a su óvulo-. Pero desde…
-¿Cuándo? –Interrumpió él sus palabras, dejando su seducción para alzar el rostro y mirarla con pasión-. Desde los principios, Ashes… Sch… -No dejó que hablara, depositando pequeños besos en sus tersos labios-. Solo debes saber, que te amo. Nuestro infierno se terminó –Alzó una cekja inquisitivo-. Ya hablaremos más tarde pequeña –Le guiñó un ojo-. Ahora, quiero recuperar todos estos años perdidos. Eres mía, como yo tuyo para siempre.
-Sí, James –Articuló con nuevas lágrimas en los ojos, listas para aflorar mejillas abajo-. ¡Ellois y Maude!
Exclamó de repente, interrumpiendo una vez más le beso que él quería darle.
-Malditas viejas locas, casi hacen que te pierda. Estoy seguro, que están reservando un billete de avión en estos momentos… Hizo una mueca con los labios-. Entiendes, porque quiero recuperar un poco de tiempo para los dos. Después, ya vendrán las explicaciones debidas.
-¡James, no seas así con ellas! –Rió feliz y divertida.
-¿Siempre me vas a estar replicando todo lo que digo? –Preguntó con cierta burla.
Ashes, movió de forma afirmativa con al cabeza. No se creía aún nada de aquello.
-Esta bien –Aceptó con un leve encogimiento de hombros-. En cierta medida, estoy acostumbrado. Siempre lo has hecho… -Entonces, mostró una sonrisa traviesa en las comisuras de sus labios-. Pero que sea fuera del dormitorio. Dentro, acataras todas mis órdenes.
-¡Eres un diablillo! –Rió ella.
-Me gusta más ser tu rey… Tú Lucifer –Confesó antes de atrapar sus labios en un beso apasionado.

 

6 comentarios:

  1. Bueno, espero os haya gustado éste pqueño cunto escrito a la carrerilla en una maldita semana por culpa de la enana. jejejje

    Muchos besos chicas.

    Sí, lo se... Ahora vendrán las historias abandonadas.

    a las dos pesadas!!! Becaria Pueblerina no le toca aún !!!!
    jejeje

    Es broma
    chao chicas

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    Respuestas
    1. Seras exageradaaaa jajaja, no es mi culpa ni nada, tu solita te metiste en el lio!!

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  2. Me gustó mucho y yo también pregunto por Becaria Pueblerina. Espero más historias (las leo cuando están completas xD).

    Besos!!

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  3. Jajajaja genial!!!
    Me encantan los comentarios de Ashes.
    Gracias por compartir E.J lo disfrute bastante.

    Lu

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    Respuestas
    1. Muchas gracias a tí, por decidirte a quedarte en ésta humilde casa como todas las demás chicas. Siempre es un placer, que una familia vaya aumentando

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  4. Esta historia me trajo un sin fin de risas E.J... enserio estuvo definitivamente divertidisima la disfrute mucho!!!!

    ATT: Lari

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