A causa del viento que hacía afuera en la calle, no pudo evitar que la puerta principal de la casa de su tía, se cerrara sola con un fuerte estruendo, dejándola sorda y indicando que ya había llegado.
-¿Eres tú, Ashes?
Escuchó preguntar a su tía Ellois, desde el fondo del pasillo que conducía al cálido salón por causa de la enorme chimenea que dominaba en aquella estancia.
-¡Sí!
Exclamó mientras se despojaba del abrigo, guantes y bufanda, para dejarlo todo encima del pequeño diván que había en el oscuro recibidor. Después, caminó frotándose las manos frías en dirección aquella sala. Para hallar a su tía en compañía de su ferviente amiga Maude.
-Quien más podría ser, abriendo la puerta con una llave –Bromeó con cierta ironía, acercándose a besar a las dos mujeres.
-¿Mucho frío? –Preguntó su tía.
Se acercó a la chimenea, para capturar todo el calor que pudiera y recuperar así el suyo propio. Quedándose de espaldas a ellas, solo por unos segundos. Para ver como su tía, cogía una tercera taza del carrito y comenzaba a servirle una buena cantidad de té.
-Haría un día magnifico, sino fuera por el viento –Suspiró con cierto pesar, dando tres pasos y cogiendo su taza-. Por ello, he decidido retrasar mis compras.
Ante aquella indicación, pudo ver como las dos mujeres se sonreían mutuamente, para dirigirse a ella con sumo interés en sus miradas. Aquello, hizo que le recorriera un pequeño escalofrío por todo el cuerpo.
-¿Cuánto tiempo estarás de vacaciones? –Se atrevió a preguntar Maude, con los ojos entrecerrados.
Era obvio, que estaban calculando algo en sus maquiavélicas mentes. Y no sabía si responder la verdad, pues no le transmitían mucha confianza.
-Pues… -Resopló algo frustrada por verse en duda-. Unas cuatro semanas, réstale dos o tres días… -Confesó al final con la verdad y encogiéndose de hombros levemente.
-Y ya se esta quejando de aburrimiento -Río su tía con cierto brillo en la mirada, sin engañarla en ningún momento de que algo tramaba-. Y está solamente en su tercer día de vacaciones…
Dio un sorbo a su taza, para dejarla encima de la pequeña mesa redonda y volver junto a la chimenea. Aún sentía algo de frío en su cuerpo, pero sabía que había aumentado a causa de un mal presentimiento.
-Cierto, sabes que no se estar sin hacer nada –Señaló acertadamente, volviendo a caminar hacia la mesa para coger una galleta de mermelada de frambuesa.
-Tienes que descansar querida –Se atrevió a señalar Maude.
-Me gusta mi trabajo en la guardería, disfruto mucho con el. No me agota a nivel físico –Comentó relajada, pudiendo observar como entre las dos mujeres había una comunicación secreta ante sus palabras. Y mejor adelantarse a saber que tramaban, a estar comiéndose la cabeza tontamente sin dar con la respuesta acertada-. ¿Me vais ha contar lo que os ronda por la cabeza?
-¿Qué quieres decir tesoro? –Rió nerviosa Ellois.
Ante aquel intento de disimulo de su tía, no pudo evitar que se le escapara una carcajada.
-Solo te falta levantarte del sillón y atizarle a Maude, para que hable –Señaló con suma perspicacia-. Llevas todo el rato, empujándola con tu mirada.
Las dos mujeres carraspearon un poco, al tiempo que enderezaban sus espaldas en el respaldo de sus sillones.
-Que va querida –Rió nuevamente algo nerviosa su tía-. Eso, son imaginaciones tuyas.
-No creo… -Volvió a observar detenidamente a las dos.
-¡Esta bien Ellois! –Soltó exasperada Maude-. Mejor díselo, que hacerlo con rodeos. Creo que tardaremos menos.
-¡No me digáis que aplazáis la semana en el balneario!
Acusó Ashes a las dos mujeres con tono duro.
-MMM… -Hizo una mueca Maude.
-¿Por qué?
Frunció el ceño sin comprender aquella anulación, con lo ilusionadas que estaban desde hacía varios meses.
-Se trata de mi hija Karol –Comenzó a explicar la mujer mayor-. Sabes que se halla embarazada –Ashes asintió con un gesto de cabeza-. Pues el médico le ha ordenado total reposo, en estos primeros meses. Resulta que tubo una pérdida y tiene que guardar cama. Además, la pobre esta sufriendo mucho con náuseas… -Hizo una mueca con los labios-. Prácticamente se tira todo el día abrazada a la taza del inodoro.
-Pobre Karol –lamentó con sinceridad-, me pasaré hacerle una visita.
-El caso –Continuó con cierto miedo la mujer-, es que por fortuna Richard ha decidido trasladar la oficina a su casa –Apretaba fuerte la servilleta que tenía en sus manos-. De modo que puede cuidar de ella.
-Pero te preocupa el marcharte –Se atrevió adelantar Ashes.
-No –Sonrió con debilidad la mujer, mostrando que no sabía como continuar lo que quería proponer.- En ese aspecto, se que Karol se hallará en buenas manos…
-¿Entonces? –Preguntó con el ceño fruncido.
No comprendía que es lo que temían de pedirle.
-James, no encuentra secretaria –Intervino su tía con tono impaciente al ver el miedo de su amiga.
Fue escuchar aquel nombre, que enderezó sus hombros y se cruzó de brazos. Dándose la vuelta hacia la chimenea, para no querer mirar sus rostros suplicantes.
-¿Y? –Preguntó mostrando un tono de indiferencia.
-¡Ashes por favor! –Demandó su tía desesperada-. No te hagas la tonta, a mi no me engañas.
Se dio la vuelta con mirada susceptiva, para encararlas con los hombros alzados resuelta a no sucumbir en lo que pedían.
-Me alegro. Porque mi respuesta es negativa –Expuso alejando su cuerpo de la chimenea, con intención de salir de aquella sala.
-Por favor cariño –Suplicó Ellois-. Karol, insistirá en acudir a la oficina si no hay ninguna que la sustituya. Aún no hemos conseguido a nadie que…
Interrumpió a la mujer mayor con gran sarcasmo en la voz.
-Logre aguantar a Satanás –Resopló con fuerza tras indicar el apodo que le había puesto a James-. Discúlpame Maude, pero tú hijo se lleva la palma al premio jefe ogro del año.
La mujer mayor solo supo sonreír ante sus palabras acertadas.
-Tienes toda la razón. Pero si no hallo a nadie, no me quedará más remedio que ir yo, sino quiero que mi hija vaya.
Cogió aire, con la mirada puesta en la mesa de merienda. Notando, que no iba a quedarle más remedio que resignarse por los acontecimientos que se avecinaban.
-Ya veo… -Siseó bajo, soltando el aire contenido.
-Tesoro, sabemos que tú no tienes miedo a sus gritos –Señaló su tía con gran confianza.
Sonrió por aquella observación tan acertada.
-Porque digamos, que no nos hemos caído muy bien desde un principio… -Señaló con gran austeridad-. Nuestros pensamientos de la vida son muy diferentes, y nos gusta recalcárnoslo a cada instante.
Los ojos de las dos mujeres brillaron con grandes esperanzas ante sus palabras.
-¿Significa que lo harás? –Preguntó Ellois.
-Pero no dispongo de tantas vacaciones, como para sustituir a Karol su embarazo –Recalcó con mal humor al verse encerrada, sin escapatoria alguna por las sonrisas que mostraban las dos en sus rostros.
-Tranquila, después lo haré yo… -Sonrió Maude volviendo a beber de su taza-. Al menos, tu tía y yo podremos ir al balneario.
Sí, había sido atrapada de forma descabellada por aquellas dos viejas.
-Ya veo… Sí o sí, soy la nueva secretaria de James –Indicó con cierto gemido de horror.- Genial…
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