Emma se
fue de la madrugada, a pesar de las quejas e insistencias de sus amigos, se
tomó un taxi y no aceptó que la llevaran. Ninguno de ellos estaba en
condiciones de conducir, aún así Tristán era difícil de convencer así que la
acompañó en el auto.
-¿Y luego
volverás a tu casa en el mismo taxi?- preguntó incrédula.
-Sí –
respondió él.
-Tristán
soy adulta ahora, llevo años viviendo sola, tomaré un taxi hasta mi hotel, qué
podría suceder.
-Sólo
dale el gusto Emm, o tendremos que soportarlo luego – insistió Bim y ella
suspiró resignada.
-De
acuerdo…-aceptó y Tristan sonrió conforme.
Fueron
hasta el hotel en el taxi y él la acompañó hasta la entrada.
-¿Nos
vemos mañana? Quiero enseñarte el estudio…
-Lo
siento, Tris. Mañana quedé en conocer a la prometida de Leandro.
-¿Isabel?
-Sí.
-¿Y
luego? Puedo ir a buscarte…
-Ceno
con Ian- dijo ella y la mirada de él se ensombreció.
-De
acuerdo, supongo que mañana no podrá ser. Emma, te has vuelto una persona muy
ocupada, ¿verdad?. Te llamo luego, buenas noches.
-Buenas
noches, Tristán – le contestó con algo de tristeza aunque no podía explicarse
por qué el clima entre ellos se había puesto tan sombrío. Él entró al taxi y
ella al hotel.
Leandro
pasó por ella al mediodía siguiente.
-Debiste
decirme donde era el restaurante, en lugar de venir por mí. Se supone que
busques a tu prometida.
-Isabel
me dijo que viniera por ti, así que ya sabes…sólo sigo órdenes – contestó él
mientras le abría la puerta del auto. Emma movió la cabeza en un gesto
falsamente censurador y subió.
Al
llegar al restaurante, se acercaron a una joven que estaba sentada. Tenía
cabello castaño claro y era linda pero de una forma muy natural, no era una
mujer que resaltara a primera vista, pero tenía un encanto que atraía.
Mientras
ella se ponía de pie para recibirlos, Leandro se le acercó y la besó. Luego,
levemente sonrojado, hizo las presentaciones del caso.
-Isabel,
mi novia y futura esposa. Y ella es Emma- dijo Leandro y las dos mujeres se
saludaron.
-Es un
placer conocerte al final, Leandro me ha hablado mucho de ti – dijo Emma.
-Lo
mismo digo – contestó Isabel.
-Bien,
ya se conocen. Pásenla bien y que disfruten el almuerzo – les dijo él para
asombro de las dos mujeres.
-¿Te
vas? – preguntó su novia.
-Sí,
las dejo solas. Así hablan tranquilas.
-Leandro…-atinó
a decir Emma pero él ya estaba caminando hacia la salida. Las dos mujeres se
miraron atónitas y luego rieron.
-Es un
cobarde…-sentenció Isabel.
-¿Quieres
replantearte el matrimonio? – preguntó Emma en broma.
-No, lo
quiero como sea- contestó la otra joven.
-Bueno,
parece que nos dejaron solas. ¿Almorzamos?
-sí,
vaya esto es tan incómodo…-comentó Isabel y Emma le sonrió.
-Sí, lo
es. Pero supongo que Leandro imaginó que todo estaría bien…
-Pienso
que él no sabe lo nerviosa que me pone, lo importante que es.
-Tranquila,
sólo soy una amiga. No la suegra …-dijo Emma y la otra chica la miró seria.
-Es que
eres algo así, los chicos de Escudo Azul y tú son la familia de Leandro. Para
mí conocerlos es un momento muy trascendente, amo a Leandro y para mí es muy
importante que ustedes me acepten. Con los chicos todo salió bien, fue como
pasar un examen, pero aprobé. Tú eres la única mujer de esa familia, así que es
…
-Entiendo
– dijo Emma y por un momento se dio cuenta que también para Ian debió ser
difícil el encuentro con sus amigos en el aeropuerto. Gracias a las palabras de
Isabel, se daba cuenta que también para ella, los hombres de Escudo Azul eran
su única familia y la dimensión que tenía un encuentro entre ellos y el hombre
que la pretendía.
-Perdón
si te hago sentir incómoda, sé que acabas de regresar…
-No, no
me incomodas y por favor, no te pongas nerviosa. Calculo que lo que dices es
verdad, y ¿sabes?- pregunto bajando el tono de voz- eres la primera mujer que
Leandro me presenta oficialmente, así que , en mi papel de suegra, diría que
eres muy importante para él…que te ama.
-Y yo
lo amo a él.
-Es un
gran hombre, no ha tenido una vida fácil, pero siempre ha sido genial…Dime,
¿cómo se conocieron? – preguntó Emma que no quería ponerse muy emotiva y dar una
mala impresión.
Era
difícil explicar lo mucho que significaba Leandro para ella.
-Lo
detuve por ir a exceso de velocidad – dijo Isabel y se sonrojó levemente.
-¿Lo
detuviste? ¿Eres policía?
-De
transito, al menos lo era en ese momento- Emma rió al pensar en el excepcional
encuentro.
-Eso es
destino, estoy segura que jamás estuvo tan contento de tener problemas con la
ley…
-Supongo
que sí- respondió sonriendo.
-¿Ya no
eres más policía?
-No, me
hirieron en un operativo hace unos meses. Leandro se asustó terriblemente,
pensé que no era justo para él…así que cambié de trabajo. Decidí dedicarme a
trabajos de seguridad privada, al menos en la parte de planeamiento y eso….Y de
vez en cuando trabajo para Escudo Azul,
encargándome de la organización de la seguridad de sus recitales. Yo no quería
trabajar con ellos, no quería invadirlos, ni trabajar para mi novio- trató de
explicarse para que no hubiera malentendidos.
-¿Cameron?
– preguntó Emma que conocía el modus operandis de sus amigos.
-Sí,
apareció en la agencia que trabajo y nos contrató para trabajar para ellos.
Traté de negarme…
-Cameron
es implacable, uno no puede negarse a él y sus planes..-finalizó Emma.
-Sí,
así es. Me gusta eso de ellos, la forma en que se cuidan y se entrometen en las
vidas de los otros cuando lo creen necesario.
-También
a mí siempre me gustó eso de ellos esa unión que tienen…
- Tú
estás incluida, quiero decir lo dices como si lo vieras desde afuera, pero por
todo lo que he escuchado hablar de ti…también formas parte de ese pequeño clan.-
le dijo la mujer y Emma pensó que a pesar de que era verdad, de que llevaban
muchos años juntos, no podía desprenderse del todo de esa sensación de ser la
adolescente que los miraba desde afuera, deslumbrada por aquel grupo tan
enérgico y talentoso.
La charla
de las jóvenes se vio interrumpida con la llegada de la comida, cuando les
sirvieron, Emma levantó la copa para brindar.
-Bienvenida
a la familia, Isabel. Cuida bien de nuestro Leandro.- le dijo guiñándole un
ojo e Isabel chocó la copa.
Mucho
después cuando Emma llegó de regreso al hotel, recibió la llamada de Leandro.
-¡¿Cómo
hiciste eso?! – le preguntó haciéndose la enfadada.
-Lo
siento, me ponía muy nervioso quedarme allí.
-¿Y no
pensaste que nosotras estaríamos igual de nerviosas e incómodas?
-Emm...en
verdad la amo. Es la primera vez que siento algo así...- dijo de pronto.
-Ella
también te ama, Leandro y me alegro mucho por los dos. Serán muy felices.
-Emma...gracias
por aceptarla. Isabel me dijo que la hiciste sentir muy bienvenida.
- Oye
cada vez me hacen sonar más como la suegra, y espero que lo recuerdes cuando yo
elija a alguien.
-Emma...
-¿Sí?
-No es
nada, nos vemos después – le dijo y cortó la llamada. Lo que fuera que iba a
decir, no lo dijo y Emma se preguntó si tenía algo que ver con Ian
Tenía un
par de semanas libres antes de comenzar a trabajar en su nuevo puesto en la
productora musical.
Debía encontrar
una casa y resolver varias cosas, pero aquella noche tenía cita para cenar con
Ian. Aún no había tomado una decisión sobre su relación con él, aun no estaba
preparada para dar el siguiente paso, más aún cuando trabajarían juntos.
Pero no
iba a seguir alejándolo, por lo pronto iba a salir con él, relajarse y evaluar
las posibilidades de aceptar su propuesta de noviazgo.
Él pasó
a buscarla y Emma reprimió una sonrisa al imaginar qué pensarían los del hotel a
al verla entrar y salir constantemente acompañada de hombres distintos,
necesitaba encontrar una casa pronto.
La
acompañó hasta el auto y al llegar fue primero hasta el asiento del conductor y
sacó un ramo de rosas que le entregó a la joven.
-Gracias,
son preciosas…-murmuró ella.
-No
tanto como tú- le dijo y Emma se sonrojó, le volvía la timidez en situaciones
como aquellas y se sentía un poco incómoda sin saber cómo reaccionar.
Sin
embargo, él la conocía.
-Tranquila Emma, prometo portarme bien, sólo disfrutemos de nuestra
cita.- le dijo y ella asintió.
El restaurante era uno de los mejores de la ciudad, estaba situado en lo
alto de un edificio y tenía una vista panorámica preciosa. Ellos tenían una mesa
apartada, junto a uno de los grandes
ventanales, las luces parecían un mar que flotaba debajo de ella y por un momento,
Emma recordó la vista del cielo nocturno desde casa de Tristán.
-Qué bello lugar, no sé si pueda concentrarme en comer…-le dijo ella
maravillada.
-Eso nos pondría en igualdad de condiciones, dudo que yo pueda concentrarme
en la comida teniéndote tan cerca…
-Ian…-lo reprendió y él le sonrió. Emma se dio cuenta que no podría
demorar mucho tiempo su decisión.
-Cuéntame, ¿ya encontraste casa?
-Hay algunas que tengo en vista, hice algunos contactos por internet y
me pondré en ello tan pronto pueda.
-¿Quieres que te ayude?
-Gracias, pero es algo que quiero hacer por mí misma.
-¿No van a ayudarte tus amigos?
-Probablemente terminen inmiscuyéndose, es su costumbre – dijo ella y
recordó lo que había hablado con Isabel al mediodía- Ian, lamento si no fueron
muy amables cuando los conociste. Pueden ser muy intimidantes a veces, hacía
tanto que no los veía que supongo que no tuve en cuenta que era algo incómodo…
-Lo cierto es que son más intimidantes en vivo, es extraño que los mejores
amigos, la familia de la chica que me gusta sean grandes estrellas del rock, y
además sobreprotectores, incluso territoriales, diría. Pensé que Tristan iba a
gruñirme…- comentó medio en broma y medio en serio.
-Lo siento, debería disculparme contigo. Si los conoces un poco más, seguro
que se llevarán bien.
-Eso espero, porque en realidad me gustaría mucho trabajar con ellos,
son muy talentosos. Y además también quiero llevarme bien por ti…
-Gracias por ser tan considerado conmigo.
-Gracias por ser tan considerado conmigo.
-Emma, ¿no lo sabes, verdad?
-¿Qué?
-Lo increíble que eres. Tienes tanto talento y además todo en ti es
fascinante, verte es como ver a alguien florecer día a día. Quiero saber qué
tanto vas a brillar.-dijo mirándola con intensidad y en ese momento sonó el teléfono
de Emma.
-Lo siento- se excusó ella. Tenía un mensaje de voz, al escucharlo sólo
era música, aunque ella sabía perfectamente de quien era esa melodía. Inmediatamente
le llegó un mensaje de texto.
“Quiero una letra para esa melodía, disfruta tu cena”
Eso era todo el mensaje, sin embargo Emma ya no pudo concentrarse en
nada más, la música de Tristan seguía sonando en su mente mientras se
entretejía con sus palabras.
Aunque Ian seguía allí pero ella estaba en otro mundo, muy distante.
Nata!! Graciasssssss, los extrañaba mucho. Me ha encantado leerte. Besos!!
ResponderEliminarUyyy es que claro que Tris no puede ser superado jiji, buen cap, me encanta que sean una familia.
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