martes, 15 de enero de 2013

Ocultándose Al Amor cp 24

Nuevamente todo volvía a salir mal. Pensó con cierto fastidio, nada más escuchar la voz enfadada de Santino que se rompía la dirección. ¿Por qué tenía que salir todo del revés? Y tampoco era para que se pusieran histéricos. Aquel era su trabajo, sabía la pista que había cogido. Con terreno de césped muy amplio en la casi totalidad de las curvas que contenía. Siendo aquello, un pequeño salvavidas por si se rompía la dichosa dirección… Que era lo que había ocurrido. La parte fastidiosa, venía a ser ahora la curva que el destino había escogido para que ocurriera aquello. Justamente la que te llevaba a la pared de puesto de mandos, donde se hallaba ahora mismo Sandro, Santino y su tío Henrí con Sergei. Estaba claro, que el universo la tenía tomada con ella. Pero no era el momento de renegar, sino de reaccionar.

-Muy bien, os quiero a todos fuera de ahí por si las moscas –Ordenó llevando su mano al freno de mano, para proceder al frenado del vehículo, sabiendo que el freno de pie no sería suficiente dado a la velocidad que iba en aquel momento.

-¡Maldita niña! –Gruñó muerto de miedo Santino, al saber que el coche iba sin dirección y hacia ellos-. Sabía que un día de estos me matabas… -Siguió gruñendo por el micro, sin saber si ella le estaba prestando atención.
-Ya estamos aquí… -Avisó Sergei apenas sin aliento, trayendo consigo a Henrí y su tío Jeremy que venía más atrás.
-¿Qué es lo que ocurre? –Preguntó el hombre.
-¡Tu sobrina está loca! –Vociferó Santino, arrancándose los auriculares para soltarlos sobre la mesa de malas maneras-. Retiraros hacia las gradas, es lo que acaba de pedir –Sus ojos relampagueaban-. Y que alguien pida una puñetera ambulancia. Nos puede ser de utilidad…
Henrí con paso calmado se acercó al puesto de mandos, para coger los auriculares y tratar de entablar conversación con su sobrina.
-Jaimie… -Habló con tono más calmado que Santino-. ¿Me oyes?
-Sabía que fallaba de ahí… -Escuchó hablar a su sobrina con cierta precavida-. Ahora solo debo tirar del freno de mano… -Sonaba completamente tranquila y convencida-. Pero me gustaría que os apartarais un poco. No eh calculado exactamente la distancia de la pared, para el frenado.
-Vayamos un poco más arriba de las gradas –Indicó  el hombre soltando los auriculares con calma, pero apresurando un poco a todos. Para antes mirar a Santino algo serio-. Simplemente esta haciendo su trabajo. Dale un voto de confianza, sabe lo que hace.
Y así era. Desde el lugar que escogieron para observar todo y que ella estuviera tranquila de no hacerles daño, pudo observar con el corazón en un puño como tenía razón el mecánico. Ella sabía lo que hacia. El coche tambaleaba ahora de derecha a izquierda, pero su velocidad iba en gran disminución. Aunque aún cabía la posibilidad de que topara el coche con el muro, ella estaría fuera de peligro. El daño que pudiera llegar a ocasionarse, sería mínimo.
Mejor era darse media vuelta y alejarse de allí. Ya tenía a suficientes personas a su alrededor, para que se ocuparan de ella. Y con su anterior muestra de preocupación, le había dado a entender a Jaimie que él estaría allí. Y no era así, aún seguía confuso y enfadado. Miró una vez más por encima de su hombro, y el coche ya se hallaba a escasos metros del muro pero a una velocidad muy baja. Ella estaba bien… Volviendo la vista al frente, topó su mirada con la de Sandro al comenzar a dar un par de pasos lejos de allí, quien al ver que se disponía  a largarse lo miró con el ceño fruncido. Él, simplemente le devolvió la mirada por un segundo y después lo ignoró. Su amigo, tenía que comprenderlo. Le había mentido por un tiempo, aún sabiendo todo lo que él había sufrido por aquellos años. Y por ello, que tampoco se esperara que la relación iba a fluir como antes por el momento. Odiándose por hacerlo, siguió caminando hacia el parquin para coger su coche y alejarse de allí y de ella.

El médico del circuito, se hallaba satisfecho tras su inspección y solo hallarle algunos moratones en el brazo izquierdo, después del pequeño accidente que había sufrido con el mercedes. Pero ella no. Lo de los moratones le daba igual, era lo normal después de haber zigzagueado con el coche. Pero lo que no era normal, es que Santino no estuviera allí a su lado preocupado. Había tenido casi un accidente… ¡Él se había mostrado enfadado cuando le había hablado a través de los auriculares! ¿Qué significaba entonces? Había tenido una visión con aquello, de que sus sentimientos por ella carecían de ser fuertes como creía en un principio… Solo se había tratado de una atracción y ahora, ya nada. ¡No! Se negaba a creer aquello. El destino existía y tenía razón con las uniones que hacía. Ellos no iban a ser el primer error. No, porque su corazón moriría en ese fracaso. Su amor era verdadero. Era un amor dorado, y no un tonto capricho pasajero.
Tenía que ir a buscarlo y exigirle que la escuchara. Decidió bajando de un salto de la camilla y dirigiéndose con paso seguro hacia la puerta. Donde al abrirla se topó con Sandro, quien la detuvo agarrándola por el brazo sano.
-No creo que sea muy buena idea –Señaló en un susurro.
-¿Acaso me lees la mente a través de las paredes? –Lo miró sorprendida, pero reanudando el caminar con su mismo objetivo.
-No –Sonrió el joven piloto-. Pero ya te conozco lo suficiente, para saber que vas en su busca.
-No sabía que también tuvieras el título de psicólogo, además de investigador –Bromeó Jaimie, cerca de la zona de aparcamiento.
-Jaimie, no vayas –Rogó volviendo a sujetarla del brazo.
-¿Me estás pidiendo que no haga nada? –Se detuvo a mirarlo con lágrimas en los ojos-. Sandro, yo lo amo. Debe saber todo lo ocurrido.
-Ya lo sabe Jaimie –Soltó con tono duro-. Estos días que habéis estado juntos, él lo ha visto… Pero eso, no va ha servirte de nada por ahora pequeña. Santino, se siente dolido por el engaño en el cual hemos participado mucha gente –Sonrió con deje sarcástico.
-Sandro, quiero pedirle disculpas –Se limpió las lágrimas de sus mejillas, al tiempo que se dejaba abrazar por el joven.
-Y lo harás –Besó su cabeza con cariño-. Pero ahora, no es el mejor momento cielo.
Sandro tenía razón, no era el mejor momento ahora ni tres días después tampoco, cuando nadie veía a Santino por ningún lado salvo cuando se acercaba a la pista a entrenar, casualmente procurando cuando ella no estaba por allí con el equipo o liada en la reparación de los mercedes. Había que admitir, que el piloto estaba siendo muy injusto con ella con aquel proceder. Pero no se podía quejar, se lo había buscado desde un principio. Ahora, tenía su castigo servido en bandeja de plata. La total ignorancia hasta el mismo día del campeonato.

Era un día magnifico. Ni una sola nube y temperatura perfecta, para estar horas bajo el sol. El lugar, nada tenía que ver con el de días anteriores. Si le había parecido que ya para entonces todo el conjunto de pilotos, mecánicos, entrenadores, etc… Formaban un gran caos, se había quedado corta. Aquello, con tanta gente allí sí que resultaba un completo caos. Solo se escuchaba ruido, para nada el silencio que reinaba cuando ella había llegado al amanecer.
Llevaba tres días, en los que apenas dormía. Su cabeza no paraba de dar vueltas a las palabras de adiós, que le había dicho Santino el anterior día junto a Jeremy y su tío. Al parecer, iban hacerse realidad
Después de aquella mañana, los pilotos podían coger la carretera para ir a donde quisieran. Lo más normal, era que el equipo de mecánicos y la escudería de cada casa, se quedaran allí para recoger todo.  Y aquello es lo que iba a ocurrir. Santino se marcharía sin decirle nada. Mientras que ella se quedaba allí uno o dos días más recogiendo todo, a parte de los trozos de su corazón roto. Para volver a casa y tratar de no hundirse aún más en la miseria, cuando sus padres se enteraran realmente de lo ocurrido.  Por el momento, gracias a su tío estos se hallaban engañados, creyendo que se habían conocido pero aún no había ocurrido nada entre ellos. Pero no eran tontos. La conocían demasiado bien, para saber que la Jaimie que volvía de Alemania, no era la misma que días atrás había marchado o huido de allí con un plan en su cabeza.
Tendría que sentarse hablar con todos. Sería duro, pero era su deber. No quería que por su culpa, su padre le diera un trato diferente a Santino la próxima vez que tuviera que trabajar para él.
Le devolvió el saludo a uno de los de seguridad, que estaba coordinando a todas aquellas personas que llegaban emocionadas por ver una gran carrera. Y lo sorprendente, la cantidad de seguidores de Santino y Sandro, que no paraban de llegar para darle su apoyo incondicional en aquella nueva modalidad.
Soltó un profundo suspiro y caminó con paso calmado hacia los boxs. Allí es donde tenía que estar, siendo la jefa de mecánica del equipo de Santino. No creía que antes del comienzo pudiera surgir algún problema. Pero nunca se sabía. De modo, que tenía que ser fuerte y afrontar el hecho de que por fin, iba a ver al piloto. Justo antes de la carrera… ¿Cómo la miraría? ¿Le hablaría al menos? Además, sabía que Sandro no le perdonaría si no lo veía antes de que saliera  a la pista.
Ya en el lugar, vio a los coches bien relucientes listos para que los sacaran a la pista. Sus chicos, estaban haciendo las últimas comprobaciones, como neumáticos adecuados, gasolina… Y al fondo, con Jeremy se hallaban los dos pilotos con sendos rostros serios, mientras escuchaban lo que el patrocinador les estaba explicando. ¿Se hablaban por fin aquellos dos? No quería que por su culpa, se perdiera una bonita amistad de muchos años.
Sandro la vio y sonriendo, se disculpó con los dos hombres para acercarse a ella, alzarla en volandas y fundirse después en un cariñoso abrazo.
-Hola preciosa –Le dijo depositando un beso en su mejilla.
-Hola loco –Sonrió mirándolo al rostro-. ¿Nervioso?
-Un poco –Admitió encogiéndose de hombros.
-Verás como todo va bien –Lo animó, dándole una palmada en el brazo-. ¿Hablaste con Santino? –Preguntó con miedo.
-Nos hemos saludado y deseado suerte en la carrera –Admitió un poco más animado-. Pero…
-Tranquilo Sandro –Sus ojos brillaron por la aparición de unas lágrimas-. Me alegro, que pueda volver haber buenas expectativas entre vosotros dos.
-No estoy muy seguro aún pequeña –Torció la boca en media sonrisa-. No se como va acabar todo esto –Se volvió a encoger-. Santino sigue enfadado o herido, según lo miremos. Prefiero que mueva ficha él primero.
-Estoy segura que es lo correcto –Forzó una sonrisa para animarlo.
-Jaimie… -Pronunció su nombre con cierto apuro-. Por lo que tengo entendido, unas horas después del campeonato. Santino tiene una reserva en el aeropuerto –Aspiró profundo-. Quiere marcharse de aquí, lo más rápido posible.
-Que le vamos hacer, si es lo que desea –Dijo con gran dolor bajando un momento la mirada al suelo y poder parpadear varias veces, y no dejar rastro del nuevo asomo de lágrimas que querían brotar-. Yo no puedo hacer nada, sí esos son sus deseos.
-No comprendo porque tiene que ser tan cabezón –Resopló el piloto.
-Yo sí –Sonrió un poco-. Le he hecho daño. El dolor del que precisamente yo huía… Resulta increíble, como acaban las cosas.
-Jaimie… -Fue alzar una mano, para acariciarle el rostro. Pero la negativa dura de la chica lo detuvo.
-No, por favor… -Utilizó un tono cortante-. Si lo haces, se que me derrumbaré por tu compasión delante de todos –Lo miró un tanto desafiante-. Y el espectáculo lo tenéis que dar vosotros, no yo.
-Bien, pequeña sirena –Aceptó sonriendo-. Me aguantaré entonces, de que no me des un abrazo para desearme suerte en la carrera.
-OH, Sandro… -Lo miró con cariño, para alzarse de puntillas y rodearle el cuello con mucha fuerza-. No seas tonto… Se que te va a ir de maravilla.
-Gracias –La rodeó por la cintura, apretando aún más el abrazo-. No sabes lo mucho que me alegro de haberte podido conocer –Se apartaron para mirarse con caras sonrientes por el lazo de amistad que los unía-. Eres como la hermana que siempre eh querido tener –Bromeó-. Pero muchísimo mejor que las expectativas, al saber tanto de coches. Te quiero sirenita –Le guiñó un ojo, antes de bajar su rostro y rozar sus labios de forma fraternal con los de la chica.
-Yo también Sandro –Saltaron un par de lágrimas en sus ojos-. Venga, ves ha cambiarte de ropa –Lo empujó con cariño-. Tengo que comprobar que todo esté perfecto para vosotros.
-Bien, nos vemos en un rato –Le revolvió el cabello.
-Espero que arriba en el podio –Sonrió ella, animando al piloto.
Se giró hacia donde se hallaba la mayor parte de su equipo, sin borrar la sonrisa que le había provocado Sandro. Si hubiera dirigido su mirada, hacia el lugar en donde se hallaba Santino con Jeremy anteriormente, habría descubierto como su hombre los había estado observando en todo momento con mirada entrecerrada. Para captar por un momento, un ligero aumento de presión en la línea de sus labios, cuando Sandro había tenido tanta caradura en capturarle los de ella en un beso.
 Aquello no le había hecho ninguna gracia al hombre. El que estuvieran abrazados todo el rato, con sonrisas en sus rostros para acabar con un beso. ¿Acaso ya no se acordaban de él? ¿Es que habían decidido unir sus fuerzas pro ignorarlos él a los dos? Porque para nada, se creía que estuvieran empleando con él la jugada de infundirle celos. Aquello era ridículo, acaso eran idiotas…  Pensó con cierto fastidio. No iban a lograr nada. La decisión estaba tomada, se alejaría por unos días de ellos dos. Que aprendieran un poco del daño que le había causado tal engaño. Habían jugado con sus sentimientos, como si de un muñeco de trapo se tratase. Solo quería estar unos días lejos de allí, de ellos… Sabía perfectamente, que el destino tenía otro tipo de planes a los que él quería ahora. Pero no pensaba acatarlos por el momento, tal como había hecho ella por unos largos e insufribles años.
La amaba, no lo negaba. Quería estar con ella. Pero no creía que fuera lo justo… Aunque incluso su madre lo esperase de forma impaciente, cuando se había enterado de la maravillosa noticia. Pobre mujer, se hallaba en Italia sin comprender su negativa a perdonar ya a la chica. Era increíble, como sin conocerla su madre ya se hallaba de parte de Jaimie. ¿Acaso nadie iba apoyarlo con el corto castigo? Pues no, por lo que estaba observando por ahora. Y por ello, que quería escapar de allí y no caer bajo el encanto de sus ojos, de su sonrisa…

Media hora después, se hallaba en pista acercándose a su coche, el cual ya se hallaba en su posición en espera a que se sentara tras el volante. Apenas faltaban diez minutos para el comienzo de la carrera. Era increíble, toda la gente que había allí. Por suerte, cuando se pusiera el casco y entrara en el coche, todo aquel ruido ensordecedor quedaría aislado.
Lo que no se esperaba, fue hallar bajo el capó del motor a Jaimie con dos chicos más. Era obvio, que estaba revisando el último trabajo del equipo. Y no le preocupaba, el hecho de que ella pudiera boicotear el vehículo a causa de la situación que atravesaban ellos dos. Jaimie no era así. Aquello era su pasión, como la de él…
Se puso el casco antes de entrar en el coche, miró tras su espalda para confirmar que Sandro estaba allí listo y se mordió los labios, apretando el volante con fuerza al ver que ella se dirigía hacía él, invadiendo el espacio total de su ventana para querer notificarle algo.

4 comentarios:

  1. Qué bien, has vuelto...sabes cuánto me gusta esta historia...pero CUIDATE!!! Y mantente alejada de la PC!!! Besos y te quiero EJ!!!
    Aprovecha que por primera vez no pediré más ni te molestaré para que escribas sino todo lo contrario

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  2. Que bueno que volvio Jaime, pero no queremos que te esfuerces mucho EJ, cuidate que cuando regreses recuperada entonces si pediremos.

    Saludos.

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  3. Gracias chicas!!!!! No os preocupeis!!!! jejeje bicho malo nunca MUERE!!!!!!

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  4. Leyendo apenas, wiiii, me gusta dejar lo que me gusta a buen resguardo para leer tranqui... me voy a leer lo demás ;)

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