miércoles, 9 de enero de 2013

La revelación del León -cuento 13°


La niña siguió las explicaciones de su  joven instructor y moviendo elegantemente sus manos hizo surgir fuego, lo controló dificultosamente formando una bola, pero los verdaderos  problemas llegaron cuando intentó lanzarlo.
Un jovencito rubio  pasó cerca de ella y se distrajo, como cada vez que él se acercaba, entonces la bola de fuego salió en una dirección diferente a la prevista, directo hacia un niño  pequeño que la contemplaba.

Tres personas reaccionaron al mismo tiempo. Nía quien era la causante de aquel desastre, intentó cambiar el rumbo del fuego, Jace quien era su entrenador creó un escudo en torno a Dylan y lo mismo hizo Bladian que acababa de llegar  justo a tiempo para ver lo sucedido.
La acción conjunta de los tres logró que el pequeño, hermano menor de Nía, saliera ileso pero eso no libró a la chica del enfado de su madre.
-¡Elanía Blackdalion que crees que estás haciendo! – exclamó la mujer con dureza dirigiéndose a ella después de haber alzado al niño del suelo.
-Mamá…- trato de disculparse la niña
-Pudiste lastimar a tu hermano con tu descuido .
-Bladian , ella no lo hizo a propósito – la interrumpió Jace  saliendo en defensa de su amiga.
-No intervengas Jace. Nía tienes un don muy poderoso y eso exige responsabilidad, si no puedes dominarlo entonces sólo harás daño con él. Tendrás que aprender a controlarlo y no quiero que tu hermano esté cerca durante las prácticas, ni siquiera creo seguro que Jace esté cerca
-Yo soy su entrenador, soy responsable por esto.
-No. Ella es responsable y nadie más – expresó mirando a su hija con frialdad y por primera vez Nía  vio la censura en los ojos oscuros de su madre y supo cuan temible podía  llegar a ser Bladian Likaios, Señora de Dalalbión.
-No volverá a suceder – dijo Elanía con firmeza y sólo Jace que las contemplaba a ambas pudo ver el asombroso parecido entre las dos. Aunque los ojos de Nía eran azules como los de su padre, mostraban la misma decisión que los de Dian.
-Eso espero -  aseveró la mujer y se retiró llevándose a su hijo pequeño quien  en un saludo final le dedicó una gran sonrisa  a su  hermana para darle confianza.
-Bueno, definitivamente eso no resultó como lo planeamos – dijo Jace con una sonrisa sesgada tratando de aliviar el clima.
-Nunca podré manejar el fuego  - se lamentó la niña.
-Creo que no lo harás si Gideon está cerca – observó agudamente él mientras la niña se ruborizaba intensamente.
Desde el día que Gideon había llegado a Dalalbión con su familia, tres años antes, Nía se había deslumbrado con él, pero era sumamente tímida en su presencia y generalmente si el jovencito rubio andaba cerca ella se volvía torpe. Este hecho empeoraba por la actitud de sus primos de hacérselo notar, mala costumbre que Jace estaba tomando últimamente para hacerla enfadar.
Bladian había sentido un miedo atroz al ver el fallo de su hija, un miedo que no sentía desde hacía mucho tiempo.
Todavía se sentía inquieta cuando llegó a su hogar y se quedó observando por la ventana mientras imágenes del pasado se agolpaban en su mente.
Un hombre alto, de cabello oscuro, ojos azules  y aura serena se le acercó, hasta rodearla con sus brazos.
-¿Qué te pasa amor? – preguntó Ennis notando la agitación de su esposa, cuando  la mujer levantó la mirada leyó la confusión que había en ella.
-Fui muy brusca con Nía...pero...ella perdió en control mientras invocaba el fuego.
-No tienes que temer Dian, ella controla su poder, es sólo que está aprendiendo..hay que darle tiempo- dijo Ennis estrechándola contra su pecho. Comprendía muy bien el malestar de su esposa, de alguna forma los hijos reavivaban los miedos que creían sepultados. Cuando habían creído olvidar sus dilemas acerca del don, los fantasmas volvían y cobraban la forma de inseguridad por sus hijos. Sabía que Dian se había ofuscado porque temía que el don de Elanía se volviera contra ella para dañarla, por eso ansiaba que su hija ejerciera un mayor dominio sobre sus poderes.
-Pero Ennis, ella es tan  joven y poderosa, ¿y si algo le sucede?
-Dian, nunca dejaré que nada la dañe, confía en mi..
-¿Y si no podemos evitarlo? – preguntó temblorosa.
-No hay poder en este mundo que me impida proteger a mi hija Dian – dijo Ennis y aunque Bladian sabía que el amor no bastaba  para proteger a nadie, le creyó. Era imposible no  creerle a aquel hombre sabio y sereno  de mirada azul que le había enseñado que la mejor magia era el amor.

A pesar de que él era un par de años mayor, los dos tenían la misma altura y sentados uno junto al otro no se veía mucha diferencia, cosa que Nía odiaba. No le agradaba ser alta y desgarbada.
-¡Él nunca va a mirarme! – se quejó Nía con su amigo que una vez más ejercía de consejero sentimental.
-Oh sí ,claro que lo hará – le contestó tratando de sonar convincente y ahorrarse horas de lamentos femeninos.
-¡Uff !– protestó Nía incrédula – soy demasiado fea , Gideon nunca va a fijarse en mi. Ni siquiera sabe que existo.
-Eso no es cierto, algún día crecerás y te parecerás a tu madre. No tienes posibilidad de ser fea Elanía Blackdalion , tu madre es una de las mujeres más hermosas que conozco y tú te le pareces- dijo sinceramente
-También mi padre es atractivo – dijo Nía orgullosa de sus padres- pero yo parezco ser todo piernas y brazos, mis ojos son muy grandes...
-Y tienes unas orejas terribles...- le dijo él en broma.
- ¡Jace !
-¡Nía!.. cambiarás cuando crezcas.
- ¡Pero mis primas son muy lindas ahora! - siguió quejándose ella, pensando en el encanto indiscutible de las gemelas o la belleza dorada de Kristana
-Me atrevo a decir que tú serás más alta que ellas, por eso necesitas más tiempo. Confía en mí Nía – dijo mirándola con intensidad como si pudiera visualizar aquel futuro del que hablaba- algún día él te verá y no podrá dejar de mirarte nunca , serás una mujer muy hermosa .
Ante aquella promesa la niña sólo pudo abrazar efusivamente a su amigo
-¡Te quiero..!
-Interesada – le contestó él pero le devolvió el cariñoso abrazo.
- ¡Vamos holgazanes! ,los están esperando en su casa – gritó Teod  que pasaba por el camino cercano a ellos.
-¡Ya vamos ! – contestó a su vez Nía saludando al hermano  de Jace
-Él va a irse – susurró apesadumbrado su amigo mientras veía a su hermano mayor seguir su camino.Nía sabía  a que se refería Jace, Teod quería ir a conocer el mundo exterior y ya tenía la edad para que su madre le permitiera abandonar Dalalbión.
-Él va a estar bien...- dijo Nía tratando de consolar a su amigo – Mi padre va a asegurarse de que así sea
-Lo sé , pero voy a extrañarlo mucho .- contestó él y Elanía le agarró la mano para consolarlo  . Ella amaba a sus hermanos pero sabía que en el caso de Jace y Teod su vínculo era más profundo aún. Era su hermano mayor y su mejor amigo y el hecho de que hubiera perdido a su padre antes de nacer hacía que fuera una figura muy importante para Jace.


Un rato más tarde una  niña muy decidida entró a la biblioteca de su padre.
Al verla Ennis sintió esa oleada de profundo amor que siempre sentía al ver a su hija, y no pudo evitar notar que cada día se parecía más a su madre.
-¿Qué sucede Nía? –preguntó al notar  el gesto de preocupación en la carita de su hija
-¿Vas a asegurarte que Teod esté bien, verdad?- preguntó ansiosa
-Por supuesto, tengo todo calculado. Siéntate y te cuento – dijo tranquilizador mientras Elanía se sentaba frente a él y lo miraba  atentamente con aquellos ojos azules que él le había legado.
-Escucho.
-Bien, primero estará un tiempo con tu tío Dionis, él se encargará de su entrenamiento como mago. Además Dio tiene la esperanza de que Teod será una buena influencia para los mellizos..
-Papá esos dos no tienen remedio…
-Cariño, lo último que perdemos los padres es la esperanza. Pero Dionis se asegurará de que Teod pueda manejar su don.
-¿Y luego?
-Luego irá a trabajar un tiempo a Levany bajo la supervisión y cuidado de Connor.Y sólo cuando creamos que él está listo aflojaremos un poco la vigilancia para que tome sus propias  decisiones. Estará bien, sabes que su bienestar es  muy importante para mí, así que puedes ir a tranquilizar a Jace.
-Gracias papá.
-También puedes decirle que haré arreglos  cuando él quiera irse.
-No será necesario . Jace nunca va a dejar Dalalbión , así como yo tampoco lo haré- aseveró la niña y le dio un beso a su padre antes de salir corriendo a transmitir la información.
Ennis la vio partir  mientras las últimas palabras de la niña lo sumían en una profunda reflexión.

La niña de cabello oscuro traía el ceño fruncido y los ojos azules estaban velados por el dolor cuando se acercó a él.
-¿Qué sucedió ? - preguntó Jace mirando como Nía se agarraba el brazo
-Me quemé,  practicaba, estaba tratando controlar el fuego Jace y se descontroló. Fui una tonta –dijo entre sollozos y él se acercó a ella
-Déjame ver –dijo examinando la herida – será mejor que la curemos, pero deja de llorar . Tú eres valiente.
-¡No lo entiendes! Gideon estaba allí , fue humillante.
-¿“Tu” Gideon estaba allí y tú saliste huyendo ? - preguntó él  enfáticamente mientras la joven asentía llorosa -Nía yo pensé que las gemelas te habían enseñado mejor, si te hieres sales corriendo a los brazos de tu amor para que te ayude , no huyes de él…No tienes la menor idea de cómo conquistar a alguien –sonrió mientras examinaba el brazo herido
-¿Con un brazo quemado? Deja de burlarte Jace  -protestó ella y gimió por el dolor
-Vamos Nía. Tenemos esa pomada mágica de tu tía Shara en casa, eso lo aliviará.Y deja de preocuparte cielo, lo más importante  ahora es que te curemos – le dijo con suavidad, mientras le limpiaba las lágrimas cuidadosamente –El frío calmará el dolor hasta que lleguemos a casa – dijo él y concentrándose puso su mano sobre la quemadura  para enfriar la parte quemada, la niña sintió que el frío le anestesiaba el dolor.
Sin embargo en su mente el fracaso seguía molestándola como un animal al acecho, Nía Blackdalion no estaba acostumbrada a darse por vencida pero sin importar cuantas veces lo intentaba ella no lograba manejar el fuego. Eso dolía más que la quemadura.

Dionis se detuvo junto a su pequeña sobrina que estaba sentada en los escalones de entrada de su hogar en Dalalbión, se parecía mucho  su propia hija pero aún más a Bladian cuando era pequeña. Sobretodo cuando tenía aquel gesto de preocupación  y se encontraba claramente perdida en sus pensamientos.
-Hola pequeña…-dijo  al llegar a ella y Nía salió de su debate interior para mirar al hombre alto y de ojos clarísimos que esta frente a ella
-¡Tío! – exclamó contenta y al mismo tiempo con una especie de alivio como el de quién encuentra a un aliado que le aconseje
-¿Qué sucede Nía? – preguntó sentándose junto a ella
-Es el poder tío, a veces no puedo controlarlo…
-El fuego , ¿verdad?
-Ajá – asintió ella brevemente
-No debes preocuparte tanto – le contestó acariciándole la cabeza.
-Pero es importante  que pueda controlarlo.
-Hay cosas mucho más importantes Nía. ¿Sabes quién es el mago más poderoso?
-Tú – contestó ella fijando su mirada azul en él.
-Sí, así es. ¿Y  quién cuida de la gente de Dalalbión?
-Mi padre – contestó la niña  sin comprender a donde quería llegar Dionis.
-Es verdad porque hay cosas más importantes que el poder y Ennis lo sabe bien. Yo en cambio tardé en darme cuenta y aunque tengo el  poder no soy el más indicado para encargarme del destino de los demás…en cambio tu padre sí. Así que simplemente date tiempo para que tu poder madure y no le des más valor del que tiene, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
-Bueno vamos adentro que los chicos quieren verte- dijo extendiéndole una mano a su pequeña sobrina.
-¿Tío?
-¿Sí?
-¿Cómo aprendiste que hay cosas más importantes que el don?
-Me lo enseño tu tía Kaly- contestó él guiñándole un ojo.

Los Likaios se habían quedado a pasar unos días en Dalalbión y Nía estaba recordando que su tolerancia para con los mellizos tenía un límite.
-Conrad , deja eso allí – ordenó al tiempo que con su poder le arrebataba un astrolabio de las manos a su primo antes de que terminara desarmado para satisfacer la curiosidad  de Con.
-Sólo lo miraba …- se defendió él mientras ella entrecerraba los ojos en un gesto de censura.
-¡Cielos Nía con ese carácter que tienes  Gideon nunca va a interesarse en ti! – la provocó Lysander.
-¿Tienes los dientes más grandes?-preguntó intencionalmente Nía a Lysander y éste se volvió  con una mirada feroz hacia su hermano mellizo.
-Vas a pagarme ésta Conrad – declaró
-Papá ya te dijo que volverían a la normalidad en unos días…-se defendió Con restándole importancia a las secuelas que había provocado en su hermano con un experimento mágico.
-¿Fuiste tú? – preguntó Jace divertido y Conrad asintió con una sonrisa sesgada. En ese  momento notaron que la mención de Gideon había desatado una pequeña batalla entre Elanía y Lys.
-¡No vuelvas a mencionarlo!- exigió la niña
-Pero es la verdad, además es lógico…con tu altura le sacas  casi una cabeza de diferencia ¿ crees que él se fijaría en un gigante?.Debes asustarlo…
-¡Cállate Lys!.
-¿Qué harás Nía? ¿Prenderme fuego? – preguntó Lysander con una sonrisa malévola.
-Algún día Lys, algún día…-contestó la chica  y salió enfadada  de la habitación
Al minuto siguiente un círculo de fuego apareció en el aire y rodeó al jovencito.
-Tal vez ella no pueda hacerlo, pero yo sí…así que no te metas con su altura, sabes que es muy sensible con ese tema – dijo Jace con tono de voz amenazante. El joven Likaios no se amilanó y con un breve gesto extinguió el fuego. Luego se volvió hacia su mellizo y le sonrió.
-Te lo dije Con, yo gano la apuesta…
-¿De qué hablan? – preguntó Jace mirando alternativamente a sus dos amigos
-Nada que debas saber aún-contestó Conrad.
-Espero que no se traigan nada entre manos – murmuró Jace.
-Nada de eso, sólo seremos atentos observadores – contestó  Lys con una sonrisa beatifica que desentonaba con su personalidad.


Jace había estado engripado así que aquel año se había perdido la Feria Anual en las tierras Blackdalion y por lo que había escuchado también se había perdido una gran aventura.
Los mellizos junto a las gemelas se habían vuelto a meter en un problema y habían involucrado a Blaze , Kristana y Nía…finalmente todos habían terminado castigados.
En realidad, a pesar de  como había terminado todo, Jace lamentaba haberse perdido todo aquello,  además imaginaba que por un tiempo Conrad y Lys no aparecerían por Dalalbión , ya que seguramente Elanía no perdería oportunidad de reprocharles lo sucedido.
Jace sonrió al recordar lo enojada que seguía estando Nía al regresar un par de días antes, ahora que estaba plenamente recuperado era hora de cumplir con sus deberes de amigo, así que se dirigió a los establos.
-¿Te toca limpiar? – preguntó desde la entrada a la niña que estaba acarreando cosas.
-Juro que no voy a volver a escuchar a Kristana o a Blaze la próxima vez que me propongan ir tras los mellizos y las gemelas…-protestó ella
-Ah, es el castigo por la búsqueda del tesoro de Lys y Conrad.
-Sí, y en serio no pienso involucrarme en nada más que tenga que ver con esos dos , sólo saben causar problemas.
-Y tú sabes que es mentira , correrás en ayuda  de tus primos cada vez que lo necesiten, sobretodo porque eres una de los pocos que puede controlarlos.
-Me temo que no será por mucho tiempo. Pronto nadie podrá controlarlos…su poder crece  día a día y yo no seré rival para ellos
-Creo que nadie podrá rivalizar .
-Van a hacer desastres con ese don que tienen…
-Tal vez no..
-No , es verdad, después de todo es bueno que sean ellos quienes lo tengan. Supongo que tendremos que soportar muchas de las travesuras futuras de Lysander y Conrad pero si el poder está en sus manos estamos a salvo.
-Tienen buen corazón…
-Sí, es verdad. Pero igualmente me van a pagar ésta- dijo la chica suspirando mientras se arreglaba un mechón de pelo, evidentemente estaba cansada.
-¿No puedes aligerar las cosas? – preguntó Jace haciendo un elocuente gesto con las manos.
-No, nada de magia, es parte del castigo. Todo trabajo manual.
-Podrías hacer trampa..
-No – dijo ella y él sabía la respuesta antes de que ella lo dijera. La conocía demasiado para saber que ella no era capaz de faltar a su palabra.
-Vamos deja que te ayude – insistió y tomó un cubo de agua para ayudarla.
-Jace…aún no estás bien y además  eso puede contarse como trampa.
-Vamos, no hay problema. Estoy seguro que Ennis contaba con que te ayudaría…- dijo él sonriendo
-Supongo que  eso es verdad – asintió ella con  gesto serio y Jace sonrió una vez más al pensar que a pesar de sus doce años Nía era muy responsable.

Muchas cosas cambiaron con el transcurrir del  tiempo, excepto la amistad que unía a aquellos dos. Cada vez que uno necesitaba algo corría en busca del otro sin pensarlo dos veces.
Así que cuando Jace vio a Nía corriendo hacia él, no le extrañó para nada.
A sus catorce años, ella había lo seguía aventajando en altura y eso que él tenía un par de años más.
-¿Qué sucede?-preguntó él mientras ella recuperaba el aire.
-Necesito que me enseñes a bailar ¡por favor!
-Tienes una multitud de primos ¿por qué yo? – gimió Jace
-Mis primos están lejos y mis padres no me darán permiso para viajar sólo porque necesito que alguien me enseñe a bailar...y tú eres mi amigo.
-Nía...
-Por favor ....-insistió ella  y Jace resopló  agitando el cabello que le caía sobre la frente. Su amiga le había ganado otra vez y le costaría una larga sesión de pisotones.
Sus temores se vieron confirmados en las sesiones de práctica.
-¡Nía! ¿ Es que no puedes distinguir entre mis pies y los tuyos? – protestó Jace cuando ella lo pisó por enésima vez.
-¡No puedo! Sabes que estoy torpe…soy puro brazos y piernas y no dejo de crecer…claro que me cuesta, si no fuera así no te hubiera pedido ayuda.
-Nía -  la llamó él para calmarla.
-Vendrá mucha gente a mi cumpleaños y quedaré como una tonta …y qué pasa si Gideon me invita a bailar
-¡Ah eso era!
-¡Jace!
-No te preocupes, te prometo que si él te saca a bailar, usaré mis poderes para que te deslices como una pluma y no aplastes al pobre chico.
-¡Se nota que odias enseñarme a bailar!
-Sí, es verdad, pero igual lo haré. Así que deja de preocuparte. Bien, una vez más – dijo tomando la mano de la jovencita y ella no pudo evitar sonreírle.
Gracias a la paciencia infinita de él , un par de días después Elanía bailaba con total elegancia sin preocuparse por pisar a su acompañante.
Sin embargo lo que no mejoraba era su actitud cada vez que se cruzaba con Gideon. Seguía sonrojándose y apenas podía intercambiar algunas cuantas palabras con él, toda la seguridad en sí misma se evaporaba cuando lo tenía cerca. Lo único bueno era que Lysander y Conrad no andaban a su alrededor, por suerte no llegarían hasta dentro de unos días.


-Crece muy rápido – dijo Ennis a su esposa mientras observaba como su hija se preparaba para su fiesta de cumpleaños. El evento sería muy concurrido, ya que bastaba con la presencia de la familia a pleno para ser una multitud.
-Sí  es verdad – dijo Bladian  abrazando a su esposo
-Es una suerte que haya dejado de preocuparse por no poder controlar el fuego – observó Ennis que había sufrido en carne propia la inquietud por no manejar el Don
-Algún día lo hará – aseveró Dian
-¿Cómo puedes estar tan segura?
-Porque ella es tu hija Ennis Blackdalion y tú siempre encuentras una salida a los problemas.
-Amor, en realidad lo mejor de Nía es que tiene tu fuerza y tu valor – dijo él devolviéndole el cumplido y Dian sólo pudo responder besándolo.


Ciertamente la fiesta estaba muy concurrida y con tantos magos tampoco faltaba decoración. Coloridas luces brillaban en distintos lugares y como era al aire libre parecían estrellas multicolores, tampoco faltaban flores ni música. Connor Blackdalion se había encargado de esto último, seguía siendo el indicado para animar celebraciones.
Nía paseaba entre los invitados recibiendo abrazos de toda la gente que amaba, todos estaban allí. Bueno faltaba sólo uno, así que cuando lo vio acercarse sus ojos azules brillaron entusiasmados.
-¡Estás aquí! – exclamó Nía y  corrió hacia los brazos abiertos de Teod que la esperaban para estrecharla
-Por supuesto que estoy aquí, cumples años princesita y quería darte tu regalo personalmente .Nada del mundo exterior es más importante que eso- dijo el joven sonriéndole al tiempo que extendía un pequeño paquete que la chica abrió con emoción.
-Un libro de poesía, ¡gracias Teod!– exclamó encantada pasando las hojas  ya que los libros eran su debilidad.
-Tienes muchos libros de magia, historia y astronomía en tu biblioteca pensé que era tiempo de que tuvieras uno de poemas de amor, ya estás en esa edad.
-Teod…-  dijo ella sonrojándose
-Aunque creo que ya hay alguien , ¿verdad?.Lo que no sé es por qué no está bailando contigo
-Tal vez porque soy muy alta, más que cualquier chico de mi edad, ninguno se acercó a invitarme a bailar…y las gemelas dicen que charlar conmigo las agota porque deben mantener elevada la cabeza…y…
El muchacho largó una carcajada y luego le habló con dulzura
-Tus primas son terribles Nía, y tú estás creciendo sólo eso. En cuanto a los chicos ya  crecerán y creo que la mayoría de ellos tendrá una altura adecuada. Por ahora , ya que tu Gideon es un tonto, mi hermano Jace un cobarde y tus primos…bien me reservo la opinión, bailarás conmigo. ¿Aceptas mi dama?- preguntó y la jovencita aceptó tomando su mano. Juntos fueron hacia la pista de baile
-Teod, cuéntame la historia.
-¿No te cansas? Es la misma cada vez que cumples años.
-Por eso, es nuestra tradición, no parecería mi cumpleaños si no me la cuentas…
-Está bien, a ver… ¿cómo empezaba? Dame tiempo para ordenar mis recuerdos. Ah sí…ya sé. Después de salvar a Dalalbión, tus padres se instalaron aquí y Bladian se hizo muy amiga de mi madre, por eso ella estaba con tu abuela junto a tu madre el día que tú naciste. Jace y yo esperábamos junto a tu padre y el resto de la familia. Recuerdo que tu padre paseaba ansioso por el pasillo , estaba muy nervioso y para empeorarlo tus tíos le contaron detalles de los partos de tus primos ..Ennis caminaba de un lado a otro hasta que no aguantó y se coló en la habitación. Poco después mamá salió sonriendo, diciendo que tú habías nacido, entonces Jace salió corriendo y se metió en la habitación. Yo fui tras él porque aquel era un momento privado de tus padres, pero no pude impedirle entrar.
Recuerdo con claridad aquella imagen. Tus padres estaban abrazados mirándote con adoración. Cuando Ennis notó nuestra intrusión, sonrió al vernos y se acercó para alzar a Jace, lo llevó hasta la cama y yo los seguí. Dejó a mi hermano junto a Dian , nunca vi a tu madre tan hermosa como aquel día, supongo que ha de haber estado agotada pero estaba tan feliz  de tenerte que brillaba.  Ennis también me ayudó a treparme a la cama, y los cuatro te miramos embelesados, eras increíblemente pequeña… Jace se te acercó y te tocó una manito, entonces tu madre te pasó a él mientras tu padre le ayudaba a sostenerte..Creo que  mi hermano estaba fascinado con que parecieras tan frágil, entonces abriste los ojos , esos inmensos ojos azules cargados de inteligencia y en ese momento nos enamoraste a todos  irremediablemente.
En ese instante, estoy seguro de que te convertiste en la Señora de Dalalbión, con una  sola mirada nos conquistaste para siempre.
-Teod..¡eres un embustero!-se quejó ella conmovida por aquel relato
-Claro que no. Pero si crees que todo es mentira sabe que siempre hay un poco de verdad mezclada , espero que sepas verla princesa.- le dijo el muchacho guiñándole un ojo .
-Gracias Teod por contarme de nuevo la historia.
-De nada preciosa.Tus primos están al acecho así que tendré que ceder mi lugar – dijo Teod mientras Blaze se acercaba.-Ya sabía yo que debía haber algún Blackdalion valiente – le dijo al joven Blackdalion  bromeando
-Sí  y uno que sabe bailar mejor que tú , mago – comentó el jovencito con una sonrisa y a continuación  se dedicó a demostrar cuan buen bailarín era .
Luego llegó el turno de los mellizos que no perdían oportunidad de lucirse .
Después de los mellizos fue su padre  quien la sacó a bailar , sonriendo orgulloso y luego , finalmente , Gideon se acercó a ella.
Fueron pocas las palabras que intercambiaron y Nía tenía la  certeza de que Gideon la había sacado a bailar más por cumplir un deber que por qué tuviera verdaderos  deseos de hacerlo. Aún así ella estaba en el cielo.
-¿La estás pasando bien? – preguntó el muchacho y  al mirar aquellos ojos azules, Nía pensó que mejor era imposible.
-Sí, gracias- respondió escuetamente.
-Me alegra – dijo Gideon y esas fueron todas las palabras que intercambiaron.
Cuando Gideon la dejó fue Jace quien tomó la posta, claro que después de ser empujado por Teod. Una cosa era enseñarle a su amiga a bailar en privado y otra cosa bailar en público, pero poco pudo hacer él cuando su hermano lo terminó mandando a la pista.
-¿Bailamos? – le preguntó a su amiga y ésta sonrió
-Ya que te ofreciste por tu propia voluntad – lo molestó ella riendo.
-Nía…-dijo él como advertencia
-¿Jace?- lo nombró ella para llamar su atención.
-Hmm
-¿Tuviste que usar magia? – preguntó  con seriedad a su amigo.
-¿Eh?
-Ya sabes…para evitar que pisara a Gideon mientras bailábamos.
-No, no lo hice. Bailaste muy bien y lo hiciste tú sola. ¿Nía?
-¿Sí?
-Concéntrate de la misma manera conmigo, por favor, ya recibí muchos pisotones en los días pasados…
-De acuerdo – accedió ella guiñándole un ojo y luego se deslizaron elegantemente.

Un par de  cumpleaños más se sucedieron rápidamente y con el tiempo  Nía logró acercarse un poco más a Gideon, aunque los sentimientos que la jovencita albergaba por el mago  la  seguían volviendo tímida ante su presencia.
Sin embargo cada gesto o palabra del muchacho la llevaban a construir castillos en el aire.
Los mellizos seguían molestándola cada vez que podían, Jace seguía siendo su mejor amigo y consejero…no había nadie en quien más confiara , aunque a veces sentía que lo fastidiaba con su parloteo sobre Gideon. De hecho le llamaba la atención que Jace no  se hubiera hecho amigo del mago rubio, se llevaban bien, pero su relación era algo distante. No se parecía en nada a la forma en que Jace se llevaba con los mellizos Likaios o con sus otros amigos.
Aquello siempre le había llamado la atención a Elanía, pero aquel día en particular tenía otras cosas en la cabeza.
Las gemelas habían pasado la tarde con ella y la charla sobre romance que habían tenido, la había preocupado. Las gemelas siempre lograban preocuparla, en esta ocasión había sido la mención a un tema en particular: los besos.
Nía le había dado muchas vueltas al tema y sólo se le había ocurrido una solución, la misma que se le ocurría cada vez que tenía un problema: Jace.
Sabía donde encontrarlo pues lo conocían todo uno del otro, así que decidida se dirigió a buscarlo.
-¡Jace!- llamó y algo en el tono de voz de su amiga hizo que el joven se alarmara.
-¿Nía qué te sucede? ¿pasó algo?
-No, sí…bueno en realidad las gemelas acaban de irse.
-¿Hicieron algo o Dalalbión se encuentra a salvo tras su partida? – preguntó en broma.
-No hicieron nada, sólo que me quedé pensando en algo que dijeron…
-¿En qué?
-Necesito  que me hagas un favor Jace…
-Por supuesto.-asintió él
-Bésame – le soltó ella  y el muchacho palideció.
-¡¿Qué?! – exclamó Jace horrorizado
-Bueno, Gideon va a besarme en algún momento y no quiero hacer nada mal. Tú puedes ayudarme, si me besas sabré que esperar.
-Nía, estás loca. Parece que lo de las gemelas es contagioso –contestó apartándose .
-Jace, es algo importante para mí, por favor. Eres mi mejor amigo y yo confío en ti. Incluso podrías tomar la apariencia de él y...
-¿Por qué no esperas que  él te bese y listo?
-¿Y si hago algo mal y lo espanto?
-Es sólo un beso.
-Por eso, no te cuesta nada complacerme.
-Creo que la junta con tus primos te trastorna, tienes ideas tan descabelladas como las de  Lys y Conrad.Siempre eres sensata Nía...
-Excepto cuando se trata de  Gideon .- acabó la oración ella
-Sí ,creo que ese es el verdadero problema. En verdad espero que el amor no afecte  a los mellizos como a ti porque entonces el mundo va a caer en el caos cuando ellos se enamoren. Y pobres de aquellos que se interpongan en  el camino de Ari y Bri-
- Jace, por favor ...- pidió ella
-A veces creo que te odio – se quejó  él  soplando para apartar el mechón de cabello castaño que le caía en la frente–
-No es cierto , me quieres y vas a ayudarme , ¿verdad? – insistió ella y cuando lo oyó gruñir supo que se había salido nuevamente  con la suya.
La magia hizo su efecto y cuando la figura de Jace comenzó a rielar para  tomar la apariencia de Gideon, Nía sintió una sensación intensa e inexplicable. Luego el joven se acercó  y la besó suavemente, entonces Elanía Blackdalion pensó que eso de los besos no era tan complicado y que todo saldría bien.
Cuando la caricia terminó , ella abrió los ojos y alcanzó a distinguir la figura de Jace. Ya no era la cara de Gideon la que se apartaba de ella, sino la de su mejor amigo. Y los ojos que se abrían lentamente para mirarla eran marrones y no azules.
-Nunca me vuelvas a pedir algo así,  desde hoy yo estoy fuera de tus jueguitos con Gideon – dijo Jace una vez que se separó de ella.
-Jace…- musitó ella notando que él estaba enfadado.
-Ya tienes lo que querías –dijo con brusquedad y se marchó.
Nía se sintió muy mal, tal vez había ido muy lejos, pero nunca había deseado que todo terminara así. Por primera vez Jace estaba molesto con ella, muy molesto.

Elanía estaba jugando con su hermano menor cuando su madre se acercó a ella.
-¿Nía ha sucedido algo con Jace?
-No..¿por qué ?
-Bueno hace días que no viene por aquí y tú tampoco has ido a su casa, eso es extraño.
-Oh, sólo estaba muy ocupada. Y él también tenía cosas que hacer.
-Ah, ya veo – dijo Bladian no muy convencida y se retiró.
 Claro que había pasado algo, y ahora ella no sabía como arreglar el desastre que había causado. Finalmente se armó de valor, nunca había sido cobarde o casi nunca porque su valor se había esfumado al ver la mirada enojada de Jace.  
Al llegar a  la casa de él, su madre le dijo que Jace había partido para ir a visitar a Teod.
El muchacho estuvo ausente durante varios  días,  días en los que Elanía vagó sin rumbo por Dalalbión.
-¿Problemas? – preguntó Ennis viendo que ella comía  una manzana con desgana.
-Algo así .- contestó la joven apesadumbrada
-¿Qué te parece si me cuentas?.Tal vez entre los dos encontremos una solución.
-Papá…cómo hago para hacer las paces con un amigo cuando ni siquiera entiendo por qué está tan enfadado.
-Bien, lo mejor sería hablar con él.
-Pero no sé como hacerlo.
-Entonces sólo discúlpate. Jace te va a perdonar. No puede estar enojado contigo mucho tiempo
-¡Papá! – exclamó la niña.
-No te  preocuparías tanto si fuera otra persona. Sólo las personas que más queremos pueden hacernos sentir así Nía.
-¿Y qué hago?
-Espera a que él vuelva y sé valiente. Todo saldrá bien…
-Gracias papá.
-Cualquier cosa habla conmigo Nía. Siempre estoy aquí – dijo Ennis besando la frente de la joven.
-Lo sé. – respondió ella con una sonrisa.

Durante la ausencia de Jace , Nía se dedicó a explorar a su amada Dalalbión, le parecía increíble que alguna vez aquel lugar hubiese estado casi destruido por las fuerzas malignas. Sin embargo había sido re construido, también allí habían sido asesinados sus abuelos y el padre de Jace..y allí había nacido su madre , ella y sus hermanos. La historia de su familia estaba  atada a aquel lugar por la tristeza y la alegría, pero ella estaba atada allí por amor. Era su lugar en el mundo. Pasear por allí , también la hacía pensar que siempre existía la posibilidad de recomenzar, de trocar algo malo en algo bueno, así que aquello que estaba mal con su mejor amigo podía recomponerse.
Como si sus pensamientos lo convocaran, Jace apareció. Por lo visto acababa de atravesar el portal de regreso a casa. Quedaron uno frente al otro, mirándose, hasta que ella decidió romper el hielo.
-¿Cómo está Teod? – preguntó la chica
-Muy bien, te envía saludos y dijo que pronto vendrá de visita- contestó él con una leve sonrisa y Elanía supo que todo volvía a estar bien entre ellos.
También supo, de una manera que no abarcaba las palabras, que lo que había pasado no volvería a mencionarse, que olvidar era parte indispensable para que su amistad no se dañara.
Así que en los años sucesivos Nía se aseguró de no volver a involucrar a Jace  en ninguna insensatez.

Sopló  el mechón de cabello castaño que le caía rebelde en la frente, como lo hacía cuando niño, mientras avanzaba con paso seguro.
Entonces se detuvo un instante, sin hacer ruido, sólo contemplando a la persona que estaba frente a él.
Observó a la  hermosa joven que estaba apoyada contra un viejo y semi derruido muro mientras soñaba despierta, era alta y esbelta de movimientos elegantes .Su cabello era largo y oscuro , sus ojos profundamente  azules  resaltaban sus facciones cinceladas, viéndola nadie podría adivinar que alguna vez le había preocupado ser fea.
A los veinte años ,no quedaba ni rastro de la chiquilla desgarbada en ella, la madurez la había hecho florecer en todo su esplendor y era muy parecida a su madre.
Claro que en Nía no existía aquella actitud distante y algo fría  que a veces tenía  Bladian , tal vez compartiera con su madre  aquella aura que la hacía intocable pero su cálida personalidad la superaba. Era la niña mimada de los habitantes de Dalalbión y ella devolvía su cariño con creces.
Jace sonrió mientras se acercaba a su mejor amiga.
-Así que ya regresaste del Castillo de los Cerezos – habló y ella se volvió a él con una sonrisa.
-Sí, hace un par de horas…
-¿Cómo están todos?
-Muy bien y cómo han ido las cosas por aquí.
-Sin problemas…-contestó él
-¿Me extrañaste? –preguntó ella casualmente
-Me aburrí un poco – respondió él con ligereza pero en su mirada se reflejó una intensidad que desmentía el tono de voz relajado y bromista.
-Debiste venir conmigo entonces, es imposible aburrirse allí teniendo a Lys, Conrad y las gemelas haciendo de las suyas. Más ahora que Kyrian está lejos…
-Kyrian princesa, ¿quién lo hubiera imaginado?.- dijo Jace.
-Cierto, aunque han pasado casi dos años ya y los dos son muy felices.
-Estoy seguro de que son felices, Lombard es un buen hombre y Kyrian, bueno es Kyrian –dijo él y el cariño que sentía por la joven Likaios se reflejó en sus palabras-
-¿Así que todo ha estado bien aquí?
-Sí, sólo tus niños te han extrañado mucho.
Los “niños” de Elanía eran  pequeños con el don a quienes ella entrenaba en el uso de sus poderes , excepto en el manejo del fuego, muchos de ellos eran niños que no tenían padres y que habían sido rechazados en el mundo exterior . Habían llegado a Dalalbión en busca de un hogar y lo habían encontrado amparados bajo la protección de Ennis Blackdalion y Bladian.
Crecían en el seno de las distintas familias de Dalalbión que los cuidaban y amaban como propios y eran instruidos por Jace, Gideon y Nía, aunque por lejos ella era la preferida de los niños.
-También yo los he extrañado, pero tenía muchas ganas de ver a mi familia.¿Han hecho progresos?
-Eitar pudo congelar el agua y Luana logró controlar el mover objetos, esperan ansiosos para mostrártelo.
-¡Oh , yo también quiero verlos!.Vamos.
-¿Ahora?
-Claro…¿se te ocurre un momento mejor? – preguntó ella tomándolo de la mano
-Supongo que ahora está bien. A propósito, hay un mago rubio que ha estado muy interesado en la fecha de tu regreso…
-¡¡¿En serio?!!- se sorprendió Nía.
-En serio, parece que  tú también estás haciendo progresos.- dijo él intencionalmente y la chica se sonrojó.
-¡¡Jace!!- protestó ella quedándose quieta y él tiró de ella para urgirla a seguir caminando.
-¿No tenías apuro?.- le dijo a la joven .
-Sabes, estoy empezando a pensar que tu amistad con mis primos te ha corrompido- le dijo y él largó la carcajada.
Un rato después un puñado de niños se arremolinaba junto a la joven contándole mil cosas a un mismo tiempo.
Y ella  se agachaba para estar a su altura y escucharlos con atención. Su imagen irradiaba ternura mientras sus ojos brillaban orgullosos por los logros de los pequeños.
Los ojos de Jace también mostraban orgullo, pero no por los niños sino por la mujer en que se había convertido Nía, al elevar la vista  se encontró con otro observador silencioso. Gideon observaba a Elanía desde la posición opuesta a él y en los ojos azules de aquel hombre había admiración y algo más…en aquel momento como si percibiera la presencia de su admirador Nía se puso en pie  y lentamente se aproximó a él.
-Hola Gideon .
-Elanía ,  estás de regreso – dijo él, nunca le decía Nía y aunque aquello le resultaba extraño a ella , también le gustaba la forma en que él pronunciaba su nombre.
-Sí, volví hace un rato.
-Me alegro. ¿Tu familia se encuentra bien?
-Sí, gracias – respondió ella mientras se censuraba a sí misma por ser incapaz de contestar con algo que no fueran monosílabos.
-¿Ya has visto los progresos de los niños?- preguntó él
-Sí, lo han hecho maravillosamente bien – contestó ella mientras sonreía  plenamente.
-Bueno, debo irme. Te veo después – dijo Gideon y se marchó mientras la mirada azul de la joven lo seguía hasta que se perdió de vista.
-¡Nía! – la llamó uno de los niños y volvió su atención a los pequeños aprendices.

Un rato después Elanía se encontraba sentada en la hierba junto a su mejor amigo, mientras los niños jugaban a cierta distancia.
-¿Piensas en tu príncipe? – preguntó  Jace.
-No , pensaba en los niños y en el don.
-A ver, dime qué es lo ocupa tu mente…
-Es sólo que me resulta tan extraño pensar que allá fuera los hayan rechazado o incluso perseguido.
-Les temen Nía. Los que no tienen nuestro poder no lo entienden tan fácilmente.
-Pero ellos son incapaces  de hacer daño, son inocentes.
-Lo sé, pero recuerda que hay  quienes usaron el poder para dañar a otros. Siempre habrá quien crea que poseer el don le da derechos para dominar a los más débiles.
-¡Ay Jace, pero es injusto!
-Por eso fue creado Dalalbión antiguamente, para proteger a los nuestros, para darles un lugar donde vivir tranquilos.
-No se puede permanecer aislados, eso no es la solución.- dijo ella y el tono de voz de la joven le recordó demasiado a Ennis Blackdalion.
-Creo que eso lo aprendimos con la llegada de los Likaios y los Blackdalion. Durante estos años tu padre ha sido como un puente entre nosotros y el exterior, creo que su origen mismo…el que él pertenezca a ambos mundos, es lo que nos ha dado esperanza.
-Sí – dijo ella escuetamente pero el orgullo estaba presente en su voz. Tal como su tío Dionis le había dicho alguna vez, Ennis era el indicado para cuidar a la gente de Dalalbión y para lograr que algún día  la gente con el don pudiera ser totalmente aceptada.
Aunque toda la familia había hecho grandes progresos en esa dirección, Kyrian hasta había logrado que alguien con el don se convirtiera en princesa, combatiendo de esa forma cualquier prejuicio que existiese en la Corte.
Por otro lado, su familia combatía cualquier rastro de magia oscura en el exterior , detenían a cualquiera que usase su poder para hacer daño…tal vez algún día  la discriminación hacia los diferentes desapareciera.
Tal vez algún día las barreras que aún ocultaban a Dalalbión pudieran caer.
-¿Nía, vas a volver? – dijo Jace  para sacarla de su ensueño y ella le sonrío.
-Ya estoy aquí.
-Vamos, regresemos a tu casa…acabas de volver y has tenido un día largo.

Nía se sabía amada  y aceptada, tanto por los miembros de su familia que no tenían poderes como por aquellos que compartían su naturaleza. La querían por ser ella misma y eso le daba libertad. Sin embargo la joven sabía que no todos gozaban de la vida como ella.
En su corazón existía el firme compromiso de  lograr justicia, después de todo era hija de sus padres.
-¿Sigues soñando? – preguntó él
-Con un mundo mejor.
-Es un buen sueño  - contestó Jace y Nía miró al muchacho que caminaba junto a ella, aunque en realidad ya no era un muchacho, era un hombre alto que además tenía los mismos sueños sobre construir un mundo mejor. Mientras caminaba no pudo evitar sonreír, orgullosa de aquel  hombre que era su mejor amigo.

Había discutido tanto con su padre como con su madre, había argumentado brillantemente su postura, pero aún así había recibido un no rotundo.
Sus ojos azules casi se habían vuelto negros por la indignación de que siendo una mujer la siguiesen tratando como una niña, pero no había logrado nada.
Finalmente Ennis se había marchado y  sin permitirle acompañarlo
-¿Qué te preocupa? – preguntó Jace sentándose junto a ella mientras le quitaba de las manos el libro que la joven fingía leer.
-Papá y tío Dionis fueron tras unos magos oscuros…
-Ellos estarán bien, no debes preocuparte .Sabes que no hay nadie como ellos.
-¿Pero si algo sale mal…?- preguntó mirándolo con sus ojos azules y Jace tuvo la sensación de que ella estaba viendo su dolor más antiguo, la muerte de su padre a manos de los magos  oscuros antes de que él naciera.
-Nada malo  va a pasarles. Seguramente los mellizos irán con ellos.
-¿Se supone que  eso debe tranquilizarme?
-Sí, sabes que  los cuatro juntos son lo más cercano a lo invencible. Estarán bien. Confía en ellos…
-Sí, lo hago. Pero no alivia mi corazón.
-Lo sé. Entonces me quedaré aquí haciéndote compañía, ¿te parece bien? – preguntó él sentándose a su lado y la joven asintió con la cabeza.
Justo en aquel momento Gideon pasó por allí y se detuvo frente a ellos.
-Hola , Elanía..Jace – saludó con la cortesía que era habitual en él.
-Hola – contestaron los dos. Aunque el tono de Jace traslucía desinterés y el de Nía ansiedad
-¿Necesitabas algo? – preguntó Jace al verlo parado delante sin decir palabra.
-Sé que es un poco tarde pero, Elanía, ¿te gustaría dar un paseo conmigo?
-Yo…
-Le pediré permiso a Bladian si es necesario.- se apresuró a decir el joven rubio.
-Ve – susurró Jace por lo bajo dándole un pequeño golpe con el codo y la chica se levantó automáticamente
-Me encantaría…
-Yo le aviso a tu madre – ofreció su amigo con una sonrisa.
-Gracias.
Jace los vio alejarse, uno al lado del otro  ,ahora, igual que él, Gideon le sacaba una cabeza de altura a Nía, bueno en realidad él era un poquito más alto que el mago rubio y eso lo hizo esbozar una sonrisa mientras entraba al hogar de los Blackdalion para cumplir su misión.

Llegaron hasta un gran árbol, cerca de unas ruinas que alguna vez habían sido un observatorio .
-Háblame de las estrellas – pidió Gideon mientras se sentaba en el suelo  e invitaba a la joven a hacer lo mismo.
-Claro, ¿ves aquella constelación…?- señaló Nía y durante un largo rato estuvo hablando sin parar, hasta que miró al muchacho que estaba a su lado y lo vio sonreír mientras ella parloteaba.
-Gideon, tú sabes todo esto, ¿por qué me dejaste hablar tanto.?
-Bien, sé cuanto te gusta el tema y también que te relajas cuando hablas sobre ello, parecías preocupada antes,  así que quería distraerte.
-Gracias Gideon, en verdad por un rato me olvidé de lo que me preocupaba.
-¿Quieres contarme? –ofreció él.
-No quiero hablar de ello ahora,  mencionarlo lo hace más real, pero ahora ya está todo bien.
-Me alegro, entonces que te parece si nos quedamos un rato más aquí, sólo observando las estrellas.
-Sí, eso estaría bien.
Pasaron  casi dos horas juntos hasta que Gideon la llevó de nuevo a su hogar.
-Elanía…
-¿Sí?
-Sé que tal vez a veces no puedas contarme lo que te sucede, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, cuando me necesites.
-Gracias Gideon…
-Quiero estar a tu lado Elanía, si tú me dejas …-casi susurró él tímidamente.
-¡¡Nía!! –interrumpió su hermanito menor, Brendan, y la joven se sonrojó.
-Nos vemos mañana – propuso él y ella aceptó con una leve sonrisa.
-¿Qué tal tu paseo con Gideon? – preguntó su madre cuando la vio.
-Encantador – respondió Nía y sintió que algo , finalmente, había cambiado entre ellos.

No fue de un día para el otro, ni tampoco fue un terremoto de emociones…simplemente con el correr del tiempo ella y Gideon fueron acercándose hasta que terminaron siendo novios.
Tal vez porque Nía había pasado toda su infancia y adolescencia soñando con él, para su familia fue normal que sucediese y por ello aceptaron al rubio mago sin ninguna objeción.
Claro que Ennis seguía pensando que ella era pequeña, no importaba que tuviese la edad de Bladian al casarse,  para él era su pequeña y por suerte nadie habló de planes de casamiento.
Tanto Nía como Gideon  eran personas tranquilas, que se tomaban su tiempo.
Sólo hubo un par de voces disidentes en aquella relación y cuando fueron de visita a Dalalbión intentaron dejar por sentado su posición.
Ninguno de los dos se lo dijo frontalmente a Nía, pero tanto Lys como Conrad se encargaron de expresarle sus pensamientos a un Jace muy poco receptivo a las quejas de los mellizos.
-Deberías hablar con él, consejos sobre como tratar a Nía, ya sabes…eres lo más parecido a un hermano mayor…Dylan es chico aún y ni hablemos de Brendan – dijo Conrad  sentado en las ramas bajas de un árbol.
-Ustedes son sus primos, si quieren ese tipo de charla, vayan a amenazarlo personalmente…
-¿Quién habló de amenazarlo? – preguntó Lys con cara de inocencia
-Lo cierto es que no se nos da  muy bien la diplomacia en estos casos…-aclaró Conrad
-Y encima el tipo no termina de convencernos…
-Entonces manténgase al margen, porque Nía está muy feliz, y quiero que lo siga estando – les aconsejó Jace en un tono que no dejaba mucha opción.
-Jace…¿no te importa si algo sucede?. – preguntó el mago de ojos azules con un tono de voz dulce y preocupado, lo cual resultaba totalmente sospechoso.
-Ennis se encargará de las advertencias y todo lo necesario, para eso es su padre. – Aseveró Jace
-Pero mi tío es demasiado diplomático, sólo evaluará la situación con sus profundos ojos azules llenos de comprensión y sabiduría, y …
-Cielos Conrad, corta el drama que no te queda. Será mejor que busquen algo más en que entretenerse, ya les advertí que dejen en paz a Nía y Gideon. – replicó el muchacho  al borde de la furia, lo que hizo que los mellizos intercambiaran entre ellos expresivas miradas.
-Está bien Jace, como tú digas. –acordó Lysander.
-Sí , de hecho deberíamos intentar hacernos amigos de él. Eso hará feliz a Nía ¿ Verdad Jace?- preguntó Conrad inocentemente.
-¡Tengo cosas mejores que hacer que ser niñera de ustedes! – protestó el muchacho y se alejó de los Likaios.
-¿Se enojó? – preguntó Lys a su hermano y este le sonrió
-No entiendo por qué.
Afortunadamente la visita de los mellizos duró poco tiempo.
Por primera vez , Jace se alegró de librarse de sus amigos. También Elanía se sintió aliviada, pues cuando sus primos y Gideon se encontraban, el clima se ponía raro.

Elanía Blackdalion había invadido la cocina, cosa que había provocado que sus dos hermanos huyeran del hogar.
Sólo Jace se animó a entrar, después de todo era valiente y su mejor amigo.
-Jace, aléjate de las fresas – advirtió Nía  justo cuando el muchacho estaba por tomar algunas del cuenco
-Pero me gustan. Sabes que son mis favoritas
-Y yo las necesito para el pastel – contestó ella y Jace se sentó  cerca con el ceño fruncido.
-Está bien, sólo una – concedió ella apartándose de lo que estaba revolviendo
-¿Una?¿Elanía Blackdalion crees que puedes conformarme con una fresa? – preguntó al tiempo que se señalaba a sí mismo en una obvia alusión a su tamaño físico.
-Una o nada, tú eliges.
-Está bien, no tocaré tus fresas – dijo él  malhumorado y se cruzó de brazos mientras la observaba luchar con los elementos de la cocina. Lo cierto era que aquello no era en lo que la joven se desenvolvía mejor.
Un brusco movimiento de  la mano de ella hizo caer el pequeño saco de harina y con un gesto mínimo Jace lo  devolvió flotando a su lugar.
-¿Por qué no usas magia? Sería mucho más fácil y la cocina terminaría ilesa –sugirió él con poco tacto.
-No voy a usar magia, lo quiero hacer yo misma. Es importante…
-Ya – contestó él ofuscado aunque sin entender muy bien por qué- Entonces trata de no destruir nada y de no envenenar al destinatario de tanto esfuerzo doméstico.
-Jace, vete. No eres de ninguna ayuda.
-¿No quieres que encienda el fuego por ti?
-Gracias puedo usar pedernal y yesca  - contestó ella con ofendida dignidad, era injusto que él mencionara su punto débil.
-Bien – contestó él y se marchó dejándola con su dilema culinario


La joven morena abandonó su casa muy temprano en la mañana, todos dormían aún y Dalalbión se encontraba sumida en el silencio.
Llegó hasta una casa que conocía desde siempre y golpeó.
-Has llegado muy temprano – dijo Suran al abrir la puerta.
-Siempre es así…
-Sí es verdad, pasa antes de que tomes frío.
-¿Aún duerme?
-Sí, creo que  ha olvidado que día es hoy…iré a despertarlo. Ya sabes estás en tu casa..
-Lo sé – contestó la joven con una amplia sonrisa que la mujer correspondió.
Un rato después cuando Jace apareció acomodando su desordenado cabello castaño, Nía  fue la primera en felicitarlo.
-¡¡¡Feliz cumpleaños!!! -  casi le gritó y él la miró perplejo.
-Entonces, ¿en verdad lo olvidaste? – preguntó su madre
-Parece que sí…-musitó él aun sorprendido
-Feliz cumpleaños,  mi niño – le dijo Suran estirándose para darle un beso, y su corazón de madre no pudo evitar un estremeciendo al pensar que su hijo menor estaba tan crecido y que ahora había alcanzado la edad del padre que nunca había conocido. Se apartó de él antes de ponerse a llorar y Nía que adivinó la emoción de la mujer se acercó para distraer a Jace.
-¡Felicidades Jace!.Eres un poco más viejo. –le dijo besando su mejilla
-Y más sabio…
-¡Eso quisieras!
-Jace – lo llamó su madre- Mira lo que te trajo Nía.
En ese momento los ojos castaños se fijaron en  el pastel de fresas que había en la mesa.
-¿Para mi?- preguntó él y ella asintió- ¿Estás segura que es comestible?
-¡¡Jace!! – protestaron al mismo tiempo las dos mujeres, pero pese a la broma los ojos de él brillaban con deleite mal disimulado.
-¿Desayunamos? – propuso Suran a los dos, pero los interrumpió el golpeteo en la puerta. Apenas abrió Jace se vio envuelto en  el apretado abrazo de su hermano mayor.
-Estás aquí – dijo el joven cuando Teod lo dejó respirar
-¿Dónde más iba a estar el día de tu cumpleaños? ¿Sabes?, hay que aprovechar que podemos transportarnos fácilmente…
 Luego fue una seguidilla de abrazos,  concluyendo con los  cuatro sentados dispuestos a comer el pastel que Elanía había hecho.
-Mi tía Shara me dio la receta – aclaró la chica cuando Teod la miró con suspicacia
-Entonces supongo que  puede comerse -  comentó el mayor de los hermanos.
Sin embargo al rato  tanto Teod como Jace habían dado buena cuenta de él,  de hecho cuando todos terminaron de desayunar, Jace aún seguía comiendo pastel.
-¿Acaso piensas crecer más? – preguntó  Nía mirando la alta figura
-¿Por qué no? – preguntó él dándole un mordisco a su  porción  de tarta
-Yo creo que ya eres suficientemente alto Jace- dijo Suran sonriendo-Recuerdo cuando eran pequeños, un día  Elanía se largó a llorar porque era muy alta, más que tú incluso y te pusiste a llorar porque ella lloraba. No sabía que hacer con ustedes aquella vez…hasta que tú al final le prometiste que crecerías y serías más alto que ella. Finalmente Nía se calmó …
-Bien sólo había que darme un poco de tiempo para crecer – dijo él
-Yo creo que aunque no hubiese sido así tú hubieras crecido sólo para cumplir tu promesa –  observó Suran astutamente y Jace se sonrojó
Compartiendo aquellos momentos con personas que conocía de toda su vida Nía se dio cuenta que últimamente había echado en falta aquella camaradería, por alguna razón las cosas ya no eran lo mismo, y sólo ahora  lo percibía.
Antes de marcharse, la joven invitó a todos a  cenar en su casa, tal como sus padres le habían pedido que hiciera.
-Todos quieren saludarte…los chicos están ansiosos, hasta tienen regalos para ti.
-Allá estaremos – prometió  Jace.
-Nos vemos  entonces – dijo Nía y se despidió de los tres.
Aún era temprano, así que Elanía caminó lentamente hasta su hogar. Tenía una sensación de pesadez en el pecho y no quería apresurar su marcha, tenía la extraña sensación de que si avanzaba rápidamente perdería algo. Era como si para llegar a ese futuro que la esperaba tuviera que renunciar a algo muy valioso para ella.
Sus pasos fueron cada vez más lentos,  y tardó bastante en regresar a su casa.
Y aquella extraña sensación de pérdida la acompañó todo el día, incluso cuando Gideon la llevó  a pasear y durante la cena de la noche.
Tal vez era que el cumpleaños de Jace, le hacía pensar en el tiempo, en las cosas que cambiaban cuando uno crecía.

La primavera siguiente trajo sorprendentes novedades, y una vez más la familia Blackdalion se reunió a pleno.
Esta vez, viajaron a las tierras Navarre, donde una gran fiesta los esperaba.

Al fin había sucedido, lo inimaginable,  Lysander Likaios se casaba y toda la familia había sido convocada para asistir a tan feliz ocasión.
El joven mago se casaba  con la mujer que lo había amado toda la vida, con Alina de Navarre quien ,finalmente, era plenamente correspondida, porque Lys la amaba también , la amaba con ese salvaje apasionamiento que era parte de su naturaleza.
Kyrios y Dominick no cabían en sí de la felicidad, aquella amistad que los había unido por años al fin se convertía en un verdadero lazo familiar, ahora que sus nietos se casaban. Incluso apostaban sobre si su  bisnieto sería pelirrojo o de cabello oscuro.
Por otro lado, Conrad, Kyrian y las gemelas tenían sonrisas  presuntuosas, ya que se presumían de haber jugado un papel importante en aquella unión.
Lo cierto era que el amor entre Lysander y Alina era palpable y todos estaban muy felices por poder ser testigos de ello.
Después de la ceremonia, todos se dedicaron a saludar a los novios, bromas familiares incluidas, y luego a ponerse al día con las noticias.

Gideon había ido a buscar algo de beber, mientras Nía se encontraba con  sus primas y Jace.
-¿Cuál es el problema? – preguntó Nía mirando la expresión compungida de las gemelas
-Ellos ..- señaló Bri a la distancia lo que parecía ser un grupo de jóvenes
-¿Pretendientes? ¿Incluso aquí?– preguntó y Ariadne asintió
-Necesitamos ayuda para librarnos de ellos…- expresó Ari con sus ojos verdes brillando mientras planeaba algo
-No cuenten conmigo –aclaró Nía cansada de los problemas de sus primas y sus hordas de perseguidores.
La mirada de Brianna se desvió evaluadora hacia el  joven alto que las acompañaba.
-¡No!, definitivamente no – dijo Jace levantando sus manos en un gesto inútil de defensa-Arréglense ustedes, no me necesitan para nada
-Eres nuestro amigo – protestó Ariadne
-Igualmente no pienso hacer nada- intentó defenderse
-No te estamos pidiendo que hagas nada. Sólo que nos acompañes y nos sigas el juego…te has vuelto bastante apuesto últimamente y con tu cuerpo y tus poderes, no nos molestarán si estás cerca, así que nos servirás – concluyó Brianna mientras el muchacho se  sonrojaba intensamente por la forma en que lo había mirado evaluando sus capacidades.
-Nía, diles que me dejen en paz- intentó suplicar a su mejor amiga pero esta se río al verlo en manos de las gemelas
-Denle un respiro – pidió finalmente  en deferencia al pánico que reflejaba la mirada oscura de Jace.
-Nía , tal vez tú no te des cuenta porque es tu amigo, pero créeme que le saca mucha ventaja a todos ellos.
-Sí ,los ojos cafés, la altura…bastante bien – evaluó Ari apreciativamente mientras caminaba alrededor de él.
-Más que bien – agregó Bri
-Dejen en paz al muchacho, intervino Elady acercándose a ellos.
-Pero abuela…- protestó la jovencita
-¿Cuándo van a dejar de jugar  para tomarse en serio a alguno de esos jóvenes?
-Abuela ninguno de ellos es capaz de distinguirnos, ¿en serio crees que puede interesarme alguien que ni siquiera sabe mi nombre y que le da lo mismo mi hermana que yo ?.Además no es nuestra culpa tener tan altos estándares, después de todo somos nietas de Kyrios, hijas de Caleb y hermanas de Blaze. Con semejantes modelos a seguir cómo quieres que tomemos en serio a alguno de ellos…-finalizó Brianna callando a su abuela , al mismo tiempo  que dejaba traslucir  sentimientos demasiado intensos  en su alegato y con ello convenció a Jace.
-Está bien, las ayudaré – suspiró él como  quien consiente en ir a una misión suicida
Sin perder tiempo las gemelas lo tomaron cada una de un brazo y lo arrastraron consigo.
-Pobre de él – expresó Elady cuando los vio alejarse
-Las hubiera ayudado de todas formas…es de los que socorren damiselas en peligro. Aunque sean las gemelas.-sonrió Nía
-Sí lo es. Y es un gran chico, ojala…
-¿Ojala qué…? – preguntó Elanía alarmada
-No sólo pensaba en lo que dijo Bri, sobre los jóvenes actuales y Jace es un gran muchacho.
-Lo es, y también  mi Gideon – comentó orgullosa Elanía
-Sí también él – asintió Elady mientras algo indescifrable se reflejaba en su mirada gris plata.

Una vez que las gemelas se deshicieron de sus pretendientes  y que se encargaron de irritar lo suficiente al recién casado, Brianna se decidió por la tranquila compañía de Jace mientras Ariadne se iba a molestar a Conrad.
El corazón de Bri estaba algo inquieto y la presencia del joven mago siempre era sedante, transmitía la paz que él tenía  e incluso la  vivaracha Brianna  se tranquilizaba en presencia de Jace. Caminaron un rato apartándose de los invitados y luego la mirada de ambos se detuvo en la joven pareja que se besaba a corta distancia de ellos.
Elanía y Gideon estaban tan concentrados en su mundo propio que no los vieron.
-Me gustaría que alguna vez alguien me mirara así – dijo Brianna
-¿Cómo Gideon está mirando a Nía?
-No exactamente – respondió la chica y al estar distraído observando a la pareja no notó que Brianna lo  examinaba a él. Sin embargo el tono de voz de la joven lo hizo volverse y enfrentar los maravillosos e inquisitivos ojos verdes
-¿Te encuentras bien? Estás algo extraña hoy –preguntó un poco intimidado por el escudriño de la joven
-Supongo que es por  todo el amor en el aire - exclamó melodramática .
-Bri, tú vives espantando a todo el que se te acerca, así que no te quejes.
-Nunca se ha acercado el indicado. Sería bueno que fuera como tú, eres un buen hombre Jace.
-Brianna…
-No te espantes, no me estoy declarando. Sabes que no te quiero de esa manera, sólo que en verdad eres alguien muy especial y es una lástima…
-¿Qué sea alguien especial?
-No mi querido, que no entiendas nada. Vamos acompáñame a buscar una copa de vino.
-¿Piensas emborracharte ahora?-preguntó escandalizado
-De ninguna manera, pienso emborracharte a ti porque definitivamente  te hace falta – le contestó y tomándolo de un brazo lo arrastró consigo una vez más sin darle tiempo a protestar.


Ellos dos no fueron los únicos en observar atentamente a la joven pareja.
-Connor, ¿alguna vez has sentido que la perfección te asusta? – preguntó Ennis a su hermano menor tras ver a su hija pasear del brazo del mago rubio.
-Cada vez que veo mi reflejo – contestó Conn
-¡Connor!
-Lo siento Ennis, vamos explícame bien qué es lo que sucede y te prometo una respuesta seria – se disculpó y sus ojos cambiaron de tonalidad, del ligero gris plata al oscuro como acero. Eso garantizaba que se tomaba muy en serio las palabras de su hermano mayor y que igual de seria sería su respuesta.


Los festejos quedaron atrás y cada familia volvió a su hogar para reanudar su vida cotidiana y cumplir con sus deberes.
De hecho en Dalalbión siempre había mucho que hacer, y algunas veces cuando los Señores debían atender asuntos en el exterior, las responsabilidades recaían sobre Nía y el joven Dylan.
Ennis, siempre reacio a dejar a sus hijos, tenía cierta tranquilidad al saber que tanto Jace como Gideon estaban para ayudarlos.
Desafortunadamente, a veces también ellos tenían  cosas que atender. Aquel día en particular habían ido a inspeccionar los confines de Dalalbión, era una revisión anual y cada uno de ellos había tomado una dirección diferente para controlar.
Jace apenas acababa de regresar cuando  supo que algo no iba bien.
Un muchachito moreno corrió hacia él como si lo persiguiera una horda enemiga .
-¡¡Jace!!- gritó casi sin aliento
-¿Dylan?, ¿qué sucede?
-Fuego… -susurró sin aliento
-Respira por favor y trata de explicarme bien – le dijo Jace intentando calmarlo.
- Los de la Aldea que está junto al portal Norte mandaron a pedir ayuda porque se desató un incendio en sus bosques y Nía fue a ayudarlos
-¿Qué sucede con Elanía?- preguntó Gideon quien también acababa de llegar y se había acercado tras ver la desesperada corrida de Dylan
-¿Fue sola? – preguntó Jace con un  tono extraño de voz
-No, llevó a unas tres personas con ella, pero…
-Si el incendio es muy grande no bastará..- terminó Jace la frase por el niño
-Ella no  puede controlar el fuego. – aseveró Gideon preocupado
-Vamos – le dijo Jace , sabiendo que en ausencia de Ennis y Bladian  eran los únicos que podían brindar ayuda.
Los dos jóvenes salieron corriendo hacia el portal más cercano para ir en ayuda de la intrépida Nía.
-¡¿Cómo se le ocurrió ir así?! – exclamó el rubio mago y Jace estuvo a punto de responder que era por la sangre que corría por sus venas, aquella herencia de los Blackdalion de salir corriendo en ayuda de los necesitados sin medir las consecuencias, pero pensó que el otro no apreciaría la acotación y se calló. Además sabía que Gideon ya se sentía bastante molesto por no poder manipular el poder del portal, sólo los nacidos en Dalalbión podían abrirlos y muy pocos podían manipular el poder para ir a dónde quisieran. Jace era uno de ellos y con su don y la idea de llegar junto a Nía  en unos segundos estarían allí.
Gideon no podía hacerlo pues no había nacido en Dalalbión y debía resignarse a que  el don de Jace lo llevará junto a su novia.
Sólo había una excepción a aquella regla y era Ennis  Blackdalion quien sin haber nacido en aquel lugar  tenía todo el poder  de Dalalbión bajo su dominio.
Una vez que los dos jóvenes atravesaron el portal hacia el mundo exterior se vieron envueltos por el humo, la gente corriendo, el reflejo de las llamas devorando todo a su paso.
Los ojos azules de uno y castaños del otro se perdieron buscando la imagen de una mujer, pero no pudieron hallarla.
Entre la gente que iba de un lado al otro , alcanzaron a divisar a las dos personas que habían acompañado a Nía , estaban tratando de detener el avance del fuego con mucha dificultad, mientras los aldeanos se acercaban con cubos de agua. Hasta allí corrieron los dos jóvenes.
-¿Dónde está Elanía? – preguntó Gideon temiendo lo peor
-No la vemos desde hace un rato, fue hacia donde estaba el foco del incendio y aún no regresó
-¿Cuánto tiempo lleva allí? – preguntó Jace
-No lo sé…organizó a la gente y luego se internó en el bosque…no pudimos detenerla. La conoces.
-Voy a buscarla…-dijo Gideon adelantándose pero Jace lo detuvo por un brazo
-No, quédate aquí.Debemos ayudar a detener el fuego
-¡Estás loco! ¡Ella está allí totalmente indefensa sin poder sobre el fuego!
-Ella lo controlará, confía – pidió mientras sus ojos castaños se velaban por una fría determinación.
-¿Qué confíe? Lleva años intentando hacerlo y nunca lo logró, ¿cómo lo hará ahora?
-Sólo lo hará. Necesita hacerlo y llegado el momento  lo hará – insistió Jace
-Eso es dejarla morir Jace y yo no voy a dejar que pase– expresó con desprecio Gideon y se soltó bruscamente del agarre del otro  para internarse en el bosque  en llamas.
Al llegar al lindero se detuvo, ya que apenas podía creer lo que veía. Miró hacia atrás y vio que Jace estaba a pocos pasos contemplando lo mismo que él.
Entre las llamas surgía una joven, que caminaba totalmente ilesa y a medida que ella avanzaba el fuego se extinguía
Alta, con el pelo negro agitándose a su alrededor y los ojos resplandecientes por el poder avanzaba Nía Blackdalion
El fuego  se apartaba, se rendía frente a ella  y todos aquellos que la contemplaban tuvieron la sensación de que no había  ser viviente o fuerza de la naturaleza que no se rindiera ante aquella mujer.
Sólo el amigo de la infancia reconoció la fragilidad que se escondía en ella y al verla sana y salva pudo volver a respirar con normalidad y dejar caer la coraza que había construido desde que había escuchado sobre la desaparición de Nía. Casi sentía que las piernas le flaqueaban, había estado aterrado de que algo le sucediera pero había tenido fe en ella .
Quiso correr a abrazarla pero se detuvo, ese no era su lugar.
Gideon fue a su encuentro y al mismo tiempo que el fuego desaparecía el poder de Nía dejó de manifestarse y ella corrió a los brazos del mago rubio que la envolvió en un apretado abrazo.
-¿Estás bien?
-Sí…
-¿Cómo viniste sin pedir ayuda?
-Lo siento Gideon, no había tiempo..
-Me preocupé mucho. Pensé que no podrías controlar el fuego
-Pude hacerlo, tenía que hacerlo y lo hice.-dijo con una sonrisa.
-¿Cómo?
- No lo sé, llegado el momento pude hacerlo. Así de sencillo.- explicó ella sin saber que repetía las palabras que su amigo había dicho antes.
En aquel momento Jace se acercó a ellos
-Nía…
-Lo hice Jace, lo hice
-Sí – asintió él y le acarició la cabeza en un gesto amistoso- Ahora lo mejor es que vuelvas a casa a descansar
-No, aun hay mucho que hacer aquí
-Yo me encargo. Tú vete a descansar
-Vamos Elanía , Jace tiene razón. Yo te acompañaré a Dalalbión y luego volveré aquí – dijo Gideon con firmeza
-Pero…
-Sin peros – resolvió Jace mientras Gideon la abrazaba para llevarla hasta el portal de regreso a Dalalbión.
Finalmente Nía se dejó llevar, lo cierto era que estaba agotada, que los brazos de Gideon que la rodeaban la confortaban y que no quería preocupar más a Jace.Había visto la sombra del miedo en los ojos castaños de su amigo y no le había gustado  ser la responsable de aquello.

Menos aún le gustó la mirada de su padre y la discusión que tuvieron cuando Ennis regresó, ni siquiera el hecho de que hubiese logrado manejar el fuego aplacó el enojo de sus padres por haberse puesto en peligro.
Además, la discusión con Ennis se reanudó unos días después ,cuando él se marchó a combatir a unos magos disidentes que usaban el poder para hacer daño .Elanía insistió en acompañarlo y una vez más como dos años antes su padre se negó rotundamente.
-¡Ya no soy una niña! – protestó ella mientras Ennis la observaba. Lo peor de las discusiones con él era que mantenía  la calma y eso la enervaba más aún.
-Mi decisión  no tiene nada que ver con que seas una niña o no.
-Pero en otras ocasiones has permitido que Jace y Gideon te acompañen…
-Nía…
-¿Es porque ellos son hombres?, algún día yo seré Señora de este lugar  padre, ¿cómo protegeré a sus habitantes si no combato a los magos oscuros? No podré evitarlo para siempre…
-No, es cierto. Alguna vez deberás enfrentarlo, pero lo evitaremos mientras se pueda.
-Padre..¿acaso olvidas que mamá te ayudó a combatirlos aquí en Dalalbión?Ella era más joven  que yo…
-No  Nía, no lo he olvidado. Pero tampoco he olvidado la primera vez que la vi, ni el tiempo que le llevó recuperarse de su encuentro con  Deveró. No importa lo que pienses, mientras me sea posible te alejaré del contacto  de gente como él. Algún día los enfrentarás, pero no será ahora.- sentenció Ennis con sus ojos azules oscurecidos  y Nía comprendió que la discusión había llegado a su fin. Se retiró dolida y se cruzó con su madre mientras salía de su casa .
Bladian  vio salir  a Elanía con el dolor pintado en sus ojos azules y  su corazón se dividió entre padre e hija, compartía el pesar de los dos…pero igual que Ennis quería proteger a Nía  sin importar  cómo.
Aún después de la partida de su padre , Elanía seguía enfadada y lo hubiera seguido por un largo tiempo más , sino hubiese escuchado una conversación entre Jace y Dylan.
-Tranquilo Dylan, él sólo quiere cuidar de ustedes. Muy pronto tendrás la edad adecuada para acompañar a tu padre, pero ahora tienes una misión más importante que es cuidar de tu madre, Nía y Brendan. Sé que Ennis confía en ti. – había dicho Jace y entonces Nía se había dado cuenta de su terquedad. Su obstinación ni siquiera le había permito ver que su hermano se sentía igual que ella o aún peor. A los dieciséis años Dylan  estaba listo para la aventura, sin embargo su hermano menor se comportaba mejor que ella y acataba la decisión de sus padres con madurez.
Por otra parte, ella no había estado allí para alentarlo, afortunadamente Jace había sabido exactamente qué palabras decir.
Cuando más tarde se acercó a él para agradecérselo, se encontró con un nuevo reto de parte de su amigo.
-A veces debes permitir que te protejan Nía, no es tan complicado.
-Pero tengo el don Jace, puedo cuidar de mi misma.
-No trates de convencerme a mí, sabes que nunca te daré la razón. Soy la última persona en el mundo a quien puedes convencer de que está bien que combatas contra esa gente Nía. Sé lo que hacen, lo sé muy bien y jamás dejaría que alguien cercano a mí se arriesgara. No seas necia- dijo él y Elanía sintió la herida abierta de Jace por el asesinato de su padre en cada palabra que decía.
Era verdad, en eso Jace nunca le daría la razón.
Ella no pudo protestar y tampoco lo hizo cuando Gideon  le dijo algo similar.
- Tu padre tiene razón, mi amor. Lo más importante es tu seguridad, más allá de quien eres y de tu linaje , también debes aceptar que para ser una buena Señora de Dalalbión, como serás algún día, debes saber cuidar de ti antes que todo. No puedes poner siempre a los demás por delante de ti misma.
Eso era algo que Nía sabía que no podría dejar de hacer, a ella le gustaba cuidar de los demás  y eso significaba que el bienestar de su gente estaba antes que el de ella.
Reconocer esto le hizo aceptar finalmente la decisión de su padre, después de todo Ennis era como ella, protegía a los que amaba.
Tal vez era una de las más maduras entre sus primos , pero aún le faltaba mucho que aprender.


La joven estaba discutiendo algunos  problemas de administración de Dalalbión con  un grupo de personas. Estaba seria como cada vez que se ocupaba de algo relacionado con la ciudad que amaba, escuchaba atentamente la opinión de cada uno  mientras evaluaba las distintas opciones.
Jace y Dylan la observaban atentamente.
-Será una gran Señora de Dalalbión, ¿no crees? – preguntó el muchachito a Jace
-Sí, es verdad, pero tal vez tú…
-No, aunque yo fuera el mayor, Nía es la adecuada para el puesto. Ella lo hace tan bien como papá , es su lugar por derecho-  explicó Dylan con orgullo.
-Nadie ama tanto este lugar como ella –observó Jace
-Tú   también amas a Dalalbión de la misma forma  que  mi hermana.
-Supongo que sí, es mi hogar .
-En realidad , debo confesar que hay algunas veces en que desearía ser yo el próximo Señor de Dalalbión – dijo Dylan de pronto sorprendiendo a Jace.
-¿En verdad?
-Sí, cuando pienso que Gideon será quien esté al lado de mi hermana. Él no ama este lugar como ella y me preocupa lo que sucederá.
-Pero ama a Nía, y ella a él. Es lo único  importante
-Lo sé, son sólo pensamientos fugaces…


 Cuando Gideon llegó entró al salón, Nía se sintió incómoda de que Jace estuviera allí. Todos sabían muy bien  por qué el mago rubio había ido a hablar con Ennis, todos lo sabían excepto  Jace,  y Elanía se sintió culpable.
Dos días antes Gideon le había propuesto matrimonio y ella había aceptado, le había contado a sus padres y hermanos pero por alguna razón que no comprendía no había podido contárselo a su mejor  amigo.
Era muy extraño, él había sido su confidente durante toda su vida y conocía mejor que nadie lo que ella sentía , pero no había podido  decirle. Ahora que él la miraba interrogante, se sentía culpable, pero ya no podía remediarlo.
-Ven conmigo – dijo Ennis a Gideon y los dos se marcharon hacia el estudio, entonces las miradas se volvieron  hacia Nía.
-¿Qué sucede? - preguntó Jace conciente de la tensión que había cargado el ambiente.
-Nía se casa – soltó Brendan y su hermana mayor palideció
-¿Te casas? – preguntó Jace y ella no pudo encontrar las palabras para responderle.
-Sí va a casarse, por eso Gideon vino a hablar con papá – agregó Dylan mientras Bladian observaba la escena con el mismo silencio que su hija.
-¡Vaya felicitaciones! – exclamó Jace finalmente y se levantó para saludar a su amiga.
-Jace…- murmuró ella mientras se desprendía de su abrazo.
-Deseo que seas feliz – dijo él extrañamente serio y se dirigió hacia la salida.
-¿Te vas? – preguntó Bladian.
-Sí, es una reunión familiar.- aclaró él y se marchó.
“Reunión familiar” había dicho él, pero hasta ese momento Nía lo había considerado parte de su familia. Por un segundo había querido detenerlo, pero a pesar de saber que había sido totalmente sincero en sus deseos de felicidad para ella, también sabía que estaba enojado y por ello lo había dejado marcharse.
Después de todo,  era su mejor amigo y había tenido que enterarse de algo importante por otros y no por ella.
Seguramente estaba dolido y tenía derecho a estarlo.

Una semana después parecía que el enojo de Jace no se había desvanecido ya que  había decidido marcharse de Dalalbión.
-¿Te vas?- preguntó Nía incrédula.
-Sí, en un par de días – contestó él lacónicamente.
-Pero tú amas Dalalbión, nunca has querido irte –le dijo ella  aun sin poder creer que su mejor amigo de marchara
- ¡ Tú no tienes  idea de cómo me siento!.  Así que hazme el favor de dejar de comportarte como si lo supieras... –contestó él con brusquedad
-Jace... – dijo ella dolida.
-Lo siento Nía – se disculpó sabiendo que había actuado erróneamente – es sólo que quiero ver lo que hay allá afuera, Teod  sintió ese deseo antes que yo…ahora ha llegado mi turno.
-¿Pero tiene que ser ahora?
-Sí, ahora es el momento.
- Quiero que te quedes, mi boda será pronto…te necesito a mi lado.
-No Nía, justamente ya no me necesitas. Ahora puedo irme tranquilo sabiendo que estarás bien. Gideon cuidará muy bien de ti.
- Eres injusto, siempre imaginé que tú estarías aquí. ¿Cómo te sentirías si tu mejor amigo te abandonara en el momento en que lo necesitas a tu lado?
-Nunca me abandonarías …- replicó él con una sonrisa triste.
-¡¡Exacto!!. ¿Cómo puedes hacerlo tú?.
-Ya somos grandes Elanía, cada uno tiene un camino propio. Déjame ir…
-No me llames así..
-Es tu nombre.
-Me hace sentir como extraños…
-Nía…
-¿Irás con Teod?
-No , aún no.
-¿Entonces dónde?
-Viajaré un poco, por aquí y allá. – respondió él
-No me quieres decir donde irás – adivinó ella -¿Vas a estar bien, verdad?
-Por supuesto. Tú cuídate..
-Lo haré.
-Hubiera querido…- empezó a decir ella, pero sin saber como continuar calló. Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos.
-Te veré antes de irme – dijo él.
-Bien, no te lo hubiera perdonado de otra forma.

Conrad se levantó de la cama y se acercó a la ventana. Escudriñó el paisaje nocturno buscando algo,  el jardín estaba tranquilo  y detuvo un rato su mirada en él, aquel paisaje que alguna vez le había resultado doloroso ahora  le gustaba. Una sonrisa sesgada se dibujó en su rostro.
-¿Qué sucede? – preguntó somnolienta  Tiaren al darse cuenta que su esposo ya no la acompañaba .
-Alguien con el don se acerca – murmuró él y al ver la preocupación en los amados ojos grises se apresuró a agregar- Es un amigo, no hay nada que temer.
-Conrad…
-Tranquila amor, voy a recibir a nuestra visita- le dijo  mientras tomaba su ropa para vestirse.Luego le dio un beso  y se fue…su visitante no atravesaría las murallas de Winterday  por sí mismo, así que debía ir a buscarlo.¿Pero qué hacia allí?
La noche estaba fría y durante todo el trayecto Conrad murmuró improperios  por tener que abandonar la comodidad de su lecho y los brazos de su amada. Cuando salió de las murallas y encontró al jinete  tuvo que acudir a todo el aprecio que sentía por él para no  lanzarle un rayo.
-¿Niño no estás muy lejos de tu casa? – preguntó y el otro soltó una carcajada que a pesar de todo carecía de humor
-Esa era la idea Conrad y desde cuándo yo soy el niño. Si no me equivoco soy mayor que tú. ¿Me darías alojamiento?- preguntó el hombre descendiendo del caballo
-¡Cielos Jace ! , ¿tenía que ser la madrugada, no podías llegar al mediodía?- contestó Conrad a su viejo amigo mientras se acercaba  para darle un abrazo.
-Lo lamento.
-Vamos…entremos antes que nos congelemos. Bueno, parece que los magos invaden Winterday – comentó mientras ingresaban a la ciudad amurallada
-No quería causarte inconvenientes… sólo  necesitaba…
-Lo sé y lo que dije es broma, no hay de que preocuparse , los tengo cautivados con mi personalidad y a Tiaren está empezando a gustarle la magia.
-¿La magia o tú?
-¡Hey, ni siquiera llegas y ya estás molestando al anfitrión! – protestó Conrad mientras un leve rubor se insinuaba en su rostro.
-Entonces eres tú lo que le gusta.
-Por supuesto, ¿podría ser de otra forma?.
-¡Qué silencioso está todo! ¿Acaso no hay nadie aquí? – preguntó Jace mientras entraban al Castillo.
-La gente duerme a esta hora…¿sabes?.
-¿Y tú no?- preguntó al joven Likaios.
-Recuérdame por qué  me caes bien, porque juro que no lo recuerdo – gruñó Conrad mientras guiaba a su amigo al interior

Tiaren estaba esperándolos.  Se saludaron cordialmente con Jace, a pesar de que se habían encontrado muy pocas veces antes, sin embargo el mago de Dalalbión percibió que la esposa de Conrad había cambiado bastante.
Era mucho más cálida y serena… parecía que finalmente los viejos fantasmas habían quedado atrás y se alegraba por el joven Likaios.
-Dijiste que un amigo llegaba, así que te dejé algo de comida y vino en la biblioteca y mandé a preparar la habitación de la Torre – dijo Tiaren a su esposo.
-Gracias amor.
-Bien , los dejo para que hablen.Buenas noches -  saludó ella y se retiró , adivinando que sólo algo muy importante podría haber hecho a Jace viajar tan lejos.

Se sentaron en los cómodos sillones y Conrad clavó sus ojos claros en su amigo antes de atacar con la primera pregunta.
-¿Al menos te despediste?
-Por supuesto que lo hice, no soy un ladrón escapando en mitad de la noche ¿sabes? – respondió Jace avergonzado. Por primera vez en su vida era Conrad quien lo hacía sentir como un niño desobediente ¡Justamente Conrad Likaios!
-¿Cuándo es? – preguntó Con
-En dos meses –contestó Jace sabiendo perfectamente a lo que se refería .
-Bien, te serviré algo de vino caliente…
-¿Por qué rayos los de tu familia siempre piensan que necesito vino en estas ocasiones?-preguntó alterado y Conrad lo miró como si fuera alguien que no entendía ni los conceptos básicos.
-Tal vez porque te ves desesperado y la opción es emborracharte o darte un buen golpe que te haga ser un poco menos estúpido. Dado que eres mi amigo , y aunque eso de dar golpes me dio buenos resultados con Lysander en el pasado, prefiero ofrecerte vino. – contestó mordazmente.
-¿Y cómo te van las cosas a ti? ¿Ya las mujeres de tu familia aceptan a Tiaren? – preguntó tratando de retrasar un poco lo que se avecinaba.
-Mi madre no tiene problemas, Aly  lo aceptó por mi bien…
-¿Y Kyrian…? – preguntó Jace recordando que la hermana menor de Conrad no estaba muy contenta con su cuñada ya que su hermano había sufrido por el rechazo de la mujer.
-Va mejor, desde que nació mi sobrino , ella se ha relajado un poco. Además poco después de la boda ella y Tiaren tuvieron una charla…
-¿Qué se dijeron?
-No lo sé…pero oí bastantes gritos,  las dos son bravas , aunque creo que mi esposa ganó aquella discusión porque  Kyrian se calmó después de eso. Incluso nos visita muy seguido y Tiaren siempre le arregla la Habitación de la Torre sabiendo que es su favorita.
-¿No escuchaste nada?
-Nop.
-Debes estar muerto de curiosidad.
-Sí, así es. Pero ahora hay algo que me da mucha más curiosidad que eso. Empieza a hablar Jace.

Un par de horas después Conrad estaba protestando mientras Tiaren lo escuchaba atentamente. Su esposa lo había esperado despierta para saber qué sucedía, y una vez que Jace se había ido a dormir , Con le había contado toda la historia.

-¡No sé cómo se puede ser tan necio para no ver lo que está frente a tus ojos! – exclamó Conrad enfadado y  no se dio cuenta de lo que esas palabras provocaban en su esposa.
Ella había sido muy necia una vez, confundiendo con odio lo que sentía por él, alguna vez lo había juzgado mal y lo había herido.
-Es una lástima que no puedas manipular el tiempo con tu poder – dijo ella suavemente y Conrad se dio la vuelta para mirarla.
-¿Tiaren? – preguntó sin entender
-Si lo hicieras podríamos volver atrás, yo…hubiese tomado una decisión distinta aquel día. De esa forma no hubiésemos perdido ni un solo segundo, todos esos años desperdiciados…Lo siento Conrad.
-Hey…no digas eso – la tranquilizó acercándose para acariciarle el rostro suavemente - Vamos a amarnos el doble …de esa forma compensaremos cualquier cosa del pasado , así que no vuelvas a pensar en eso ¿de acuerdo?- propuso y se inclinó para darle un suave beso-
-De acuerdo – dijo ella con una sonrisa, después de todo amar el doble a aquel hombre no era ningún sacrificio. Lo amaba cada vez más, con una intensidad que le resultaba sorprendente  a ella misma.
-¡Pero Elanía es imposible! – protestó él recordando  la situación que lo tenía preocupado ,volvió a pararse junto a la ventana, casi como si su mirada pudiese llegar hasta Dalalbión donde vivía el objeto de su enfado- Las mujeres de mi familia son tercas, sólo saben dar dolores de cabeza, fíjate si no…Lysander fue bastante fácil de convencer , un buen golpe, algunos trucos y ya. Pero cuando a ellas se les mete algo en la cabeza, no importa lo equivocadas que estén, no atienden razones.
 Tiaren  río y se acercó a él abrazándolo por la espalda. Entonces sus ojos grises brillaron con amor y habló suavemente, como si hablara para sí misma.
-Escuchaste bebé…será mejor que seas un niño, así no le das tantos disgustos a tu padre.
-Sí eso será lo mejor – contestó Conrad y luego el significado de aquellas palabras lo golpeó.-¿Bebé? – preguntó dándose vuelta y atrapando a su mujer en los brazos- ¿Dijiste bebé?
-Ajá – contestó ella sin dejar de sonreír.
-¿Voy a ser padre?.
-Vas a ser padre Conrad Likaios – le confirmó ella y en segundo se vio levantada en el aire por el hombre que no dejaba de mirarla con maravilloso asombro.
-Te amo, te amo, te amo –repetía él estrechándola y por si le quedaran dudas la habitación comenzó a llenarse de lucecitas  semejando un cielo estrellado y cuando lo notó Tiaren percibió que se encontraban elevados a bastante distancia del suelo.
-¿Conrad estamos volando?
-No exactamente, sólo nos elevamos un poco…-contestó él con una sonrisa sesgada y ella se abrazó a su cuello con fuerza.
-Conrad, bájame ya…me quedó muy claro que estás feliz  con la noticia– dijo ella y él largó la carcajada.
-Está bien, pero es que me siento…
-Lo sé – contestó la mujer mientras volvía a sentir el suelo bajo sus pies- yo también me siento así, pensaba decírtelo mañana , pero no podía esperar. No puedo esperar, quiero que se parezca a ti…- dijo acariciando la mejilla de él
-No como yo Tiaren, sabes que si es como yo…
-Exactamente igual a ti Conrad, quiero que sea como tú, con todo lo que eres – dijo ella hundiéndose en la mirada clara de él.
En ese instante Conrad sintió que se quedaba sin aire, porque aquellas palabras eran la confirmación final de que Tiaren lo aceptaba y lo amaba tal cual era, la confirmación de que finalmente ella ya no tenía ninguna desconfianza respecto a sus poderes. Lo amaba y el pasado había quedado atrás para siempre, ahora sólo estaba el presente y el futuro …
-¿Y qué harás con Jace? – preguntó ella recordándole lo que sucedía.
-Nada.
-¿Nada?- dudó la mujer .
-Me temo que esta vez no puedo hacer nada…sólo encontrarle un lugar donde esconder su cabeza si eso es lo que él quiere.
-Puede quedarse aquí…
-No, él quiere algo más lejos. ¡¡Cómo si existiera un lugar suficientemente lejos para que se escape de lo que siente!!.
-¿Y Nía?.
-Nada…dejarla ser feliz. Aunque deberé enviarle noticias de Jace, porque estoy seguro que está preocupada sin saber donde está él.- dijo mientras su mirada adquiría un brillo extraño.
-¿Con?-lo llamó su esposa y él  la miró atentamente.
-Tengo algo que preguntarte…en aquella discusión, ¿Qué le dijiste a Kyrian para que ella nos aceptara?. –preguntó él.
-Me aceptara, querrás decir…porque a ti te acepta, eres su hermano.
-Tiaren…
-Le dije que no se interpusiera, que no iba a permitir que nadie nos apartara. Le dije que te amaba.
-¿Sólo eso?
-Sólo eso- dijo ella  mirándolo con intensidad y Conrad la besó.
Si él había logrado el amor de aquella mujer, si  un hijo venía en camino…entonces tal vez era sólo cuestión de dejar que la vida siguiera su curso.
Tal vez…

Unos días después acompañó a Jace hasta el lugar  donde viviría por un tiempo, hasta que decidiera que quería hacer. Era un pueblo agradable y a  dos días de Winterday, no era Dalalbión pero estaría bien allí.

Elanía se miró en el espejo.
Unas horas antes le habían traído el vestido de novia que su abuela Elady  le había hecho confeccionar.
La joven estudió atentamente su imagen.
Ciertamente había llegado a parecerse a su madre, tenía el aire majestuoso de Bladian, los pómulos altos, las facciones delicadas, el pelo negro y los ojos azules de su padre.  Años atrás, Jace le había dicho que sería bella, sin embargo ahora el espejo le devolvía la imagen de la niña desgarbada que había sido en el pasado.
No podía encontrar en el reflejo a la novia bella y entusiasta que debía ser. Veía otras cosas que había ignorado hasta el momento. ¿ Cómo era posible? Ahora veía todo con claridad, como si la verdad hubiese estado siempre en su mirada esperando que ella aceptase verse  a sí misma.
Las revelaciones no eran más que aceptar aquello que uno negaba tercamente.
Bladian se acercó silenciosa a su hija, estaba muy orgullosa de ella, pero al mirarla atentamente descubrió en Elanía una tristeza que no debería estar en sus ojos.
-¿Nía? –llamó Dian y la joven se volvió para mirarla.
-Mamá – dijo  la chica y el amor que las unía explicó más que las palabras.
-Querida mía…
-Debo irme.
-Sí , amor ,ve- dijo Dian acariciando el rostro de su niña.
Elanía no perdió tiempo y salió corriendo, ni siquiera notó a su padre cuando pasó a su lado.
Ennis intentó llamarla pero Bladian salió a su encuentro.
-¿Dian qué sucede aquí? – preguntó con el presentimiento de que la corrida de su hija ocultaba muchas cosas.
-Ennis , ella va a ser feliz – respondió la mujer abrazando a su esposo
-¿Es que lo dudaste alguna vez?
-Muchas veces en los últimos días, amor –respondió ella.
-¿Y nosotros?¿Lo que la hará feliz a ella nos traerá muchos dolores de cabeza?.
-No – dijo mirándolo divertida- Al menos, nada que tu diplomacia innata no pueda arreglar esposo mío.
-Bien, me estaba preocupando  - respondió él con una sonrisa que se extendía a sus ojos azules –Aunque quiero detalles Dian, mi  sensata hija sale corriendo vestida de novia como si la persiguiese una horda de demonios…así que quiero explicaciones.
-Te daré los detalles amor, pero créeme es ella quien persigue algo ahora.

 A la primera persona que se encontró Dian en su corrida fue a Gideon.
-¡Gideon!-   exclamó abrazándolo.
-¿Qué sucede? – preguntó el mago mirándola preocupado.
-Nada, todo …- dijo ella confundiéndolo y luego empezó a hablar sin parar.


Pestañeó una vez, luego dos, luego se tocó la frente para ver si tenía fiebre. Pero no, el jinete seguía avanzando.
-¿Qué haces aquí? ¿Y tu casamiento? – preguntó Jace confundido al ver a Nía vestida de novia descender de un caballo frente a la puerta de su casa.
-No puedo – contestó ella sucintamente recuperando el aire. Había  hecho una cabalgata feroz para llegar allí.
-¿Sucedió algo?
-Bueno sí.
-Nía – dijo con impaciencia- habla antes de que tenga que zamarrearte
-No puedo casarme.
-¿De qué hablas?.
-Él no es mi amigo ..- replicó ella como si así  lo explicara todo
-Pero es el hombre que amas, qué importa que no sea tu amigo. ¡Por todos los cielos has amado al estúpido toda tu vida!
-Lo llamaste estúpido...
-Pues yo no voy a casarme con él , así que puedo llamarlo como quiera. – se defendió Jace al borde del colapso.
-Yo tampoco. – intervino ella.
-¿Tampoco qué?
-¿Es que no has escuchado nada de lo que dije ? - preguntó Nía como si le hablara a un niño pequeño.
-En realidad ésta es una de las conversaciones más descabelladas que he tenido en mi vida. Llegas repentinamente y me dices que no vas a casarte  con el amor de tu vida porque no es tu amigo...y además vienes a decírmelo a mi cuando debieras decírselo a él.
- Él ya lo sabe, pero ese no es el punto. La verdad es que no lo amo.
-¡¿Qué?! – preguntó Jace tirándose del cabello en un gesto de desesperación. – Ahora creo que debería sentarme.
-Oh Jace, ¿Alguna vez has querido algo y al tenerlo te das cuenta que no es lo que querías? – preguntó ella
-Eso no tiene sentido, sé muy bien lo que quiero y sería el hombre más feliz de mundo si pudiera tenerlo.
-Bueno , tú eres más sensato que yo, pero para mi fue diferente .Creí amar toda mi vida a Gideon, sin embargo cuando me puse el vestido - sí me tomó demasiado tiempo , lo sé - supe que no lo amaba. Fue una ilusión. Nunca podré amarlo de verdad, ni ser feliz con él. Cuando dije que no es mi amigo, es verdad, él no me conoce, no sabe quien soy. Tampoco yo lo conozco, creo que ni siquiera confío en él. Deseo algo diferente, alguien que sea parte mía, con quien reír y llorar,  que sea mi refugio y mi fuerza y yo pueda ser lo mismo para él. Yo amo a otro...
-Nía...
-No, déjame terminar. Amo a otro,  sólo que ha  formado parte mía siempre y sólo me di cuenta cuando lo perdí. Sé que no puedo vivir sin él. Amo a un hombre que me miró siempre..incluso cuando era sólo  piernas y ojos. Te amo a ti Jace y no me importa si no sientes lo mismo, aunque cuando decidí venir , es una suerte que Conrad me haya escrito para decirme donde estabas y que hubiese un portal tan cerca de aquí, en fin cuando decidí venir tenía la certeza, la esperanza , de que me quisieras...ya no estoy segura pero de todas maneras, sin importar lo que tú sientas por mi ,necesitaba decírtelo...-continúo sin siquiera respirar
-Nía Blackdalion te amo – dijo él pero ella siguió hablando
-...aunque tú no me ames ...
-Elanía Blackdalion te amo – insistió él- ¿Escuchaste? – preguntó, pero al ver los ojos llorosos de ella supo que esta vez lo había escuchado. Jace la acercó a sí y la besó expresándole el amor que siempre había sentido, que siempre había guardado sólo para ella.
Antes de dejar la lógica de lado , Nía supo que lo único que quería en la vida, con total certeza, era permanecer en los brazos de Jace por siempre.
Besarlo era reencontrar la maravillosa sensación que había sentido  cuando él la besó por primera vez, años atrás ,porque siempre se habían pertenecido el uno al otro.
El hechizo se rompió cuando Nía  golpeó con fuerza  a Jace en el hombro y se separó de su abrazo.
-¡Me amas e ibas a dejar que me casara con otro! – lo acusó sorprendiéndolo
-¡¡¡¿Y qué se supone que hiciera?!!! , hasta hace unos minutos creí que lo amabas...No sé cómo  me equivoqué, supongo que porque toda mi vida he sido tu confesor y he escuchado una y otra vez cuanto lo amas – contestó él con ironía.- ¿Qué se supone que hiciera? ¿Qué impidiera tu boda y me ganara tu odio eterno? Ya tenía bastante con perderte Nía , fue necesaria más fuerza de la que poseía para dejarte ir. Deseaba que fueras feliz con él porque yo nunca te tendría..– musitó él y ella percibió el profundo dolor que le había causado.
-Lo siento Jace...
-Ya no importa, ya nada importa  Nía. Sólo nosotros...
-“Nosotros” , suena bien – susurró ella aferrándose a él, de la misma forma en que iba a aferrarse a ese amor que era lo más verdadero de todo.
-Más que bien – le confirmó él  sonriente y la besó  prometiéndose no volver a dejarla ir jamás.

Z


Durante la Boda de Elanía y Jace,  Sayen de Ildrake tuvo un breve estremecimiento, buscó a su esposa con la mirada y la encontró al otro lado del Salón.
Kristana tenía una expresión extraña en sus ojos  e inmediatamente  él dejó a su hijo en brazos de  Lombard, con quien charlaba, y corrió junto a su esposa.
Si la visión era muy fuerte , ella necesitaría su apoyo, sin embargo cuando llegó a ella su mirada dorada había vuelto a la normalidad y sonreía tranquila.No era algo malo.
El corazón de Sayen se aplacó.
-¿Qué viste amor? – preguntó
-Niños de rizos negros y ojos verdes…
-¿Nuestros niños? - preguntó él y ella negó con la cabeza ampliando su sonrisa.
-Rizos Sayen, espesos rizos negros y ojos color esmeralda, no aguamarina…
-¿Las gemelas? – preguntó sorprendido y una vez más ella asintió - ¿Bri o Ari? ¿Cuándo?
-No lo sé, fue un breve vistazo, no pude ir más allá…no sé más que eso y la visión es de un futuro no muy cercano, pero se está empezando a desencadenar, eso lo sé - aclaró ella y Sayen se río.
-¿Amor? – lo llamó
-Es sólo que pensaba en Blaze, va a tener dolores de cabeza  ¿verdad?
-Sí, muchos…pero no se te ocurra molestarlo. Además…hay algo que dijiste…
-¿Qué?
-Nuestros niños…¿quieres más?
-Muchos…- contestó sonriéndole y ella lo abrazó.
-¿Krista?
-¿Hmmm ?
-¿Deberíamos avisarles?- preguntó Sayen.
-No, esta vez no. A ellas siempre les han gustado las sorpresas. – dijo Kristana y su sonrisa traviesa  hizo reír a su esposo.





5 comentarios:

  1. gracias por el capitulo, desde ayer entraba al blog y no veia nada nuevo, y hoy justo otra mas de blackdalion, te juro que esta saga me tiene completamente atrapada, aun faltan algunos primos que encuentren el amor, linda historia harto se demoro Nia en ver a jace como realmente debio verlo, gracias, xau.

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    1. Gracias a ti por leer y comentar. Me alegra que te gusten

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  2. Me encanto, muchas gracias.
    Por cierto, esperando por las diablesas gemelas jiji.
    Besos

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    1. Gracias Yola, las gemelas son las próximas, subo sus cuentos la semana que viene!!!

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