La niña siguió las explicaciones de
su joven instructor y moviendo
elegantemente sus manos hizo surgir fuego, lo controló dificultosamente formando
una bola, pero los verdaderos problemas
llegaron cuando intentó lanzarlo.
Un jovencito rubio pasó cerca de ella y se distrajo, como cada
vez que él se acercaba, entonces la bola de fuego salió en una dirección
diferente a la prevista, directo hacia un niño
pequeño que la contemplaba.
Tres personas reaccionaron al mismo
tiempo. Nía quien era la causante de aquel desastre, intentó cambiar el rumbo
del fuego, Jace quien era su entrenador creó un escudo en torno a Dylan y lo
mismo hizo Bladian que acababa de llegar
justo a tiempo para ver lo sucedido.
La acción conjunta de los tres logró
que el pequeño, hermano menor de Nía, saliera ileso pero eso no libró a la
chica del enfado de su madre.
-¡Elanía Blackdalion que crees que
estás haciendo! – exclamó la mujer con dureza dirigiéndose a ella después de
haber alzado al niño del suelo.
-Mamá…- trato de disculparse la niña
-Pudiste lastimar a tu hermano con
tu descuido .
-Bladian , ella no lo hizo a
propósito – la interrumpió Jace saliendo
en defensa de su amiga.
-No intervengas Jace. Nía tienes un
don muy poderoso y eso exige responsabilidad, si no puedes dominarlo entonces
sólo harás daño con él. Tendrás que aprender a controlarlo y no quiero que tu
hermano esté cerca durante las prácticas, ni siquiera creo seguro que Jace esté
cerca
-Yo soy su entrenador, soy
responsable por esto.
-No. Ella es responsable y nadie más
– expresó mirando a su hija con frialdad y por primera vez Nía vio la censura en los ojos oscuros de su
madre y supo cuan temible podía llegar a
ser Bladian Likaios, Señora de Dalalbión.
-No volverá a suceder – dijo Elanía
con firmeza y sólo Jace que las contemplaba a ambas pudo ver el asombroso
parecido entre las dos. Aunque los ojos de Nía eran azules como los de su padre,
mostraban la misma decisión que los de Dian.
-Eso espero - aseveró la mujer y se retiró llevándose a su
hijo pequeño quien en un saludo final le
dedicó una gran sonrisa a su hermana para darle confianza.
-Bueno, definitivamente eso no
resultó como lo planeamos – dijo Jace con una sonrisa sesgada tratando de
aliviar el clima.
-Nunca podré manejar el fuego - se lamentó la niña.
-Creo que no lo harás si Gideon está
cerca – observó agudamente él mientras la niña se ruborizaba intensamente.
Desde el día que Gideon había llegado
a Dalalbión con su familia, tres años antes, Nía se había deslumbrado con él,
pero era sumamente tímida en su presencia y generalmente si el jovencito rubio
andaba cerca ella se volvía torpe. Este hecho empeoraba por la actitud de sus
primos de hacérselo notar, mala costumbre que Jace estaba tomando últimamente
para hacerla enfadar.
Bladian había sentido un miedo atroz
al ver el fallo de su hija, un miedo que no sentía desde hacía mucho tiempo.
Todavía se sentía inquieta cuando
llegó a su hogar y se quedó observando por la ventana mientras imágenes del
pasado se agolpaban en su mente.
Un hombre alto, de cabello oscuro,
ojos azules y aura serena se le acercó,
hasta rodearla con sus brazos.
-¿Qué te pasa amor? – preguntó Ennis
notando la agitación de su esposa, cuando la mujer levantó la mirada leyó la confusión
que había en ella.
-Fui muy brusca con Nía...pero...ella
perdió en control mientras invocaba el fuego.
-No tienes que temer Dian, ella
controla su poder, es sólo que está aprendiendo..hay que darle tiempo- dijo
Ennis estrechándola contra su pecho. Comprendía muy bien el malestar de su
esposa, de alguna forma los hijos reavivaban los miedos que creían sepultados.
Cuando habían creído olvidar sus dilemas acerca del don, los fantasmas volvían
y cobraban la forma de inseguridad por sus hijos. Sabía que Dian se había
ofuscado porque temía que el don de Elanía se volviera contra ella para dañarla,
por eso ansiaba que su hija ejerciera un mayor dominio sobre sus poderes.
-Pero Ennis, ella es tan joven y poderosa, ¿y si algo le sucede?
-Dian, nunca dejaré que nada la
dañe, confía en mi..
-¿Y si no podemos evitarlo? –
preguntó temblorosa.
-No hay poder en este mundo que me
impida proteger a mi hija Dian – dijo Ennis y aunque Bladian sabía que el amor
no bastaba para proteger a nadie, le
creyó. Era imposible no creerle a aquel
hombre sabio y sereno de mirada azul que
le había enseñado que la mejor magia era el amor.
A pesar de que él era un par de años
mayor, los dos tenían la misma altura y sentados uno junto al otro no se veía
mucha diferencia, cosa que Nía odiaba. No le agradaba ser alta y desgarbada.
-¡Él nunca va a mirarme! – se quejó
Nía con su amigo que una vez más ejercía de consejero sentimental.
-Oh sí ,claro que lo hará – le
contestó tratando de sonar convincente y ahorrarse horas de lamentos femeninos.
-¡Uff !– protestó Nía incrédula –
soy demasiado fea , Gideon nunca va a fijarse en mi. Ni siquiera sabe que
existo.
-Eso no es cierto, algún día
crecerás y te parecerás a tu madre. No tienes posibilidad de ser fea Elanía
Blackdalion , tu madre es una de las mujeres más hermosas que conozco y tú te
le pareces- dijo sinceramente
-También mi padre es atractivo –
dijo Nía orgullosa de sus padres- pero yo parezco ser todo piernas y brazos,
mis ojos son muy grandes...
-Y tienes unas orejas terribles...-
le dijo él en broma.
- ¡Jace !
-¡Nía!.. cambiarás cuando crezcas.
- ¡Pero mis primas son muy lindas ahora!
- siguió quejándose ella, pensando en el encanto indiscutible de las gemelas o
la belleza dorada de Kristana
-Me atrevo a decir que tú serás más
alta que ellas, por eso necesitas más tiempo. Confía en mí Nía – dijo mirándola
con intensidad como si pudiera visualizar aquel futuro del que hablaba- algún
día él te verá y no podrá dejar de mirarte nunca , serás una mujer muy hermosa .
Ante aquella promesa la niña sólo
pudo abrazar efusivamente a su amigo
-¡Te quiero..!
-Interesada – le contestó él pero le
devolvió el cariñoso abrazo.
- ¡Vamos holgazanes! ,los están
esperando en su casa – gritó Teod que pasaba
por el camino cercano a ellos.
-¡Ya vamos ! – contestó a su vez Nía
saludando al hermano de Jace
-Él va a irse – susurró
apesadumbrado su amigo mientras veía a su hermano mayor seguir su camino.Nía
sabía a que se refería Jace, Teod quería
ir a conocer el mundo exterior y ya tenía la edad para que su madre le
permitiera abandonar Dalalbión.
-Él va a estar bien...- dijo Nía
tratando de consolar a su amigo – Mi padre va a asegurarse de que así sea
-Lo sé , pero voy a extrañarlo mucho
.- contestó él y Elanía le agarró la mano para consolarlo . Ella amaba a sus hermanos pero sabía que en
el caso de Jace y Teod su vínculo era más profundo aún. Era su hermano mayor y
su mejor amigo y el hecho de que hubiera perdido a su padre antes de nacer
hacía que fuera una figura muy importante para Jace.
Un rato más tarde una niña muy decidida entró a la biblioteca de su
padre.
Al verla Ennis sintió esa oleada de
profundo amor que siempre sentía al ver a su hija, y no pudo evitar notar que
cada día se parecía más a su madre.
-¿Qué sucede Nía? –preguntó al
notar el gesto de preocupación en la
carita de su hija
-¿Vas a asegurarte que Teod esté
bien, verdad?- preguntó ansiosa
-Por supuesto, tengo todo calculado.
Siéntate y te cuento – dijo tranquilizador mientras Elanía se sentaba frente a
él y lo miraba atentamente con aquellos
ojos azules que él le había legado.
-Escucho.
-Bien, primero estará un tiempo con
tu tío Dionis, él se encargará de su entrenamiento como mago. Además Dio tiene
la esperanza de que Teod será una buena influencia para los mellizos..
-Papá esos dos no tienen remedio…
-Cariño, lo último que perdemos los
padres es la esperanza. Pero Dionis se asegurará de que Teod pueda manejar su
don.
-¿Y luego?
-Luego irá a trabajar un tiempo a
Levany bajo la supervisión y cuidado de Connor.Y sólo cuando creamos que él
está listo aflojaremos un poco la vigilancia para que tome sus propias decisiones. Estará bien, sabes que su
bienestar es muy importante para mí, así
que puedes ir a tranquilizar a Jace.
-Gracias papá.
-También puedes decirle que haré
arreglos cuando él quiera irse.
-No será necesario . Jace nunca va a
dejar Dalalbión , así como yo tampoco lo haré- aseveró la niña y le dio un beso
a su padre antes de salir corriendo a transmitir la información.
Ennis la vio partir mientras las últimas palabras de la niña lo
sumían en una profunda reflexión.
La niña de cabello oscuro traía el
ceño fruncido y los ojos azules estaban velados por el dolor cuando se acercó a
él.
-¿Qué sucedió ? - preguntó Jace
mirando como Nía se agarraba el brazo
-Me quemé, practicaba, estaba tratando controlar el fuego
Jace y se descontroló. Fui una tonta –dijo entre sollozos y él se acercó a ella
-Déjame ver –dijo examinando la
herida – será mejor que la curemos, pero deja de llorar . Tú eres valiente.
-¡No lo entiendes! Gideon estaba
allí , fue humillante.
-¿“Tu” Gideon estaba allí y tú
saliste huyendo ? - preguntó él enfáticamente mientras la joven asentía
llorosa -Nía yo pensé que las gemelas te habían enseñado mejor, si te hieres
sales corriendo a los brazos de tu amor para que te ayude , no huyes de él…No
tienes la menor idea de cómo conquistar a alguien –sonrió mientras examinaba el
brazo herido
-¿Con un brazo quemado? Deja de
burlarte Jace -protestó ella y gimió por
el dolor
-Vamos Nía. Tenemos esa pomada
mágica de tu tía Shara en casa, eso lo aliviará.Y deja de preocuparte cielo, lo
más importante ahora es que te curemos –
le dijo con suavidad, mientras le limpiaba las lágrimas cuidadosamente –El frío
calmará el dolor hasta que lleguemos a casa – dijo él y concentrándose puso su
mano sobre la quemadura para enfriar la
parte quemada, la niña sintió que el frío le anestesiaba el dolor.
Sin embargo en su mente el fracaso
seguía molestándola como un animal al acecho, Nía Blackdalion no estaba
acostumbrada a darse por vencida pero sin importar cuantas veces lo intentaba
ella no lograba manejar el fuego. Eso dolía más que la quemadura.
Dionis se detuvo junto a su pequeña
sobrina que estaba sentada en los escalones de entrada de su hogar en Dalalbión,
se parecía mucho su propia hija pero aún
más a Bladian cuando era pequeña. Sobretodo cuando tenía aquel gesto de
preocupación y se encontraba claramente
perdida en sus pensamientos.
-Hola pequeña…-dijo al llegar a ella y Nía salió de su debate
interior para mirar al hombre alto y de ojos clarísimos que esta frente a ella
-¡Tío! – exclamó contenta y al mismo
tiempo con una especie de alivio como el de quién encuentra a un aliado que le
aconseje
-¿Qué sucede Nía? – preguntó sentándose
junto a ella
-Es el poder tío, a veces no puedo
controlarlo…
-El fuego , ¿verdad?
-Ajá – asintió ella brevemente
-No debes preocuparte tanto – le
contestó acariciándole la cabeza.
-Pero es importante que pueda controlarlo.
-Hay cosas mucho más importantes
Nía. ¿Sabes quién es el mago más poderoso?
-Tú – contestó ella fijando su
mirada azul en él.
-Sí, así es. ¿Y quién cuida de la gente de Dalalbión?
-Mi padre – contestó la niña sin comprender a donde quería llegar Dionis.
-Es verdad porque hay cosas más
importantes que el poder y Ennis lo sabe bien. Yo en cambio tardé en darme
cuenta y aunque tengo el poder no soy el
más indicado para encargarme del destino de los demás…en cambio tu padre sí. Así
que simplemente date tiempo para que tu poder madure y no le des más valor del
que tiene, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
-Bueno vamos adentro que los chicos
quieren verte- dijo extendiéndole una mano a su pequeña sobrina.
-¿Tío?
-¿Sí?
-¿Cómo aprendiste que hay cosas más
importantes que el don?
-Me lo enseño tu tía Kaly- contestó
él guiñándole un ojo.
Los Likaios se habían quedado a
pasar unos días en Dalalbión y Nía estaba recordando que su tolerancia para con
los mellizos tenía un límite.
-Conrad , deja eso allí – ordenó al
tiempo que con su poder le arrebataba un astrolabio de las manos a su primo
antes de que terminara desarmado para satisfacer la curiosidad de Con.
-Sólo lo miraba …- se defendió él
mientras ella entrecerraba los ojos en un gesto de censura.
-¡Cielos Nía con ese carácter que
tienes Gideon nunca va a interesarse en
ti! – la provocó Lysander.
-¿Tienes los dientes más
grandes?-preguntó intencionalmente Nía a Lysander y éste se volvió con una mirada feroz hacia su hermano mellizo.
-Vas a pagarme ésta Conrad – declaró
-Papá ya te dijo que volverían a la
normalidad en unos días…-se defendió Con restándole importancia a las secuelas
que había provocado en su hermano con un experimento mágico.
-¿Fuiste tú? – preguntó Jace
divertido y Conrad asintió con una sonrisa sesgada. En ese momento notaron que la mención de Gideon
había desatado una pequeña batalla entre Elanía y Lys.
-¡No vuelvas a mencionarlo!- exigió
la niña
-Pero es la verdad, además es
lógico…con tu altura le sacas casi una
cabeza de diferencia ¿ crees que él se fijaría en un gigante?.Debes asustarlo…
-¡Cállate Lys!.
-¿Qué harás Nía? ¿Prenderme fuego? –
preguntó Lysander con una sonrisa malévola.
-Algún día Lys, algún día…-contestó
la chica y salió enfadada de la habitación
Al minuto siguiente un círculo de
fuego apareció en el aire y rodeó al jovencito.
-Tal vez ella no pueda hacerlo, pero
yo sí…así que no te metas con su altura, sabes que es muy sensible con ese tema
– dijo Jace con tono de voz amenazante. El joven Likaios no se amilanó y con un
breve gesto extinguió el fuego. Luego se volvió hacia su mellizo y le sonrió.
-Te lo dije Con, yo gano la apuesta…
-¿De qué hablan? – preguntó Jace
mirando alternativamente a sus dos amigos
-Nada que debas saber aún-contestó
Conrad.
-Espero que no se traigan nada entre
manos – murmuró Jace.
-Nada de eso, sólo seremos atentos
observadores – contestó Lys con una
sonrisa beatifica que desentonaba con su personalidad.
Jace había estado engripado así que
aquel año se había perdido la Feria Anual
en las tierras Blackdalion y por lo que había escuchado también se había
perdido una gran aventura.
Los mellizos junto a las gemelas se
habían vuelto a meter en un problema y habían involucrado a Blaze , Kristana y
Nía…finalmente todos habían terminado castigados.
En realidad, a pesar de como había terminado todo, Jace lamentaba
haberse perdido todo aquello, además
imaginaba que por un tiempo Conrad y Lys no aparecerían por Dalalbión , ya que
seguramente Elanía no perdería oportunidad de reprocharles lo sucedido.
Jace sonrió al recordar lo enojada
que seguía estando Nía al regresar un par de días antes, ahora que estaba
plenamente recuperado era hora de cumplir con sus deberes de amigo, así que se
dirigió a los establos.
-¿Te toca limpiar? – preguntó desde
la entrada a la niña que estaba acarreando cosas.
-Juro que no voy a volver a escuchar
a Kristana o a Blaze la próxima vez que me propongan ir tras los mellizos y las
gemelas…-protestó ella
-Ah, es el castigo por la búsqueda
del tesoro de Lys y Conrad.
-Sí, y en serio no pienso
involucrarme en nada más que tenga que ver con esos dos , sólo saben causar
problemas.
-Y tú sabes que es mentira ,
correrás en ayuda de tus primos cada vez
que lo necesiten, sobretodo porque eres una de los pocos que puede controlarlos.
-Me temo que no será por mucho
tiempo. Pronto nadie podrá controlarlos…su poder crece día a día y yo no seré rival para ellos
-Creo que nadie podrá rivalizar .
-Van a hacer desastres con ese don
que tienen…
-Tal vez no..
-No , es verdad, después de todo es
bueno que sean ellos quienes lo tengan. Supongo que tendremos que soportar
muchas de las travesuras futuras de Lysander y Conrad pero si el poder está en
sus manos estamos a salvo.
-Tienen buen corazón…
-Sí, es verdad. Pero igualmente me van
a pagar ésta- dijo la chica suspirando mientras se arreglaba un mechón de pelo,
evidentemente estaba cansada.
-¿No puedes aligerar las cosas? –
preguntó Jace haciendo un elocuente gesto con las manos.
-No, nada de magia, es parte del
castigo. Todo trabajo manual.
-Podrías hacer trampa..
-No – dijo ella y él sabía la
respuesta antes de que ella lo dijera. La conocía demasiado para saber que ella
no era capaz de faltar a su palabra.
-Vamos deja que te ayude – insistió
y tomó un cubo de agua para ayudarla.
-Jace…aún no estás bien y
además eso puede contarse como trampa.
-Vamos, no hay problema. Estoy
seguro que Ennis contaba con que te ayudaría…- dijo él sonriendo
-Supongo que eso es verdad – asintió ella con gesto serio y Jace sonrió una vez más al
pensar que a pesar de sus doce años Nía era muy responsable.
Muchas cosas cambiaron con el
transcurrir del tiempo, excepto la
amistad que unía a aquellos dos. Cada vez que uno necesitaba algo corría en
busca del otro sin pensarlo dos veces.
Así que cuando Jace vio a Nía
corriendo hacia él, no le extrañó para nada.
A sus catorce años, ella había lo
seguía aventajando en altura y eso que él tenía un par de años más.
-¿Qué sucede?-preguntó él mientras
ella recuperaba el aire.
-Necesito que me enseñes a bailar
¡por favor!
-Tienes una multitud de primos ¿por
qué yo? – gimió Jace
-Mis primos están lejos y mis padres
no me darán permiso para viajar sólo porque necesito que alguien me enseñe a
bailar...y tú eres mi amigo.
-Nía...
-Por favor ....-insistió ella y Jace resopló agitando el cabello que le caía sobre la
frente. Su amiga le había ganado otra vez y le costaría una larga sesión de
pisotones.
Sus temores se vieron confirmados en
las sesiones de práctica.
-¡Nía! ¿ Es que no puedes distinguir
entre mis pies y los tuyos? – protestó Jace cuando ella lo pisó por enésima
vez.
-¡No puedo! Sabes que estoy
torpe…soy puro brazos y piernas y no dejo de crecer…claro que me cuesta, si no
fuera así no te hubiera pedido ayuda.
-Nía - la llamó él para calmarla.
-Vendrá mucha gente a mi cumpleaños
y quedaré como una tonta …y qué pasa si Gideon me invita a bailar
-¡Ah eso era!
-¡Jace!
-No te preocupes, te prometo que si
él te saca a bailar, usaré mis poderes para que te deslices como una pluma y no
aplastes al pobre chico.
-¡Se nota que odias enseñarme a
bailar!
-Sí, es verdad, pero igual lo haré.
Así que deja de preocuparte. Bien, una vez más – dijo tomando la mano de la
jovencita y ella no pudo evitar sonreírle.
Gracias a la paciencia infinita de
él , un par de días después Elanía bailaba con total elegancia sin preocuparse
por pisar a su acompañante.
Sin embargo lo que no mejoraba era
su actitud cada vez que se cruzaba con Gideon. Seguía sonrojándose y apenas
podía intercambiar algunas cuantas palabras con él, toda la seguridad en sí
misma se evaporaba cuando lo tenía cerca. Lo único bueno era que Lysander y
Conrad no andaban a su alrededor, por suerte no llegarían hasta dentro de unos
días.
-Crece muy rápido – dijo Ennis a su
esposa mientras observaba como su hija se preparaba para su fiesta de
cumpleaños. El evento sería muy concurrido, ya que bastaba con la presencia de
la familia a pleno para ser una multitud.
-Sí
es verdad – dijo Bladian
abrazando a su esposo
-Es una suerte que haya dejado de
preocuparse por no poder controlar el fuego – observó Ennis que había sufrido
en carne propia la inquietud por no manejar el Don
-Algún día lo hará – aseveró Dian
-¿Cómo puedes estar tan segura?
-Porque ella es tu hija Ennis
Blackdalion y tú siempre encuentras una salida a los problemas.
-Amor, en realidad lo mejor de Nía
es que tiene tu fuerza y tu valor – dijo él devolviéndole el cumplido y Dian
sólo pudo responder besándolo.
Ciertamente la fiesta estaba muy
concurrida y con tantos magos tampoco faltaba decoración. Coloridas luces
brillaban en distintos lugares y como era al aire libre parecían estrellas
multicolores, tampoco faltaban flores ni música. Connor Blackdalion se había
encargado de esto último, seguía siendo el indicado para animar celebraciones.
Nía paseaba entre los invitados
recibiendo abrazos de toda la gente que amaba, todos estaban allí. Bueno
faltaba sólo uno, así que cuando lo vio acercarse sus ojos azules brillaron
entusiasmados.
-¡Estás aquí! – exclamó Nía y corrió hacia los brazos abiertos de Teod que
la esperaban para estrecharla
-Por supuesto que estoy aquí,
cumples años princesita y quería darte tu regalo personalmente .Nada del mundo
exterior es más importante que eso- dijo el joven sonriéndole al tiempo que
extendía un pequeño paquete que la chica abrió con emoción.
-Un libro de poesía, ¡gracias Teod!–
exclamó encantada pasando las hojas ya
que los libros eran su debilidad.
-Tienes muchos libros de magia,
historia y astronomía en tu biblioteca pensé que era tiempo de que tuvieras uno
de poemas de amor, ya estás en esa edad.
-Teod…- dijo ella sonrojándose
-Aunque creo que ya hay alguien ,
¿verdad?.Lo que no sé es por qué no está bailando contigo
-Tal vez porque soy muy alta, más
que cualquier chico de mi edad, ninguno se acercó a invitarme a bailar…y las
gemelas dicen que charlar conmigo las agota porque deben mantener elevada la
cabeza…y…
El muchacho largó una carcajada y
luego le habló con dulzura
-Tus primas son terribles Nía, y tú
estás creciendo sólo eso. En cuanto a los chicos ya crecerán y creo que la mayoría de ellos
tendrá una altura adecuada. Por ahora , ya que tu Gideon es un tonto, mi
hermano Jace un cobarde y tus primos…bien me reservo la opinión, bailarás
conmigo. ¿Aceptas mi dama?- preguntó y la jovencita aceptó tomando su mano.
Juntos fueron hacia la pista de baile
-Teod, cuéntame la historia.
-¿No te cansas? Es la misma cada vez
que cumples años.
-Por eso, es nuestra tradición, no
parecería mi cumpleaños si no me la cuentas…
-Está bien, a ver… ¿cómo empezaba? Dame
tiempo para ordenar mis recuerdos. Ah sí…ya sé. Después de salvar a Dalalbión, tus
padres se instalaron aquí y Bladian se hizo muy amiga de mi madre, por eso ella
estaba con tu abuela junto a tu madre el día que tú naciste. Jace y yo esperábamos
junto a tu padre y el resto de la familia. Recuerdo que tu padre paseaba
ansioso por el pasillo , estaba muy nervioso y para empeorarlo tus tíos le
contaron detalles de los partos de tus primos ..Ennis caminaba de un lado a
otro hasta que no aguantó y se coló en la habitación. Poco después mamá salió sonriendo,
diciendo que tú habías nacido, entonces Jace salió corriendo y se metió en la
habitación. Yo fui tras él porque aquel era un momento privado de tus padres,
pero no pude impedirle entrar.
Recuerdo con claridad aquella
imagen. Tus padres estaban abrazados mirándote con adoración. Cuando Ennis notó
nuestra intrusión, sonrió al vernos y se acercó para alzar a Jace, lo llevó
hasta la cama y yo los seguí. Dejó a mi hermano junto a Dian , nunca vi a tu
madre tan hermosa como aquel día, supongo que ha de haber estado agotada pero
estaba tan feliz de tenerte que brillaba. Ennis también me ayudó a treparme a la cama,
y los cuatro te miramos embelesados, eras increíblemente pequeña… Jace se te
acercó y te tocó una manito, entonces tu madre te pasó a él mientras tu padre
le ayudaba a sostenerte..Creo que mi hermano
estaba fascinado con que parecieras tan frágil, entonces abriste los ojos ,
esos inmensos ojos azules cargados de inteligencia y en ese momento nos
enamoraste a todos irremediablemente.
En ese instante, estoy seguro de que
te convertiste en la Señora
de Dalalbión, con una sola mirada nos
conquistaste para siempre.
-Teod..¡eres un embustero!-se quejó
ella conmovida por aquel relato
-Claro que no. Pero si crees que
todo es mentira sabe que siempre hay un poco de verdad mezclada , espero que
sepas verla princesa.- le dijo el muchacho guiñándole un ojo .
-Gracias Teod por contarme de nuevo
la historia.
-De nada preciosa.Tus primos están
al acecho así que tendré que ceder mi lugar – dijo Teod mientras Blaze se
acercaba.-Ya sabía yo que debía haber algún Blackdalion valiente – le dijo al
joven Blackdalion bromeando
-Sí
y uno que sabe bailar mejor que tú , mago – comentó el jovencito con una
sonrisa y a continuación se dedicó a
demostrar cuan buen bailarín era .
Luego llegó el turno de los mellizos
que no perdían oportunidad de lucirse .
Después de los mellizos fue su
padre quien la sacó a bailar , sonriendo
orgulloso y luego , finalmente , Gideon se acercó a ella.
Fueron pocas las palabras que
intercambiaron y Nía tenía la certeza de
que Gideon la había sacado a bailar más por cumplir un deber que por qué
tuviera verdaderos deseos de hacerlo.
Aún así ella estaba en el cielo.
-¿La estás pasando bien? – preguntó
el muchacho y al mirar aquellos ojos
azules, Nía pensó que mejor era imposible.
-Sí, gracias- respondió escuetamente.
-Me alegra – dijo Gideon y esas
fueron todas las palabras que intercambiaron.
Cuando Gideon la dejó fue Jace quien
tomó la posta, claro que después de ser empujado por Teod. Una cosa era
enseñarle a su amiga a bailar en privado y otra cosa bailar en público, pero
poco pudo hacer él cuando su hermano lo terminó mandando a la pista.
-¿Bailamos? – le preguntó a su amiga
y ésta sonrió
-Ya que te ofreciste por tu propia
voluntad – lo molestó ella riendo.
-Nía…-dijo él como advertencia
-¿Jace?- lo nombró ella para llamar
su atención.
-Hmm
-¿Tuviste que usar magia? –
preguntó con seriedad a su amigo.
-¿Eh?
-Ya sabes…para evitar que pisara a
Gideon mientras bailábamos.
-No, no lo hice. Bailaste muy bien y
lo hiciste tú sola. ¿Nía?
-¿Sí?
-Concéntrate de la misma manera
conmigo, por favor, ya recibí muchos pisotones en los días pasados…
-De acuerdo – accedió ella
guiñándole un ojo y luego se deslizaron elegantemente.
Un par de cumpleaños más se sucedieron rápidamente y
con el tiempo Nía logró acercarse un
poco más a Gideon, aunque los sentimientos que la jovencita albergaba por el
mago la
seguían volviendo tímida ante su presencia.
Sin embargo cada gesto o palabra del
muchacho la llevaban a construir castillos en el aire.
Los mellizos seguían molestándola
cada vez que podían, Jace seguía siendo su mejor amigo y consejero…no había
nadie en quien más confiara , aunque a veces sentía que lo fastidiaba con su
parloteo sobre Gideon. De hecho le llamaba la atención que Jace no se hubiera hecho amigo del mago rubio, se
llevaban bien, pero su relación era algo distante. No se parecía en nada a la
forma en que Jace se llevaba con los mellizos Likaios o con sus otros amigos.
Aquello siempre le había llamado la
atención a Elanía, pero aquel día en particular tenía otras cosas en la cabeza.
Las gemelas habían pasado la tarde
con ella y la charla sobre romance que habían tenido, la había preocupado. Las
gemelas siempre lograban preocuparla, en esta ocasión había sido la mención a
un tema en particular: los besos.
Nía le había dado muchas vueltas al
tema y sólo se le había ocurrido una solución, la misma que se le ocurría cada
vez que tenía un problema: Jace.
Sabía donde encontrarlo pues lo
conocían todo uno del otro, así que decidida se dirigió a buscarlo.
-¡Jace!- llamó y algo en el tono de
voz de su amiga hizo que el joven se alarmara.
-¿Nía qué te sucede? ¿pasó algo?
-No, sí…bueno en realidad las
gemelas acaban de irse.
-¿Hicieron algo o Dalalbión se
encuentra a salvo tras su partida? – preguntó en broma.
-No hicieron nada, sólo que me quedé
pensando en algo que dijeron…
-¿En qué?
-Necesito que me hagas un favor Jace…
-Por supuesto.-asintió él
-Bésame – le soltó ella y el muchacho palideció.
-¡¿Qué?! – exclamó Jace horrorizado
-Bueno, Gideon va a besarme en algún
momento y no quiero hacer nada mal. Tú puedes ayudarme, si me besas sabré que
esperar.
-Nía, estás loca. Parece que lo de
las gemelas es contagioso –contestó apartándose .
-Jace, es algo importante para mí,
por favor. Eres mi mejor amigo y yo confío en ti. Incluso podrías tomar la
apariencia de él y...
-¿Por qué no esperas que él te bese y listo?
-¿Y si hago algo mal y lo espanto?
-Es sólo un beso.
-Por eso, no te cuesta nada
complacerme.
-Creo que la junta con tus primos te
trastorna, tienes ideas tan descabelladas como las de Lys y Conrad.Siempre eres sensata Nía...
-Excepto cuando se trata de Gideon .- acabó la oración ella
-Sí ,creo que ese es el verdadero
problema. En verdad espero que el amor no afecte a los mellizos como a ti porque entonces el
mundo va a caer en el caos cuando ellos se enamoren. Y pobres de aquellos que
se interpongan en el camino de Ari y
Bri-
- Jace, por favor ...- pidió ella
-A veces creo que te odio – se
quejó él soplando para apartar el mechón de cabello castaño
que le caía en la frente–
-No es cierto , me quieres y vas a
ayudarme , ¿verdad? – insistió ella y cuando lo oyó gruñir supo que se había
salido nuevamente con la suya.
La magia hizo su efecto y cuando la
figura de Jace comenzó a rielar para
tomar la apariencia de Gideon, Nía sintió una sensación intensa e
inexplicable. Luego el joven se acercó y
la besó suavemente, entonces Elanía Blackdalion pensó que eso de los besos no
era tan complicado y que todo saldría bien.
Cuando la caricia terminó , ella
abrió los ojos y alcanzó a distinguir la figura de Jace. Ya no era la cara de
Gideon la que se apartaba de ella, sino la de su mejor amigo. Y los ojos que se
abrían lentamente para mirarla eran marrones y no azules.
-Nunca me vuelvas a pedir algo así, desde hoy yo estoy fuera de tus jueguitos con
Gideon – dijo Jace una vez que se separó de ella.
-Jace…- musitó ella notando que él
estaba enfadado.
-Ya tienes lo que querías –dijo con
brusquedad y se marchó.
Nía se sintió muy mal, tal vez había
ido muy lejos, pero nunca había deseado que todo terminara así. Por primera vez
Jace estaba molesto con ella, muy molesto.
Elanía estaba jugando con su hermano
menor cuando su madre se acercó a ella.
-¿Nía ha sucedido algo con Jace?
-No..¿por qué ?
-Bueno hace días que no viene por
aquí y tú tampoco has ido a su casa, eso es extraño.
-Oh, sólo estaba muy ocupada. Y él
también tenía cosas que hacer.
-Ah, ya veo – dijo Bladian no muy
convencida y se retiró.
Claro que había pasado algo, y ahora ella no
sabía como arreglar el desastre que había causado. Finalmente se armó de valor,
nunca había sido cobarde o casi nunca porque su valor se había esfumado al ver
la mirada enojada de Jace.
Al llegar a la casa de él, su madre le dijo que Jace
había partido para ir a visitar a Teod.
El muchacho estuvo ausente durante varios
días,
días en los que Elanía vagó sin rumbo por Dalalbión.
-¿Problemas? – preguntó Ennis viendo
que ella comía una manzana con desgana.
-Algo así .- contestó la joven
apesadumbrada
-¿Qué te parece si me cuentas?.Tal
vez entre los dos encontremos una solución.
-Papá…cómo hago para hacer las paces
con un amigo cuando ni siquiera entiendo por qué está tan enfadado.
-Bien, lo mejor sería hablar con él.
-Pero no sé como hacerlo.
-Entonces sólo discúlpate. Jace te
va a perdonar. No puede estar enojado contigo mucho tiempo
-¡Papá! – exclamó la niña.
-No te preocuparías tanto si fuera otra persona.
Sólo las personas que más queremos pueden hacernos sentir así Nía.
-¿Y qué hago?
-Espera a que él vuelva y sé valiente.
Todo saldrá bien…
-Gracias papá.
-Cualquier cosa habla conmigo Nía.
Siempre estoy aquí – dijo Ennis besando la frente de la joven.
-Lo sé. – respondió ella con una
sonrisa.
Durante la ausencia de Jace , Nía se
dedicó a explorar a su amada Dalalbión, le parecía increíble que alguna vez
aquel lugar hubiese estado casi destruido por las fuerzas malignas. Sin embargo
había sido re construido, también allí habían sido asesinados sus abuelos y el
padre de Jace..y allí había nacido su madre , ella y sus hermanos. La historia
de su familia estaba atada a aquel lugar
por la tristeza y la alegría, pero ella estaba atada allí por amor. Era su
lugar en el mundo. Pasear por allí , también la hacía pensar que siempre
existía la posibilidad de recomenzar, de trocar algo malo en algo bueno, así
que aquello que estaba mal con su mejor amigo podía recomponerse.
Como si sus pensamientos lo
convocaran, Jace apareció. Por lo visto acababa de atravesar el portal de
regreso a casa. Quedaron uno frente al otro, mirándose, hasta que ella decidió
romper el hielo.
-¿Cómo está Teod? – preguntó la
chica
-Muy bien, te envía saludos y dijo
que pronto vendrá de visita- contestó él con una leve sonrisa y Elanía supo que
todo volvía a estar bien entre ellos.
También supo, de una manera que no
abarcaba las palabras, que lo que había pasado no volvería a mencionarse, que
olvidar era parte indispensable para que su amistad no se dañara.
Así que en los años sucesivos Nía se
aseguró de no volver a involucrar a Jace
en ninguna insensatez.
Sopló el mechón de cabello castaño que le caía
rebelde en la frente, como lo hacía cuando niño, mientras avanzaba con paso
seguro.
Entonces se detuvo un instante, sin
hacer ruido, sólo contemplando a la persona que estaba frente a él.
Observó a la hermosa joven que estaba apoyada contra un
viejo y semi derruido muro mientras soñaba despierta, era alta y esbelta de
movimientos elegantes .Su cabello era largo y oscuro , sus ojos
profundamente azules resaltaban sus facciones cinceladas, viéndola
nadie podría adivinar que alguna vez le había preocupado ser fea.
A los veinte años ,no quedaba ni
rastro de la chiquilla desgarbada en ella, la madurez la había hecho florecer
en todo su esplendor y era muy parecida a su madre.
Claro que en Nía no existía aquella
actitud distante y algo fría que a veces
tenía Bladian , tal vez compartiera con
su madre aquella aura que la hacía
intocable pero su cálida personalidad la superaba. Era la niña mimada de los
habitantes de Dalalbión y ella devolvía su cariño con creces.
Jace sonrió mientras se acercaba a
su mejor amiga.
-Así que ya regresaste del Castillo
de los Cerezos – habló y ella se volvió a él con una sonrisa.
-Sí, hace un par de horas…
-¿Cómo están todos?
-Muy bien y cómo han ido las cosas
por aquí.
-Sin problemas…-contestó él
-¿Me extrañaste? –preguntó ella
casualmente
-Me aburrí un poco – respondió él
con ligereza pero en su mirada se reflejó una intensidad que desmentía el tono
de voz relajado y bromista.
-Debiste venir conmigo entonces, es
imposible aburrirse allí teniendo a Lys, Conrad y las gemelas haciendo de las
suyas. Más ahora que Kyrian está lejos…
-Kyrian princesa, ¿quién lo hubiera
imaginado?.- dijo Jace.
-Cierto, aunque han pasado casi dos
años ya y los dos son muy felices.
-Estoy seguro de que son felices,
Lombard es un buen hombre y Kyrian, bueno es Kyrian –dijo él y el cariño que
sentía por la joven Likaios se reflejó en sus palabras-
-¿Así que todo ha estado bien aquí?
-Sí, sólo tus niños te han extrañado
mucho.
Los “niños” de Elanía eran pequeños con el don a quienes ella entrenaba
en el uso de sus poderes , excepto en el manejo del fuego, muchos de ellos eran
niños que no tenían padres y que habían sido rechazados en el mundo exterior .
Habían llegado a Dalalbión en busca de un hogar y lo habían encontrado
amparados bajo la protección de Ennis Blackdalion y Bladian.
Crecían en el seno de las distintas
familias de Dalalbión que los cuidaban y amaban como propios y eran instruidos
por Jace, Gideon y Nía, aunque por lejos ella era la preferida de los niños.
-También yo los he extrañado, pero
tenía muchas ganas de ver a mi familia.¿Han hecho progresos?
-Eitar pudo congelar el agua y Luana
logró controlar el mover objetos, esperan ansiosos para mostrártelo.
-¡Oh , yo también quiero
verlos!.Vamos.
-¿Ahora?
-Claro…¿se te ocurre un momento
mejor? – preguntó ella tomándolo de la mano
-Supongo que ahora está bien. A propósito,
hay un mago rubio que ha estado muy interesado en la fecha de tu regreso…
-¡¡¿En serio?!!- se sorprendió Nía.
-En serio, parece que tú también estás haciendo progresos.- dijo él
intencionalmente y la chica se sonrojó.
-¡¡Jace!!- protestó ella quedándose
quieta y él tiró de ella para urgirla a seguir caminando.
-¿No tenías apuro?.- le dijo a la
joven .
-Sabes, estoy empezando a pensar que
tu amistad con mis primos te ha corrompido- le dijo y él largó la carcajada.
Un rato después un puñado de niños
se arremolinaba junto a la joven contándole mil cosas a un mismo tiempo.
Y ella se agachaba para estar a su altura y
escucharlos con atención. Su imagen irradiaba ternura mientras sus ojos
brillaban orgullosos por los logros de los pequeños.
Los ojos de Jace también mostraban
orgullo, pero no por los niños sino por la mujer en que se había convertido
Nía, al elevar la vista se encontró con
otro observador silencioso. Gideon observaba a Elanía desde la posición opuesta
a él y en los ojos azules de aquel hombre había admiración y algo más…en aquel
momento como si percibiera la presencia de su admirador Nía se puso en pie y lentamente se aproximó a él.
-Hola Gideon .
-Elanía , estás de regreso – dijo él, nunca le decía
Nía y aunque aquello le resultaba extraño a ella , también le gustaba la forma
en que él pronunciaba su nombre.
-Sí, volví hace un rato.
-Me alegro. ¿Tu familia se encuentra
bien?
-Sí, gracias – respondió ella
mientras se censuraba a sí misma por ser incapaz de contestar con algo que no
fueran monosílabos.
-¿Ya has visto los progresos de los
niños?- preguntó él
-Sí, lo han hecho maravillosamente
bien – contestó ella mientras sonreía plenamente.
-Bueno, debo irme. Te veo después –
dijo Gideon y se marchó mientras la mirada azul de la joven lo seguía hasta que
se perdió de vista.
-¡Nía! – la llamó uno de los niños y
volvió su atención a los pequeños aprendices.
Un rato después Elanía se encontraba
sentada en la hierba junto a su mejor amigo, mientras los niños jugaban a
cierta distancia.
-¿Piensas en tu príncipe? –
preguntó Jace.
-No , pensaba en los niños y en el
don.
-A ver, dime qué es lo ocupa tu
mente…
-Es sólo que me resulta tan extraño
pensar que allá fuera los hayan rechazado o incluso perseguido.
-Les temen Nía. Los que no tienen
nuestro poder no lo entienden tan fácilmente.
-Pero ellos son incapaces de hacer daño, son inocentes.
-Lo sé, pero recuerda que hay quienes usaron el poder para dañar a otros.
Siempre habrá quien crea que poseer el don le da derechos para dominar a los
más débiles.
-¡Ay Jace, pero es injusto!
-Por eso fue creado Dalalbión antiguamente,
para proteger a los nuestros, para darles un lugar donde vivir tranquilos.
-No se puede permanecer aislados,
eso no es la solución.- dijo ella y el tono de voz de la joven le recordó
demasiado a Ennis Blackdalion.
-Creo que eso lo aprendimos con la
llegada de los Likaios y los Blackdalion. Durante estos años tu padre ha sido
como un puente entre nosotros y el exterior, creo que su origen mismo…el que él
pertenezca a ambos mundos, es lo que nos ha dado esperanza.
-Sí – dijo ella escuetamente pero el
orgullo estaba presente en su voz. Tal como su tío Dionis le había dicho alguna
vez, Ennis era el indicado para cuidar a la gente de Dalalbión y para lograr
que algún día la gente con el don
pudiera ser totalmente aceptada.
Aunque toda la familia había hecho
grandes progresos en esa dirección, Kyrian hasta había logrado que alguien con
el don se convirtiera en princesa, combatiendo de esa forma cualquier prejuicio
que existiese en la Corte.
Por otro lado, su familia combatía
cualquier rastro de magia oscura en el exterior , detenían a cualquiera que
usase su poder para hacer daño…tal vez algún día la discriminación hacia los diferentes
desapareciera.
Tal vez algún día las barreras que
aún ocultaban a Dalalbión pudieran caer.
-¿Nía, vas a volver? – dijo
Jace para sacarla de su ensueño y ella
le sonrío.
-Ya estoy aquí.
-Vamos, regresemos a tu casa…acabas
de volver y has tenido un día largo.
Nía se sabía amada y aceptada, tanto por los miembros de su
familia que no tenían poderes como por aquellos que compartían su naturaleza.
La querían por ser ella misma y eso le daba libertad. Sin embargo la joven
sabía que no todos gozaban de la vida como ella.
En su corazón existía el firme
compromiso de lograr justicia, después
de todo era hija de sus padres.
-¿Sigues soñando? – preguntó él
-Con un mundo mejor.
-Es un buen sueño - contestó Jace y Nía miró al muchacho que
caminaba junto a ella, aunque en realidad ya no era un muchacho, era un hombre
alto que además tenía los mismos sueños sobre construir un mundo mejor.
Mientras caminaba no pudo evitar sonreír, orgullosa de aquel hombre que era su mejor amigo.
Había discutido tanto con su padre
como con su madre, había argumentado brillantemente su postura, pero aún así
había recibido un no rotundo.
Sus ojos azules casi se habían
vuelto negros por la indignación de que siendo una mujer la siguiesen tratando
como una niña, pero no había logrado nada.
Finalmente Ennis se había marchado
y sin permitirle acompañarlo
-¿Qué te preocupa? – preguntó Jace
sentándose junto a ella mientras le quitaba de las manos el libro que la joven
fingía leer.
-Papá y tío Dionis fueron tras unos
magos oscuros…
-Ellos estarán bien, no debes
preocuparte .Sabes que no hay nadie como ellos.
-¿Pero si algo sale mal…?- preguntó
mirándolo con sus ojos azules y Jace tuvo la sensación de que ella estaba
viendo su dolor más antiguo, la muerte de su padre a manos de los magos oscuros antes de que él naciera.
-Nada malo va a pasarles. Seguramente los mellizos irán
con ellos.
-¿Se supone que eso debe tranquilizarme?
-Sí, sabes que los cuatro juntos son lo más cercano a lo invencible.
Estarán bien. Confía en ellos…
-Sí, lo hago. Pero no alivia mi
corazón.
-Lo sé. Entonces me quedaré aquí
haciéndote compañía, ¿te parece bien? – preguntó él sentándose a su lado y la
joven asintió con la cabeza.
Justo en aquel momento Gideon pasó
por allí y se detuvo frente a ellos.
-Hola , Elanía..Jace – saludó con la
cortesía que era habitual en él.
-Hola – contestaron los dos. Aunque
el tono de Jace traslucía desinterés y el de Nía ansiedad
-¿Necesitabas algo? – preguntó Jace
al verlo parado delante sin decir palabra.
-Sé que es un poco tarde pero,
Elanía, ¿te gustaría dar un paseo conmigo?
-Yo…
-Le pediré permiso a Bladian si es
necesario.- se apresuró a decir el joven rubio.
-Ve – susurró Jace por lo bajo
dándole un pequeño golpe con el codo y la chica se levantó automáticamente
-Me encantaría…
-Yo le aviso a tu madre – ofreció su
amigo con una sonrisa.
-Gracias.
Jace los vio alejarse, uno al lado
del otro ,ahora, igual que él, Gideon le
sacaba una cabeza de altura a Nía, bueno en realidad él era un poquito más alto
que el mago rubio y eso lo hizo esbozar una sonrisa mientras entraba al hogar
de los Blackdalion para cumplir su misión.
Llegaron hasta un gran árbol, cerca
de unas ruinas que alguna vez habían sido un observatorio .
-Háblame de las estrellas – pidió
Gideon mientras se sentaba en el suelo e
invitaba a la joven a hacer lo mismo.
-Claro, ¿ves aquella constelación…?-
señaló Nía y durante un largo rato estuvo hablando sin parar, hasta que miró al
muchacho que estaba a su lado y lo vio sonreír mientras ella parloteaba.
-Gideon, tú sabes todo esto, ¿por
qué me dejaste hablar tanto.?
-Bien, sé cuanto te gusta el tema y
también que te relajas cuando hablas sobre ello, parecías preocupada antes, así que quería distraerte.
-Gracias Gideon, en verdad por un
rato me olvidé de lo que me preocupaba.
-¿Quieres contarme? –ofreció él.
-No quiero hablar de ello
ahora, mencionarlo lo hace más real,
pero ahora ya está todo bien.
-Me alegro, entonces que te parece
si nos quedamos un rato más aquí, sólo observando las estrellas.
-Sí, eso estaría bien.
Pasaron casi dos horas juntos hasta que Gideon la
llevó de nuevo a su hogar.
-Elanía…
-¿Sí?
-Sé que tal vez a veces no puedas
contarme lo que te sucede, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, cuando
me necesites.
-Gracias Gideon…
-Quiero estar a tu lado Elanía, si tú
me dejas …-casi susurró él tímidamente.
-¡¡Nía!! –interrumpió su hermanito menor,
Brendan, y la joven se sonrojó.
-Nos vemos mañana – propuso él y
ella aceptó con una leve sonrisa.
-¿Qué tal tu paseo con Gideon? –
preguntó su madre cuando la vio.
-Encantador – respondió Nía y sintió
que algo , finalmente, había cambiado entre ellos.
No fue de un día para el otro, ni
tampoco fue un terremoto de emociones…simplemente con el correr del tiempo ella
y Gideon fueron acercándose hasta que terminaron siendo novios.
Tal vez porque Nía había pasado toda
su infancia y adolescencia soñando con él, para su familia fue normal que
sucediese y por ello aceptaron al rubio mago sin ninguna objeción.
Claro que Ennis seguía pensando que
ella era pequeña, no importaba que tuviese la edad de Bladian al casarse, para él era su pequeña y por suerte nadie
habló de planes de casamiento.
Tanto Nía como Gideon eran personas tranquilas, que se tomaban su
tiempo.
Sólo hubo un par de voces disidentes
en aquella relación y cuando fueron de visita a Dalalbión intentaron dejar por
sentado su posición.
Ninguno de los dos se lo dijo
frontalmente a Nía, pero tanto Lys como Conrad se encargaron de expresarle sus
pensamientos a un Jace muy poco receptivo a las quejas de los mellizos.
-Deberías hablar con él, consejos
sobre como tratar a Nía, ya sabes…eres lo más parecido a un hermano mayor…Dylan
es chico aún y ni hablemos de Brendan – dijo Conrad sentado en las ramas bajas de un árbol.
-Ustedes son sus primos, si quieren
ese tipo de charla, vayan a amenazarlo personalmente…
-¿Quién habló de amenazarlo? –
preguntó Lys con cara de inocencia
-Lo cierto es que no se nos da muy bien la diplomacia en estos casos…-aclaró
Conrad
-Y encima el tipo no termina de
convencernos…
-Entonces manténgase al margen,
porque Nía está muy feliz, y quiero que lo siga estando – les aconsejó Jace en
un tono que no dejaba mucha opción.
-Jace…¿no te importa si algo sucede?.
– preguntó el mago de ojos azules con un tono de voz dulce y preocupado, lo
cual resultaba totalmente sospechoso.
-Ennis se encargará de las
advertencias y todo lo necesario, para eso es su padre. – Aseveró Jace
-Pero mi tío es demasiado
diplomático, sólo evaluará la situación con sus profundos ojos azules llenos de
comprensión y sabiduría, y …
-Cielos Conrad, corta el drama que
no te queda. Será mejor que busquen algo más en que entretenerse, ya les
advertí que dejen en paz a Nía y Gideon. – replicó el muchacho al borde de la furia, lo que hizo que los
mellizos intercambiaran entre ellos expresivas miradas.
-Está bien Jace, como tú digas.
–acordó Lysander.
-Sí , de hecho deberíamos intentar
hacernos amigos de él. Eso hará feliz a Nía ¿ Verdad Jace?- preguntó Conrad
inocentemente.
-¡Tengo cosas mejores que hacer que
ser niñera de ustedes! – protestó el muchacho y se alejó de los Likaios.
-¿Se enojó? – preguntó Lys a su
hermano y este le sonrió
-No entiendo por qué.
Afortunadamente la visita de los
mellizos duró poco tiempo.
Por primera vez , Jace se alegró de
librarse de sus amigos. También Elanía se sintió aliviada, pues cuando sus
primos y Gideon se encontraban, el clima se ponía raro.
Elanía Blackdalion había invadido la
cocina, cosa que había provocado que sus dos hermanos huyeran del hogar.
Sólo Jace se animó a entrar, después
de todo era valiente y su mejor amigo.
-Jace, aléjate de las fresas –
advirtió Nía justo cuando el muchacho
estaba por tomar algunas del cuenco
-Pero me gustan. Sabes que son mis
favoritas
-Y yo las necesito para el pastel –
contestó ella y Jace se sentó cerca con
el ceño fruncido.
-Está bien, sólo una – concedió ella
apartándose de lo que estaba revolviendo
-¿Una?¿Elanía Blackdalion crees que
puedes conformarme con una fresa? – preguntó al tiempo que se señalaba a sí
mismo en una obvia alusión a su tamaño físico.
-Una o nada, tú eliges.
-Está bien, no tocaré tus fresas –
dijo él malhumorado y se cruzó de brazos
mientras la observaba luchar con los elementos de la cocina. Lo cierto era que
aquello no era en lo que la joven se desenvolvía mejor.
Un brusco movimiento de la mano de ella hizo caer el pequeño saco de
harina y con un gesto mínimo Jace lo
devolvió flotando a su lugar.
-¿Por qué no usas magia? Sería mucho
más fácil y la cocina terminaría ilesa –sugirió él con poco tacto.
-No voy a usar magia, lo quiero
hacer yo misma. Es importante…
-Ya – contestó él ofuscado aunque
sin entender muy bien por qué- Entonces trata de no destruir nada y de no
envenenar al destinatario de tanto esfuerzo doméstico.
-Jace, vete. No eres de ninguna
ayuda.
-¿No quieres que encienda el fuego
por ti?
-Gracias puedo usar pedernal y
yesca - contestó ella con ofendida
dignidad, era injusto que él mencionara su punto débil.
-Bien – contestó él y se marchó dejándola
con su dilema culinario
La joven morena abandonó su casa muy
temprano en la mañana, todos dormían aún y Dalalbión se encontraba sumida en el
silencio.
Llegó hasta una casa que conocía
desde siempre y golpeó.
-Has llegado muy temprano – dijo
Suran al abrir la puerta.
-Siempre es así…
-Sí es verdad, pasa antes de que
tomes frío.
-¿Aún duerme?
-Sí, creo que ha olvidado que día es hoy…iré a despertarlo.
Ya sabes estás en tu casa..
-Lo sé – contestó la joven con una
amplia sonrisa que la mujer correspondió.
Un rato después cuando Jace apareció
acomodando su desordenado cabello castaño, Nía
fue la primera en felicitarlo.
-¡¡¡Feliz cumpleaños!!! - casi le gritó y él la miró perplejo.
-Entonces, ¿en verdad lo olvidaste?
– preguntó su madre
-Parece que sí…-musitó él aun
sorprendido
-Feliz cumpleaños, mi niño – le dijo Suran estirándose para
darle un beso, y su corazón de madre no pudo evitar un estremeciendo al pensar
que su hijo menor estaba tan crecido y que ahora había alcanzado la edad del
padre que nunca había conocido. Se apartó de él antes de ponerse a llorar y Nía
que adivinó la emoción de la mujer se acercó para distraer a Jace.
-¡Felicidades Jace!.Eres un poco más
viejo. –le dijo besando su mejilla
-Y más sabio…
-¡Eso quisieras!
-Jace – lo llamó su madre- Mira lo
que te trajo Nía.
En ese momento los ojos castaños se
fijaron en el pastel de fresas que había
en la mesa.
-¿Para mi?- preguntó él y ella
asintió- ¿Estás segura que es comestible?
-¡¡Jace!! – protestaron al mismo
tiempo las dos mujeres, pero pese a la broma los ojos de él brillaban con
deleite mal disimulado.
-¿Desayunamos? – propuso Suran a los
dos, pero los interrumpió el golpeteo en la puerta. Apenas abrió Jace se vio
envuelto en el apretado abrazo de su
hermano mayor.
-Estás aquí – dijo el joven cuando
Teod lo dejó respirar
-¿Dónde más iba a estar el día de tu
cumpleaños? ¿Sabes?, hay que aprovechar que podemos transportarnos fácilmente…
Luego fue una seguidilla de abrazos, concluyendo con los cuatro sentados dispuestos a comer el pastel que
Elanía había hecho.
-Mi tía Shara me dio la receta –
aclaró la chica cuando Teod la miró con suspicacia
-Entonces supongo que puede comerse - comentó el mayor de los hermanos.
Sin embargo al rato tanto Teod como Jace habían dado buena cuenta
de él, de hecho cuando todos terminaron
de desayunar, Jace aún seguía comiendo pastel.
-¿Acaso piensas crecer más? –
preguntó Nía mirando la alta figura
-¿Por qué no? – preguntó él dándole
un mordisco a su porción de tarta
-Yo creo que ya eres suficientemente
alto Jace- dijo Suran sonriendo-Recuerdo cuando eran pequeños, un día Elanía se largó a llorar porque era muy alta,
más que tú incluso y te pusiste a llorar porque ella lloraba. No sabía que
hacer con ustedes aquella vez…hasta que tú al final le prometiste que crecerías
y serías más alto que ella. Finalmente Nía se calmó …
-Bien sólo había que darme un poco
de tiempo para crecer – dijo él
-Yo creo que aunque no hubiese sido
así tú hubieras crecido sólo para cumplir tu promesa – observó Suran astutamente y Jace se sonrojó
Compartiendo aquellos momentos con
personas que conocía de toda su vida Nía se dio cuenta que últimamente había
echado en falta aquella camaradería, por alguna razón las cosas ya no eran lo
mismo, y sólo ahora lo percibía.
Antes de marcharse, la joven invitó
a todos a cenar en su casa, tal como sus
padres le habían pedido que hiciera.
-Todos quieren saludarte…los chicos
están ansiosos, hasta tienen regalos para ti.
-Allá estaremos – prometió Jace.
-Nos vemos entonces – dijo Nía y se despidió de los
tres.
Aún era temprano, así que Elanía
caminó lentamente hasta su hogar. Tenía una sensación de pesadez en el pecho y
no quería apresurar su marcha, tenía la extraña sensación de que si avanzaba
rápidamente perdería algo. Era como si para llegar a ese futuro que la esperaba
tuviera que renunciar a algo muy valioso para ella.
Sus pasos fueron cada vez más
lentos, y tardó bastante en regresar a
su casa.
Y aquella extraña sensación de
pérdida la acompañó todo el día, incluso cuando Gideon la llevó a pasear y durante la cena de la noche.
Tal vez era que el cumpleaños de
Jace, le hacía pensar en el tiempo, en las cosas que cambiaban cuando uno
crecía.
La primavera siguiente trajo
sorprendentes novedades, y una vez más la familia Blackdalion se reunió a
pleno.
Esta vez, viajaron a las tierras
Navarre, donde una gran fiesta los esperaba.
Al fin había sucedido, lo
inimaginable, Lysander Likaios se casaba
y toda la familia había sido convocada para asistir a tan feliz ocasión.
El joven mago se casaba con la mujer que lo había amado toda la vida,
con Alina de Navarre quien ,finalmente, era plenamente correspondida, porque
Lys la amaba también , la amaba con ese salvaje apasionamiento que era parte de
su naturaleza.
Kyrios y Dominick no cabían en sí de
la felicidad, aquella amistad que los había unido por años al fin se convertía
en un verdadero lazo familiar, ahora que sus nietos se casaban. Incluso
apostaban sobre si su bisnieto sería
pelirrojo o de cabello oscuro.
Por otro lado, Conrad, Kyrian y las
gemelas tenían sonrisas presuntuosas, ya
que se presumían de haber jugado un papel importante en aquella unión.
Lo cierto era que el amor entre
Lysander y Alina era palpable y todos estaban muy felices por poder ser
testigos de ello.
Después de la ceremonia, todos se
dedicaron a saludar a los novios, bromas familiares incluidas, y luego a ponerse
al día con las noticias.
Gideon había ido a buscar algo de
beber, mientras Nía se encontraba con
sus primas y Jace.
-¿Cuál es el problema? – preguntó
Nía mirando la expresión compungida de las gemelas
-Ellos ..- señaló Bri a la distancia
lo que parecía ser un grupo de jóvenes
-¿Pretendientes? ¿Incluso aquí?–
preguntó y Ariadne asintió
-Necesitamos ayuda para librarnos de
ellos…- expresó Ari con sus ojos verdes brillando mientras planeaba algo
-No cuenten conmigo –aclaró Nía
cansada de los problemas de sus primas y sus hordas de perseguidores.
La mirada de Brianna se desvió evaluadora
hacia el joven alto que las acompañaba.
-¡No!, definitivamente no – dijo
Jace levantando sus manos en un gesto inútil de defensa-Arréglense ustedes, no
me necesitan para nada
-Eres nuestro amigo – protestó
Ariadne
-Igualmente no pienso hacer nada- intentó
defenderse
-No te estamos pidiendo que hagas
nada. Sólo que nos acompañes y nos sigas el juego…te has vuelto bastante
apuesto últimamente y con tu cuerpo y tus poderes, no nos molestarán si estás
cerca, así que nos servirás – concluyó Brianna mientras el muchacho se sonrojaba intensamente por la forma en que lo
había mirado evaluando sus capacidades.
-Nía, diles que me dejen en paz-
intentó suplicar a su mejor amiga pero esta se río al verlo en manos de las
gemelas
-Denle un respiro – pidió finalmente
en deferencia al pánico que reflejaba la
mirada oscura de Jace.
-Nía , tal vez tú no te des cuenta
porque es tu amigo, pero créeme que le saca mucha ventaja a todos ellos.
-Sí ,los ojos cafés, la
altura…bastante bien – evaluó Ari apreciativamente mientras caminaba alrededor
de él.
-Más que bien – agregó Bri
-Dejen en paz al muchacho, intervino
Elady acercándose a ellos.
-Pero abuela…- protestó la jovencita
-¿Cuándo van a dejar de jugar para tomarse en serio a alguno de esos
jóvenes?
-Abuela ninguno de ellos es capaz de
distinguirnos, ¿en serio crees que puede interesarme alguien que ni siquiera sabe
mi nombre y que le da lo mismo mi hermana que yo ?.Además no es nuestra culpa
tener tan altos estándares, después de todo somos nietas de Kyrios, hijas de
Caleb y hermanas de Blaze. Con semejantes modelos a seguir cómo quieres que
tomemos en serio a alguno de ellos…-finalizó Brianna callando a su abuela , al
mismo tiempo que dejaba traslucir sentimientos demasiado intensos en su alegato y con ello convenció a Jace.
-Está bien, las ayudaré – suspiró él
como quien consiente en ir a una misión
suicida
Sin perder tiempo las gemelas lo
tomaron cada una de un brazo y lo arrastraron consigo.
-Pobre de él – expresó Elady cuando
los vio alejarse
-Las hubiera ayudado de todas
formas…es de los que socorren damiselas en peligro. Aunque sean las gemelas.-sonrió
Nía
-Sí lo es. Y es un gran chico,
ojala…
-¿Ojala qué…? – preguntó Elanía
alarmada
-No sólo pensaba en lo que dijo Bri,
sobre los jóvenes actuales y Jace es un gran muchacho.
-Lo es, y también mi Gideon – comentó orgullosa Elanía
-Sí también él – asintió Elady
mientras algo indescifrable se reflejaba en su mirada gris plata.
Una vez que las gemelas se deshicieron
de sus pretendientes y que se encargaron
de irritar lo suficiente al recién casado, Brianna se decidió por la tranquila
compañía de Jace mientras Ariadne se iba a molestar a Conrad.
El corazón de Bri estaba algo
inquieto y la presencia del joven mago siempre era sedante, transmitía la paz
que él tenía e incluso la vivaracha Brianna se tranquilizaba en presencia de Jace.
Caminaron un rato apartándose de los invitados y luego la mirada de ambos se
detuvo en la joven pareja que se besaba a corta distancia de ellos.
Elanía y Gideon estaban tan
concentrados en su mundo propio que no los vieron.
-Me gustaría que alguna vez alguien
me mirara así – dijo Brianna
-¿Cómo Gideon está mirando a Nía?
-No exactamente – respondió la chica
y al estar distraído observando a la pareja no notó que Brianna lo examinaba a él. Sin embargo el tono de voz de
la joven lo hizo volverse y enfrentar los maravillosos e inquisitivos ojos
verdes
-¿Te encuentras bien? Estás algo
extraña hoy –preguntó un poco intimidado por el escudriño de la joven
-Supongo que es por todo el amor en el aire - exclamó
melodramática .
-Bri, tú vives espantando a todo el
que se te acerca, así que no te quejes.
-Nunca se ha acercado el indicado.
Sería bueno que fuera como tú, eres un buen hombre Jace.
-Brianna…
-No te espantes, no me estoy declarando.
Sabes que no te quiero de esa manera, sólo que en verdad eres alguien muy
especial y es una lástima…
-¿Qué sea alguien especial?
-No mi querido, que no entiendas
nada. Vamos acompáñame a buscar una copa de vino.
-¿Piensas emborracharte ahora?-preguntó
escandalizado
-De ninguna manera, pienso
emborracharte a ti porque definitivamente te hace falta – le contestó y tomándolo de un
brazo lo arrastró consigo una vez más sin darle tiempo a protestar.
Ellos dos no fueron los únicos en
observar atentamente a la joven pareja.
-Connor, ¿alguna vez has sentido que
la perfección te asusta? – preguntó Ennis a su hermano menor tras ver a su hija
pasear del brazo del mago rubio.
-Cada vez que veo mi reflejo –
contestó Conn
-¡Connor!
-Lo siento Ennis, vamos explícame
bien qué es lo que sucede y te prometo una respuesta seria – se disculpó y sus
ojos cambiaron de tonalidad, del ligero gris plata al oscuro como acero. Eso
garantizaba que se tomaba muy en serio las palabras de su hermano mayor y que
igual de seria sería su respuesta.
Los festejos quedaron atrás y cada
familia volvió a su hogar para reanudar su vida cotidiana y cumplir con sus
deberes.
De hecho en Dalalbión siempre había
mucho que hacer, y algunas veces cuando los Señores debían atender asuntos en
el exterior, las responsabilidades recaían sobre Nía y el joven Dylan.
Ennis, siempre reacio a dejar a sus
hijos, tenía cierta tranquilidad al saber que tanto Jace como Gideon estaban
para ayudarlos.
Desafortunadamente, a veces también
ellos tenían cosas que atender. Aquel
día en particular habían ido a inspeccionar los confines de Dalalbión, era una
revisión anual y cada uno de ellos había tomado una dirección diferente para
controlar.
Jace apenas acababa de regresar
cuando supo que algo no iba bien.
Un muchachito moreno corrió hacia él
como si lo persiguiera una horda enemiga .
-¡¡Jace!!- gritó casi sin aliento
-¿Dylan?, ¿qué sucede?
-Fuego… -susurró sin aliento
-Respira por favor y trata de
explicarme bien – le dijo Jace intentando calmarlo.
- Los de la Aldea que está junto al
portal Norte mandaron a pedir ayuda porque se desató un incendio en sus bosques
y Nía fue a ayudarlos
-¿Qué sucede con Elanía?- preguntó
Gideon quien también acababa de llegar y se había acercado tras ver la
desesperada corrida de Dylan
-¿Fue sola? – preguntó Jace con
un tono extraño de voz
-No, llevó a unas tres personas con
ella, pero…
-Si el incendio es muy grande no
bastará..- terminó Jace la frase por el niño
-Ella no puede controlar el fuego. – aseveró Gideon
preocupado
-Vamos – le dijo Jace , sabiendo que
en ausencia de Ennis y Bladian eran los
únicos que podían brindar ayuda.
Los dos jóvenes salieron corriendo
hacia el portal más cercano para ir en ayuda de la intrépida Nía.
-¡¿Cómo se le ocurrió ir así?! –
exclamó el rubio mago y Jace estuvo a punto de responder que era por la sangre
que corría por sus venas, aquella herencia de los Blackdalion de salir
corriendo en ayuda de los necesitados sin medir las consecuencias, pero pensó
que el otro no apreciaría la acotación y se calló. Además sabía que Gideon ya
se sentía bastante molesto por no poder manipular el poder del portal, sólo los
nacidos en Dalalbión podían abrirlos y muy pocos podían manipular el poder para
ir a dónde quisieran. Jace era uno de ellos y con su don y la idea de llegar
junto a Nía en unos segundos estarían
allí.
Gideon no podía hacerlo pues no
había nacido en Dalalbión y debía resignarse a que el don de Jace lo llevará junto a su novia.
Sólo había una excepción a aquella
regla y era Ennis Blackdalion quien sin
haber nacido en aquel lugar tenía todo
el poder de Dalalbión bajo su dominio.
Una vez que los dos jóvenes atravesaron
el portal hacia el mundo exterior se vieron envueltos por el humo, la gente
corriendo, el reflejo de las llamas devorando todo a su paso.
Los ojos azules de uno y castaños
del otro se perdieron buscando la imagen de una mujer, pero no pudieron
hallarla.
Entre la gente que iba de un lado al
otro , alcanzaron a divisar a las dos personas que habían acompañado a Nía ,
estaban tratando de detener el avance del fuego con mucha dificultad, mientras
los aldeanos se acercaban con cubos de agua. Hasta allí corrieron los dos
jóvenes.
-¿Dónde está Elanía? – preguntó
Gideon temiendo lo peor
-No la vemos desde hace un rato, fue
hacia donde estaba el foco del incendio y aún no regresó
-¿Cuánto tiempo lleva allí? –
preguntó Jace
-No lo sé…organizó a la gente y
luego se internó en el bosque…no pudimos detenerla. La conoces.
-Voy a buscarla…-dijo Gideon
adelantándose pero Jace lo detuvo por un brazo
-No, quédate aquí.Debemos ayudar a
detener el fuego
-¡Estás loco! ¡Ella está allí
totalmente indefensa sin poder sobre el fuego!
-Ella lo controlará, confía – pidió
mientras sus ojos castaños se velaban por una fría determinación.
-¿Qué confíe? Lleva años intentando
hacerlo y nunca lo logró, ¿cómo lo hará ahora?
-Sólo lo hará. Necesita hacerlo y
llegado el momento lo hará – insistió
Jace
-Eso es dejarla morir Jace y yo no
voy a dejar que pase– expresó con desprecio Gideon y se soltó bruscamente del
agarre del otro para internarse en el
bosque en llamas.
Al llegar al lindero se detuvo, ya
que apenas podía creer lo que veía. Miró hacia atrás y vio que Jace estaba a
pocos pasos contemplando lo mismo que él.
Entre las llamas surgía una joven,
que caminaba totalmente ilesa y a medida que ella avanzaba el fuego se
extinguía
Alta, con el pelo negro agitándose a
su alrededor y los ojos resplandecientes por el poder avanzaba Nía Blackdalion
El fuego se apartaba, se rendía frente a ella y todos aquellos que la contemplaban tuvieron
la sensación de que no había ser
viviente o fuerza de la naturaleza que no se rindiera ante aquella mujer.
Sólo el amigo de la infancia
reconoció la fragilidad que se escondía en ella y al verla sana y salva pudo
volver a respirar con normalidad y dejar caer la coraza que había construido
desde que había escuchado sobre la desaparición de Nía. Casi sentía que las
piernas le flaqueaban, había estado aterrado de que algo le sucediera pero
había tenido fe en ella .
Quiso correr a abrazarla pero se
detuvo, ese no era su lugar.
Gideon fue a su encuentro y al mismo
tiempo que el fuego desaparecía el poder de Nía dejó de manifestarse y ella
corrió a los brazos del mago rubio que la envolvió en un apretado abrazo.
-¿Estás bien?
-Sí…
-¿Cómo viniste sin pedir ayuda?
-Lo siento Gideon, no había tiempo..
-Me preocupé mucho. Pensé que no
podrías controlar el fuego
-Pude hacerlo, tenía que hacerlo y
lo hice.-dijo con una sonrisa.
-¿Cómo?
- No lo sé, llegado el momento pude
hacerlo. Así de sencillo.- explicó ella sin saber que repetía las palabras que
su amigo había dicho antes.
En aquel momento Jace se acercó a
ellos
-Nía…
-Lo hice Jace, lo hice
-Sí – asintió él y le acarició la
cabeza en un gesto amistoso- Ahora lo mejor es que vuelvas a casa a descansar
-No, aun hay mucho que hacer aquí
-Yo me encargo. Tú vete a descansar
-Vamos Elanía , Jace tiene razón. Yo
te acompañaré a Dalalbión y luego volveré aquí – dijo Gideon con firmeza
-Pero…
-Sin peros – resolvió Jace mientras
Gideon la abrazaba para llevarla hasta el portal de regreso a Dalalbión.
Finalmente Nía se dejó llevar, lo
cierto era que estaba agotada, que los brazos de Gideon que la rodeaban la
confortaban y que no quería preocupar más a Jace.Había visto la sombra del
miedo en los ojos castaños de su amigo y no le había gustado ser la responsable de aquello.
Menos aún le gustó la mirada de su
padre y la discusión que tuvieron cuando Ennis regresó, ni siquiera el hecho de
que hubiese logrado manejar el fuego aplacó el enojo de sus padres por haberse
puesto en peligro.
Además, la discusión con Ennis se
reanudó unos días después ,cuando él se marchó a combatir a unos magos
disidentes que usaban el poder para hacer daño .Elanía insistió en acompañarlo
y una vez más como dos años antes su padre se negó rotundamente.
-¡Ya no soy una niña! – protestó
ella mientras Ennis la observaba. Lo peor de las discusiones con él era que
mantenía la calma y eso la enervaba más
aún.
-Mi decisión no tiene nada que ver con que seas una niña o
no.
-Pero en otras ocasiones has
permitido que Jace y Gideon te acompañen…
-Nía…
-¿Es porque ellos son hombres?,
algún día yo seré Señora de este lugar
padre, ¿cómo protegeré a sus habitantes si no combato a los magos
oscuros? No podré evitarlo para siempre…
-No, es cierto. Alguna vez deberás
enfrentarlo, pero lo evitaremos mientras se pueda.
-Padre..¿acaso olvidas que mamá te
ayudó a combatirlos aquí en Dalalbión?Ella era más joven que yo…
-No
Nía, no lo he olvidado. Pero tampoco he olvidado la primera vez que la
vi, ni el tiempo que le llevó recuperarse de su encuentro con Deveró. No importa lo que pienses, mientras
me sea posible te alejaré del contacto
de gente como él. Algún día los enfrentarás, pero no será ahora.-
sentenció Ennis con sus ojos azules oscurecidos
y Nía comprendió que la discusión había llegado a su fin. Se retiró
dolida y se cruzó con su madre mientras salía de su casa .
Bladian vio salir
a Elanía con el dolor pintado en sus ojos azules y su corazón se dividió entre padre e hija,
compartía el pesar de los dos…pero igual que Ennis quería proteger a Nía sin importar
cómo.
Aún después de la partida de su padre
, Elanía seguía enfadada y lo hubiera seguido por un largo tiempo más , sino
hubiese escuchado una conversación entre Jace y Dylan.
-Tranquilo Dylan, él sólo quiere
cuidar de ustedes. Muy pronto tendrás la edad adecuada para acompañar a tu
padre, pero ahora tienes una misión más importante que es cuidar de tu madre,
Nía y Brendan. Sé que Ennis confía en ti. – había dicho Jace y entonces Nía se
había dado cuenta de su terquedad. Su obstinación ni siquiera le había permito
ver que su hermano se sentía igual que ella o aún peor. A los dieciséis años
Dylan estaba listo para la aventura, sin
embargo su hermano menor se comportaba mejor que ella y acataba la decisión de
sus padres con madurez.
Por otra parte, ella no había estado
allí para alentarlo, afortunadamente Jace había sabido exactamente qué palabras
decir.
Cuando más tarde se acercó a él para
agradecérselo, se encontró con un nuevo reto de parte de su amigo.
-A veces debes permitir que te
protejan Nía, no es tan complicado.
-Pero tengo el don Jace, puedo
cuidar de mi misma.
-No trates de convencerme a mí,
sabes que nunca te daré la razón. Soy la última persona en el mundo a quien
puedes convencer de que está bien que combatas contra esa gente Nía. Sé lo que
hacen, lo sé muy bien y jamás dejaría que alguien cercano a mí se arriesgara.
No seas necia- dijo él y Elanía sintió la herida abierta de Jace por el
asesinato de su padre en cada palabra que decía.
Era verdad, en eso Jace nunca le
daría la razón.
Ella no pudo protestar y tampoco lo
hizo cuando Gideon le dijo algo similar.
- Tu padre tiene razón, mi amor. Lo
más importante es tu seguridad, más allá de quien eres y de tu linaje , también
debes aceptar que para ser una buena Señora de Dalalbión, como serás algún día,
debes saber cuidar de ti antes que todo. No puedes poner siempre a los demás
por delante de ti misma.
Eso era algo que Nía sabía que no
podría dejar de hacer, a ella le gustaba cuidar de los demás y eso significaba que el bienestar de su
gente estaba antes que el de ella.
Reconocer esto le hizo aceptar
finalmente la decisión de su padre, después de todo Ennis era como ella,
protegía a los que amaba.
Tal vez era una de las más maduras
entre sus primos , pero aún le faltaba mucho que aprender.
La joven estaba discutiendo
algunos problemas de administración de
Dalalbión con un grupo de personas.
Estaba seria como cada vez que se ocupaba de algo relacionado con la ciudad que
amaba, escuchaba atentamente la opinión de cada uno mientras evaluaba las distintas opciones.
Jace y Dylan la observaban
atentamente.
-Será una gran Señora de Dalalbión,
¿no crees? – preguntó el muchachito a Jace
-Sí, es verdad, pero tal vez tú…
-No, aunque yo fuera el mayor, Nía
es la adecuada para el puesto. Ella lo hace tan bien como papá , es su lugar
por derecho- explicó Dylan con orgullo.
-Nadie ama tanto este lugar como
ella –observó Jace
-Tú
también amas a Dalalbión de la misma forma que mi
hermana.
-Supongo que sí, es mi hogar .
-En realidad , debo confesar que hay
algunas veces en que desearía ser yo el próximo Señor de Dalalbión – dijo Dylan
de pronto sorprendiendo a Jace.
-¿En verdad?
-Sí, cuando pienso que Gideon será
quien esté al lado de mi hermana. Él no ama este lugar como ella y me preocupa
lo que sucederá.
-Pero ama a Nía, y ella a él. Es lo
único importante
-Lo sé, son sólo pensamientos
fugaces…
Cuando Gideon llegó entró al salón, Nía se
sintió incómoda de que Jace estuviera allí. Todos sabían muy bien por qué el mago rubio había ido a hablar con
Ennis, todos lo sabían excepto Jace, y Elanía se sintió culpable.
Dos días antes Gideon le había
propuesto matrimonio y ella había aceptado, le había contado a sus padres y
hermanos pero por alguna razón que no comprendía no había podido contárselo a
su mejor amigo.
Era muy extraño, él había sido su
confidente durante toda su vida y conocía mejor que nadie lo que ella sentía ,
pero no había podido decirle. Ahora que
él la miraba interrogante, se sentía culpable, pero ya no podía remediarlo.
-Ven conmigo – dijo Ennis a Gideon y
los dos se marcharon hacia el estudio, entonces las miradas se volvieron hacia Nía.
-¿Qué sucede? - preguntó Jace
conciente de la tensión que había cargado el ambiente.
-Nía se casa – soltó Brendan y su
hermana mayor palideció
-¿Te casas? – preguntó Jace y ella no
pudo encontrar las palabras para responderle.
-Sí va a casarse, por eso Gideon
vino a hablar con papá – agregó Dylan mientras Bladian observaba la escena con
el mismo silencio que su hija.
-¡Vaya felicitaciones! – exclamó Jace
finalmente y se levantó para saludar a su amiga.
-Jace…- murmuró ella mientras se
desprendía de su abrazo.
-Deseo que seas feliz – dijo él
extrañamente serio y se dirigió hacia la salida.
-¿Te vas? – preguntó Bladian.
-Sí, es una reunión familiar.-
aclaró él y se marchó.
“Reunión familiar” había dicho él,
pero hasta ese momento Nía lo había considerado parte de su familia. Por un
segundo había querido detenerlo, pero a pesar de saber que había sido
totalmente sincero en sus deseos de felicidad para ella, también sabía que
estaba enojado y por ello lo había dejado marcharse.
Después de todo, era su mejor amigo y había tenido que
enterarse de algo importante por otros y no por ella.
Seguramente estaba dolido y tenía
derecho a estarlo.
Una semana después parecía que el
enojo de Jace no se había desvanecido ya que
había decidido marcharse de Dalalbión.
-¿Te vas?- preguntó Nía incrédula.
-Sí, en un par de días – contestó él
lacónicamente.
-Pero tú amas Dalalbión, nunca has
querido irte –le dijo ella aun sin poder
creer que su mejor amigo de marchara
- ¡ Tú no tienes idea de cómo me siento!. Así que hazme el favor de dejar de
comportarte como si lo supieras... –contestó él con brusquedad
-Jace... – dijo ella dolida.
-Lo siento Nía – se disculpó
sabiendo que había actuado erróneamente – es sólo que quiero ver lo que hay
allá afuera, Teod sintió ese deseo antes
que yo…ahora ha llegado mi turno.
-¿Pero tiene que ser ahora?
-Sí, ahora es el momento.
- Quiero que te quedes, mi boda será
pronto…te necesito a mi lado.
-No Nía, justamente ya no me
necesitas. Ahora puedo irme tranquilo sabiendo que estarás bien. Gideon cuidará
muy bien de ti.
- Eres injusto, siempre imaginé que
tú estarías aquí. ¿Cómo te sentirías si tu mejor amigo te abandonara en el
momento en que lo necesitas a tu lado?
-Nunca me abandonarías …- replicó él
con una sonrisa triste.
-¡¡Exacto!!. ¿Cómo puedes hacerlo
tú?.
-Ya somos grandes Elanía, cada uno
tiene un camino propio. Déjame ir…
-No me llames así..
-Es tu nombre.
-Me hace sentir como extraños…
-Nía…
-¿Irás con Teod?
-No , aún no.
-¿Entonces dónde?
-Viajaré un poco, por aquí y allá. –
respondió él
-No me quieres decir donde irás –
adivinó ella -¿Vas a estar bien, verdad?
-Por supuesto. Tú cuídate..
-Lo haré.
-Hubiera querido…- empezó a decir
ella, pero sin saber como continuar calló. Sentía las lágrimas acumularse en
sus ojos.
-Te veré antes de irme – dijo él.
-Bien, no te lo hubiera perdonado de
otra forma.
Conrad se levantó de la cama y se
acercó a la ventana. Escudriñó el paisaje nocturno buscando algo, el jardín estaba tranquilo y detuvo un rato su mirada en él, aquel
paisaje que alguna vez le había resultado doloroso ahora le gustaba. Una sonrisa sesgada se dibujó en
su rostro.
-¿Qué sucede? – preguntó somnolienta Tiaren al darse cuenta que su esposo ya no la
acompañaba .
-Alguien con el don se acerca –
murmuró él y al ver la preocupación en los amados ojos grises se apresuró a
agregar- Es un amigo, no hay nada que temer.
-Conrad…
-Tranquila amor, voy a recibir a
nuestra visita- le dijo mientras tomaba
su ropa para vestirse.Luego le dio un beso
y se fue…su visitante no atravesaría las murallas de Winterday por sí mismo, así que debía ir a
buscarlo.¿Pero qué hacia allí?
La noche estaba fría y durante todo
el trayecto Conrad murmuró improperios
por tener que abandonar la comodidad de su lecho y los brazos de su
amada. Cuando salió de las murallas y encontró al jinete tuvo que acudir a todo el aprecio que sentía
por él para no lanzarle un rayo.
-¿Niño no estás muy lejos de tu
casa? – preguntó y el otro soltó una carcajada que a pesar de todo carecía de
humor
-Esa era la idea Conrad y desde
cuándo yo soy el niño. Si no me equivoco soy mayor que tú. ¿Me darías
alojamiento?- preguntó el hombre descendiendo del caballo
-¡Cielos Jace ! , ¿tenía que ser la
madrugada, no podías llegar al mediodía?- contestó Conrad a su viejo amigo
mientras se acercaba para darle un
abrazo.
-Lo lamento.
-Vamos…entremos antes que nos
congelemos. Bueno, parece que los magos invaden Winterday – comentó mientras
ingresaban a la ciudad amurallada
-No quería causarte inconvenientes…
sólo necesitaba…
-Lo sé y lo que dije es broma, no
hay de que preocuparse , los tengo cautivados con mi personalidad y a Tiaren
está empezando a gustarle la magia.
-¿La magia o tú?
-¡Hey, ni siquiera llegas y ya estás
molestando al anfitrión! – protestó Conrad mientras un leve rubor se insinuaba
en su rostro.
-Entonces eres tú lo que le gusta.
-Por supuesto, ¿podría ser de otra
forma?.
-¡Qué silencioso está todo! ¿Acaso
no hay nadie aquí? – preguntó Jace mientras entraban al Castillo.
-La gente duerme a esta hora…¿sabes?.
-¿Y tú no?- preguntó al joven
Likaios.
-Recuérdame por qué me caes bien, porque juro que no lo recuerdo
– gruñó Conrad mientras guiaba a su amigo al interior
Tiaren estaba esperándolos. Se saludaron cordialmente con Jace, a pesar
de que se habían encontrado muy pocas veces antes, sin embargo el mago de
Dalalbión percibió que la esposa de Conrad había cambiado bastante.
Era mucho más cálida y serena…
parecía que finalmente los viejos fantasmas habían quedado atrás y se alegraba
por el joven Likaios.
-Dijiste que un amigo llegaba, así
que te dejé algo de comida y vino en la biblioteca y mandé a preparar la
habitación de la Torre
– dijo Tiaren a su esposo.
-Gracias amor.
-Bien , los dejo para que hablen.Buenas
noches - saludó ella y se retiró ,
adivinando que sólo algo muy importante podría haber hecho a Jace viajar tan
lejos.
Se sentaron en los cómodos sillones
y Conrad clavó sus ojos claros en su amigo antes de atacar con la primera
pregunta.
-¿Al menos te despediste?
-Por supuesto que lo hice, no soy un
ladrón escapando en mitad de la noche ¿sabes? – respondió Jace avergonzado. Por
primera vez en su vida era Conrad quien lo hacía sentir como un niño
desobediente ¡Justamente Conrad Likaios!
-¿Cuándo es? – preguntó Con
-En dos meses –contestó Jace
sabiendo perfectamente a lo que se refería .
-Bien, te serviré algo de vino
caliente…
-¿Por qué rayos los de tu familia
siempre piensan que necesito vino en estas ocasiones?-preguntó alterado y
Conrad lo miró como si fuera alguien que no entendía ni los conceptos básicos.
-Tal vez porque te ves desesperado y
la opción es emborracharte o darte un buen golpe que te haga ser un poco menos
estúpido. Dado que eres mi amigo , y aunque eso de dar golpes me dio buenos
resultados con Lysander en el pasado, prefiero ofrecerte vino. – contestó mordazmente.
-¿Y cómo te van las cosas a ti? ¿Ya
las mujeres de tu familia aceptan a Tiaren? – preguntó tratando de retrasar un
poco lo que se avecinaba.
-Mi madre no tiene problemas,
Aly lo aceptó por mi bien…
-¿Y Kyrian…? – preguntó Jace
recordando que la hermana menor de Conrad no estaba muy contenta con su cuñada ya
que su hermano había sufrido por el rechazo de la mujer.
-Va mejor, desde que nació mi
sobrino , ella se ha relajado un poco. Además poco después de la boda ella y
Tiaren tuvieron una charla…
-¿Qué se dijeron?
-No lo sé…pero oí bastantes
gritos, las dos son bravas , aunque creo
que mi esposa ganó aquella discusión porque
Kyrian se calmó después de eso. Incluso nos visita muy seguido y Tiaren
siempre le arregla la
Habitación de la
Torre sabiendo que es su favorita.
-¿No
escuchaste nada?
-Nop.
-Nop.
-Debes
estar muerto de curiosidad.
-Sí,
así es. Pero ahora hay algo que me da mucha más curiosidad que eso. Empieza a
hablar Jace.
Un par de horas después Conrad
estaba protestando mientras Tiaren lo escuchaba atentamente. Su esposa lo había
esperado despierta para saber qué sucedía, y una vez que Jace se había ido a
dormir , Con le había contado toda la historia.
-¡No sé cómo se puede ser tan necio
para no ver lo que está frente a tus ojos! – exclamó Conrad enfadado y no se dio cuenta de lo que esas palabras
provocaban en su esposa.
Ella había sido muy necia una vez,
confundiendo con odio lo que sentía por él, alguna vez lo había juzgado mal y
lo había herido.
-Es una lástima que no puedas
manipular el tiempo con tu poder – dijo ella suavemente y Conrad se dio la
vuelta para mirarla.
-¿Tiaren? – preguntó sin entender
-Si lo hicieras podríamos volver
atrás, yo…hubiese tomado una decisión distinta aquel día. De esa forma no
hubiésemos perdido ni un solo segundo, todos esos años desperdiciados…Lo siento
Conrad.
-Hey…no digas eso – la tranquilizó acercándose
para acariciarle el rostro suavemente - Vamos a amarnos el doble …de esa forma
compensaremos cualquier cosa del pasado , así que no vuelvas a pensar en eso
¿de acuerdo?- propuso y se inclinó para darle un suave beso-
-De acuerdo – dijo ella con una
sonrisa, después de todo amar el doble a aquel hombre no era ningún sacrificio.
Lo amaba cada vez más, con una intensidad que le resultaba sorprendente a ella misma.
-¡Pero Elanía es imposible! –
protestó él recordando la situación que
lo tenía preocupado ,volvió a pararse junto a la ventana, casi como si su
mirada pudiese llegar hasta Dalalbión donde vivía el objeto de su enfado- Las
mujeres de mi familia son tercas, sólo saben dar dolores de cabeza, fíjate si
no…Lysander fue bastante fácil de convencer , un buen golpe, algunos trucos y
ya. Pero cuando a ellas se les mete algo en la cabeza, no importa lo
equivocadas que estén, no atienden razones.
Tiaren
río y se acercó a él abrazándolo por la espalda. Entonces sus ojos
grises brillaron con amor y habló suavemente, como si hablara para sí misma.
-Escuchaste bebé…será mejor que seas
un niño, así no le das tantos disgustos a tu padre.
-Sí eso será lo mejor – contestó
Conrad y luego el significado de aquellas palabras lo golpeó.-¿Bebé? – preguntó
dándose vuelta y atrapando a su mujer en los brazos- ¿Dijiste bebé?
-Ajá – contestó ella sin dejar de
sonreír.
-¿Voy
a ser padre?.
-Vas
a ser padre Conrad Likaios – le confirmó ella y en segundo se vio levantada en
el aire por el hombre que no dejaba de mirarla con maravilloso asombro.
-Te
amo, te amo, te amo –repetía él estrechándola y por si le quedaran dudas la
habitación comenzó a llenarse de lucecitas
semejando un cielo estrellado y cuando lo notó Tiaren percibió que se
encontraban elevados a bastante distancia del suelo.
-¿Conrad
estamos volando?
-No
exactamente, sólo nos elevamos un poco…-contestó él con una sonrisa sesgada y
ella se abrazó a su cuello con fuerza.
-Conrad,
bájame ya…me quedó muy claro que estás feliz con la noticia– dijo ella y él largó la
carcajada.
-Está
bien, pero es que me siento…
-Lo
sé – contestó la mujer mientras volvía a sentir el suelo bajo sus pies- yo
también me siento así, pensaba decírtelo mañana , pero no podía esperar. No
puedo esperar, quiero que se parezca a ti…- dijo acariciando la mejilla de él
-No
como yo Tiaren, sabes que si es como yo…
-Exactamente igual a ti Conrad,
quiero que sea como tú, con todo lo que eres – dijo ella hundiéndose en la
mirada clara de él.
En ese instante Conrad sintió que se
quedaba sin aire, porque aquellas palabras eran la confirmación final de que
Tiaren lo aceptaba y lo amaba tal cual era, la confirmación de que finalmente
ella ya no tenía ninguna desconfianza respecto a sus poderes. Lo amaba y el
pasado había quedado atrás para siempre, ahora sólo estaba el presente y el
futuro …
-¿Y qué harás con Jace? – preguntó
ella recordándole lo que sucedía.
-Nada.
-¿Nada?- dudó la mujer .
-Me temo que esta vez no puedo hacer
nada…sólo encontrarle un lugar donde esconder su cabeza si eso es lo que él
quiere.
-Puede quedarse aquí…
-No, él quiere algo más lejos.
¡¡Cómo si existiera un lugar suficientemente lejos para que se escape de lo que
siente!!.
-¿Y Nía?.
-Nada…dejarla ser feliz. Aunque
deberé enviarle noticias de Jace, porque estoy seguro que está preocupada sin
saber donde está él.- dijo mientras su mirada adquiría un brillo extraño.
-¿Con?-lo llamó su esposa y él la miró atentamente.
-Tengo algo que preguntarte…en
aquella discusión, ¿Qué le dijiste a Kyrian para que ella nos aceptara?.
–preguntó él.
-Me aceptara, querrás decir…porque a
ti te acepta, eres su hermano.
-Tiaren…
-Le dije que no se interpusiera, que
no iba a permitir que nadie nos apartara. Le dije que te amaba.
-¿Sólo eso?
-Sólo eso- dijo ella mirándolo con intensidad y Conrad la besó.
Si él había logrado el amor de
aquella mujer, si un hijo venía en
camino…entonces tal vez era sólo cuestión de dejar que la vida siguiera su
curso.
Tal vez…
Unos días después acompañó a Jace
hasta el lugar donde viviría por un
tiempo, hasta que decidiera que quería hacer. Era un pueblo agradable y a dos días de Winterday, no era Dalalbión pero
estaría bien allí.
Elanía se miró en el espejo.
Unas horas antes le habían traído el
vestido de novia que su abuela Elady le
había hecho confeccionar.
La joven estudió atentamente su
imagen.
Ciertamente había llegado a
parecerse a su madre, tenía el aire majestuoso de Bladian, los pómulos altos,
las facciones delicadas, el pelo negro y los ojos azules de su padre. Años atrás, Jace le había dicho que sería
bella, sin embargo ahora el espejo le devolvía la imagen de la niña desgarbada
que había sido en el pasado.
No podía encontrar en el reflejo a
la novia bella y entusiasta que debía ser. Veía otras cosas que había ignorado
hasta el momento. ¿ Cómo era posible? Ahora veía todo con claridad, como si la
verdad hubiese estado siempre en su mirada esperando que ella aceptase
verse a sí misma.
Las revelaciones no eran más que
aceptar aquello que uno negaba tercamente.
Bladian se acercó silenciosa a su
hija, estaba muy orgullosa de ella, pero al mirarla atentamente descubrió en
Elanía una tristeza que no debería estar en sus ojos.
-¿Nía? –llamó Dian y la joven se
volvió para mirarla.
-Mamá – dijo la chica y el amor que las unía explicó más
que las palabras.
-Querida mía…
-Debo irme.
-Sí , amor ,ve- dijo Dian
acariciando el rostro de su niña.
Elanía no perdió tiempo y salió
corriendo, ni siquiera notó a su padre cuando pasó a su lado.
Ennis intentó llamarla pero Bladian
salió a su encuentro.
-¿Dian qué sucede aquí? – preguntó
con el presentimiento de que la corrida de su hija ocultaba muchas cosas.
-Ennis , ella va a ser feliz –
respondió la mujer abrazando a su esposo
-¿Es que lo dudaste alguna vez?
-Muchas veces en los últimos días,
amor –respondió ella.
-¿Y nosotros?¿Lo que la hará feliz a
ella nos traerá muchos dolores de cabeza?.
-No – dijo mirándolo divertida- Al
menos, nada que tu diplomacia innata no pueda arreglar esposo mío.
-Bien, me estaba preocupando - respondió él con una sonrisa que se
extendía a sus ojos azules –Aunque quiero detalles Dian, mi sensata hija sale corriendo vestida de novia
como si la persiguiese una horda de demonios…así que quiero explicaciones.
-Te daré los detalles amor, pero
créeme es ella quien persigue algo ahora.
A la primera persona que se encontró Dian en
su corrida fue a Gideon.
-¡Gideon!- exclamó abrazándolo.
-¿Qué sucede? – preguntó el mago
mirándola preocupado.
-Nada, todo …- dijo ella
confundiéndolo y luego empezó a hablar sin parar.
Pestañeó una vez, luego dos, luego
se tocó la frente para ver si tenía fiebre. Pero no, el jinete seguía
avanzando.
-¿Qué haces aquí? ¿Y tu casamiento?
– preguntó Jace confundido al ver a Nía vestida de novia descender de un
caballo frente a la puerta de su casa.
-No puedo – contestó ella
sucintamente recuperando el aire. Había
hecho una cabalgata feroz para llegar allí.
-¿Sucedió algo?
-Bueno sí.
-Nía – dijo con impaciencia- habla
antes de que tenga que zamarrearte
-No puedo casarme.
-¿De qué hablas?.
-Él no es mi amigo ..- replicó ella
como si así lo explicara todo
-Pero es el hombre que amas, qué
importa que no sea tu amigo. ¡Por todos los cielos has amado al estúpido toda
tu vida!
-Lo llamaste estúpido...
-Pues yo no voy a casarme con él ,
así que puedo llamarlo como quiera. – se defendió Jace al borde del colapso.
-Yo tampoco. – intervino ella.
-¿Tampoco qué?
-¿Es que no has escuchado nada de lo
que dije ? - preguntó Nía como si le hablara a un niño pequeño.
-En realidad ésta es una de las
conversaciones más descabelladas que he tenido en mi vida. Llegas repentinamente
y me dices que no vas a casarte con el
amor de tu vida porque no es tu amigo...y además vienes a decírmelo a mi cuando
debieras decírselo a él.
- Él ya lo sabe, pero ese no es el punto.
La verdad es que no lo amo.
-¡¿Qué?! – preguntó Jace tirándose
del cabello en un gesto de desesperación. – Ahora creo que debería sentarme.
-Oh Jace, ¿Alguna vez has querido
algo y al tenerlo te das cuenta que no es lo que querías? – preguntó ella
-Eso no tiene sentido, sé muy bien
lo que quiero y sería el hombre más feliz de mundo si pudiera tenerlo.
-Bueno , tú eres más sensato que yo,
pero para mi fue diferente .Creí amar toda mi vida a Gideon, sin embargo cuando
me puse el vestido - sí me tomó demasiado tiempo , lo sé - supe que no lo
amaba. Fue una ilusión. Nunca podré amarlo de verdad, ni ser feliz con él.
Cuando dije que no es mi amigo, es verdad, él no me conoce, no sabe quien soy. Tampoco
yo lo conozco, creo que ni siquiera confío en él. Deseo algo diferente, alguien
que sea parte mía, con quien reír y llorar,
que sea mi refugio y mi fuerza y yo pueda ser lo mismo para él. Yo amo a
otro...
-Nía...
-No, déjame terminar. Amo a
otro, sólo que ha formado parte mía siempre y sólo me di cuenta
cuando lo perdí. Sé que no puedo vivir sin él. Amo a un hombre que me miró
siempre..incluso cuando era sólo piernas
y ojos. Te amo a ti Jace y no me importa si no sientes lo mismo, aunque cuando
decidí venir , es una suerte que Conrad me haya escrito para decirme donde
estabas y que hubiese un portal tan cerca de aquí, en fin cuando decidí venir tenía
la certeza, la esperanza , de que me quisieras...ya no estoy segura pero de
todas maneras, sin importar lo que tú sientas por mi ,necesitaba decírtelo...-continúo
sin siquiera respirar
-Nía Blackdalion te amo – dijo él
pero ella siguió hablando
-...aunque tú no me ames ...
-Elanía Blackdalion te amo – insistió
él- ¿Escuchaste? – preguntó, pero al ver los ojos llorosos de ella supo que
esta vez lo había escuchado. Jace la acercó a sí y la besó expresándole el amor
que siempre había sentido, que siempre había guardado sólo para ella.
Antes de dejar la lógica de lado ,
Nía supo que lo único que quería en la vida, con total certeza, era permanecer
en los brazos de Jace por siempre.
Besarlo era reencontrar la
maravillosa sensación que había sentido
cuando él la besó por primera vez, años atrás ,porque siempre se habían
pertenecido el uno al otro.
El hechizo se rompió cuando Nía golpeó con fuerza a Jace en el hombro y se separó de su abrazo.
-¡Me amas e ibas a dejar que me
casara con otro! – lo acusó sorprendiéndolo
-¡¡¡¿Y qué se supone que hiciera?!!!
, hasta hace unos minutos creí que lo amabas...No sé cómo me equivoqué, supongo que porque toda mi vida
he sido tu confesor y he escuchado una y otra vez cuanto lo amas – contestó él
con ironía.- ¿Qué se supone que hiciera? ¿Qué impidiera tu boda y me ganara tu
odio eterno? Ya tenía bastante con perderte Nía , fue necesaria más fuerza de
la que poseía para dejarte ir. Deseaba que fueras feliz con él porque yo nunca
te tendría..– musitó él y ella percibió el profundo dolor que le había causado.
-Lo siento Jace...
-Ya no importa, ya nada importa Nía. Sólo nosotros...
-“Nosotros” , suena bien – susurró
ella aferrándose a él, de la misma forma en que iba a aferrarse a ese amor que
era lo más verdadero de todo.
-Más que bien – le confirmó él sonriente y la besó prometiéndose no volver a dejarla ir jamás.
Z
Durante
la Boda de
Elanía y Jace, Sayen de Ildrake tuvo un
breve estremecimiento, buscó a su esposa con la mirada y la encontró al otro
lado del Salón.
Kristana
tenía una expresión extraña en sus ojos
e inmediatamente él dejó a su
hijo en brazos de Lombard, con quien
charlaba, y corrió junto a su esposa.
Si
la visión era muy fuerte , ella necesitaría su apoyo, sin embargo cuando llegó
a ella su mirada dorada había vuelto a la normalidad y sonreía tranquila.No era
algo malo.
El
corazón de Sayen se aplacó.
-¿Qué
viste amor? – preguntó
-Niños
de rizos negros y ojos verdes…
-¿Nuestros
niños? - preguntó él y ella negó con la cabeza ampliando su sonrisa.
-Rizos
Sayen, espesos rizos negros y ojos color esmeralda, no aguamarina…
-¿Las
gemelas? – preguntó sorprendido y una vez más ella asintió - ¿Bri o Ari?
¿Cuándo?
-No
lo sé, fue un breve vistazo, no pude ir más allá…no sé más que eso y la visión
es de un futuro no muy cercano, pero se está empezando a desencadenar, eso lo
sé - aclaró ella y Sayen se río.
-¿Amor?
– lo llamó
-Es
sólo que pensaba en Blaze, va a tener dolores de cabeza ¿verdad?
-Sí,
muchos…pero no se te ocurra molestarlo. Además…hay algo que dijiste…
-¿Qué?
-Nuestros
niños…¿quieres más?
-Muchos…-
contestó sonriéndole y ella lo abrazó.
-¿Krista?
-¿Hmmm
?
-¿Deberíamos
avisarles?- preguntó Sayen.
-No,
esta vez no. A ellas siempre les han gustado las sorpresas. – dijo Kristana y
su sonrisa traviesa hizo reír a su
esposo.
gracias por el capitulo, desde ayer entraba al blog y no veia nada nuevo, y hoy justo otra mas de blackdalion, te juro que esta saga me tiene completamente atrapada, aun faltan algunos primos que encuentren el amor, linda historia harto se demoro Nia en ver a jace como realmente debio verlo, gracias, xau.
ResponderEliminarGracias a ti por leer y comentar. Me alegra que te gusten
EliminarMe encanto, muchas gracias.
ResponderEliminarPor cierto, esperando por las diablesas gemelas jiji.
Besos
Gracias Yola, las gemelas son las próximas, subo sus cuentos la semana que viene!!!
Eliminar¡¡¡Que bieeeeeeen!!!
Eliminar