-¿Tienes idea de donde puedo mandar
una reclamación al destino dorado? –Preguntó Santino pensativo aquella mañana a
su compañero, mientras se dirigían al circuito antes de tiempo para el
entrenamiento.
-Ni idea… -Soltó un enorme bostezo-. Me has sacado antes
de lo normal de la cama. Es imposible que piense al cien por cien… -Se
desperezó para salir de su letargo-.
¿Podríamos probar en el buzón de papa nöel? –Soltó riéndose por lo bajo ante la
cara de fastidio de su amigo.
-Muy gracioso –Chascó la lengua.
-Perdona –Habló Sandro tornándose
un tanto serio-. Solo quería castigarte por hacerme levantar antes de tiempo.
Pero tienes razón en tus sospechas. También comienzo a creer que ésta Jaimie,
es tú destino dorado. Hacéis muy buena pareja. Y es obvio, que no le eres
indiferente a mí sirenita… -Volvió a sonreír-. Y respecto a que es como si ella
huyera de algo, es posible que también tengas razón en ello. Pero no tengo ni
idea de donde comenzar a investigar sobre todo esto… Simplemente la humanidad
aceptamos ésta forma de magia dorada, por así llamarla en nuestras vidas como
algo más. Después de muchos años hallando fracasos, desistimos y aceptamos que
había algo más por ahí… Estamos igual que los ovnis –Señaló con cierta ironía-.
Pero tranquilo, que algo lograremos averiguar.
-¿Lograremos? –Preguntó mirándolo
con aprecio.
-Por supuesto, voy ayudarte en
éste largo sufrimiento que tienes. Por si acaso, a mí me sucede algo parecido
–Confesó riéndose.
-Interesado –Volteó los ojos al
cielo y aflojando la presión en el acelerador, al coger la curva que llevaba
enfrente del gran circuito.
Una vez allí, comprobaron que
aquello aún seguía casi desierto. Cosa, que en dos horas cambiaría por la
locura de conductores, mecánicos y demás gente. Se dirigieron con Sandro
arrastrando sus pies a los vestuarios. Una vez allí se cambiaron de ropa y
salieron en busca del entrenador, que se hallaba cerca de una de las pistas
hablando con Jeremy y alguien más.
-Buenos días –Los saludó su
entrenador-. ¿Cómo qué ya estáis aquí? –Miró el reloj de pulsera.
-Santino no podía dormir más y me
arrastró de la cama –Masculló Sandro no muy contento por hallarse allí a las
ocho de la mañana.
-Tampoco te quejes –Lo empujó el
otro piloto sonriente-. No es bueno dormir como una marmota, luego vas muy
empanado para poder marcarme.
-Que nos apostamos que ésta vez
tu verás constantemente mi trasero –Rió ante la broma de su amigo.
Que aún te quedan muchas vueltas
que dar, para que te vea tu trasero –Soltó con cierta mofa Santino, causando
que rieran todos.
-Ahora, si queréis os pongo los
primeros en la pista principal –Habló el entrenador consultando la carpeta de
horarios-. Ahora cuando acaben de probar el coche que hay corriendo en ella ¿Os
venís a tomar un café?
-Yo no –Dijo Sandro-. Aún no
estoy despierto del todo, para llevarme algo al estomago.
-No es mí culpa, que seas tan
delicado –Se alzó de hombros Santino divertido por las quejas de su compañero.
-Muy bien –Comentó el
entrenador-, quedaos por aquí y os busco en un rato.
Se quedaron solos, observando su
alrededor. Aún reinaba la calma por allí, pero en un par de horas aquello sería
toda una locura. Santino miraba hacia los bóxers, cuando su amigo le propinó un
codazo en las costillas para llamar su atención.
-Mira, en la pista sale un Aston
Martin –Señaló Sandro sin saber que aquel coche estaba vinculado con Jaimie-.
¿De quién será?
-Ayer lo estaba arreglando Sergei
acompañado de Jaimie –Dijo mirando fijamente hacia la pista-. Es el que traía
ella, cuando pinchó rueda y la ayudé –Recordó observando como dos figuras con
casco y mono, se subían al vehículo-. Supongo que lo va ha probar el dueño y
Sergei, va al lado por ver si falla algo o se queja el propietario.
-Lo vería de lógica que él fuera
en el coche –Frunció el ceño señalando hacia la izquierda en donde aparecía una
persona, cuando el coche encendía motor-. Pero Sergei, es aquel que está allí
¿Un poco raro que no lo pruebe él?
-Lo habrá probado antes y ese es
el dueño con un amigo –Se alzó de hombres Santino, al tiempo que el Aston
Martin salía echando humo de las ruedas a toda velocidad-. Buena salida…
-Vamos abajo con Sergei –Pidió
Sandro, encaminándose hacia allí-. Me cae bien ese chico y se ve buen mecánico.
Mientras iban caminando hacia
allí, miraban como corría el coche por la pista con gran destreza al coger las
curvas que se iba encontrando por el circuito. Quien lo llevaba, tenía destreza
y conocía bien aquel coche.
Cuando llegaron a la posición
del chico. Vieron que estaba acompañado por otros dos mecánicos del equipo de
Henrí. Y cuando éste los vio, primero mostró algo de nerviosismo para después
sonreírles.
-¿Qué tal chicos? –Les estrechó
la mano.
-Hola enano –Rió en broma Sandro,
estrechándole con cierta fuerza.
-¿Ya lo tienes arreglado?
–Preguntó Santino, hacia el Aston que pasaba en aquel momento junto a ellos a
toda velocidad.
-Mmm… Sí –Rió tenso.
-¿Eso es todo lo que me sabes
hacer pequeñaja? –Habló uno de los mecánicos a sus espaldas por el micro con
tono de broma, sin ver que llamaba la atención del piloto por sus palabras.
Quien miró al desconocido por unos segundos con el ceño fruncido, para después
ver como volaba el Aston Martin por la pista. Y a continuación, resoplando y
con cara de pocos amigos se dirigió a Sergei.
-Dime que no es ella –Pidió en un
gruñido señalando con la mano hacia la pista, donde se escuchaba correr al
deportivo.
Sandro, miró de uno a otro por
unos segundos sin comprender que ocurría. Hasta que lo logró y soltó un enorme
silbido sorprendido.
-¡No me jodas que lo está
llevando mi pequeña sirena! –Exclamó asombrado, cuando el chico joven asintió
con un gesto de cabeza-. Conduce bien… -Asintió con la cabeza, mostrando
admiración en sus ojos.
-¡Conduce como una loca sin
pensar en su vida! –Le gritó Santino en el oído a su amigo y dándole igual, el
haber llamado la atención de los otros dos chicos. Justo en aquel momento, el
Aston Martin volvía ha pasar a más velocidad al lado de ellos levantando una
enorme cortina de viento-.¡Demonio de niña! –Vociferó yendo al puesto de mando
y cogiendo otro juego de auriculares con micro-. ¿En qué línea tienes a la suicida? –Preguntó
completamente tosco.
-En la tres… -Tragó saliva el
chico al ver el enfado del famoso piloto.
-Santino –Se le acercó su amigo-.
¿Qué vas hacer? –Le agarró del brazo-. Ojo que puedes sorprenderla y ser el
causante de que tenga un accidente.
-¡Mierda! –Gruñó entre dientes,
soltando los cascos de mala manera encima de la mesa, para mirar detenidamente
a Sergei y hablarle enfadado-. Pídele que pare.
-No creo que me haga caso –Se
alzó de hombros el chico joven-. Además, lleva de copiloto a Rafaelo
Calvaggios. Es el dueño y esta muy ilusionado con probarlo.
-¡Que eso, es lo que tendrías que
estar haciendo tu, habiendo reparado el maldito deportivo! –Siguió gruñéndole en
la cara a pocos centímetros.
-¿Cuánto más vais a quemar esos
neumáticos chicos? –Preguntó el mecánico queriendo echarle una mano al chico,
al ponerse en contacto con Jaimie y tragando en seco, al ver como Santino se le
posicionaba a su lado intentando captar la respuesta de ella-. Bien… -Respiró
un poco más airoso al escuchar la respuesta-. Ya paran para que lo pruebe
Rafaello una vuelta.
-Pues lo va ha probar solo –Dijo entre
dientes y cruzándose de brazos, para quedarse allí firme observando el frente
por donde tenía que aparecer el maldito coche, tras pasar una curva un tanto
cerrada, resultando peligrosa si no se cogía con la velocidad adecuada y
trazándola correcta.
Diez segundos después escuchaban
acercarse el deportivo y dos más, aparecer a gran velocidad para tomar la curva
a una velocidad vertiginosa, provocando que Santino entrecerrara aún más los
ojos y sus labios, pasaran a formar una línea recta en el rostro. Acto seguido
bajando los brazos en línea recta con los puños cerrados, cuando vio como la
chica daba un trompo de forma voluntaria para entrar de culo por la línea de
meta y frenar en seco.
-A mí me mata –Susurró cerrando
por un momento los ojos y cogiendo aire.
-Santino, que te conozco –Le advirtió
Sandro yendo a su lado-. Frénate con lo que vas hacer.
-¡Evitar morir de un ataque al
corazón! –Masculló justo antes de que las dos puertas del deportivo se
abrieran, para que asomaran por ella dos personas con cascos y riéndose extasiados.
Obvio que la chica aún no había reparado en su presencia o le daba igual, que
él estuviera allí… No, no le daba igual cuando se quitó el casco y se giró a
mirar sonriente hacia el puesto de mando, dejando caer el casco al suelo al ver
allí a los dos pilotos. Uno sonriente y el otro, casi echando espuma por la
boca.
-¡Guau! –Exclamó el dueño del
coche quitándose el casco, sin percatarse del ambiente tenso que flotaba en
aquel momento allí-. Ha sido fantástico, que gozada… -Rió yendo hacia ella-.
Conduces de maravilla, que te… -Calló al ver como todos estaban un tanto serios
y observando a al chica, y al hombre que tenía apenas a tres pasos por detrás
de la valla-. Hola… -Saludó extendiendo el brazo todo sonriente al reconocer de
quien se trataba-. Me llamo Rafaelo Calvaggios, te llevo siguiendo desde tus
principios –Señaló con gran admiración.
-Hola –Masculló alargando el
brazo, pero sin dejar de mirar a la chica.-Estoy deseando verte correr en
ésta modalidad –Siguió hablando extasiado por tener aquella oportunidad de
charlar con el piloto-. ¿Me dejarías hacerme una foto contigo?
-Claro –Lo miró en aquel
momento-, Porque no con todos los que estamos aquí –Sugirió con demasiada
amabilidad.
-Genial –Rió para mirar a la
chica-, venga Jaimie acércate también para la foto.
-Ya la hago yo –Dijo en un hilo
de voz-, déjame tu móvil que a mí no me gusta salir…
-No digas tonterías mujer –La cogió
de la mano el hombre-, después de todo me lo debes al dejarte mañana mis
mercedes C111 –Pidió con amabilidad, no captando como Santino cerraba por un
segundo los ojos al escuchar mencionar aquel modelo de deportivo. Al abrirlos, solo se
vislumbraba furia.
Pasó pro encima de la valla,
sujeta en todo momento por Rafaelo de la mano, quien la aproximó a un Santino
gustoso de dejar caer el peso de una de sus manos en su hombro y cintura, logrando que ella tensara aún más
la espalda. Comprendiendo que no tenía huida una vez que el mecánico les hiciera
la foto donde salían todos los que estaban allí.
-Muchas gracias chicos –Agradecía
feliz-, veréis cuando se lo enseñe a mis amigos.
-Rafaelo –Habló Santino con
educación, pero un tanto serio-. ¿Te importa si te robo a éste pequeño demonio?
–Pidió forzando una sonrisa-. Quiero consultar una cosa con ella.
-Claro –sonrió-, comprendo que tú
la necesites más –Dijo causando un vuelco en el pecho a Sergei y ella, por su
comentaba algún detalle de quien era al ser presentada al hombre con su verdadero
nombre-. Yo estoy muy…
-¡Que te parece si me das una
vuelta a mí y escucho ese motor! –Intervino Sergei mostrando una sonrisa,
cuando se acercó al hombre y le pasó un brazo por los hombros-. Veamos como se te
da tu bebé –Le guiñó un ojo-. Me cojo tu casco –Informó a Jaimie, quien se
hallaba con la mirada baja y tratando de calmar su respiración.
-Te doy un diez –Habló Sandro
sonriente y apareciendo junto a ella, para sujetarla del brazo y tirar de ella.
Pero Santino la tenía bien amarrada-. Jamás eh visto…
-¡Una idiotez tan grande! –Escupió
a grito Santino por encima de su amigo, para que no siguiera animando a la
joven-. ¿Acaso dejas la cordura en casa, cuando te pones tras un volante?
¡OH! Alzó la mirada Jaimie hacia
el hombre al comprender su enfado. No era por haberla reconocido, era por
conducir a gran velocidad… Aún podía respirar tranquila. El hombre no la había
relacionado al verla en el circuito. Pero eso sí, pensó frunciendo el ceño. No
se pensaba que éste fuera un piloto machista, que creyera que las carreras eran
solo para ellos.
-¿Acaso no lo hacéis los dos también?
–Dijo dando un fuerte tirón para soltarse de su agarre y cruzarse de dedos.
-¡No! –Le gritó en el oído-. En
ningún momento nos ponemos hacer trompos.
-¡Pero yo no estaba compitiendo! –Empleó
la misma fuerza que él en su tono de voz-. Tenía todo el circuito para mí –Expuso
abarcando con sus manos el aire que la rodeaba-. Lo único que te ocurre, es que
te molesta ver una mujer conducir en…
-¡No me saltes por ahí! –La interrumpió
con tono amenazante-. Eso son idioteces, me importa un comino que me pueda
superar una mujer.
-Entonces por qué me estás
metiendo bronca –Señaló con mirada entrecerrada-. Y además, no eres nadie para…
-Tú amigo con cabeza –Le señaló
dándole con el dedo índice en la frente-. No creo que tus padres estén muy de
acuerdo con que te pongas ha conducir deportivos por aquí… ¿Sabe Henrí que
estas aquí?
-Por supuesto –Mostró gran
satisfacción al señalárselo.
-Me niego a creer que te deje –Comenzó
pero su amigo lo interrumpió.
-Yo sí lo creo –Soltó un suspiro
Sandro-. Mi sirenita conduce muy bien. Y cuando calmes las pulsaciones de tu
corazón, verás como tú también te sientes orgulloso de que sea tan…
-¡Ni en mil años! –Gruñó en
desacuerdo con su amigo-. ¿Y qué es eso de unos mercedes modelo C111? –Preguntó
mirándola fijamente y viendo como la chica se sonrojaba un poco.
-¿La viuda negra? –Frunció el
ceño su amigo Sandro.
-No tengo porque darte
explicaciones –Dijo con tono brusco y dando pasos para alejarse de allí-. Llego
a saber que resultas ser tan pesado como amigo y…
-Pero lo será siempre –Rió Sandro-,
sea tú amigo, tú amante o tú media naranja –Le guiñó un ojo divertido al
definir aquellas categorías-. Es señal de que se preocupa por ti, y yo también lo
haría al escuchar que vas ha conducir ese coche maldito.
-No hace falta llevar un coche de
mal afama, para estrellarse –Respondió-. Puedes hacerlo con cualquiera si no llevas
cuidado.
-Algo que tú desconoces por
completo –Ironizó Santino.
-Verdad que yo no os molesto por
vuestra conducción, pues copiarme con la mía –Masculló entre dientes, bajándose
la cremallera del mono para quitárselo y soltarlo de malas maneras a las manos
de Sandro-. Os devuelvo vuestra amistad, solo me creáis ansia –Soltó exasperada
alejándose de allí a grandes zancadas.
-¡Esto no acaba aquí! – Exclamó Santino,
obteniendo la respuesta del dedo corazón de la chica. No queriendo ir tras
ella, al ver como aparecía su entrenador con Henrí y se reían al ver el insulto
de la joven.
-Ahora reafirmo –Rió Sandro-, que
Jaimie es tú media naranja. Sois tal para cual… Verdaderamente tu carta, habría
que devolverla para su rectificación… ¡Auch! –Se quejó cuando recibió una
colleja-. ¿A qué viene eso?
-Por incitarla a que conduzca –Le
riñó.
-Pero si lo hace muy bien –Se defendió-.
No me extrañe que ronde tanto por aquí y la conozcan todos. Lo lleva en la
sangre.
-Se acabó –Alzó una mano para silenciarlo-.
Ni una palabra más de esto… Necesito desahogarme los nervios que llevo encima –Dijo
con frustración.
-¡Genial! –Se quejó concierto
fastidio-. Creo que hoy voy a tener un entreno duro.
-¿Acaso lo dudabas? –Rió divertido
Santino, saludando con la cabeza a los dos hombres que llegaban junto a ellos.
¡¡Muy, muy divertido!! Que le den a Santinico jajaja... Las mujeres al poder jajaja
ResponderEliminareso eso... Las mujeres al poder!!!!! Que le den de momento a Santinico!!!! Pobrechito mi nene, pero es lo que le toca.
EliminarGracias yola!!!!!!!!!!
me encanto arriba las mujeres aunque yo le tenga miedo ala velocidad, pobre Santino casi me le da un infarto jaja
ResponderEliminarGracias enana!!!!
Eliminarwauuu mujeres al volante jajaja.. buen cap brujiss
ResponderEliminarKriss!!! Si vas conmigo en el coche verás como no le tienes miedo!!!! Tengo un coupé que es maravilla llevarlo con el techo que se le puede quitar jejeje
ResponderEliminarGracias por que te gustara el capi
MUY BUENOOOOOOOOOO!! Pobrecillo mío como se asustó y ella tan desconsiderada como su maníaca autora que conduce a lo loca sin preocuparse por los que la quieren y se preocupan. Santino estoy de tu lado!!!!
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