Durante los primeros segundos,
mantuvo sus ojos abiertos expectantes ante la sorpresa de aquel movimiento por
parte de él. Después, la fuerza de aquella pasión la obligó a cerrarlos para
sentir aquella caricia como debía. Jamás había sido besada. Pero ahora
comprendía que existieran novelas románticas, donde se pudiera hablar de ello.
Era una sensación maravillosa, arrolladora que te sumergía en un remolino de
sensaciones que te recorrían todas las terminaciones nerviosas, haciéndote
querer más. Concluyó mentalmente, levantando sus brazos hacia el hombre para
poder envolverle también la cintura con cierta timidez.
Era completamente nueva en aquel
terreno, a pesar de tener veinte y un años. Siempre había estado más pendiente
de los coches y estudiar, que de los chicos que sus amigas invitaban cuando
quedaban todos juntos. Vaya, su madre tenía al parecer algo de razón pero por
nada lo reconocería delante suyo.
¿Todos los hombres besaban así de
bien? Oh Santino lo hacía por la práctica cogida con sus fans. Siempre había
observado en la pantalla, cuando éste finalizaba una carrera y acababa en el
pódium besaba de forma fogosa ante las cámaras a la chica que había allí para darle
lo que quisiera o en ocasiones el premio. Pero en aquel momento, los labios del
hombre paraban aquel ímpetu para ir dando suaves besos con pequeñas pausas,
como si estuviera dándole tiempo…
-Jaimie… -Susurró-. Abre tus
labios para mí tesoro… -Le mordisqueó con suavidad el labio inferior-. Déjame
besarte como ambos deseamos.
¿Pero qué diantres hacía
dejándose llevar por el beso de Santino? Se suponía que tenía que alejarlo un
poco de ella, para eso llevaba la insignia con el apellido de su padrastro. Confundirlo,
alejarlo y comprobar lo que el destino le imponía. No que a la mínima
oportunidad, le decía prácticamente que era suya. Tenía que parar aquello.
¡Pero ya!
-¡No! –Exclamó empujando al
hombre con sus manos en el pecho.
-¿Qué? –La miró sin comprender
con ojos cargados de deseo-. ¿Jaimie, qué te ocurre?
-¿Por qué hiciste eso? –Lo acusó
enfadada.
-Creo que la respuesta es más que
obvia –Señaló sonriente y dando un paso hacia ella.
-Pues obviamente yo no lo se
–Respondió dando un paso atrás.
-Tú también lo sabes y yo también
ahora –Dictaminó con severidad-. Es solo que aquí hay algo que no me cuadra
–Frunció el ceño.
-Mira –Alzó las manos-, ya no se
cuantas veces te lo habré dicho –Se alzó de hombros-. Pero andas todo el rato
muy equivocado conmigo. Espero que no vuelva a repetirse éste asalto –Pidió
intentando que no le temblara la voz al decir mentira de tal magnitud. Su
cuerpo, aún temblaba por el beso pidiéndole que le diera más. ¿Sucedía aquello
por un igual con todo aquel que te besara, o solo por ser tu media naranja?
-No se si podré darte mi palabra
en eso –la miró a los ojos fijamente.
Estaba segura que intentaba
escarbar en su interior, para rescatar una respuesta ante aquella confusión que
llevaba encima el hombre.
-¿Cómo que no? –Lo miró con
enfado, tensando la espalda al ver que daba un paso y le volvía agarrar la
acreditación del recinto.
-Jaimie Pianott –Susurró soltando
un profundo suspiro-. Si éste es tú nombre, creo que tenemos un gran problema.
-¿Qué? –Rió un tanto histérica
por el miedo a ser descubierta.
-¡Por fin estas aquí! –Exclamó
Henrí apareciendo allí y salvándola-. Pensé que dijiste, que me llamarías –La
riñó con cariño y algo nervioso al ver allí al piloto muy cerca de ella.
-Creo que fue por mi culpa al
entretenerla –Sonrió Santino.
-Ahora iba ha llamarte –Se acercó
al hombre muy aliviada por su aparición-. Debo decir, que gracias a Santino no
llegué aún más tarde.
-Menuda mala suerte que tuviste
–Se compadeció su tío-. Pero llamé al dueño y le metí bronca por no llevar ninguna
rueda de repuesto –Rió divertido-. Mañana vendrá a vernos con los mejores
dulces de aquí, para pedir disculpas –Le guiñó un ojo, para después mirar al
piloto agradecido-. Gracias por ayudarla –Le tendió la mano.
-Ha sido todo un placer –Confesó
divertido, sabiendo que ella captaría el doble sentido a sus palabras.
-Bueno… -Exhaló aire Henrí-. ¿Nos
vamos ha comer? –Sugirió pasándole un brazo por encima de los hombros-. Como
tardemos un poco más, te juro que mí equipo se come la cocina entera –Bromeó llevándose
a su sobrina-. Hasta luego Santino.
-Hasta luego –Sonrió con una
mirada divertida, al saber que ella respiraba tranquila por ser salvada de él-.
Nos vemos en el hotel.
-Adiós –Se despidió ella sin
apenas mirarlo.
Unos minutos después, llegaba al
aparcamiento del circuito para coger la moto y su tío el coche del hotel. Que
tenía justo al lado de ella, por haber sido de los primeros en llegar.
-Será mejor que mires tú móvil
–sugirió su tío, tras asegurarse que se hallaban solos allí-. Me han llamado
tus padres, casi ladrándome porque no les respondías y por no decirles yo, que
Santino se hallaba aquí.
-¿Me han llamado? –Frunció el
ceño al tiempo que extraía el aparato del bolso-. ¡OH! –Exclamó sorprendida al
hallar casi diez llamadas perdidas de los tres-. Y como no, mamá la que más –Se
quejó en un lamento sabiendo lo que le esperaba-. Sería con el lío de la grúa
que no me enteré.
-Llámalos de seguida –La apremió
sonriendo-. Temo por mí pescuezo, como le diga a tú madre una vez más que no se
porque no cogías el teléfono –Abrió la puerta del coche-. Y por cierto, ya me
contarás que ha ocurrió con Santino. No parecía muy contento cuando llegué
junto a vosotros.
-No le ha gustado mi nuevo
apellido –Reveló sonrojándose un poco al recordar el beso que le había dado
éste.
-¿Te ha dicho algo más? –Alzó una
ceja al ver el sonrojo de la chica.
-Mmm… -Se puso aún más nerviosa-.
Esto… -Miró hacia otro lado un momento.
-Que idiota –Rió el hombre-. Ya
me contarás, se que debes estar muy confundida por su presencia aquí. Venga,
vayamos ha comer y hablamos del Aston y horarios –Le guiñó un ojo antes de
introducirse en el interior del vehículo.
¡Madre mía! Pensó conduciendo de
camino al hotel bajo el caloroso sol. Era obvio, que la calma había tocado fin.
Sino, que se lo preguntaran a su tensión arterial que seguro se hallaba por las
nubes con el beso de Santino.
¿Le decía a su madre que había
recibido su primer beso? Se preguntó girando a la izquierda en una avenida,
siguiendo al coche que conducía Henrí. Mejor que no, pensó con cierto fastidio.
No tenía quince años para ponerse hablar de ello, lástima que no tuviera a
ninguna amiga cerca… Pero tampoco creía que fuera buena idea, pues tal vez se
ponía en evidencia al confesar un hecho como aquel a sus veinte y un años. Si
mal no recordaba, todas habían comentado sus aventuras en el instituto. Y por
aquel entonces, a ella le daba igual. Renegaba del amor, resguardándose en el
taller de su padre. En resumen, mejor guardarse aquella experiencia para ella
misma. De seguro que su madre creía que se estaba rindiendo ante el amor, si le
hablaba del beso. Pero es que resultaba un tanto frustrante, el no poder
compartirlo con nadie. Y no creía que si tío se refiriera a algo como aquello,
cuando le preguntó antes si había ocurrido algo. Conclusión, se lo comía ella
solita.
Volvió a ponerse un poco
nerviosa, cuando accedían por la rampa del parquin. No sabía si Santino se
hallaría allí esperándolos. Y si era así, su tío no podía reaccionar mal. Era
uno de los pilotos que estaba bajo su mando, y en teoría se había portado bien
con ella. Fuese su destino, y que ella renegara por el momento de él, no
implicaba a que el hombre fuera desagradable con el piloto. ¡Y sí! Se hallaba allí en compañía de su
amigo. Los dos estaban hablando, mientras Santino se bajaba del coche. Era
obvio, que también había llegado al tiempo que ellos, aunque hubiera salido con
unos minutos de diferencia.
Sin mirar en su dirección,
dirigió la moto a su plaza libre, para bajarse veloz de ella y encaminarse
hacia su tío, quien por suerte dejaba el coche justo en la entrada del parquin.
Cerró y dándose cuenta de la situación, la abrazó y caminó con ella hacia el
ascensor. Pero tuvieron que esperar a que bajara allí, dado que no quedaría nada
bien el ir de repente por las escaleras de emergencia. Y sí, los atraparon. Quien
saludó primero, fue su tío a los pilotos logrando que el compañero de Santino
empezara una charla con él, dejando en segundo plano al otro piloto que
simulaba escuchar, pero que no dejaba de sonreír al ver como ella no apartaba
la mirada del panel informativo que había a un lado de la pared del ascensor.
Subieron los cuatro solos, con
Sandro y Henrí charlando sobre el circuito. Ella, había sacado como excusa el
móvil del bolso y miraba los mensajes antiguos, para no tener que mirarlo a él.
Pero de repente, es como si el amigo de Santino se diera cuenta de su presencia
en aquel cubículo.
-¡Ey, sirenita! –Llamó su
atención riéndose-. ¿No volviste a tener ningún tropiezo?
-Yo… -Se sonrojó completamente al
ver a su tío mirar de uno a otro completamente confundido de que ya lo
conociera-. No…
-¿Tropiezo? –Se interesó Henrí.
-Santino se tiró en el día de
ayer con la ropa puesta a la piscina del hotel, al ver que ella se cayó dentro
del agua y tardaba en salir –Informó con humor consiguiendo que su tío abriera
los ojos alarmado y Santino soltara una sonora carcajada al ver el apuro de la
chica-. Creo que mi compañero lamentó no poder darle el beso de la vida a ésta
bella sirenita–Guiñó un ojo en broma.
-¿Cómo no eh sido informado de
ese pequeño accidente Jaimie? -Se giró a
ella con mirada acusadora y completamente confundido-. Por cierto… ¿Cuántos rescates
llevas ya? –Se dirigió al piloto con humor y moviendo la cabeza en gesto negativo.
-¡Henrí! –Protestó ella indignada
y completamente abochornada.
-Con el rescate de hoy, van tres…
-Respondió Santino con brillo divertido en la mirada, en el momento que las
puertas del elevador se abrían en recepción y caminaban todos hacía allí, para
hacer entrega de las llaves de los vehículos.
-¿Hoy hubo otro rescate? –Alzó divertido
Sandro una ceja, y mirando de forma especuladora a su amigo.
Gesto, que no le pasó a ella para
nada desadvertido. Aquello se estaba volviendo peligroso, mejor hacía algo.
-Creo que voy a tardar un poco en
ir a comer –Se giró hacia su tío-. Quiero darme antes una ducha y hacer las
llamadas por teléfono.
-Mmm… -El hombre captó que lo
hacía para evitar que se sentaran con ellos ha comer-. Me parece bien, luego te
llamo yo y te comento mis planes para el resto del día –Sugirió.
-De acuerdo, si no me ves
aparecer en el restaurante es que me entretuvieron más de la cuenta –Hizo una mueca,
dejándole las llaves de la moto para que las entregara él y así poder marcharse
dirección a su dormitorio, lejos de Santino-. Hasta luego –Se despidió de todos
sin detenerse a mirar la expresión de los dos pilotos.
Tras haber caminado de forma
apresurada por los pasillos, llegó a su dormitorio entrando veloz para cerrar
la puerta tras de sí, sin fijarse si él venía tras ella. Le daba igual, solo
quería poner la barrera de las cuatro paredes entre ellos dos. Y lo había
logrado, respiró profundamente mirando la apetecible cama.
Oh oh, se le empiezan a cerrar las puertas a esta niña jejeje.. my buen capo brujisss
ResponderEliminarSe está poniendo interesante, sip Santino tenemos un problema, pero un apellido diferente no es nada, t{u siguela besando y ya.....
ResponderEliminarQuiero más, la regla de un capi por semana no me gusta!!!!
¡¡No tiene oportunidad ninguna de escapar!! jiji
ResponderEliminarsi por fin la beso ya era hora y no me habia dado cuenta de cuantas veces la habia salvado va a romper recor, ya las extrañaba espero pasar mas seguido por aqui les mando muchos besos y apoyo a nata por lo menos un capitulo por semana
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