martes, 24 de abril de 2012

Locura de amor, 3° parte



Capítulo 12



En los últimos meses la vida de Sara había sido muy placentera, el dolor por la pérdida ya no le resultaba insoportable y las pesadillas nocturnas se habían desvanecido. Definitivamente estaba mucho mejor, había recuperado peso y sus padres se alegraban de su nuevo estado de ánimo.

Y lo mejor era que pese a todos los pronósticos había logrado salvar su amistad con Max, dos meses antes después de haber hecho el amor con él , todo parecía haberse destruido, sin embargo habían dejado aquella noche atrás y habían logrado seguir siendo buenos amigos.


Salían a comer o a pasear los fines de semana, escuchaban música o iban al cine y sobretodo charlaban mucho. Excepto de Alex, Sara había decidido que ya no hablaría de Alex con él, no estaba muy segura de por qué había tomado aquella decisión, pero las últimas veces que había mencionado a su esposo muerto frente a su vecino, había sentido que la atmósfera entre ellos cambiaba.

Y ella no quería cambios, había descubierto cómo seguir viviendo pese a todo y le gustaba aquella vida tranquila y sin sobresaltos. A veces aun tenía la sensación de vivir en un sueño, de que las verdaderas emociones no la tocaban, pero después de todo era lo mejor…las emociones muy fuertes causaban grandes dolores y ella no podía soportarlo.

Cada vez que el recuerdo de Alex se colaba en su mente , ella se quedaba sin aliento.

-Sara- llamó Estela y aquel llamado fue de lo más oportuno, había territorios en los que no quería adentrarse.

-¿Sí?

-Llegaron las flores nuevas,¿me ayudas a acomodarlas?

-Por supuesto – dijo Sara y se encaminó hacia su compañera que sostenía grandes ramos de flores.

Estaba acomodándolas cuando tomó el paquete de las fresias.

El perfume dulce invadió el aire , lo impregnó todo y Sara se sintió descompuesta. Repentinamente corrió al baño, acuciada por las nauseas.

-¿Te encuentras bien? – preguntó Estela

-Sí, el aroma era muy fuerte…

-Sara , el aroma es el mismo de siempre.¿Estás segura que estás bien?

-Sí, me debe haber caído mal la comida…o algo así, nunca me afectan los aromas.

Ella amaba los distintos olores de las flores y aunque era sensible a ellos no lo era hasta el punto de descomponerse.

Eso nunca le había pasado antes, excepto…una vez…,sólo una vez antes había sentido nauseas con los perfumes.

Había comenzado con ramo de lirios que Alexander le había llevado.

Sara se cubrió la boca con las manos esperando contener el grito que le surgió.

No podía ser, no era posible,no podía estar embarazada.



Unas horas más tarde sostenía incrédula una prueba de embarazo que demostraba que era muy posible, demostraba que esperaba un hijo.

Definitivamente aquella noche se pasión con Max no podría quedar en el olvido tan fácilmente.

Sara movía la cabeza como si él hecho de negarlo sirviera para cambiar algo, estaba muy confundida, ella no había esperado un hijo. El sólo hecho de pensar que una nueva vida crecía dentro de ella la aterrorizaba, los recuerdos volvían a su mente.

Una vez había deseado con toda su alma ser madre, había seguido atentamente cada cambio en su cuerpo, había imaginado al bebé…pero había muerto antes de llegar a nacer.

Sólo una vez había deseado ser madre y era porque aquel bebé era hijo del hombre que amaba con todo su ser, pero los había perdido a ambos.
Ahora no se sentía preparada, aún así se llevó la mano al vientre.

Lo hubiera planeado o no, un bebé venía en camino

Un bebé de Max.



Alex golpeó la puerta pero nadie atendió, era extraño pues Sara lo había llamado diciéndole que necesitaba hablar con él.

Tan pronto pudo abandonar su trabajo había corrido hacia allí y ahora nadie atendía.

Su voz se notaba rara cuando le habló, “¿se encontraría bien?”.Preocupado volvió golpear la puerta, al no obtener respuesta movió el picaporte y entonces se abrió.

-Sara …-llamó suavemente preocupado por el hecho de que la puerta estaba sin llave.

Apenas avanzó unos pasos y la vio , estaba en el sofá con la mirada perdida. Asustado llegó hasta ella.

-¡Sara!...¿qué sucedió? ¡Sara mírame! – casi gritó mientras la tomaba por los brazos.

-Max…

-Ya estoy aquí , dime qué pasa- insistió al tiempo que se sentaba a su lado.

-Yo…- dijo ella y él pudo ver la angustia en su mirada

-Por favor Sara. Me estás asustando mucho. Dime que te pasó

-¡Ay Max! Estoy embarazada…- confesó ella y las lágrimas llenaron sus ojos

-¿Emb..embarazada?- preguntó él sin poder creer lo que oía. Sara esperaba un hijo suyo…porque no había otra opción. Estaba conmocionado porque para él era una noticia feliz, un hijo con la mujer que amaba era la mayor felicidad del mundo, pero no necesitaba ser muy inteligente para darse cuenta que ella no estaba feliz.

Lo cierto era que él era el culpable, con la urgencia del deseo, no había pensado en cuidarse y ahora Sara pagaba las consecuencias, además no sabía como aquel nuevo embarazo repercutiría en la salud de ella.

Deseaba creer que ese hijo era el milagro que necesitaban ..o al menos era un lazo inquebrantable entre ellos, sin embargo estaba aterrado de lo frágil que parecía ella.

Además no podía evitar comparar el pasado con el presente. Recordaba perfectamente la vez que ella le había dicho sobre la llegada de su primer hijo, estaba radiante, era toda alegría y felicidad con sus ojos verdes chispeantes de orgullo y planes. Aquella Sara era muy diferente a la mujer que tenía en sus brazos, ésta parecía desesperada.

-¿Qué haremos? – susurró ella entre lágrimas y aunque la garganta se le cerraba por la pregunta que tenía que hacer, encontró las palabras pues lo único que le era importante era el bienestar de ella.

-¿No quieres tenerlo?-preguntó y ella inmediatamente se llevó las manos al vientre en forma protectora.

-Yo sí lo voy a tener – contestó a la defensiva.

-Muy bien, yo también lo quiero - le aclaró él con una sonrisa de alivio.

-Yo no lo esperaba, yo …sólo me imaginé como madre de los hijos de Alex.No…-dijo ella pero repentinamente sus palabras se vieron cortadas por un torrente de lágrimas.

-Tranquila Sara, todo estará bien – la consoló él mientras la abrazaba con fuerza.

La dejó llorar hasta que notó su cuerpo laxo y supo que había sido derrotada por el estrés emocional y el cansancio. Estaba dormida con los rastros de lágrimas marcándole el rostro.

La cargó en brazos y la llevó hasta su dormitorio. La acostó y la besó en la frente mientras corría el cabello de su frente.

Aquello era una pesadilla, deberían estar disfrutando de aquel momento, agradeciendo la nueva oportunidad que se les daba de ser padres y sin embargo no era así.

Sara estaba triste y él no sabía qué hacer, de hecho tenía que apelar a toda su voluntad para no abrazarse a ella con fuerza.

-¿Por qué no me ves? –susurró cubriéndola suavemente con la manta.

Luego se quedó vigilando su sueño y se marchó antes de que ella despertara.

Necesitaba estar sola y él tenía un deber urgente que cumplir, las circunstancias se imponían así que tuvo que hacer varias llamadas para concertar una cita inevitable. Cuando Sara despertó, lo primero que vio fue una nota junto a su almohada.



Llama al trabajo y di que no te sientes bien. Descansa .Te dejé preparado el desayuno, come mucho porque necesitas de todas tus fuerzas. No te preocupes por nada. Nos vemos más tarde. Cuídense
Sara no pudo evitar sonreír cuando vio “el desayuno”.Había de todo.Una jarra grande de Jugo de naranja fresco y una jarra de lecho, no había café, frutas, tostadas, croissants , y sandwichs varios. Max iba a hacer que engordara antes de tiempo, una vez más tocó su panza , allí donde crecía su hijo y recordó la última palabra de la nota de él “Cuídense”.No se había referido solo a ella , sino también al bebé. Todo saldría bien, encontraría la forma para que así fuera.
Las cuatro personas reunidas en su oficina lo miraban con la boca abierta y Alex no pudo evitar sentirse tan nervioso como si fuese un niño. De golpe un hombre se levantó del sillón desde el cuál lo miraba y él supo que más que hablar tenía ganas de darle un golpe                                               . -¿Cómo pudiste hacer esta estupidez?¿Acaso no te dijo el médico lo que un nuevo embarazo podría causarle a Sara? Su estado es muy frágil ahora…a qué estabas jugando. –Expresó furioso el padre de Sara                                                                                                                                                             –Cálmate por favor. –Intervino su suegra                                                                                                 – No fue a propósito, sólo sucedió. –trató de explicarse él ante sus padres y sus suegros.                   -Eres un hombre grande para una excusa tan pueril, debiste cuidarla más… -insistió su suegro y él sintió remordimiento al recordar aquel hecho, sin embargo no quería renunciar, no podía ser culpable de amar a su esposa                                                                                                                                                    . -Ella está viva y yo también, es mi esposa y la amo, sólo quiero permanecer a su lado, ¿es un crimen tan grande? - se defendió Alex                                                                                                                  -Cuando la pones en peligro sí…está al borde de la locura Alexander. – continuó implacable el padre de Sara .
 –No voy a dejar que nada le suceda.
 -¿Y cómo piensas evitarlo?
 -No lo sé, pero ya maté a un hijo y destruí a Sara…
 -¡No Alex! – exclamó su madre apenada al escucharlo culparse de tal forma.
 –No voy a dejar que nada les suceda esta vez, voy a cuidarlos y no me importa nada más.No voy a darme por vencido.
–No lo hagas – dijo de pronto la madre de Sara acercándose a él y el muchacho levantó la cabeza mirándola con los ojos grises llenos de dolor
- Yo…
-No te des por vencido Alexander- continuó ella
 -. Si mi hija te dejó acercarte y está esperando un hijo tuyo es porque en algún lugar de ella lo sabe, sabe que eres tú .No me importa como lo haces pero desde que regresaste a su lado recobró el brillo de su mirada y ha vuelto a ser un poco ella misma. Sé Max, embarázala o lo que tú quieras pero no dejes de intentarlo Alex, por favor.
 –Gracias – dijo él tomando la mano de su suegra-
- No voy a dejarla ir.

Capítulo 13



-¿Qué se supone que diga? –preguntó Paul tomando un trago del café que Alex acababa de servirle.

-Espero que me felicites…Sara no está muy feliz y nuestros padres no saben qué pensar, así que espero que al menos tú me felicites.

-Felicitaciones hermano, en serio espero que seas muy feliz.

-Gracias.

-¿Y qué harás ahora?.

-Aferrarme a ellos Paul, y amarlos a Sara y a mi hijo. Amarlos mucho.
Sara había hecho caso al consejo de Max y había pedido el día en el trabajo . El malestar del día anterior ya se le había pasado, pero aun tenía muchas cosas que pensar y sobre todo debía hacerse a la idea de que esperaba un hijo. Escuchó música y trató de relajarse , pero sólo estuvo tranquila cuando sintió que golpeaban a la puerta. Sabía que era Max y ella necesitaba aclarar muchas cosas con él.
Cuando le abrió , se dio cuenta que venía cargado de bolsas. Sara no tuvo que preguntar que contenían, obviamente era comida, mucha comida.
 -¿Es que se va a acabar el mundo y nadie me aviso? – preguntó ella con una sonrisa.Había estado muy ansiosa, pero extrañamente al verlo allí los nervios se evaporaron.
 -Pensé que no te vendría mal un poco de comida. – dijo levantando las bolsas casi como disculpándose
. - Estoy embarazada, no desnutrida. –le aclaró la mujer
 -Lo sé. – dijo él y su mirada se desvió hacia la panza de Sara
 -Pasa Max, necesitamos hablar. – dijo ella y le ayudó a acomodar las bolsas de mercadería en la cocina para luego sentarse los dos.
-Yo.. –dijeron los dos a la vez y sonrieron nerviosos.
 -Te escucho – dijo él cediéndole la palabra.
 –Hay algo que quiero aclarar, no tienes que hacerte cargo Max, lo que sucedió fue un accidente y yo no te culpo ni nada parecido. Soy una mujer adulta y puedo arreglármelas muy bien…
 -Es mi hijo Sara – intervino él con seriedad-
 -Lo sé , pero…
 -Voy a cuidarlos y no por obligación o sentido del deber, sino porque quiero hacerlo..
 –No tenemos esa clase de relación Max, ¿qué pasará si te enamoras algún día? Si..
 – No sucederá.- afirmó categóricamente
- Sé que no me amas y que esto no es lo que hubieras elegido, pero por favor Sara, déjame acompañarte y permíteme ser padre de mi hijo. Había tanta emoción en la voz de él, que ella no pudo negar aquello que pedía. Después de todo , no podía negarle a su bebé. Además sabía que él era un buen hombre y que sería un buen padre también. Lo sabía. Asintió con la cabeza y lo vio sonreír aliviado.
-Debo decirle a mis padres – dijo Sara más para ella misma que para él
. -¿Quieres que te acompañe? -No, prefiero hacerlo sola. Luego te presentaré a ellos. Desde ya me disculpo por lo que va a suceder, no te la pondrán fácil. Pero vas a gustarles
. -Seguro que sí – la animó él mientras guardaba para sí sus verdaderos pensamientos. Otra charada más , mientras las líneas entre realidad y ficción se hacían más difusas. Pero no importaba, nada importaba porque no estaba solo, tenía a Sara y al hijo que esperaban y mientras así fuera él podía hacer cualquier cosa.
Al día siguiente Sara se ocupó de contarle a sus padres lo del embarazo, también decidió contarle a los padres de Alexander. No quería que ellos se sintieran traicionados, aunque ella misma no podía evitar aquella sensación de haber engañado al hombre que amaba. Alex ya no estaba y ella esperaba el hijo de otro. Fue más fácil de lo que esperaba, ambas familias la alentaron y le dieron su apoyo, instándola a seguir con su vida. Jamás volvería a estar completa y no podía sentir por Max lo que sentía por Alex, pero ahora tenía un motivo para no bajar los brazos, la vida que crecía dentro de ella merecía tener una madre entera, una que sonriera y no viviera arrasada por la pena. Le debía eso al bebé.
En los días sucesivos, Max la iba a buscar al trabajo para almorzar y la acompañaba tanto como podía que era casi todo el día. Incluso fue con ella al medico y al salir de la consulta le compró un montón de vitaminas que el profesional había aconsejado. Por suerte la sensibilidad ante los olores se le había pasado, porque si no tendría que haber dejado su trabajo, aunque debió decirle a su jefa y a sus compañeras de trabajo lo del embarazo, era mejor a que se enteraran cuando fuera inevitable. Todos la felicitaron y asumieron que su relación con Max era la de una pareja enamorada común, a Sara le pareció mejor dejar que lo creyeran. Lo cierto era que ellos seguían siendo amigos y nada más, cada uno vivía en su casa aunque compartían mucho tiempo. Esa situación cambió el día que Sara se desmayó.
Era sábado y Alex había ido a buscarla para dar un paseo, nadie respondía a su llamado..y como cada vez que no obtenía respuesta de Sara, se preocupó.Probó a ver si la puerta estaba abierta como la vez anterior, pero no tuvo suerte. Golpeó una y otra vez hasta que el mal presentimiento que tenía se le anudó en el estómago. Cuando la desesperación le ganó, fue hasta la ventana y con una piedra laja de la entrada destrozó el vidrio, entró con rapidez y la encontró desvanecida en el suelo.
-¡Sara! – la llamó tomándola en brazos, al tiempo que buscaba su celular para llamar a urgencias, pero ella comenzó a abrir los ojos y él volvió a respirar.
 -¿Max?
 -¿Estás bien?.
 – Sí, sólo me desmayé.
 -¿Sólo te desmayaste?. Casi me matas del susto..
 –Supongo que me bajó la presión. ¿Cómo entraste?.
 –Digamos que tu ventana necesita un arreglo urgente…
 -¡Max!.
 -Vamos, te llevaré al sofá- dijo él y la levantó en brazos.
 -Ya estoy bien…
 -Pero podrías no estarlo, ¿imaginas lo que hubiera sucedido si te caías al bajar las escaleras? ¿ o si te golpeabas con algo?.
 -No voy a pensar en lo que no sucedió.
 -Sara, no puedo pasar por esto de nuevo. Ven a vivir conmigo.
 –Max, yo…
-No lo malentiendas, sólo estoy pidiendo que vengas a mi casa para que no estés sola, estaría mucho más tranquilo. Es una casa grande, tendrás tu propia habitación y estoy seguro que podemos vivir sin incomodarnos. Quisiera estar cuando me necesites y no tener que romper una ventana o no dormir de noche pensando si estás bien.
 -No sé si estoy lista para esto.
 –Podemos intentarlo, siempre puedes cambiar de opinión si no te sientes cómoda.
 –Déjame pensarlo ¿si? -Por supuesto, no quiero presionarte. Sólo quiero cuidarte. Bueno, voy a buscarte un jugo y creo que postergaremos el paseo…
 -¿Ibas a invitarme a salir?
-Sí pero cambiaremos de planes, ¿qué te parece una maratón de películas y pop corn?- preguntó guiñándole un ojo.
–También suena tentador – contestó ella resignada pues el mareo la había dejado débil.

Finalmente tras mucho pensarlo , y las sutiles pero incansables sugerencias de Max, Sara aceptó mudarse para vivir con él.
–Por suerte, no tuvimos que contratar un equipo de mudanzas – dijo Sara mientras lo seguía llevando una caja con sus CD ,única concesión que él había hecho., no le había permito mover nada, mientras él y un muchacho que había contratado trasladaban las cosas de ella del departamento hasta la casa de al lado.
–Si hubieras vivido más lejos, creo que no te lo hubiera propuesto – dijo él con una sonrisa mientras entraban a la casa.
 -¡Lo sabía! – dijo ella sonriendo mientras él dejaba la última caja en el suelo.
 –Bueno…¡Bienvenida! ¡bienvenidos! , mejor dicho. – aclaró con una sonrisa más amplia aún. Sara nunca lo había visto tan feliz y esa alegría se le contagió.
 –Gracias Max, estamos felices de estar aquí. Aunque debo decir que si no hubieses tenido un precioso jardín no hubiese aceptado.
 –Interesada – contestó él, mientras su corazón se atrevía a anhelar un nuevo comienzo.



Capítulo 14



Sara estaba sorprendida de lo fácil que le resultaba vivir con Max, se adaptaba a la perfección uno al otro.

La semana anterior él había conocido a sus padres, todo había ido bien, aunque entre su padre y Max había habido cierta tensión que ella no alcanzó a descifrar. Su madre estaba encantada, igual que con la noticia del bebé.

Max y ella se turnaban apara cocinar, aunque a la hora del almuerzo en general él la invitaba a comer afuera.

Aquel día habían salido de la consulta del medico.

-¿No crees que es muy chiquito? – preguntó Sara mirando la ecografía

-El médico dijo que todo estaba bien, no tienes que preocuparte.

-Pero es que…-dijo ella desviando la mirada hacia su panza que aún se veía plana.

-Dale tiempo, estás de poco tiempo…pronto parecerás una ballena – le dijo él tomándole una mano.

-Si sigues alimentándome como lo haces , no tengo dudas- contestó ella y se aferró a la mano de él, cada vez era más fácil dejar que Max se acercara.

Cuando llegaron a la casa , después de viajar en un atestado autobús Max la llamó.

-Sara , ven, tenemos que hablar – dijo él demasiado serio y ella se preocupó

-¿Algo va mal?. ¿El médico te dijo algo? –preguntó alarmada

-No, nada de eso. Ven aquí – insistió señalando la silla frente a él.

-¿Entonces qué sucede?

-He estado pensando y tendremos que hacer algo respecto a tu fobia a los autos…

-Max.

-Lo siento cariño, pero ya no podremos depender del servicio de transporte publico y pronto tampoco podrás hacer grandes distancias a pie.

-Yo…

-¿Qué haremos cuando sea el momento del parto Sara?.No puedo llevarte al hospital caminando…ni podemos hacer que coincida con el horario del autobús…necesitaremos ir en auto.

-No puedo hacerlo.

-Eres valiente Sara y yo voy a estar contigo – dijo él y pensó que aquello le resultaba tan difícil como a ella, tendría que reunir todo su coraje para volver a conducir llevando a su esposa y a su hijo.

-Está bien…sé que tienes razón en cuanto a lo del parto, pero podemos dejarlo para más adelante.

-No, no podemos esperar a que llegue el día. El estrés sería malo para ti y el bebé, quiero que lo intentemos…

-Lo pensaré Max.

-Bien, me conformó con eso.

-¿No vas a insistir?

-No Sara, eres lista ahora te toca resolverlo tú.

-Ja, eso es peor.

Sara sabía que Max tenía razón, nunca antes se había atrevido a pensar en volver a andar en auto. Además nunca lo había necesitado, había organizado muy bien su vida sin necesitar un auto y hubiese podido seguir así el resto de su vida, pero ahora todo había cambiado.

No podía seguir ocultándose, ni podía seguir huyendo porque había alguien más importante que ella.

Ahora estaba su bebé.

La primera vez que había sentido los latidos en la consulta con Max a su lado, había sentido una oleada se amor por aquella criatura. Un amor tan intenso como había creído que nunca volvería a sentir otra vez.

Y haría lo que fuera por el bien de su hijo, así que tendría que ser valiente aunque aun necesitaba un par de días para hacerse a la idea.



-¿Sabes?; nunca pensé que tú y yo tendríamos una relación clandestina – dijo Paul a Alex mientras se sentaba frente a él en la oficina.

-Muy gracioso Paul.

-Ja ja, es cierto amigo, no me dirás que no tiene algo de divertido esto de vernos en secreto.

-No no lo tiene- contestó Alex y Paul pensó que era verdad. Después de todo el hecho de que no pudieran verse como antes era la enfermedad de Sara. Ella no podía verlo cerca de Alex.

-¿Y qué le has dicho sobre tu familia? ¿Y tus amigos? Ha de parecerle raro que siempre estés tan solo.

-En realidad no, le dije que mis padres viven en otra ciudad, y también mis amigos… ya que me mudé aquí no hace mucho.

-¿ Y te creyó?

-Bueno, si me lo creí yo mismo..no veo por qué Sara dudaría –contestó Alex con tristeza.

-Alexander,¿seguro que no quieres una copa?

-Hey, estamos en mi trabajo…sigue con el café mejor. Estoy bien Paul, no tienes que preocuparte. Si estoy junto a ella estoy bien.

-Sí, pero debes perder todo lo demás…quiero decir cuando el bebé nazca ni tus padres podrán visitarte…

-Eso no es verdad, ella los quiere así que los invitara a conocer a su hijo.

-Alex, pero todo es una mentira y ni siquiera puedes vivir con ella como con una esposa real.

-Paul…ya te lo dije antes. No puedo vivir sin ella , así que está bien. Además, quizás mejore…tal vez algún día todo esté bien – comentó Alex y Paul adivinó que su amigo no creía esas palabras que decía.

-Sí , es verdad. Llegará ese día- asintió para confortarlo y cambio de tema.

Alex llegó agotado aquel día a la casa, se había recargado de trabajo para no pensar. De hecho lo hacía mucho últimamente. Cada vez le era más difícil conformarse con la relación que tenía con Sara.

Sin embargo llegar a casa y encontrarla allí aliviaba su alma. Nada importaba, ningún sacrificio, ninguna mentira. Podía resignar hasta su propia identidad por ella porque era lo único real en su mundo.

-Hola Max, tenemos que hablar.- dijo ella al verlo entrar.

-¿Pasó algo?

-Sí…-dijo ella con una sonrisa disipando cualquier preocupación

-¿Sara?

-Decidí que sí. Voy a volver a andar en auto..

-¿En serio?

-Sí , es más práctico que planear un parto de acuerdo al horario de los autobuses.

-Buena razón – dijo él con una sonrisa- ¿Qué te parece el sábado?
-Perfecto- le correspondió ella con una sonrisa.

-¿Qué hay de comer?-preguntó finalmente y ella rió

-Oh, ya me extrañaba que no preguntaras…-dijo ella divertida y sirvió la cena.


Cuando el sábado llegó tanto Sara como Alex estaban ansiosos, así que él decidió que lo mejor era salir en la mañana porque sino estarían estresados todo el día pensando en el momento que debían enfrentar.

-¿Lista? – preguntó él y ella asintió.

-Lista Capitán

-Bien espera un ratito entonces – le dijo y llamó por teléfono.

-¿Max?

-Sólo diez minutos Sara…

Diez minutos después sintieron el ruido de una bocina y él la hizo salir. Había un remise afuera esperándolos.

-Creí que iríamos en tu auto …- comentó ella confusa.

-No, esta primera vez no. –contestó él mientras le abría la puerta para luego entrar y sentarse junto a ella.

-No lo entiendo…

-Si yo conduzco no podré hacer esto –dijo él y le tomó la mano- quiero estar contigo esta vez y me distraería…la próxima vez iremos en mi auto.

-¿Cómo sabes que habrá una próxima vez?

-Tú no te echas atrás Sara.-le contestó y ella sonrió conmovida por la ternura de él.

-Bien, vamos a dar una vuelta – dijo Max y le dio las indicaciones al chofer.

Ella estaba tensa y usaba todas sus fuerzas para no permitir que las imágenes del accidente vinieran a su mente, instintivamente tenía una mano protegiendo su vientre. Cuando creía que los nervios eran demasiado sintió la calidez de la mano masculina sosteniendo la de ella .

Max estaba allí, ayudándola a vencer aquel miedo. Incluso había pensado en contratar un remise sólo para estar a su lado, previendo lo que sucedería.

Él sostenía su mano.

Él le daba fuerzas.

Todo estaba bien.



Capítulo 15
Hacía ya una semana del experimento con el remise y los dos habían sobrevivido. Ahora Sara podía volver a andar en auto, Max se encargaba de llevarla al trabajo cada día y luego irla a buscar.
-¿Sara? ¿Qué hora es?- preguntó Alex desde la puerta. Lucía medio dormido y con el pelo revuelto. –Las dos. - ¿De la mañana? – preguntó él asombrado- ¿Qué haces despierta?
- Galletas de chocolate.-respondió ella mientras él se acercaba.
 -¿Galletas?. ¿Un antojo?.Debiste despertarme, yo te hubiese ido a comprar.
 –No quería compradas, sino caseras. Las que hace mi madre, por suerte tenemos todos los ingredientes, así que no hay problema.
-¿Te ayudo? .
 -Mejor ve a dormir, no podrás trabajar mañana.
 –Está bien, ya me desvelé. –
Lo siento… -
No hay problema, si mi hijo quiere galletas eso haremos. Además ya me tentaste a mí. A Sara ya no le resultaba raro que Max se refiera al bebé de esa forma, ya era natural pensar en él como el padre de su hijo. De hecho verlo allí a media noche ayudando a hacer galletas le despertaba sentimientos confusos. Confusos por intensos, porque eran algo que no creía que podía sentir. Era algo parecido a la felicidad.
 -¿Las pongo a hornear? – preguntó Max y ella asintió.
 –Bien, en media hora estarán.¿Te preparo un café? – preguntó ella.
 –Leche caliente mejor, sabe mejor con galletas de chocolate y me imagino que es lo que tú vas a beber. –contestó él mientras introducía la bandeja de galletas en el horno
. – Dos ordenes de leche caliente entonces.
Una media hora después estaban saboreando galletas de chocolate con grandes tazas de leche caliente.
– Muy ricas – dijo él mientras le limpiaba unas migajas de la boca a ella. Aquel breve gesto hizo que una corriente eléctrica corriera por el cuerpo de Sara, durante el tiempo que habían vivido juntos ella había tratado de no pensar en cómo habían llegado a aquella situación. Pero allí estaba de nuevo, la atracción era innegable y una mínima caricia sin intención de aquel hombre le causaba un terremoto. Él pareció notar su incomodidad porque empezó a hablar de cosas triviales para distraerla. Finalmente se fueron a dormir cerca de las tres y media de la mañana, en realidad Sara tardó un poco más porque había muchas cosas dándole vuelta en la cabeza. Una vez que todo empezaba a ser normal, volvía a cambiar. Sin embargo algo en el interior le decía a Sara que eso era estar viva, sentir los cambios, vivirlos y no huir.
Sara había optado por trabajar sólo durante el turno de la mañana, no quería exigirse demasiado y tal vez a causa del pasado cuidaba al máximo su embarazo.
Cuando Max volvió temprano del trabajo, la encontró durmiendo sobre una tumbona en el jardín. -¿Sara? – la llamó él , pero ella estaba profundamente dormida – Esta es la consecuencia de tus galletas nocturnas , a ver bebé si dejas dormir más a tu mamá- dijo él mientras posaba ligeramente su mano en la panza de ella. Luego con mucho cuidado la cargó para llevarla adentro.
 –Mmm, ¿Max?.-preguntó somnolienta mientras se acomodaba contra el cuerpo de él.
 –Sí, te llevo a dormir adentro. El jardín refrescará pronto, descansa no te preocupes.
 -Gracias –le contestó y volvió a dormirse.
La llevó a su dormitorio y la recostó con delicadeza, se quedó contemplándola unos minutos, estaba preciosa. Quería abrazarla , amarla…pero ya había aprendido la lección, no quería sólo un cascarón vacío. Quería que ella sintiera algo por él, quería un lugar en su corazón. Era paradójico que para tener un lugar en él debiera desplazar su propio recuerdo, pero estaba acostumbrado a aquel sinsentido de tener celos de sí mismo.
Sara despertó un par de horas más tarde algo desconcertada, hasta que recordó que Max la había traído del jardín. Se levantó y lo encontró en el comedor.
 -Hey, ¿ya despertaste?.Deberías dormir otro poco…
 - No, ya estoy bien. Igualmente en un rato seguro tendré sueño de nuevo, me la paso durmiendo últimamente.
 –Bueno, es normal.¿Quieres un jugo de naranjas? – preguntó él señalando lo que bebía.
–Sí, gracias –aceptó Sara.
Unos minutos después él se acercó a traerle la bebida y ella sintió el aroma del jabón tras la ducha reciente y al ver el cabello húmedo sintió deseos de hundir sus manos en él. Últimamente le pasaba muy seguido, se sonrojó como una adolescente.
 -Sara,¿te sientes bien?.-preguntó él. -Por supuesto – contestó dándole un sorbo a su vaso de jugo.
Recientemente se había acostumbrado a pasar su tiempo con Max, así que cuando él no estaba cerca como aquella tarde, se sentía inquieta. Así que para distraerse decidió hacer una limpieza general, la casa se mantenía bastante bien por lo que no requeriría mucho esfuerzo, sólo ordenar un poco y quitar el polvo.
Una vez que terminó con el comedor y la cocina, se encargó de los dormitorios. Pocas veces había entrado a la habitación de Max, recorrió despacio el lugar mirando cada detalle.Tardó unos minutos en darse cuenta de lo que realmente buscaba allí, buscaba algo de la esposa de él…una foto, algo que le dijera quien era la mujer que él amaba tanto. No encontró nada, no había ninguna huella. Tal vez como ella , que no conservaba cosas de Alexander más allá de un par de camisas, él guardara el recuerdo en su corazón. Ella no necesitaba nada que le recordara a Alex pues lo tenía todo el tiempo consigo. ¿A Max le sucedía lo mismo? No iba a preguntarle, porque algo en su interior le decía que no quería oír su respuesta.
Cuando Max volvió del trabajo la casa estaba reluciente. Más que alegrarlo, le hizo fruncir el ceño. –Hola Max. –Sara , no debiste trabajar tanto. Yo podría haberte ayudado.
–No me esforcé mucho, sólo barrí un poco. A propósito una de las persianas del comedor no funciona.
 –Bien, mañana la arreglaré.¿Ya cenaste?
 -No , te esperaba a ti. –dijo ella y él sonrió complacido.
Después de la cena y una vez que terminaron de lavar los platos, Max la llamó a su lado.
–Espera aquí, tengo algo para ti…-dijo él mientras iba a buscar un pequeño paquete de regalo. Al abrirlo Sara se encontró con unos diminutos zapatitos azules.
 –Max… -musitó ella mientras los sostenía en la mano. – Sé que no querías comprar nada aún , pero ya han pasado tres meses y cuando los vi no pude resistirme. No hay que temer Sara, nuestro bebé estará bien.
 – Sí – dijo ella mirándolo a los ojos y se dio cuenta que en verdad confiaba que así sería- ¿Azules?.Dijiste que querías una niña – le comentó emocionada.
 – Pero tú dijiste que era un niño, así que confío en ti.
 –Gracias Max, gracias por todo
. –Gracias a ti Sara – le contestó y ella sintió que el pecho se le cerraba por la emoción, él estaba inclinado junto a ella y la pregunta que no dejaba su mente se le escapó de los labios.
 -¿Aún la amas? A tu esposa…
-Sara, sé que tú no puedes olvidar a tu esposo y que es a él a quien amas.Yo nunca voy a pedirte más de lo que tú puedas dar, pero no quiero que estés confundida , quiero que sepas la verdad. -dijo poniéndose serio
 –La mujer que amo eres tú Sara.
 –Pero…-titubeó ella confundida por la intensidad de él.
–Te amo Sara –repitió y suavemente la besó. Luego se apartó de ella y se marchó antes de hacer algo irreversible. Ella se tocó los labios donde aún ardía el beso de él y se tocó el corazón que latía desenfrenado por aquellas simples palabras.Aquella noche no pudo dormir porque lo único que podía hacer era sentirse abrumada por los sentimientos. “Te amo , Sara”


Capítulo 16



Afortunadamente era sábado porque no había dormido muy bien en toda la noche. Se despertó tarde y sintió algunos ruidos, se imaginó que Max estaba arreglando la persiana rota. A propósito se quedó un rato más en la cama, no sabía muy bien como enfrentarse a él. No sabía lo que sentía por aquel hombre que se había metido en su vida. Se acarició el vientre y en silencio se disculpó con su hijo, se disculpó por mentir, porque en realidad sí sabía lo que sentía. Era otra cosa lo que le generaba dudas, ¿Podía sentirse así por dos personas al mismo tiempo?

¿Podía enamorarse de Max sin dejar de amar a Alex? ¿Cómo era posible?.

Finalmente se levantó, no podía ser tan cobarde. Fue al comedor y entonces lo vio entrar.

Estaba herido.



Había estado arreglando la persiana, hasta que uno de los ganchos metálicos le había hecho un corte profundo en el brazo. Entró maldiciendo mientras se quitaba la camisa para tapar la hemorragia, se acercó al grifo de la cocina y entonces sintió el grito.

Sara estaba detrás de él mirándolo totalmente impresionada.

-Sólo es un corte Sara, no te preocupes – dijo mientras se limpiaba la sangre y ella lo miró sin reaccionar.



Había sangre, Max había entrado a la casa lastimado, su brazo tenía sangre.

El cuerpo de Max estaba cubierto de sangre, no, el cuerpo de Alex estaba cubierto de sangre. Alexander estaba herido, Alexander estaba frente a ella y su cabeza empezó a dar vueltas mientras un montón de imágenes se yuxtaponían.

Gritó y cayó de rodillas.



-¡Sara!, estoy bien, no es nada ¡Sara! – dijo él acercándose y como ella no respondía se arrodilló a su lado.

-Alex…-murmuró ella y entonces él lo supo, supo que por fin lo veía.

-Sí mi amor…-contestó y ella empezó a llorar desconsolada. La abrazó contra sí y la sintió murmurar.

-Nuestro bebé…-instintivamente él supo que no se refería al niño que venía en camino sino al que habían perdido la noche del accidente.

-Tranquila Sara, tranquila, déjalo ir…ya está bien amor. Estoy contigo….Tendremos otro niño –dijo suavemente y los pensamientos de Sara comenzaron a ordenarse.

Alex era Max. Alexander estaba vivo y el bebé era suyo, esperaban otro hijo.

El llanto comenzó a amainar y entonces lo miró, lo miró sin poder creer. Acarició su cara, su amada cara .Recorrió lentamente cada rasgo con la punta de los dedos, temiendo que se esfumara con el contacto.

-Estás vivo, estás acá..

-Sí Sara, siempre – le contestó y ella lo abrazó con fuerza y luego lo besó. Se apartó un segundo para verlo y volvió a besarlo y él correspondió a su beso.

Se quedaron sin aliento mientras todo lo que habían reprimido salía a la superficie.

-Hazme el amor Alex…- susurró ella contra los labios de él.

-Tú, aún no…

-Te necesito ahora, por favor…-insistió y él la tomó en brazos para llevarla a la cama.

Si era un sueño ninguno quería despertar.

La amó lentamente , con reverencia mientras ella no dejaba de repetir su nombre una y otra vez.

Sara Besó la cicatriz que marcaba su torso como queriendo borrar cualquier herida, cualquier dolor.

-Lo siento – dijo mientras acariciaba las huellas que la tragedia había dejado en su cuerpo y él la besó para callarla.

-Todo está bien – dijo él con una leve sonrisa y la siguió besando.

Se amaron con los ojos abiertos, mirándose el uno al otro en cada momento, para asegurarse que era real, se contemplaron mientras sus cuerpos se unían, mientras el placer los elevaba.

Se amaron como sólo dos personas que se aman pueden hacerlo, uniendo cuerpos y almas. Reteniéndose y liberándose.



Mucho tiempo después ella descansaba sobre su pecho, le gustaba sentir el sonido de sus latidos.Le gustaba sentirlo vivo.

-¿Estás bien? – preguntó él ya que acababa de contarle todo lo sucedido

-Sí, pero tengo miedo…

-¿Miedo?.Yo no voy a dejarte Sara. Cuidaré siempre de ti y del bebé y de mí mismo para poder tenerte en mis brazos hasta que seamos muy viejos. Lo prometo Sara, no voy a irme a ningún lado.

-¿Y yo?. Estuve loca Alex, no podía reconocerte.

-Sólo estabas confundida.

-Mi mente estaba perdida. Cuando te vi herido aquella noche, me perdí en la oscuridad. ¿Qué pasará si sucede de nuevo? ¿Quién asegura que no voy a volver a confundirme? ¿ Y si enloquezco y me pierdo de nuevo?-preguntó asustada.

-Eso no va a pasar…y si pasa no tienes que temer Sara. Porque donde sea que vayas , yo iré contigo. Si te pierdes te traeré de regreso. Seré Alex, Max o quien tú necesites que sea, pero nunca voy a dejarte ir…Te amo.

-Te amo Alex, te amo , te amo, te amo…- respondió ella y siguió diciéndolo mientras el deseo los envolvía de nuevo.



Epílogo

Sara entró a la amplia cocina y vio su madre que terminaba de hornear unas deliciosas galletas -¿Sabes dónde está Max? – preguntó -En el jardín creo – le contestó la mujer sin volverse a mirarla -Gracias – contestó la joven con una sonrisa -Hija , dile que venga a comer alguna galleta de chocolate cuando lo veas

-Lo haré – respondió ella y salió de prisa

Sara caminó lentamente hasta llegar al jardín, lo primero que notó fue la fragancia de las rosas, luego vio la ancha espalda del hombre que amaba y observó como la luz del sol le daba reflejos a su cabello. Sonrió con dulzura y se acercó a él.

-Max – llamó y el hombre se dio vuelta.

-Así que aquí estas – exclamó y el niño que estaba en brazos del hombre estiró sus manos hacia ella.

-¡Mami! – dijo mientras su padre lo depositaba en el suelo .

-Te estaba buscando, ve adentro tu abuela quería darte unas galletas de chocolate.

-Sí – exclamó el pequeño y luego de darle un beso a su madre corrió al interior de la casa. Ella siguió acercándose al hombre que la miraba con amor.

- ¡Hey tú! – dijo él con una sonrisa- ¿no piensas venir a besarme?

-Por supuesto Alex, voy a llenarte de besos – le contestó ella a su esposo.

- Max sigue amando las galletas de chocolate, ¿verdad? – preguntó él mientras la abrazaba.

-Sí, desde aquella madrugada en que tuve el antojo…¿lo recuerdas?

-Por supuesto.- dijo él y la besó. Los recuerdos estaban allí, también todo lo que había sucedido , pero el dolor había sido superado y relegado al pasado. El presente era la felicidad que compartían.

-¿Cómo voy a recompensarte por todo lo que hiciste por mi? ¿Por todo lo que soportaste? – dijo ella mirándolo con amor.

-Ámame – pidió él

-Siempre. – le contestó Sara

- Y esta vez dame una niña que se parezca a ti – agregó Alexander mientras acariciaba el vientre redondeado de Sara.

-Hecho- prometió ella y lo besó.






8 comentarios:

  1. OHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Me gustó!!!! Me encanta poder decir siempre estas palabras de tus historias. Impregnas amor y pasión en tus novelas, es increíble. ME arrastras hasta dentro de ellas, para quedarme con cierto vacío una vez que ya terminó todo... Triste por no poder vivir ninguna situación más con tus personajes. Por ello, te pido una cosa....

    Escribe, escribe, escribe!!!!!!!!!!!!!!!

    Besos abuela!!!! jejeje

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    Respuestas
    1. Gracias EJ, en serio es grandioso que me digas eso. Y prometo hacer lo de escribir escribir escribir si tú haces lo mismo y lo de abuela...no te contesto porque arruino el romanticismos.

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  2. Me quede suspirando, me encanto verdaderamente felicidades me encantan tus historia y la forma en la q podemos identificarnos rapidamente con los personajes, gracias por compartir estas historias con nosotras.

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  3. Gracias a ti Kriss por leerla y por dejar un comentario alentador siempre, es algo que me gratifica mucho.

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  4. No tengo palabras...
    Sigue escribiendo, tus historias como las de las demas sis son emocionantes.
    Muchas gracias
    Besos

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  5. Mil gracias Yola...con semejante apoyo, seguiré escribiendo.

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  6. Que relato tan emotivo, me aguo los ojos varias veces... definitivamente hermoso nata..... me encanta como escribes!!!!!!

    ATT: Lari

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Lari, es muy alentador leer los comentarios!!

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