sábado, 22 de octubre de 2011

Ganar el perdón, capítulo 18


Cuando Victoria entró a su oficina, Nick apenas levantó la mirada.
-¿Qué sucede, Vic? – preguntó.
-Esto – dijo ella y puso la revista sobre el escritorio.
-Ah, la viste...
-¿Qué piensas hacer Nick?
-Ya hice lo que tenía que hacer, Kate va a quedarse en mi casa, y mi abogado se encargó de bloquear a la prensa.
-¡¿Qué hiciste qué cosa?! ¿Metiste a esa mujer en tu casa? ¿Vas a dejar que te arruine la vida de nuevo? ¡No puedo creerlo!
-Es la madre de mi hija.
-¡No pongas excusas tontas Nick, siempre has sido insensato cuando se trata de ella!
-Victoria, cálmate. Sólo quiero que Thery no salga herida.
-¿Es verdad, o quieres tener a esa mujer cerca? – preguntó angustiada.

-Eso es algo que yo resolveré, no es asunto tuyo.
-Es asunto mío, me importas Nick, siempre me has importado.
-Victoria , no empecemos con eso de nuevo...
-¿Por qué? Nunca me has dado una oportunidad, Nicholas, a lo largo de estos años has tenido alguna que otra mujer.
-Sólo han sido cosa de una noche, Vic, ¿acaso eso es lo que quieres? Nunca podría tratarte así.
-¿Y por qué no me das la oportunidad de ser algo más? He estado a tu lado siempre, esperando que me mires, pero nunca lo has hecho. ¿Y ahora llevas a esa mujer a vivir contigo?
-Lo siento, Victoria, siempre has sido sólo una amiga para mí. Y para bien o para mal, para mí la única siempre ha sido Katherine – dijo él y la mujer lo miró con los ojos llorosos.
-No dejaré que vuelvas a equivocarte, Nick – le dijo y se marchó.
Nicholas se sentó y respiró profundo. No le gustaba herir a Victoria, pero tampoco podía mentir, ni mentirse a sí mismo más tiempo. Porque lo que había dicho era verdad, siempre la única que había despertado sus sentimientos, la única mujer que había significado algo para él, había sido Katherine.


Durante la tarde Katherine se traslado a la casa de Nick, apenas llegó vio a los guardias de seguridad en la puerta de la mansión. Era muy claro que cuando había hablado de proteger la intimidad, lo decía muy en serio.
Además había avisado a la escuela que Thery se ausentaría un par de días, ella no estaba de acuerdo con eso, no creía que fuera necesario alterar la normalidad de la niña, pero ya estaba hecho. Por otra parte, la pequeña estaba más que feliz de poder pasar esos días en casa, junto a sus padres.
Kate, en cambio, sentía un poco de aprensión al volver a aquel mundo donde los tres convivían como si fueran una familia verdadera, era como si entrara a una ilusión de lo que podría haber tenido si su relación con Nick no se hubiera tornado una pesadilla.
Aún así, había aceptado de la misma forma insensata en que Alicia había seguido al conejo hasta el país de las maravillas y ahora no sabía qué le depararía el futuro.
Sus temores se dispersaron con el correr de los días. Podía ser madre durante 24 horas aunque debía compartir a Thery con Nicholas , aún así disfrutaba los rituales cotidianos.
La Sra, Bliss mantenía distancia y la dejaba hacer todas las tareas que antes realizaba.
Katherine incluso había suspendido las clases de pintura que daba, y tenía prácticamente todo el día para estar junto a su hija, charlaban y jugaban mientras el vínculo que tenían se fortalecía.
Nicholas iba a trabajar pero procuraba volver temprano para almorzar y cenar junto a ellas, incluso llegaba más temprano y se les unía para ver una película o jugar con Thery.
Kate se había acostumbrado a verlo correr en el jardín con la niña o leyéndole cuentos para que durmiera. Y a veces, cuando hurgaba en su interior, se daba cuenta que ya no podía odiarlo, el resentimiento que le tenía se había esfumado.
Los días pasaron, Nick aún no había descubierto nada, pero al menos había bloqueado a los periodistas, no quería que nadie investigara y sacara a la luz el doloroso pasado de Kate. Los días se le hacían cortos, no veía la hora de salir del trabajo para llegar a su casa y encontrar a Katherine y a Thery, usualmente estaban riendo embarcadas en alguna pequeña aventura o juego. Un día las sorprendió en la cocina horneando galletas, con la ropa llenas de manchas y una sonrisa amplia en el rostro, otro día las encontró disfrazadas bailando en el salón, y por suerte ya no se sentía un extraño en aquellos momentos, ahora podía unirse a ellas y sentirse feliz.
Era sábado así que luego de dar un paseo,  los tres se habían puesto a armar un gran rompecabezas en la sala.
Thery estaba a punto de colocar la última pieza cuando llamaron a la puerta, la empleada fue a abrir y una mujer entró. Kate y Nick se quedaron congelados mirando a la mujer, sólo Thery reaccionó corriendo hacia ella y los sacó del estado de sorpresa.
-¡Abuelita! – gritó la niña y se lanzó hacia la mujer que la recibió con lo brazos abiertos.
-Hola mi princesa – saludó la madre de Nick con calidez, mientras abrazaba a la pequeña.
Kate volvió a ponerse a la defensiva y Nick se puso de pie extrañado, no esperaba una visita de su madre y las valijas que ella portaba lo intrigaban.
-Hola, madre – saludó él acercándose.
-Hola, querido.
-¿Qué haces aquí?
-Ayúdame a entrar las valijas y en seguida hablamos de ello.- le dijo y él asintió, algo había sucedido y no era nada bueno, estaba seguro de eso.
-Abuela, está mi mamá – dijo la niña entusiasmada y tomándola de la mano arrastró a la mujer hacia Kate- ¡Es mi mamá!
-Se parece a ti, es muy bella – dijo la mujer mirando a Kate.
-Soy Katherine Holly, la madre de Thery – dijo ella sin saber a que se enfrentaba.
-Sí, se parecen mucho. Soy Lucía, la abuela de Thery – dijo y le sonrió brevemente. Kate asintió brevemente a modo de saludo. La mujer la miraba de una forma extraña, en un primer momento pensó que era aversión, luego descubrió que era tristeza.
-¿Madre? – insistió Nick que empezaba a ponerse nervioso. La mujer se inclinó hacia su nieta.
-Thery, traje algo para ti, pero lo dejé en el patio. Busca a la Sra. Bliss y ve a jugar, yo quiero hablar un  rato con tu papá y tu mamá- le dijo y la niña asintió con obediencia.
Cuando la niña hubo salido y quedó claro que pasaría un buen rato entretenida con el cachorro de caniche que le había traído, la mujer miró a Nick y Kate.
-Madre, me dirás de una vez qué estás haciendo aquí y qué son todas esas maletas.
-Voy a divorciarme de tu padre, así que me quedaré un tiempo aquí.
-¿Vas a divorciarte? ¿Qué sucedió?- preguntó extrañado, sus padres siempre habían sido muy unidos y en el círculo en el que se movían un divorcio no era muy bien visto.
-¿Podemos pasar a tu escritorio? – preguntó la madre.
-Vamos, discúlpanos Kate, pero...- se disculpó él pero su madre lo interrumpió.
-No, ella debe venir, es algo que los dos deben saber – dijo la mujer y se encaminó al despacho de Nick mientras la seguían.
-Explícate, ¿por qué vas a divorciarte y que tiene que ver con nosotros? – le dijo su hijo que ya había perdido la paciencia.
-Siéntense primero –dijo con calma.
-Habla madre.
-Primero, quiero que sepas que yo no lo sabía, Nicholas. Lo descubrí ayer, cuando Victoria fue a casa.
-¿Victoria? – preguntó él.
-Fue de visita y escuché su conversación con tu padre. Él fue quien le robó la niña a su madre, tu padre y Victoria inventaron esa gran mentira para separarte de Katherine.
-Madre...qué estás diciendo...- preguntó pálido y tuvo que agarrarse al respaldo del sillón.
-Ella nunca te abandonó a ti ni a tu hija. Fue tu padre.
-¡Por Dios!- exclamó él y la mujer aprovechó para dirigirse a Kate que los miraba sin articular palabra.
-Nicholas no lo sabía , debes creerme, él creyó lo que le dijeron, no tuvo nada que ver con esto. Y yo tampoco. Cuando él nos habló de ti, me opuse, creí que no eras suficientemente buena para él, tanto su padre como yo queríamos que se casara con Victoria, pero yo soy madre, nunca hubiera consentido lo que hicieron, nunca  te hubiera quitado a Thery.
-¡Es un maldito monstruo! – gritó Nick.
-Por eso lo dejé.
-¡¿Mi padre?!..Todos estos años, ¿cómo pudo? – no lo podía creer, sentía tantas cosas opuestas, pero mayormente se sentía asqueado. Su propio padre le había arruinado la vida, tanto a él como a Katherine. Se volvió a mirarla y la vio llorar. Se acercó y se arrodilló delante de ella.
-No lo sabía , Kate, tienes que creerme, no lo sabía ...-dijo desesperado.
-Te creo , te creo Nick – respondió ella al ver el tormento en los ojos de él.
-¿Victoria aún está allá? – le preguntó a su madre.
-No, sólo fue a hablar con tu padre para decirle que estabas viviendo con Katherine y regresó ayer mismo, yo tomé un vuelo esta mañana. Supongo que ella debe estar en su casa. – dijo la mujer y Nicholas salió de prisa del despacho, entonces su madre cayó en la cuenta de lo que él planeaba.
-¡Nicholas! ¡Nicholas! – lo llamó pero él ya se había marchado.

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