jueves, 22 de septiembre de 2011

Ganar el perdón, capítulo 11



Nick no podía concentrarse en su trabajo, los últimos días había tenido que cruzarse muchas veces con Kate y además ya no sabía qué pensar al respecto.
La relación de Katherine con la niña parecía ser sincera, había algo indescriptible cuando estaban juntas, y eso lo alteraba. ¿Era posible que Katherine se hubiera arrepentido de vender a su hija? Y si ese fuera el caso, ¿qué iba a hacer? ¿Iba a darle otra oportunidad para que fuera la madre de Thery?
No lo sabía y eso lo ponía de muy mal humor, de hecho había probado distintas acciones, desde mantenerse alejado para que tuvieran tiempo a solas y no tener que ver a la mujer que más despreciaba hasta llevarse el trabajo a casa para mantenerla vigilada, pero el dilema siempre era el mismo.
Su deber era desenmascararla, debía saber la verdad que escondía Katherine Holly. Y esa noche era la ocasión perfecta, era la exposición que le había comentado el detective. Iba a ir , necesitaba verla en otro ambiente, saber quién era ella cuando no luchaba contra él y cuando no estaba cerca de Thery.

Para su sorpresa la exposición era en una de las galerías más lujosas y exclusivas de la ciudad, incluso se debía contar con una invitación pero él era Nicholas Laurent, así que no tuvo problema para entrar.
Había mucha gente, pero quedó atrapado por las pinturas que colgaban de las paredes.
Katherine tenía talento, además había algo en los cuadros que lograba conmover.
Se reproducían imágenes de miradas, algunos paisajes que parecían salir del confuso territorio de los sueños, y retratos de mujeres, de niños.
Nick se paró frente a uno donde una mujer anciana tenía sus brazos como si acunara un niño, pero estaban vacíos y ella miraba a la distancia hacia un camino desierto.
El título de la obra era “Mirando el pasado” y los ojos de la anciana eran azules, era una mirada que él reconocía, sin embargo la expresión era desgarradora.
Se sintió incomodo, como si estuviera contemplando algo muy intimo, algo que él no debía observar, así que se apartó de los cuadros y buscó a Kate con la mirada.
No demoró mucho en encontrarla, la gente se acercaba a felicitarla y había un grupo de hombres rodeándola. Ella llevaba un vestido corto negro, el cabello recogido y tenía una copa en la mano, se la veía bella, seductora y al mismo tiempo inaccesible.
Uno de los hombres se inclinó a decirle algo cerca del oído y Nick se sintió muy molesto, se dijo a sí mismo que era la actitud de ella lo que le molestaba pero en realidad le molestaba que la mujer recibiera tanta atención.
Su memoria le jugó un trucó y la recordó sonriendo con calidez, en sus brazos, recordó la pasión y la dulzura. Sacudió la cabeza para borrar aquellas imágenes y tomó una copa que le ofrecía un mozo.
Se apoyó una columna y siguió observando a Kate, uno de los hombres, un famoso y joven banquero le extendió una tarjeta, él enfureció. No quería explicarse porque, bebió de un trago el champán, y vio como ella se alejaba a saludar a otro grupo de gente.

Los asistentes se habían marchado, la exposición había sido un gran éxito, había recibido el reconocimiento y elogio de los críticos presentes además de muchos encargos.
Katherine estaba feliz, fue a buscar su abrigo y  luego de saludar a la curadora, se dispuso a marcharse. Antes de salir, se paró un instante frente a una de sus obras, recordó el sentimiento de dolor que había tenido al pintarla y agradeció que ya no existiera, el dolor pasado era una huella pero su hija lo estaba desvaneciendo.
De pronto percibió una presencia junto a ella y lo confirmó cuando escuchó su voz.
-Así que siempre te han interesado los hombres ricos, ¿por eso te interesé yo? – preguntó Nick y ella se giró hacia él.
-¿Qué haces aquí, Nicholas?
-Quería ver tus cuadros y quería ver quien eres en realidad...
-Ha sido un día feliz para mí, no tengo ganas de pelear contigo – le contestó y se dispuso a marcharse pero él la sujetó de un brazo.
-¡Suéltame!- protestó Katherine.
-Esta noche has tenido la atención de los hombres más codiciados de la alta sociedad Kate, dime, ¿eso buscabas siempre? Por eso una hija te molestaba, por eso yo te molestaba..
-¡Debes estar borracho, para decir tantas estupideces! No tengo que escuchar esto de ti, déjame en paz...
-¿Cuántos hombres pasaron por tu cama Katherine? Y si era por dinero, yo tenía el suficiente...- dijo y de un tirón la acercó a él y la besó.
El contacto fue mínimo, antes de que ella lo apartara de un empujón.
-¡Maldito bastardo, no vuelvas a tocarme! – le gritó y luego lo abofeteó.
-Katherine...- la llamó él mientras se iba y ella se giró.
-No hubo más hombres en mi vida , Nick. La única vez que amé a uno, resultó ser una basura que arruinó mi vida – dijo finalmente y se alejó.
-Me he vuelto loco – se dijo Nicholas a sí mismo mientras la veía marcharse.

Afortunadamente, Kate no se había vuelto a encontrar a Nick  después de aquella noche. No sabía si era casualidad o si la evitaba a propósito pero agradecía no cruzárselo cuando iba a ver a Thery.
Recordar lo sucedido en la exposición aún la trastornaba, había salido de allí llena de furia y no había dejado de llorar, hasta el amanecer. Odiaba la forma en que él la había tratado, la humillación y peor aún, odiaba que Nicholas Laurent tuviera tanto poder para afectarla.
Pero esa mañana no quería dedicarle ni uno más de sus pensamientos a él, por medio de su abogado y la jueza había logrado que se le permitiera ir al colegio de su hija a presentarse como lo que era, su madre y tutora, luego la traería a su casa para cocinarle.
Retirar a una hija del colegio y prepararle el almuerzo era lo más común del mundo, sin embargo para ella era una gran ocasión.
El colegio privado al que asistía la niña era una de las mejores instituciones educativas, cuando Entró al despacho de la Directora Katherine no pudo evitar sentirse ansiosa. Aquello le hizo pensar una vez más en las diferencias entre ella y Nicholas, ella había asistido a escuelas públicas y nunca se había movido en lugares tan exclusivos, sin embargo él estaba acostumbrado a este estilo de vida y también Thery.
Además cuando la directora la invitó a sentarse, y ella se presentó como la madre de Thery se sintió extraña y la mirada que le dirigió la mujer la incomodó aún más. Sin embargo, se notaba que conocía su oficio así que fue sumamente discreta y no preguntó nada personal, se limitó a contarle a Katherine sobre la institución. Luego llamó a la secretaria.
-Tráeme los archivos de Katherine Laurent, por favor, así completamos con los datos de contacto de la Sra. Holly – le ordenó la mujer a su empleada y Kate quedó confundida.
-¿Katherine? – preguntó  a la Directora y esta tardó un momento en entender a qué se refería.
-Ah, claro para las cuestiones administrativas usamos su nombre completo, no el apelativo.
-Sí, sí , por supuesto – contestó Katherine que no quería demostrar su sorpresa.
La niña llevaba su nombre y Thery era un sobrenombre, nunca se había detenido a pensarlo, ni lo había notado en los papeles que había firmado para los trámites legales. Ni siquiera sabía el nombre de su hija, pero lo que  más la sorprendía era que Nicholas la hubiera llamado así.
Mucho después, mientras le preparaba la comida a su hija se animó a preguntar.
-¿Tu nombre completo es Katherine? – le preguntó a la pequeña que la ayudaba en la cocina.
-Sí, como tú – respondió con una sonrisa  y luego explicó- cuando era más chica yo sólo decía “therine” entonces quedó Thery. Y le dije a papá que era mejor porque sino cuando volvieras no sabríamos a quien llamaba si decía Katherine.
Kate sonrió, su hija era sorprendente.
-Llevas mi nombre...-susurró más para sí misma que para la niña, pero ella le respondió.
-Sí, papá dijo que así siempre tendría algo tuyo y te llevaría conmigo.
Katherine sintió una oleada de emoción que le inundó los ojos de lágrimas, pero esta vez no sentía furia sino algo ridículamente parecido al agradecimiento.

Nicholas se sorprendió cuando la mujer entró a su oficina, no esperaba verla.Ella caminó hasta su escritorio y lo encaró.
-¿Es verdad? Acabo de regresar de mi viaje y lo primero que escucho es que la madre de tu hija apareció, dime Nick, ¿es verdad que dejaste que esa mujer volviera a tu vida? – preguntó enfadada.
-Hola, Victoria, bienvenida – le contestó con calma a la mujer de cabello oscuro que lo interrogaba.

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