Silk había conseguido lo que quería, tenía los exclusivos tejidos de Notte para sus diseños, sin embargo no estaba feliz. Había comido pasteles hasta hartarse en Creaciones Apasionadas y aún así no se sentía satisfecha. Algo estaba mal y no podía explicarse qué, pero cada vez que se ponía a indagar en su malestar, su mente proyectaba la imagen de un par de deslumbrantes ojos verdes.
No podía sentirse así por culpa de Rheet Velvet, no podía estar pensando en un hombre que estaba comprometido, que la fastidiaba y con el que tenía negocios. Pero a pesar de todo esto, no podía dejar de pensar en él, y cada vez que dirigía la mirada hacia los rollos de seda y piel de ángel que acababan de llegar, la sensación empeoraba.
La textura de las telas, la hacían imaginar escenas de caricias y besos. Finalmente, se puso a diseñar prendas, y sin darse cuenta, creó ropa delicada y sensual para una novia, para una mujer que deseaba seducir y ser seducida por el hombre amado.
Cuando regresó a abrir su negocio para el turno de la tarde, se encontró con la cerradura trabada, empezó a forcejear con la puerta, pero sin resultado alguno. Y para empeorar la situación se largó un chaparrón inesperado. Estaba empapada y enfadada, pero no podía dejar cerrado el local, así que siguió peleando bajo la lluvia.
-Creo que la puerta ya ganó…-dijo una voz a sus espaldas y como era de esperarse se encontró a Rheet parado tras ella resguardado por un paraguas.
-¿Qué..?
-Rosa, queda muy bien…-comentó él y entonces notó que la blusa se había empapado y se traslucía su sostén.
-¡Rayos!- protestó ella y él dejó el paraguas a un lado, se le acercó y la cubrió con su propio abrigo.
-Será mejor llamar a un cerrajero. Vamos antes de que se moje más.
-Estoy bien.¿Acaso usted no trabaja?
-Ventajas de ser el jefe.Vamos, la invitó un café –insistió y antes de que ella pudiera protestar la acercó a sí para cubrirlos a ambos con el paraguas y se dirigió hacia Creaciones Apasionadas.
Silk admiraba la cara de su amiga, no revoleó los ojos, ni dejó la boca abierta al verlos entrar al local. Apenas si le dirigió una expresiva mirada que ella podía decodificar significaba “Tienes mucho que contarme”. Ella a su vez le sonrió y se le acercó para pedirle algo prestado para cambiarse la ropa mojada.
- Tengo un sweater, ven conmigo – dijo llevándola a la trastienda del local.Silk le informó a Rheet y éste le dijo que mientras tanto él se comunicaría con un cerrajero.
Además de inoportuno, era insoportablemente capaz para solucionar problemas. La estaba volviendo loca, y en todos los sentidos.
-¿Vas a contarme? –preguntó Candy mientras le alcanzaba la ropa.
-No hay nada para contar, es el dueño de Notte y llegó justo cuando yo estaba en la lluvia. Si me preguntas por qué, la verdad que no tengo la mínima idea. Fin de la historia.
-¡¿Fin de la historia?!,cómo crees.
- ¿Si te digo que está comprometido para casarse?
-Tampoco está casado.-Respondió Candy divertida.
-Aún.
-“Aún”, esa es la clave , Silk querida. Ahora ve rápido allí, no lo hagas esperar.
-¿De qué lado estás?
-Me temo que hoy ganan los ojos verdes.
-Traidora – le dijo mientras salían . Finalmente y a desgano Silk se sentó con Rheet.
- El cerrajero vendrá en una hora, pasará por la tienda y luego vendrá a avisarnos.
-Gracias. ¿Qué hace aquí? –preguntó con brusquedad, aún tenía el agradecimiento atorado en la garganta.
- Voy a ordenar un café…
-No me refería a eso.-contestó ella irritada.
-Lo sé. Si me pasa mi saco se lo digo – respondió él y ella inmediatamente le devolvió la prenda.
-Vine a ver si le habían llegado los materiales y a traerle esto- dijo extendiéndole un sobre que acababa se sacar de su bolsillo.
-¿Qué es?
-La invitación para una exposición de telas que se hará la semana próxima, vienen fabricantes de distintos lugares del mundo. Imaginé que le gustaría ir.
-¿De verdad? ¡Muchas gracias! – respondió ella y esta vez fue completamente sincera.
-De nada. Supuse que la haría feliz.- comentó él y antes de que ella pudiera preguntar por qué le importaba hacerla feliz, llegó Candy a tomar el pedido personalmente.
-Un capuccino y una porción de “Tentación oscura” – pidió Silk.
-Lo mismo. Suena interesante – agregó Rheet sonriendo y en ese momento él fue más que apto para llevar el mismo nombre que el postre. Incluso Candy se lo quedó observando.
-Él va a casarse – dijo Silk de pronto y en realidad era un recordatorio para sí misma. Tanto su amiga como el hombre la miraron por su repentino comentario.
-Me refiero a que puedes ofrecerle tu servicio para bodas, podrías hacerles el pastel si todavía no lo han decidido.- se explicó torpemente.
-Bueno en realidad son las novias quienes suelen elegir. Tal vez a su prometida no le gusten mis pasteles – respondió Candy.
-No es mi prometida aún, pronto. Pero estoy seguro que le encantará que usted haga nuestro pastel de bodas, y si es de chocolate será más feliz aún – dijo él con otra de sus sonrisas devastadoras.
-Bien pueden pasar cuando quieran – dijo Candy y miró a su amiga de una forma amenazadora.
-Lo haremos, gracias.
-Enseguida les traigo su orden.
Tomaron el capuccino, mientras hablaban de cosas varias hasta que llegó el cerrajero para avisar que el problema estaba solucionado.
Silk había ido a ver a un diseñador amigo que se especializaba en trajes de novias y bordados, necesitaba que le ayudara a confeccionar su último diseño “Cielo”.
-Listo, aquí está querida – dijo él alcanzándole la prenda. Era un pequeño camisolín de tela transparente , ajustado al cuerpo y bordado en cristales.
-Gracias Pierre, quedó perfecto.
-Pruébatelo. Necesito ver como queda una vez que está puesto – insistió él.
-Claro que no, no lucirá en mí. Lo probaré en alguna modelo y cualquier cosa te aviso.
-No seas necia, serán sólo unos minutos y nos aseguramos que las terminaciones estén perfectas. Además estamos solos- le dijo y Silk tuvo que aceptar. Lo había molestado para que le hiciera aquel favor y era verdad que debían confirmar que el bordado hubiera quedado bien . Por otra parte dadas las inclinaciones personales de Pierre, ella no tenía por qué preocuparse porque la viera con aquella prenda. Porque vestir ese diseño era prácticamente lo mismo que estar desnuda, apenas con algunas “estrellas” salpicadas por aquí y allá.
-De acuerdo – aceptó y fue a cambiarse.
La chica se miró en el espejo del vestidor, los cristales le daban un efecto irreal, más allá de la diminuta tanga de microtul blanco parecía que no llevaba nada, sólo reflejos que se asentaban en su piel como estrellas caídas. Era un diseño perfecto para una Noche de bodas, daba el efecto de diosa pagana. Silk se sintió conforme con el diseño y con la imagen que devolvía el espejo, si podía conseguir que sus clientas se sintieran como ella lo hacía en aquel momento sería un éxito seguro.
Salió para mostrarle a Pierre.
-¡Es una belleza! – exclamó él al verla.
-Sí y el bordado quedó perfecto.
-Date una vuelta – le sugirió y ella lo hizo, moviéndose de manera seductora.
-¡¡Cielos!! – exclamó una voz ahogada y cuando Silk se giró hacia la puerta, se encontró con la mirada absorta de Rheet.
-¡Ahhhh! ¡VETEEEE!– gritó ella intentando cubrirse.
-Ese es el nombre – dijo divertido Pierre, refiriéndose a la exclamación de Rheet y al nombre del diseño, al tiempo que se levantaba del sillón para sacarlo de la sala.
-Maldición, va a matarme de un ataque..-murmuraba Silk mientras huía a buscar su ropa-
-Ella va a matarme a mí, el corazón acaba de detenérseme – le dijo Rheet a Pierre al escuchar aquellas palabras a través de puerta entornada y el diseñador largó la carcajada.
-¿Se conocen?- preguntó.
-Sí.Eso es…- intentó describir lo que acababa de ver.
-El cielo, al menos es el nombre que ella le dio al diseño. Ahora dime , ¿qué haces aquí?.
-Pasé a hablar contigo sobre el encargo que hiciste, tengo coartada, Pierre. Así que intenta convencer a la señorita Aimes de que soy inocente.
-Lo siento Velvet, pero algo me dice que no me creerá. Vamos a mi oficina, es mejor que me esperes allí, mientras me despido de Silk.
-De acuerdo.
Cuando Pierre entró a la sala, Silk estaba zapateando como una niña de cinco años.
-¡¿Por qué?!¡¡Por qué siempre tiene que ser él!!
-¿Siempre? ¿Rheet Velvet suele verte en estas situaciones muy seguido? – preguntó Pierre divertido y ella se dejó caer en el sillón.
-Sí –gimió en respuesta.
-¡Ay querida, vas a matar al pobre hombre!
-¡Claro que no!
-Claro que sí! Dudo que se reponga por un tiempo de esa visión del cielo que acabas de darle, hasta tuve que servirle agua…
-Exageras –lo acusó ella enfadada.
-Un poco, pero no lo hizo a propósito, fue simplemente una casualidad.
-¿Es que no puede golpear a la puerta antes de entrar?
-Silk , querida, estás portándote como una tonta.
-Lo sé.
-¿Te has preguntado por qué?
-No pienso hacerlo. Me voy a casa , Pierre. Gracias por todo. Luego hablamos.- dijo y simplemente se marchó.
Unas horas después la muchacha estaba atragantándose con pastel de chocolate mientras Candy lloraba de risa a su lado.
-¿Puedes dejar de reírte? – le dijo señalándola con la cuchara.
-En media hora más…-dijo su amiga totalmente divertida.
-¡Candy!
-Ay cariño, es muy divertido.
-No le veo la gracia.
-¿Y dime irás a la exposición esa a la que te invitó?
-No lo sé.
-Te mueres por ir…
-Sí, pero no quiero volver a ver a Rheet Velvet en mi vida.
-Vístete con una armadura y listo.
-Muy ingeniosa –contestó Silk.
- O tal vez puedas diseñar ropa interior de chocolate, yo la confecciono. Podrías llevarla puesta la próxima vez, por las dudas. Estoy segura que eso le daría toda una nueva perspectiva a Velvet.
-Cállate y tráeme otra porción.
-Sí, mi Capitán.
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