¿Qué rayos me dio de
tomar ese día? Acepté algo que en otras circunstancias jamás habría hecho. Sea
lo que sea, me sigue afectando. Ando relajada y tranquila, excepto cuando
recuerdo que acepté esa cena. Sé que otras (la gran mayoría) estarían
encantadas de la vida de poder estar con semejante bombón pero, es que la
verdad sea dicha, no soy cien por cien normal.
Me encuentro
perfectamente cómoda con mi vida, no me interesa añadir complicaciones
amorosas.
Suena cobarde quizás.
No sé, pero en cuanto a Leo soy total y completamente cobarde. El hombre no es
de los que puedan pasar por tu vida de forma desapercibida y fugaz. Digo, es un
enorme peligro potencial, quería decirle Oppa al segundo de haberle visto,
brincarle encima al siguiente minuto y olvidarme de todo ¿Qué otra cosa querré
hacer después de pasar unas horas en su compañía? Seguro rogarle que me haga
suya y me dé un hijo o alguna tontería mayúscula de ese tipo.
Así que tomo el camino
fácil y que nadie me juzgue que solo lo hago en cuestiones del corazón, en lo
demás no, nunca. La vida nunca me ha sido sencilla y siempre, siempre le he
plantado cara, quizás por eso no me queda energía para nada más.
Phoebe está por llamar
y quizás venir por mí en persona, mientras ando en pijama y pantuflas apagando
las luces y cerrando las cortinas haciendo todo lo posible para que parezca que
no hay nadie en mi apartamento.
Oigo el sonido de mi
celular anunciando un mensaje, sé perfectamente de quien es, aun sin verlo.
¿Ya estás lista verdad?
No. Pienso y leo sin
responder.
¿Qué esperas para responder?
Nada. Es que no
quiero.
¡Sabía qué harías esto! ¡Más vale aparezcas en el restaurant
Nat!
Emmmm, creo que no
iré.
Sé que estás leyendo todos mis mensajes. Aparecen las
malditas cosas azules.
Ups. Debí haber
configurado esto distinto.
Leo debe estar por salir. No es posible que le hagas esto…
Leo se repondrá te lo
aseguro, es una cena no nuestra boda por Dios santo. –Esta vez sí que le
respondí, fatal error, empezó a llamarme y ni tarda ni perezosa apagué el
aparatejo.
Escuché ruido en la
puerta y me congelé, con sumo cuidado me acerqué y pegué la oreja, juraría que
eran unos tacones repiqueteando el piso. En menos de dos segundos una llave se
introdujo en la cerradura y alguien empujó con todas sus fuerzas lanzándome de
lleno sobre el duro piso, gemí audiblemente por el dolor en mi cadera. Aun semi
incorporada agarré lo primero que vi, una lámpara. El intruso prendió la luz y
la habitación se iluminó, era Phoebe enfundada en un sexy vestido negro que le
llegaba por encima de las rodillas, unos tacones de vértigo, su cabello en un
moño bajo y maquillaje de noche, de ese que anuncia que vas a divertirte sí o
sí.
- Voy a… matarte. – Gemí de nuevo al
tratar de pararme. – En cuanto vuelva a caminar.
-
¡Ajá!
– Dijo como si me hubiera encontrado en la escena de un crimen.
-
¿Cómo
rayos tienes la llave de mi casa?
-
Prevenir
para no lamentar. Saqué duplicado en cuanto pude hacerlo, sabía que te
acobardarías en el último momento. Sigues en pijama ¿no?
-
¿No
es obvio? También debería ser obvio que quedé paralitica.
-
Serás
exagerada, levántate. Los chicos nos esperan.
-
Creo
que es más que evidente ¡QUE NO IRÉ! – Le espeté enfadada y usando el brazo del
sillón para incorporarme, me senté agotada y la miré con lo más cercano al
asesinato.
-
Irás.
– Dijo la inocente, no sabe que está a punto de ser lanzada de aquí.
-
No.
-
Sí.
-
Inténtalo.
–La reto.
-
Si
no vas… -Empieza y veo un brillo sospechoso en sus ojos.
-
Ajá…
-
…Te
vas arrepentir.
-
¿No
me digas?- Y empiezo a reír. – Y de que me arrepentiré si se puede saber ¿De
perder al amor de mi vida? – Lo digo, pero siento algo raro en mi pecho, como
si algún órgano interno me quisiera avisar de algo que aún no alcanzo a definir
o aceptar, seguro es acidez, no debí haber comido todo lo que comí hace tan
poco. Ignoro la sensación.
-
Quizás.
Pero no me iba poner Drama Queen.
-
Toda
tú eres drama a cualquier hora y en cualquiera de tus canales.
-
Les
diré que vengan hacia acá. –Dice tranquila.
-
¿Qué
dijiste? – Trato de ocultar el pánico en mi voz.
-
Lo
que oíste. Dije que probablemente este sería el plan B, que quizás estarías muy
ocupada y preferirías una agradable cena en casa.
-
Ósea,
ocupada y con tiempo de cocinarles ¿no?
-
Dije
que yo ordenaría el catering… -Sonríe con suficiencia y quiero ahorcarla. Veo
como saca el teléfono del bolso y lo usa como arma. - ¿Quieres que venga aquí o
mejor te arreglas y nos vamos?
-
Más
vale corras, porque no respondo de mis actos. – Amenazo.
-
Llamaré
entonces… -Y hace gesto de hacerlo.
-
¡No!
Está bien, pero después de esto juro que haré algo que probablemente deje a
Ángel viudo antes de tiempo.
- Lo que sea. – Dice y corre hacia mi
habitación y mi armario. – Apresúrate, que tenemos poco tiempo.
Diez minutos después…
Phoebe sigue usando el
teléfono como arma, dice que aún si se lo quito, Ángel estará de inmediato aquí
con Leo, porque si no reciben un mensaje cada cinco minutos es indicativo de
que algo le paso a Phoebe, creo que también asesinaré a Ángel, seguro fue su
idea. Así que estoy enfundada en un vestido rojo oscuro, el mejor de mi exigua
colección, sé que me queda bien y por lo mismo lo reservo para ocasiones
especiales. La loca de mi amiga me sienta y suelta mi pelo mientras le da suaves
ondas a la velocidad de la luz, termina en tiempo record y empieza a
maquillarme pese a mis múltiples amenazas de que no me deje como payaso.
Me veo en el espejo
mientras ella revolotea buscando un bolso de noche y me sorprende ver que he
quedado muy bien, al parecer esta mujer que pronto ahorcaré, sabe lo que hace.
Estamos ya en la acera
buscando un taxi, en cuanto nos subimos a uno soy consciente de lo que estoy a
punto de enfrentar, cualquiera diría que voy a la guerra pero es que la Drama
Queen que vive en mí clama su hora del show.
Cuando paramos frente
al restaurant, se me corta el aliento, Leo charla con Ángel y ríe de algo que
este le dice, es realmente apuesto, va de traje igual que el novio de mi amiga,
es de un tono beige claro, le sienta divino y la boca se me hace agua literal. De
pronto parece que nos presiente y se gira hacia el taxi de donde desciendo casi
a empujones por Phoebe, mi amiga corre a abrazar a su novio y yo me quedo allí
sin saber muy bien que hacer, miro hacia el taxi que se aleja.
- Luces como si quisieras ir allí. – Me
llega su voz y se me pone la piel de gallina me froto instintivamente el brazo.
- ¿Tienes frío? - Dice y hace además de
quitarse el saco, le detengo con un gesto.
-
No
y no. – Respondo.
-
¿Cómo?
-
No
a querer irme y no, no tengo frío. –Mi respuesta parece agradarle y me lanza
una sonrisa de un millón de vatios, parpadeo y esa sensación en el pecho
regresa…
- La noche promete ¿no? – me susurra
Phoebe volviendo a mi lado y no puedo menos que estar de acuerdo con ella.
Ok, tengo el vetsido rojo, un par de hecho listos y preparados.... Te amodoro sis, me he reído mucho!!!!
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