martes, 19 de abril de 2016

HC "El Coso" 2 de 7


Una semana después…

-      Has hecho cosas horribles en tu vida… pero esto se lleva las palmas.
-      Muy graciosa. – Le respondo a Crissa y me niego a darle la razón, el coso no me lo perdonaría. Ella sigue viendo mi “creación” mientras yo estoy simplemente tirada en mi cama.


-      ¿En serio Kendra, era muy costoso para ti comprar un mueble? – Dice y rodea el coso para seguirlo criticando, la muy infame.
-      No estoy precisamente holgada en términos financieros. –Suspiro y recuerdo mi realidad. Llevo mis buenos 8 años trabajando en una Empresa de construcción y diseño, es reconocida y usada por los ricos e incluso famosos puesto que se especializa en crear casas de ensueño. Yo no estoy en el departamento de las famosas casas de ensueño, yo estoy en el primero con que la empresa inició y se dedica a la nada glamorosa tarea de construir puentes y edificios pequeños en ciudades alejadas de la mano divina.
-      Ya deberías tener un aumento y un ascenso. – Dice Crissa y se gira hacia mí.
-      Lo sé, debería…
-      ¿Por qué no cambias de empleo?
-      La pregunta del millón, la cual te he contestado igual un millón de veces. – No hay nada mejor, al menos por lo pronto no lo hay, el llevar ya 8 años hace que mi currículo se vea bien, el tener diez hará que sea inmejorable.

De ser solo una secretaria capturando datos me encargo de mucho más, gestionar permisos, comprar materiales con los mejores proveedores, incluso tiene cinco años que sé hacer planos, mis habilidades al respecto rivalizan con cualquier Ingeniero o Arquitecto del lugar. Que no me asciendan ni nada por el estilo no tiene que ver con que no tenga título universitario, tiene todo que ver con mi némesis: Lucille.

-      Y un millón de veces te diré: ¡mereces algo mejor! Encima tener que soportar a la Devil esa…
-      Lucille…
-      Es un demonio.
-      En eso estamos de acuerdo. – Hace poco más de tres años yo salía con un hombre (David) que trabajaba en unas oficinas aledañas a nuestro edificio.


Sacó de mí toda la información necesaria para saber como ser contratado (nunca información confidencial, claro está pero aun así me usó) donde yo trabajaba, ah, por cierto la empresa se llama Glorius Dreams A.C. (un nombre que en otra empresa sería ridículo, créanme, aquí no lo es) y de un día para otro resultó ser mi compañero de trabajo, curiosamente no me sentí precisamente feliz, pero lo toleré.
Sólo que también de un día para otro descubrí que al mismo tiempo salía conmigo y con Lucille, quien es la hija de uno de los dueños. Al enterarme lo mandé al diablo, ella se enteró de igual forma  pero jamás lo mandó a ningún lado, se quedó con él y a la que quiere mandar al infierno cada que ve, es a mí. Si por ella fuera estaría despedida pero, aunque nadie de los Jefes lo diga jamás en voz alta, soy de mucha utilidad y no por que sea la mejor, sino por que hago el trabajo de tres o más personas y solo cobro lo de una.

-      ¿Segura que en dos años más los dejas? – Me pregunta mi amiga y salta a la cama donde se sienta y dobla las piernas, lista para seguir cotilleando. Y sin esperar respuesta se lanza a su tema favorito de los últimos días. - ¿En serio era así de guapo como dices? – Y vuelvo a recordar al guapísimo hombre que cruzó dos frases conmigo, al cual le sonreí y del cual me alejé sin más, tontamente eso sí, pero creo que ya dije que mejor cobarde y feliz.
-      Mucho más guapo de lo que digo y de lo que te imaginas.
-      ¡No! – Exclama y me rio de su enorme capacidad de concentración cuando hablamos de especímenes masculinos guapos. – No puedo creer que lo hayas dejado ir.
-      No estamos hablando de un pez que tuviera en mi anzuelo o algo así. ¿Qué tal y es un ex de Lucille o algo así?
-      ¿Y que tal es un extraterrestre? – Me responde con sorna. – Lo de ese estúpido y la demonio te ha afectado más de lo que quieres admitir. Siempre le pones peros a cada tipo que se te acerca.
-      ¡claro que no!
-      ¿Ah no? ¿Te recuerdo a Evan? Químico exitoso, trabajando en empresa farmacéutica exitosa, guapo, caballeroso y no sigo porque me entran ganas de golpearte, lo dejaste ir que por que era demasiado rubio.
-      Lo era… - Protesto débilmente.
-      ¿Qué hay de Carlos? puertorriqueño fogoso y súper sexy, ¿Cuál fue la excusa esta vez?
-      No hubo excusas. Solo pasó que no había química.
-      ¡Qué no había que! El hombre tenía química hasta con el gato.
-      Sí, pero la cosa no iba a la inversa, me gustaba pero nada más.
-      ¿Y qué hay de…?
-      No sigas, que tampoco son tantos. Ok, ok – claudico un poco al ver su expresión decidida. – No quiero compromisos, noviazgo o como quieras llamarlo. ¿Qué si me afectó lo de David? Claro que sí, pero lo he superado, pero por lo pronto no quiero obstáculos en mi lucha por llegar a los diez años con la empresa. No quiero más Lucille en mi camino, estoy tan enfocada en llegar a mi meta y desaparecer del radar asesino de la loca esa, que no quiero que nada ni NADIE, me distraiga. Creo que eso sí que puedes entenderlo ¿verdad?
-      Ósea que en dos años vas a mantenerte sin una relación.
-      Ajá.
-      Estás loca.

Al día siguiente…

Soñé puras tonterías, estoy cansada pues por lo mismo no dormí nada bien. No sé si catalogar mis sueños de pesadillas, me niego un poco a ello. Me soñé viejita, encorvada, vistiendo ropa de abuelita de finales del siglo XIX y trabajando en una computadora (Era un sueño ¿que se podía esperar? Mi mente mezcló épocas) mientras Lucille totalmente impresionante, con un cuerpo de infarto enfundada en un ajustadísimo traje rojo brillante estaba atrás de mí con un látigo apresurándome a terminar mi trabajo, blandía la cosa esa y lo azotaba muy cerca de mí, al menos no me golpeó. David reía enfrente mío sentado en una especie de trono y era abanicado por mujeres semi desnudas (todas eran Lucille) y empiezo a pensar que bien podía tener material para un vídeo de algún cantante famoso. Salgo del edificio donde vivo y de inmediato me pongo las gafas por el sol, no es necesario verme en el espejo otra vez para saber que tengo los ojos rojos y cara de haber tenido una noche loca de alcohol y sexo, gruño por lo bajo, no tengo nada de eso desde hace mucho, mucho tiempo. Si llego así a la oficina seré el blanco ideal de Lucille.
Entro a un 7-Eleven en la esquina de la empresa para buscar una bebida energética, no suelo tomarlas, pero no me queda de otra. Voy al pasillo donde están y me paro enfrente y alucino al ver la cantidad que hay en el enorme frigorífico, en todas formas, tamaños y promesas de que te mantendrán al cien todo el día, malditos sueños aterradores, ¿en serio tan traumada me tiene Lucille? Apoyo la cabeza sobre la fría superficie y lo siento tan refrescante.

-      ¿Sabes? Creo que te refrescaría más el que tomaras algo de lo que está dentro.

Esa voz. Maldición. Menos mal que habló antes de que empezara a golpear el frío cristal con mi frente. Justo era lo que iba a hacer.

-      Aunque… ¿no sería mejor un café? – Me sigue diciendo, sé quién es, esa clase de voz no se olvida. El adonis que me encontré cuando quería la pintura para mi coso. ¿Cómo es que nos encontramos aquí de nuevo?

Mi instinto protector (y cobarde, muy cobarde) me dice que me de la media vuelta y corra en sentido contrario, que el propietario de esa voz sería una súper mega ultra distracción para mis objetivos y que seguro tiene su propia Lucille. No quiero saber nada de novias celosas, vengativas, rencorosas… me percato que no me he despegado del cristal y me siento idiota.

-      Ya tomé café. – Y es todo lo que digo al quitar mi frente del cristal, lo digo sin mirarlo siquiera, para no seguir viéndome más tonta, intento abrir la puerta del frigorífico y no puedo, me apoyé sobre la superficie helada con las gafas puestas, estas se han empañado y no veo nada.
-      Déjame ayudarte. – Me dice y con toda soltura y suavidad, me sube las gafas a la cabeza. En serio, quiero ir a mi cama, hacerme bolita y no salir de allí por lo menos en una semana.
-      Gracias. – Digo y pongo pies en polvorosa, ósea me voy a la salida como alma que lleva el diablo.
-      ¡Oye, tu bebida! – me dice al ver que me alejo.
-      ¡El frío de la puerta fue suficiente! – Exclamo sin detenerme y juro que oigo una risa. 

3 comentarios:

  1. YA LO AMO!!! Gracias sis....tu historia es genial, me haces reír y es adorable y tu chico no puede ser más sexys, tus chicos siempre son sexys...QUIERO MÁS y tengo sonrisa de oreja a oreja porque es el aniversario y prometiste que está finalizada!! GRACIAS

    ResponderEliminar
  2. Como te vuelva a ver huir ... te meto un sopapo que te comes entera de morros la puñetera puerta del frigo grrr !Un tío que vale la pena y en vez de refregar tus tetas en el frío del frigo, para que te vea las luces largas puestas y se arrodille... te largas. .. te largas. ... ?pero tu no quieres sacarte el polvo de encima?

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...