No me acordaba que tenía pendiente esta historia, les prometo que no recordaba.
Treinta
minutos después llegaba a casa de su madre… sola. Una llamada de último momento
había hecho que Derian le dijera que pasaría por ella después no pudiendo
quedarse, fue casi cómico lo que eso le hizo sentir y lo que estuvo a punto de
hacer pues casi le reclamó como novia enfadada. Se apretó los labios para no
decir nada y con un asentimiento de cabeza salió del auto dispuesta a complacer
a su madre por unos momentos pero sobre todo deseosa de saber que pasaba con su
padrastro.
-
¡Oh, pero has venido! –Exclamó su madre
al verla, realmente sorprendida. Agradeció que Derian no viera tal reacción
pues de inmediato sabría que ella le había mentido.
-
Hola madre. – Le saludó dándole besos
en ambas mejillas. Una costumbre a su gusto muy snob, sobre todo por que no eran europeos ni nada por el estilo pensó
con una sonrisa.
-
Has venido muy bien. – Le dijo
inspeccionándola de arriba abajo.
-
Gracias madre.- Contestó apretando los
dientes. Siempre era lo mismo y ella no siempre tenía la paciencia para
soportarlo. Sin embargo sonrió sabiéndose observada por los pocos invitados que
había al famoso almuerzo de Grace Mackenzie. El sencillo vestido color lavanda
realzaba su figura y lo sabía, pero sinceramente se lo había puesto sabiendo
que sería observada por Derian no por su madre pero él se la había pasado
hablando por teléfono.
-
Vamos a saludar a los Macallister…
-
¿Dónde está Papá? – Le buscó con la
mirada.
-
Atendiendo una llamada, lo verás
después.
-
Oh, pero si aquí está la dulce Lyla –
le saludaba el padre de Kenan que era realmente amable, lastima que su hijo no
le llegara ni a los talones. Fue bien recibida por la madre también y adivinó
que ambos la consideraban una buena candidata a nuera. Kenan no estaba cerca y
ellos enseguida le llamaron.
-
Hola preciosa. – La saludó su
antiquísimo ex dándole un beso y poniendo una mano demasiado cerca de su
trasero lo que la hizo retirarse discretamente de su agarre. Ella le sonrió forzadamente y trató de
centrar su conversación con los padres, pero estos haciendo de cupidos mal
improvisados los habían dejando solos demasiado pronto y demasiado obviamente.
– Al fin solos. – Había dicho Kenan.
-
Es un alivio el por fin hablarte como
realmente mereces. – Le dijo ella con una falsa sonrisa. – Empezaba a cansarme
de ser amable contigo. – El rió abiertamente y Lyla vio con desespero como sus
padres y su madre los miraban con agrado más que evidente en la distancia.
-
No seas tan mala conmigo. – Le dijo
seductor y ella sonrió con ironía.
-
Hablemos de temas inocuos y que no
tengan que ver con tu necesidad de alardear de tus supuestas proezas amorosas,
no se por que crees que eso puede atraer a una mujer.
-
Es que lo logro créeme.
-
¿Qué has hecho de tu vida aparte de
seducir incautas?
-
Ahora ejerzo una nueva profesión. – Lo
dijo como si se tratara de lo más interesante del mundo.
-
¿Y esa es…?
-
Soy escritor.
Lyla
había tomado una copa de jugo y por poco la derrama por la risa que le provocó
la declaración de Kenan.
-
Así que tú eres el que escribe lo que
viene en la parte posterior de las cajas de cereales.
-
¡Que cruel! – le dijo mirándola con
asombro. – Eres la única que me trata así. Y la verdad es que es refrescante.
-
Si dejaras de intentar seducirme
incluso podríamos ser amigos. – Le dijo con sinceridad.
-
Podría ser divertido. – Concordó
Kenan. – Entonces amiga, ¿sigues saliendo con el perdedor de Marcos?
-
No. – Dijo sin sentir la mínima
necesidad de defender a su ex.
-
Me alegro, no era para ti.
-
¿Acaso eres mi madre? Nunca le agradó,
ni siquiera me preguntó por él en cuanto llegué. Solo deseaba que viniera a
saludarte.
-
Eras demasiado para él, así de
sencillo. Sin embargo, yo soy justo lo que necesitas…
-
¿Ya vas de nuevo? – Le reprendió.
-
Está bien, está bien – Alzó las manos
defendiéndose. – Oye, me pareció verte en la fiesta de caridad de la otra noche
con Marcos precisamente.
-
Yo no te vi. – Le dijo Lyla tensándose
de inmediato. Los círculos de Kenan eran justamente donde ella había sido
apostada y perdida ¿podría saber algo? Se animó a preguntar. - ¿Jugaste cartas
esa noche?
-
No. Se me subieron las copas demasiado
rápido. No me quedé a la partida habitual que se da tras bambalinas.
-
¿Y esas partidas tras bambalinas de que van?-Preguntó
nerviosa.
-
De dinero real entre los que
participan, nada para la caridad. Se hace siempre, al menos hasta donde yo
recuerdo.
-
¿Apuestan solo dinero? – El
nerviosismo de Lyla estaba incrementándose con rapidez.
-
Depende, pueden ser propiedades como
casas, barcos y bienes de ese tipo. No suelo entrar por que se manejan
cantidades realmente grandes y fuertes y mi padre me mataría si pierdo lo que
no me pertenece. – Sonrió pesaroso.
-
¿Sabes algo de la partida de ese día?
-
No, nada. Solo que participó esta vez
De Luca y por eso muchos se retiraron, es un jugador implacable que no suele
perder, tal y como es en los negocios.
-
¿De Luca… Derian De Luca? – Ella ni
siquiera sabía el apellido de quien la había ganado. ¿Sería posible que este
fuera De Luca?
-
Exacto. Seguro sabes algo de él. Se
mueve en nuestro mundo. Bueno, el de él es muchísimo más amplio. Va desde
informática, electrónica y quien sabe que tanto más. Su poder es bastante
amplio. Aunque se sabe poco de él todos quieren hacer negocios con su empresa.
Se dice que siempre consigue lo que quiere y a cualquier costo. Nada ni nadie
lo doblega, cosas de ese estilo se comentan, yo solo creo que es un tipo que
tiene mucho éxito con los negocios y las mujeres y ya.
-
¿Con las mujeres? – Lyla se dio una
palmada mental. De todo lo que podía preguntar ¿sólo eso le interesaba?
-
Claro, no hay semana que no se le vea
con una diferente.
-
¿Por qué no me extraña? – Dijo ella
para sí, recordando la cara de Bruce al parecer acostumbrado a tratar con las
múltiples mujeres de su Jefe.
-
¿Cómo dices?
-
Hay hombres así… ¿vamos a comer? –
Pidió cambiando de tema.
Casi
sorpresivamente pasó una tarde agradable al menos mientras no pensaba en el lío
en el que estaba metida, saludó a su padrastro y este simplemente se mostró
encantado de haberla visto, no pareció preocupado por nada más y a ella eso le
alegró. Después de la conversación con Kenan temía que algo se supiera. Jade no
había aparecido pero sí que le había mandado un mensaje amenazante concerniente
a su vestido, después de leerlo ella sonrió divertida.
-
¿Es de Marcos? – Le dijo su madre que
la observaba.
-
No, es de Jade.
-
¿Por qué no vino contigo tu novio?
-
¿En serio hasta ahora lo preguntas?
-
No es que me preocupara demasiado su
ausencia, ya sabes. –Le dijo sincera.
-
Hemos terminado.
-
Me alegro. – Y se alejó sin más. Lyla
sonrió cansadamente y se dispuso a partir. Se le antojaba acurrucarse en su
sofá y tomar chocolate mientras leía un buen libro. Sin embargo la realidad la
golpeó al recordar su situación.
Proviene
de una familia bastante conocida y bien establecida, se puede decir que
pertenece al círculo exclusivo de la ciudad. Es la primogénita de Grace
Mackenzie e hijastra de Douglas Brown quien la adoptó poco después de casarse
con su madre, se dice que la quiere como a una hija. A diferencia de su media
hermana Jade, ella no trabaja en la empresa de publicidad de la familia. Es
asistente de producción del noticiero matutino de la cadena KBS, no entró por
contactos sino, de acuerdo a sus habilidades. No suele compartir las
actividades de la alta sociedad que su madre y Jade realizan, aparece raramente
en ellas. Su estilo de vida es prácticamente normal si nos basamos en el
estatus social que tiene. Novia de Marcos Frost desde hace 3 años, vive sola, no
se le conocen escándalos y se le considera un excelente partido tomando en
cuenta su buena reputación, su carácter afable y tranquilo y por supuesto el
hecho de que es una de las herederas de Brown&Company.
-
¿Has dicho carácter afable y
tranquilo? – Preguntó Derian incrédulo en cuanto su secretario terminó de leer
el informe que había pedido sobre Lyla.
-
Eso se dice de buena fuente.
-
Tu fuente no la conoce bien, por lo
que veo. – Le dio las gracias al hombre y este se marchó dejándole una carpeta
con todo lo que se sabía de ella.
Sonrió burlón al recordar la manera
impredecible que ella tenía de comportarse, en realidad no sabía que pasaría al
minuto siguiente y eso le eliminaba de golpe el hastío en el que hacía poco
estaba. La había visto desde que entró la primera vez en la sala de juegos,
caminando decidida y muy enfadada pasando por alto el hecho de que muchos de
los presentes la observaban por curiosidad o por apreciación, les había
ignorado fríamente y concentrado en el
pelele que tenía por novio.
Eso
le molestó, que una mujer como ella estuviera con un bueno para nada como
aquel. Lo había visto ignorarla y alejarla. No era mujer para ignorar, alejar y
mucho menos para tratar mal. El vestido se ondulaba sobre su cuerpo a cada paso
que daba, él amparado por las sombras de la estancia le había observado y
analizado cada detalle de su rostro, de sus gestos, de su cuerpo. Al comprobar
que su novio era un idiota, había tendido la trampa y lanzado el anzuelo, había
sido tan fácil.
-
Ya ha perdido mucho. – Le había dicho
cuando ella se había ido por segunda vez y esas eran las primeras palabras que
había emitido en toda la noche, asombrando a los demás pues él no solía ser de
los que hablaban mucho cuando no había por que hacerlo.
-
Puedo recuperarme. – Había respondido
Marcos ufano a pesar de la creciente derrota.
-
¿Le queda algo por apostar?
-
Dos mil dólares. - Y risas apagadas se oyeron por toda la
habitación.
-
La apuesta mínima es de diez mil
dólares. – Dijo alguien.
-
Entonces yo… pero debo intentarlo por
que he perdido demasiado… permítanme hacerlo con esto que me queda. –Pidió un
Marcos suplicante.
-
Yo solo veo que le quedan míseros dos
mil dólares y si tomamos en cuenta lo valiosa que puede ser una mujer entonces,
le queda también su novia.
-
¿Qué quiere decir? – Preguntó Marcos,
pero no con enojo sino con esperanza reflejada en sus ojos. Eso le repugnó y le
animó a proseguir.
-
No sé. No he visto bien a su novia
–Mintió. - Pero si usted considera que vale los cien mil dólares que voy a
prestarle, entonces se los doy. Si pierde le doy diez días para pagarme pero si
esta vez yo soy el que considera que
ella realmente los vale se queda conmigo esos diez días y deuda cancelada
¿entendió? –Un murmullo generalizado demostrando el enorme interés que había
generado con sus palabras se extendió por todos.
-
¿Cien mil dólares? – Preguntó Marcos
con avaricia.
-
Constantes y sonantes. – Le dijo con
sarcasmo.
-
No perderé. –Aseguró ingenuamente.
Derian se limitó a sonreír complacido. Marcos había perdido por supuesto y él
había seguido con la pantomima, Lyla había regresado y el simplemente había
dicho “acepto” para dejar en claro que la tomaba a ella. Y así había empezado
todo.
Mujer cruel al poner tan poco!!! Buiiuuu pero me ha gustado que haya pedido informe de ella. Jejeje
ResponderEliminarcual será su siguiente paso,en cuanto salga de la casa de su madre??? Dime,dime...
BIEN!! Funciona el acoso!! Másssssssssssssssssssssssss! Sabs que ese hombre me puede es uno de los más sexys que conozco!!!
ResponderEliminarDios mio jjajajajaj No me creo que el acoso funcionara, que convincentes somos jejejejeje
ResponderEliminarMe encantó, como siempre, y sobretodo saber más de Lyla :) Y esa sonrisa burlona de él al recordarla?????? Me mató por completo jajaja
Esperando más ;D
besooooooos
Si si queremos más!!!
ResponderEliminarDesapareció el comentario sis... expedientes secretos X de uri blog
EliminarOye!!! No se vale qué hiciste!!! Pobre chica. Que con toda su ilusión pide un capi más, tras un año de parón y el enano estela borra...
EliminarLo que yo digo Nata,se nota que el blog apoya a su creadora!!!
Hay que hacer un boicot...porque yo ansío leer de ojos negros .Y lo pido desde hace mucho....