martes, 24 de diciembre de 2013

El Dulce sabor del amor Capítulo 21

Para mis sisses, en especial esta vez para Big Sis: Nata.


Probar, probar y probar.
Es la clave para que todo al final salga bien.
Nada sale perfecto nunca a la primera.
Apasionadamente rico. K. Candy.

-      Nada sale perfecto nunca a la primera….- Decía Silk siguiendo a Candy por toda el área de cocina.
-      Ajá. – Se limitó Candy a contestar mientras tiraba con todas sus fuerzas una gran cantidad de masa a la mesa.
-      ¿Es que nos vas a escucharme?
-      Te estoy escuchando. – Matizó cada una de sus palabras. – Y debo añadir que me has dicho lo mismo desde que volvimos. Me disculparás si es que lo siento repetitivo. –Dijo ironizando.
-      Él por lo menos tiene derecho a que le dejes dar explicaciones ¿no crees?
-      Bueno, quizás tengas razón. – Candy volteó hacia su amiga y vio como Silk esbozaba una sonrisa tan grande que temió se le saliera de la cara y para evitar tal cosa remató diciendo.- Por supuesto que debo dejar que me explique porque cuando me puso sobre su cama encontré otra mujer entre las sabanas. – La sonrisa de Silk desapareció. - ¿Hay explicación para ello?


-      ¡Claro que la hay! Se equivocó de cuarto esa loca. Tú simplemente saliste de allí y no te permitiste ver que fue una simple equivocación de habitación.
-      ¡Lo único que quiero que me expliquen es porque en este momento pareces más amiga de él que de mí!
-      Porque soy tu mejor amiga no pienso permitir que dejes ir a ese hombre solo por un mal entendido.
-      ¿Mal entendido? ¡¿Mal entendido?! – Explotó Candy. - ¿Desde cuándo encontrar otra mujer en la cama del hombre con el que estás a  punto de hacer el amor es un mal entendido? ¡Desde cuando! ¿tienes una maldita idea de lo que sentí cuando esa estúpida dijo… dijo…? – No pudo más y se echó a llorar mientras Silk la abrazaba. A su favor podía decir que era la primera vez que lo hacía, se había obligado a no permitirse derramar una lágrima por él. Esa actitud la estaba consumiendo más rápido. Tenía ya una semana que todo eso había pasado y ella simplemente era una autómata que caminaba, comía y trabajaba, sobre todo trabajaba. Sin permitirse sentir más.

Sus sueños se estaban realizando con presteza ese día fatídico, debía haber analizado que las cosas no sucedían así, que los sueños rosa de amor no funcionaban de esa manera.
Era alguien que había estado dispuesta a irse a la cama con él y claro, Drake no iba a desperdiciar la oportunidad que ella tontamente le había dejado en bandeja de plata. Si ella no caía, tenía el repuesto esperando desnuda en su cama.
Aun recordaba con dolorosa intensidad los acontecimientos. Él la había tomado en brazos y llevado a la habitación que estaba en penumbras. Ambos reían contentos, excitados y ella por supuesto supremamente feliz, a trompicones habían dado con la cama y él sin mucha ceremonia la había dejado sobre ella, cuando Candy había empezado a acomodarse se topó con una larga pierna que a juzgar por su textura lisa era de una mujer. Paró en seco y exclamó:

-      ¿Qué rayos…?
-      Llegas tarde bebé. – Dijo una voz femenina que imprimía toda la sensualidad que podía a su voz. Drake quedó estático sin decir una palabra. – Dijiste que no tardarías, pero no dijiste que traerías compañía.
-      ¿Qué haces aquí? – Dijo  él por fin.
-      Lo que tú me pediste. –Para entonces Candy había saltado de la cama y se dirigía la puerta. Drake la detuvo con una mano.
-      ¡Suéltame! – Gritó ella dolida y forcejeando por que la liberara, pero él no lo hizo.
-      Espera, esto no tiene sentido. – Suplicó él.
-      Claro que lo tiene bebé. – Replicó la mujer desde la cama – estoy aquí porque  tú así lo querías, no me dijiste nada de un trío, aunque… ella no se ve muy cooperativa.
-      ¿Un trío? – Preguntó Candy furiosa.
-      No… Yo… - Fueron sus últimas palabras porque con la mano libre, Candy le cruzó la cara de una sonora bofetada logrando al fin ser liberada. Corrió por Silk a la fiesta y la arrastró a sus respectivas habitaciones, diez minutos después ella salían del lugar. Drake nunca la alcanzó si es que acaso lo intentó, probablemente estaría revolcándose con aquella tipa sin reparo alguno  y esa era la parte que más le dolía.


Rato después de llorar a gusto y sentada una frente a la otra comiendo helado, Candy por fin le contaba todo a Silk, simplemente le había dicho que las cosas no habían funcionado y que había otra mujer involucrada, no había dado especificaciones ni detalles. Cuando terminó vio la boca abierta de Silk.

-      ¡¿Eso fue lo que pasó en realidad?! – Dijo rato después.
-      Sí.
-      ¿Por qué no me lo dijiste?
-      Apenas podía procesarlo yo, no sabía ni como expresarlo. Lo siento.
-      No… no… la que lo siente soy yo. – Silk lucía distraída.
-      Lo voy a superar, te lo aseguro.
-      No lo dudo. Lo harás. ¿tienes ese pastel que tanto me gusta?
-      Todos te gustan,  ¿Cuál es específico y por qué? – Candy observaba cuidadosamente a Silk que lucía extraña.
-      Pasión Oscura.
-      ¿Tienes que recordármelo hasta por medio de un pastel? – Gruñó Candy.
-      Sólo dame ese, tengo que hacer algo y ya vuelvo.
-      ¿Silk, sabes que luces muy rara?
-      Ah y pastelitos de moka también…
-      Te doy lo que quieras pero, ¿Por qué tienes esa cara de asesina serial?
-      Esos son ¿no? – Silk se dirigió hacia los susodichos. – Dame esos de glaseado rosa y corazón azul encima, una vez me dijiste que esos en particular volvían loco a Drake ¿verdad?
-      Así es, pero por favor ¿podrías dejar de sacarlo a colación en cada condenada frase que sale de tu boca?
-      Candy…
-      ¿sí? – Candy empezaba a preocuparse.
-      ¿Él ya probó pasión oscura?
-      ¡No sé, no sé, no sé! ¡deja de recordármelo! – Y enseguida pidió que envolvieran todo lo que Silk quería. Se lo dio y ella salió presurosa por la puerta sin siquiera decir adiós, Candy sintió algo raro y decidió seguirla sin que aquella se diera cuenta. Con horror vio cómo se dirigía al edificio de los Kensington y temió lo peor, aunque en primera instancia temió entrar y toparse con Drake mientras intentaba detener a Silk de… no tenía idea de que rayos iba hacer, pero seguro sería todo un soberano desastre. La vio meterse en el ascensor y pulsar el piso donde estaba la oficina de Drake, tragó saliva y se metió en el otro elevador para seguirla, llegó segundos después  y la vio doblar justo a la oficina de él, sintió algo frío recorrer su columna, sus manos sudaban y el corazón le latía a mil por hora. Se detuvo un momento a recuperar el aliento, cosa rara puesto que en realidad ni había corrido. Se apoyó contra la pared un momento intentando retomar las fuerza y el valor para alcanzar a Silk… ¡Silk!, presurosa avanzó pero ya le había dado segundos invaluables de ventaja, pasó como un rayo frente a la secretaria que distraída miraba embobada la computadora, dedujo que tampoco había visto a su amiga pasar. Una exclamación de sorpresa masculina llegó a sus oídos seguido de un…
-      ¡Silk! ¡¿Qué estás  haciendo?! – Era la inconfundible voz de Drake quien lucía todo embarrado de chocolate en la parte superior de la elegante y seguramente carísima camisa. El cuadro era completado por Silk aventándole todos y cada uno de los pastelitos de moka y Drake esquivándolos. La escena era tan surrealista que se hubiera echado a reír de no ser por todo el trasfondo de la historia.
-      ¡Silk! – Gritó con todas sus fuerzas y ambos pararon. Ella de aventar pasteles y él de evitarlos.
-      Candy… ¿Qué haces aquí? – Silk preguntó.
-      ¿Que qué hago aquí? Bueno, a juzgar por lo que veo evitar que sigas intentando matarlo a pastelazos.
-      No intentaba matarlo. – Silk respondió ligeramente apenada, solo ligeramente. – En todo caso ¿quién moriría por estos pastelitos? Él seguro no, y es una lástima. – Le dirigió una mirada asesina, pero Drake solo tenía ojos para Candy.
-      ¿No? ¿Qué intentas entonces? Vámonos ¿quieres? Lo siento – le dijo a Drake con la voz forzada. – es decir, siento lo de tu camisa y el desastre que Silk ha hecho.
-      Se lo merece. – Acotó Silk.
-      Quizás, pero no es la manera y lo sabes. – La reprendió Candy.
-      No, pero te aseguro que ha sido supremamente liberador.
-      ¿En serio? – Habló Drake por fin.
-      En serio.- Remarcó Silk.
-      Vaya desperdicio de comida. – Gruñó Candy y tomó el  pastel que estaba en el escritorio, la parte superior destruida pues estaba en la camisa de Drake. Miró a Silk y como si esta supiera lo que se estaba preguntando le dijo:
-      Se lo lancé en cuanto entré.
-      Ya veo.
-      Candy… si tengo que pasar por esto para que me escuches.
-      Cállate. – Respondió Candy enseguida. – Yo no organicé nada de esto. Silk apenas se enteró de todos los detalles y vino a… a hacer esto.
-      Se llama venganza, en este caso dulce venganza… nunca antes mejor dicho y aplicado. – Replicó Silk ganándose una mirada reprobatoria por parte de Candy.
-      Vámonos Silk.
-      No, espera… por favor… ¿Qué tengo que hacer para que me dediques un mísero minuto y me escuches? – Dijo Drake saliendo detrás del escritorio y avanzando hacia ella, instintivamente Candy empezó a ir hacia la salida. – Por favor, creo que merezco por lo menos presentar mi defensa. Explicar que pasó, ni eso me has permitido.
-      ¿Pero es que hay lugar para explicar algo? A mí me quedó todo muy claro. ¿A ti no Silk?
-      Pues, es cierto que tiene derecho a explicar ¿no? Y no me habías dicho que había intentado explicarlo todo.
-      No te entiendo Silk juro que no te entiendo. Vienes a darle de pastelazos y luego resulta que merece ser escuchado.
-      Hasta el más miserable criminal tiene derecho a defenderse.
-      Gracias Silk… creo.  Y te he buscado por todos lados y tú simplemente has huido de mí Candy, merezco ser escuchado, por favor… - Le rogó.
-      Anda, escúchalo. – Pidió Silk y salió de la oficina.
-      Habrase visto tremenda traidora. – siseó Candy.
-      Por favor… ¿sí? Por favor. –Drake se fue acercando poco a poco y Candy juraría que podía poner ojos de gatito mimoso. Su resolución la sintió tambalear y empezó a caminar hacia atrás sin dejar de verlo. – No huyas de nuevo por favor.
-      Te lo he puesto fácil, soy yo la que está aquí, pero que quede claro que fue por evitar que Silk hiciera una tontería.
-      Y la hizo, pero le estoy infinitamente agradecido porque eso te trajo hasta aquí.
-      Tienes un minuto. – Le dijo sin más y miró su reloj.
-      No tengo idea de porque Miranda estaba en mi cama, es una antigua novia es cierto, pero jamás la invité a mi cama ni mucho menos. Ella simplemente se coló allí a esperarme, a veces lo hacía y bueno, pasaba lo que pasaba pero siempre fue mientras ella o yo no tuviéramos compromiso y…
-      Es que tú no tienes ningún compromiso. – Remarcó ella. – Lo que más odié es que no fueras sincero, pero pedía demasiado ¿verdad? Si no podías conseguir algo conmigo ella estaba más que dispuesta a funcionar como repuesto.
-      ¡Claro que no! Desde que te atravesaste en mi camino juro que nadie más ha estado en mi mente.
-      Claro… - Su mente, pensó Candy, nunca su corazón. Algo dentro de ella se marchitó. – Que lindo suena: Desde que te atravesaste en mi camino.
-      Es lo mejor que me ha pasado ¿De qué manera quieres que te lo demuestre? – Su tono apresurado y casi angustiado la debilitó nuevamente.
-      No lo sé… - Dijo considerando darle una nueva oportunidad, él lo notó y se acercó a ella quedando muy cerca.
-      Dímelo, lo que sea. – Diciendo eso entró sin aviso el hermano de Drake a la oficina y este masculló una maldición.
-      ¡Ah! Hola ¿pediste pastelitos? – Al ver el desastre de la ropa de su hermano sonrió divertido-  Ya sé que te gustan pero, no es  para que comas de esa manera ¿no te parece?
-      Muy gracioso… ¿podrías dejarnos solos por favor?
-      Ok, ok. Yo solo venía a decirte que Miranda te está esperando y ya sabes que odia los retrasos.
-      ¿Miranda…? – Preguntó Candy sintiendo literalmente fuego en la sangre.
-      ¡No es lo que crees! – Gimió Drake.
-      ¡Nunca lo es! – Explotó Candy, el pastel que llevaba en la mano sirvió perfecto de munición y al tenerlo cerca se lo estampó con todas sus fuerzas en la cara. - ¡Que te aproveche! – Y salió veloz.

5 comentarios:

  1. ASSSSSSSSSSSSAAAAAAAAAAAA!! la sutileza funciona!! CANDYYYYYYYYYYYYYY..pero más que eso, gracias si, por la dedicatoria y por tenerla lista hoy para alegrarme un poco, te quiero mucho, ¿lo he dicho verdad?

    Ahora sí, pobre Drake, yo sé que es inocente, no sé por qué mi alter ego es tan violenta en suguerra de pasteles ( lo que me reí con eso) aunque sí, yo haría lo mismo y tendria mejor puntería, jajajaj

    Y odio a Miranda! Tanto como amo a Candy!!
    Me encantó el capi sis, ha sido genial y logró su cometido me arrancó varisas sonrisas y me dieron gaas de comer dulce ( eso e slo malo) En serio sis, deberás patetntar lospasteles de moca y el Pasión oscura..a propos qué genial intentar matar a alguien con pasteles, jajajajaja

    Te quiero mi Grinch favorito!

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  2. hey hola... opino lo mismo que Nata. ammm. en cuanto vi el cap mi cara se ilumino. jiji. gracias.

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  3. me encanto donde candy dice que silk tenia cara de asesina en serie jajajaja que risa, y de drake que puedo decir hombre tenia que ser hechan todo a perder

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  4. Gracias chicas qe lindas y sis.. fue con todo mi cariño ya sabes.

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  5. A mi me encantó lo de la bofetada. Jeje que se joribie, por haber andado tiempo atras Con una petarda como esa

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