La
ansiedad, una casi angustia por no ser lo que él esperaba estaba acabando con
ella. Se sentía casi enferma y se reprendió con firmeza. Iba a hacer el amor
con el hombre al que amaba. Pero el miedo a decepcionarlo la estaba matando.
Justo cuando había logrado cierta estabilidad emocional al observar el paisaje
que le ofrecía la vista de la ciudad desde su habitación tocaron a la puerta.
El corazón se le disparó y pensó que se le iba a salir del pecho. Fue a abrir
la puerta y lo vio ahí de pie frente a ella, más guapo que nunca de pantalones
negros y camisa beige. Le sonrió y le recordó a los imponente felinos de la
sabana africana. Y sucedió lo que menos
pensó, los nervios se fueron por arte de magia. Lo observó y no pudo encontrar
las razones que su cerebro frenéticamente buscó por las cuales no había
disfrutado de la pasión con ese hombre antes. Retrocedió para dejarle pasar y
le tendió la mano, que él tomó y la estrechó en sus brazos inmediatamente,
besándola a continuación a conciencia con una pasión controlada que amenazaba
por desbordarse y que ella rogaba que no controlara mucho tiempo más.
-
¿Me
extrañaste?- preguntó entre divertido, tierno y excitado.
-
Mmmm, ¿tú que
crees? – le dijo sin aliento.
-
Yo creo que si
– y dirigió su mirada a sus pechos. Su mano buscó uno de ellos y lo acarició
lentamente. Ella gimió suavemente mientras él le daba esa maravillosa tortura.
-
Algo me dice
que no estás cansado por tu viaje de negocios – le dijo entrecortadamente y el
se rió divertido.
-
Eres sumamente
revitalizante. Déjame verte, estás bellísima- la apartó ligeramente para
contemplarla.
-
Gracias - y se ruborizó, maldiciéndose interiormente
por ello – ¿pero podríamos dejar los halagos para después? – se atrevió a
decirle, ansiosa por renovar el contacto de sus dedos sobre su acalorada piel.
Él no
respondió, no necesitaba hacerlo. La tomó en sus brazos y la besó tan
apasionadamente que ella se sintió flotar, su lengua se entrelazó con la suya y
la devoró prácticamente. Era una sacudida a todos sus sentidos de tal forma que
sentía que a sus piernas le faltaban los huesos y no la sostendrían por mucho
tiempo más.
Máximo deslizó
las manos por su espalda hasta su trasero, el cual acarició y levantó hacia él,
pegándola aún más a su cuerpo si es que eso era posible. Lo que a ella le
permitió sentir la fuerza de su excitación.
Tembló
ligeramente al comprobar lo excitado que él estaba. Antes que se diera cuenta,
él ya le había quitado el vestido y la había dejado en ropa interior. Un calor
apremiante sintió por todo el cuerpo, sobre todo entre las piernas, una necesidad,
un ansia que sólo el podría llenar.
La llevó
a la enorme cama de su dormitorio, la depositó con sumo cuidado. Se empezó a
quitar la camisa, mientras ella estaba absorta en cada uno de sus movimientos.
Tenía un torso hermoso, los músculos marcados sin ser exagerados que invitaban
a ser acariciados.
Automáticamente
ella estiró la mano para atraerlo hacia ella, lo tomó por el cuello y enredó
sus dedos en su maravilloso pelo del color del ébano para besarlo. Él siguió el
recorrido hacia abajo besándola en el cuello y por fin liberando sus doloridos
pechos del brasiere.
El deseo de él era más que patente, se adivinaba en su expresión intensa y su
mirada de abierta pasión ¡y todo eso era por ella! Pensó extasiada.
-
Eres
realmente hermosa – le dijo con voz ronca, cuando sus redondos pechos del color
de la crema y sus pezones rosas se erguían anhelantes hacia él.
Tomó en su boca uno de ellos,
mientras con la otra mano le acariciaba el otro. Con la lengua dibujo el
contorno de su seno, mordió suavemente y succionó rítmicamente provocándole una
espiral de sensaciones que la hicieron retorcerse de placer, para después
hacerle lo mismo con el otro.
Ella sentía que no podía más, que no
habría un placer más intenso que ese, pero se equivocaba completamente.
Por que él siguió avanzando, le
quito rápidamente lo que quedaba de barrera entre ellos dos. Y hundió su rostro
en sus femeninos pliegues, ella que no había experimentado nunca nada así,
intentó cerrar las piernas, él con una sonrisa no se lo permitió y su lengua
empezó a entrar en sus hinchados pliegues, saboreando, deslizando su lengua con
una maestría tal que ella solo podía gemir y arquearse hacia él. Con su lengua
la penetró y ella gritó cuando él lo hacía una y otra vez sintiendo emociones
tan intensas que no creía probables.
Y después vinieron los primeros
espasmos producto de su primer y maravilloso orgasmo. Máximo la besó en la boca
y ella sintió su propia esencia mezclada a la de él, sumamente embriagadora. Sentía
que le habían quitado el piso de debajo de ella y flotaba feliz.
Pero aún no había terminado. Máximo
se despojó de la ropa que aún llevaba puesta y de lo que ella no se había
percatado hasta ese momento y se puso un preservativo. Y ella se quedó
boquiabierta al verlo totalmente desnudo, era bello en verdad. Un espécimen
masculino único en su clase. El deseo se disparó en su interior y también el
orgullo de que un hombre como él le hiciera el amor y ella lo amase.
Vio el deseo llamear en sus ojos, lo
vio logrando un control aun sobre su cuerpo y notó que respiraba
entrecortadamente igual que ella. En cuanto ella vio lo que sucedería a
continuación, su cuerpo respondió inmediatamente y sintió que toda ella estaba
en llamas, la misma necesidad apremiante que tenía de él volvió renovada y con
todas sus fuerzas. A pesar de una leve preocupación por si su cuerpo podría
recibirlo en su totalidad, corría por entre sus piernas la prueba de su
excitación y estaba más que preparada para recibirlo se dijo a si misma.
-
Ahora
por favor, no me hagas esperar más – rogó
casi sin importarle parecer desesperada y el sonrió arrebatadoramente.
-
No
lo haré – le contestó – mírame – ella, que había cerrado los ojos brevemente
para tratar de controlar un poco las sensaciones y no parecer tan necesitada de
él obedeció inmediatamente.
-
Quiero
que esto no lo olvides nunca, yo no lo haré – le dijo, ella no tuvo tiempo para
responder pues él la penetró de una sola embestida que no pudo detener a tiempo
cuando encontró cierta barrera a su paso, se quedó inmóvil y apoyó su frente en
la de ella que se había quedado durante unos segundo rígida debido al dolor
intenso pero que ya estaba pasando tan rápido como había venido.
-
¿Por
que no me dijiste? – le preguntó y la sorprendió pues su tono no fue de enojo o
censura, si no tierno.
-
No
lo creí necesario.
-
Eres
sumamente apasionada, no me lo imaginé.
-
¿Ni
siquiera por que te hice esperar?
-
No,
solamente pensé que eras una mujer difícil.
-
Por
favor, continua – le rogó nuevamente, pues su cuerpo ya se había acostumbrado a
la intrusión y esperaba más.
-
No
quiero lastimarte más – le dijo suavemente, pero se notaba el control que
trataba de ejercer sobre si mismo. Gotas de sudor se miraban en su rostro.
-
No
lo has hecho – y dicho eso ella se movió debajo de él.
-
Para
o no podré detenerme – le pidió él.
-
¿no
me has oído? Quiero que sigas.
-
Trataré
de no hacerte más daño, te lo prometo.
Y dicho eso, la beso intensa y apasionadamente
incendiándola nuevamente y rítmicamente empezó a moverse dentro de ella. Ella
le abrazó con sus piernas y lo presionó contra sí.
Juntos cabalgaron hasta que ella
volvió a estallar en pedazos y esta vez si que vio las estrellas y subió hasta
ellas. Cuando sintió su orgasmo, Máximo se dejó ir y la siguió.
La abrazó contra su pecho y le dijo
algo que aún estaba en su memoria.
-
Jamás
olvidaré el regalo que me has hecho, jamás.
Sumamente satisfecha y creyendo que
jamás podría volver a mover un músculo se quedó dormida en sus brazos.
Allyson parpadeó para ahuyentar las
lagrimas y volver al presente, ya había llorado demasiado le dijo su mente,
aunque no lo recordase con certeza sabía que así había sido.
Lo había amado y aun lo amaba, de
eso no cabía duda.
Decidida a encontrar la verdad
respecto a ella y Máximo se levantó y se metió al lujoso baño de su habitación.
Pero no reparó en su amplitud, en su atinado diseño ni en nada más si no en su
imagen en el espejo y con pesar admitió que no se reconocía a si misma.
Estaba pálida y ojerosa, más delgada
y tenía una expresión de desconfianza e incertidumbre, ella, que siempre se
había sentido dueña de cualquier situación que se le presentara. Pero
obviamente un hombre como Máximo Vechio rebasaba cualquier intento por
apoderarse del control y lo obtenía para sí, sin mucho esfuerzo.
Se metió en la ducha y dejó correr
el agua por su cuerpo. De pronto se sintió un poco más reanimada y se le antojó
deslizarse en esa tentadora y enorme bañera.
La llenó y le añadió unas sales de
aroma delicioso de una colección destinada a ello y que contenía de todo.
Con un suspiro se acomodó y cerró
los ojos deseando que cuando volviera a abrirlos se encontrara en casa con sus
padres, disfrutando de la comida de su madre, de las bromas de su padre y de la
camaradería amorosa que tenía con ambos, si es que estaban en casa por que no
siempre era así o en el cómodo
departamento que había alquilado en
Florencia, ese recuerdo la hizo saltar en la bañera y abrir los ojos de
golpe, pero frustrada pensó que seguramente lo había dejado al casarse. El
problema era, para variar, que no lo recordaba.
La lógica decía que así había sido.
Pero, ¿Qué pasaba si no era así? ¿Qué tal si ella había decidido conservarlo? A
ella le encantaban las vistas, la sensación de privacidad, su suelo de madera,
no era muy grande pero era acogedor y hasta la alfombra raída y un tanto vieja
le parecía apropiada y era más que idóneo para su trabajo.
Después de comprometerse con Máximo
había decidido alquilarlo, aunque él se había opuesto rotundamente y le había
dicho que podía quedarse en el hotel todo el tiempo que faltaba para la boda.
Pero ella había sido tajante en su decisión, no quería que pensara que se
aprovechaba de su posición como su prometida y el hotel además le parecía muy
impersonal y demasiado lujoso para su gusto. Habían tenido un final interesante
para esa discusión y el recuerdo también acudió a su mente con asombrosa
claridad.
Trató de desecharlo de golpe,
sintiéndose de pronto temblorosa y necesitada del contacto de esas manos, de
sentir piel sobre piel.
Él la había tomado en sus brazos en
un momento que la discusión casi se salía de los límites, el deseo había
sustituido al enojo en los ojos de Máximo y ella reacia a dejarse llevar por la
pasión ya que estaba enfadada con él por su autoritarismo había intentado en
vano alejarse de sus fuertes brazos, lo que más le enfadó y asustó en ese
momento fue el constatar que por mucho que quisiera enojarse con él y
mantenerse alejada al calor de su deseo, no podía.
Con impotencia sintió como su cuerpo
respondía al deseo. Como gritaba cada parte de su ser por fundirse en uno solo
con él. Él ni siquiera utilizaba la fuerza para retenerla, la sujetaba con
firmeza pero sin lastimarla. Le había susurrado al oído en un italiano
sumamente seductor que para que estaban perdiendo el tiempo en tonterías,
cuando podían emplearlo en cosas muchísimo más gratificantes. Con voz ahogada
ella había tratado de replicar diciéndole que sólo pensaba en el sexo a lo que
él había respondido con una carcajada vibrante, la había tomaba en brazos y
llevándola a la cama le había dicho:
-
¿Es
que tú no?
-
Por
supuesto que no – había dicho entre airada y excitada.
-
Mentirosa.
Y eso era lo último que habían
hablado. La había tomado con la misma pasión intensa de siempre, a la que ella
se había hecho una adicta sin remedio.
Haciendo un esfuerzo más enérgico,
sacudió la cabeza para aclararse las ideas y alejar esos pensamientos que ya le
ponían la piel caliente a pesar de estar metida completamente en el agua.
Salió, se secó el cuerpo y el
cabello dejándoselo suelto y se dirigió con una toalla cubriéndole a la
habitación.
Su ropa ya había sido colocada en el
armario y los cajones, seguramente cuando se estaba bañando. Con movimientos
distraídos se puso la ropa interior y buscó algo ligero para su estado un tanto
acalorado. Un vestido en color azul pastel que le llegaba a las rodillas, de
tela fresca y ligera y con mangas pequeñas le vendría bien. Una vez cambiada,
se sentó a cepillarse el cabello el cual estaba bastante largo, frente a un
precioso y clásico mueble con un espejo sostenido por madera hermosamente
tallada, y otro recuerdo acudió, el de Máximo diciéndole que nunca se lo
cortara, que su cabello le fascinaba.
Molesta por el hecho de conservarlo
largo a pesar de que ya ni siquiera vivían juntos se peinó con fuerza. Decidida
a terminar con tantas incógnitas, se aferró al hecho de que existía la
posibilidad de que aún conservará su anterior departamento y que en él hubiera
aunque sea una ínfima pista que le ayudara a recordar por completo.
Ya sabía más sobre Máximo y ella,
pero solo recordaba lo bueno y no lo malo, lo que realmente importaba recordar.
¿Por qué ese odio en su mirada? Tan fuerte y presente en él que la estremecía
sólo de recordarlo. Sintiéndose algo temerosa por encontrárselo y al mismo
tiempo deseando verlo de nuevo, se reprendió mentalmente y salió de la habitación.
A unos kilómetros de allí y con una
copa de excelente vino blanco procedente de uno de los viñedos de la familia.
Máximo intentaba con poco éxito escuchar a su abuelo. Este se encontraba
realmente entusiasmado con la perspectiva de ver nuevamente a Allyson, el ver
la alegría del anciano había hecho que Máximo luchara contra los sentimientos
encontrados que tenía. Ira por que ella era una embustera que tenía un lugar en
el corazón del anciano y también le gustaba en parte, ver que su abuelo se
ponía alegre. Enfermo como estaba, con la salud precaria no siempre tenía
motivos para reír, cosa que con Allyson hacía frecuentemente cada que se veían,
la chispa en los ojos del anciano era evidente y entonces Máximo se dio cuenta
que hacía mucho que no la veía.
Igualmente él se sentía diferente, como si hubiera vuelto a la vida.
Incomodo por ese pensamiento, se acabó el vino de un trago y su abuelo con esos
ojos astutos lo observó. Error, grave error su abuelo no era fácil de engañar y
se preparó para su interrogatorio.
Como se llama este libro???
ResponderEliminarEs una novela escrita por JJ una de las administradoras de este blog y se llama Amargo Recordar, lamentablemente no es un libro editado, pero merecería serlo y los capis se suben aquí en este blog perioducamente. Saludos
EliminarDonde puedo bajarla completa? Gracias por la informacion
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