lunes, 23 de julio de 2012

El Dulce Sabor del Amor Cap 17



Cuidado con agregar demasiados ingredientes.
Los resultados no siempre resultarán como uno espera.
Apasionadamente rico,  K. Candy.


Todo estaba resultando un verdadero desastre. Su intención era ponerse a preparar postres no el besarse toda batida de mermelada con Él y es que si iba a haber besos por lo menos ella tenía que haber estado bien limpiecita, oler a rosas, lavanda o algo así, llevar un vaporoso vestido blanco, una florecilla en el pelo y…. ¿Qué rayos? Se detuvo de su furiosa retirada y pateó el suelo molesta por los pensamientos que se le habían atravesado.



-          Oye, que te puedes romper el pie si pateas con esa fuerza el piso.

Candy levantó la vista azorada y se sorprendió sobremanera al ver a quien tenía enfrente.

-          ¡Mark!
-          El mismo en persona. – Le sonrió, su gesto dio paso a la preocupación en cuanto vio con toda claridad su lamentable estado. - ¿Algo salió mal en la cocina? ¿Algunos de tus experimentos no resultaron? Raro, todo te sale delicioso. – Se acercó a ella.
-          Si supieras…
-          Y yo que pensaba que salirte de Callaham había sido beneficioso para ti.
-          Créeme, fue sumamente beneficioso, lo único que lamenté fue el que ya no podríamos vernos como antes. – Mark se acercó y empezó a limpiarle el rostro con un pañuelo.
-          Ya sé, soy inolvidable. – le dijo él con una sonrisa sin dejar de limpiar o al menos de intentarlo.
-          Déjalo, creo que soy caso perdido. Necesito una ducha.
-          ¿Necesitas mi ayuda?
-          Muy gracioso. – Le golpeó el brazo.
-           
Un  entusiasta grito   interrumpió la queja de Mark.

-          ¡Drake!

Tanto ella como Mark voltearon a la fuente del sonido.

-          Barbie rosa chicle ha llegado. – Dijo ella  con más tristeza de la que debería al ver a la bella mujer llegar con rostro radiante e ir hacia Drake, quien estaba parado como una estatua, lo curioso era que veía hacia donde estaba ella y Mark y parecía ajeno a la presencia de Barbie.
-          ¿Barbie rosa chicle? – Mark empezó a reír. – Necesitas una ducha querida, vamos. – La tomó del  brazo sin importarle que eso le ensuciara, Candy aceptó alejándose de allí, era preferible a quedarse y observar una escena melosa entre Barbie y Drake.


-          ¿Quién era ese? – Fue lo primero que le dijo a Melissa.
-          Esperaba un hola por lo menos, serás mal educado…
-          Hola. ¿Quién era ese? No recuerdo haberlo invitado.
-          Es Mark Callaham, de la famosa empresa pastelera Callaham, único hijo varón de los dueños, y también el único agradable por cierto. ¿Quién va ayudarme con mis maletas? ¿Drake? ¡Drake!
-          ¿Cómo rayos se conocen? ¿Y qué hace aquí alguien de esa área? No tiene nada que ver con…
-          ¿Con un agradable fin de semana en el campo?
-          No, conmigo. No tiene nada que ver conmigo. – Seguía frunciendo el ceño y devanándose los sesos intentando saber qué hacía allí el tal Callaham.
-          Quizás sí con tu hermano. ¿Podrías por favor hacer que alguien me ayude con las maletas?
-          Claro. – Pareció reaccionar al fin a la presencia de Mellisa. – Lo siento.  Enseguida te ayudo.
-          ¿Tú? ¿No hay empleados?
-          Muy pocos, lo indispensable. – Vio pasar al chofer.
-          Charly ayuda a la señorita a llevar esto ¿quieres? Y ¿Has visto a una de las dos personas que trajiste esta mañana?
-          La señora Silk únicamente, está cerca del lago comiendo fresas.

Candy se había ido del brazo de aquel tipo ¿A dónde? La lógica decía que a tomar un baño, pero… ¿sola? ¿Sería posible que…? Salió corriendo en dirección a la habitación de ella. Antes de tocar la puerta, pegó su oreja intentando oír algo. Tocó y no obtuvo respuesta, volvió hacerlo y nada.  Sin  pensarlo más abrió y no vio rastro de nadie.

-          ¿Candy? – Dijo suavemente, casi con cautela.
-          Oh cielos, esto es delicioso… - Fuerte y clara le llegó la voz de ella, ronca, cargada de satisfacción. – Mmm, sí… - Sus suspiros eran tan fuertes que Él podía oírlos con claridad. – De-li-cio-so… - Seguía diciendo ella entre suspiros. Lo último fue más claro aún, lo que indicaba que ya había cerrado la llave de la regadera. Sintió algo caliente recorrer sus venas, cosa jamás experimentada antes, ahora entendía la expresión esa de “ver todo en color rojo”. Fue hacia el baño y vio como el vapor ascendía aun por la ducha, obstaculizándole ver bien hacia dentro. Con furia de un manotazo apartó la puerta corrediza y se quedó de piedra al ver a una Candy toda mojada, sola… y desnuda.

El enorme grito que Candy dio a continuación casi le dejó sordo. Pero aun así le costó dejar de ver y darse la vuelta,  ella era absolutamente preciosa. Con esfuerzo supremo le dio la espalda y le pasó la toalla que estaba enfrente, ella se la arrebató y de pronto antes de que salieran las palabras “lo siento” tiraron de él  hacia la ducha. Sorprendido al máximo se vio empujado  hacia donde estaba la regadera, una hermosa Candy ya con la toalla anudada a su cuerpo, se acercó a él con los ojos relampagueando de furia.

-          Creo que no sería un buen momento para besarte ¿verdad? – Le dijo sonriente.
-          Creo que no. – Dijo ella y alargó la mano y abrió la llave.
-          ¿Qué haces…? ¡No!

Candy se apartó de inmediato en cuanto el agua empezó a caer, él hizo amago de moverse.

-          Da un  paso y eres hombre muerto. – Le amenazó ella.
-          No puedo creerlo. – Se limitó a decir y cerró los ojos mientras el agua caía por todo su cuerpo. De repente ella vio cómo se movía y se dio cuenta que empezaba a reírse, y a hacerlo con estrepito, casi ahogándose pues el agua se le metía en la boca también. - ¿Me pasas el shampoo? – Le pidió sin dejar de reír. - ¿No? ¿El jabón al menos?  Yo también necesito una ducha, me manchaste todo de mermelada.
-          ¡¿Se puede saber que te llevó a entrar en mi habitación y hacer lo que hiciste?!
-          Quería ver como estabas. – Y con quien estaba también, pero a juzgar por su expresión furibunda, decir eso podría ocasionarle la muerte.
-          Y por qué diantres no tocaste la puerta.
-          Juro que lo hice…
-          Debiste haber esperado.
-          Lo sé. – Acto seguido se quitó la camiseta.
-          ¿Qué estás haciendo? – Le dijo ella con sorpresa.
-          Bueno, voy a darme un baño.
-          Pe…pero ¿aquí?
-          ¿De quién es la culpa?
-          ¡Tuya! – Le gritó furiosa.
-          Bueno, sí. Pero no pretendes que salga de aquí todo empapado y chorreando agua por todos lados ¿no?
-          ¡Me vale un soberano pepino!
-          Pues a mí no, así que o sales o te quedas a ver el striptease y de paso me ayudas a enjabonarme ¿Cómo ves?

Como respuesta ella le aventó el bote de shampoo y acto seguido el jabón, él los esquivo y siguió muerto de risa mientras ella salía del baño azotando la puerta. Pocos minutos después salía  envuelto en un albornoz que afortunadamente era de su talla y vio como ella estaba completamente vestida y se cepillaba la cabellera sentada frente al espejo, la intimidad de la situación le hizo anhelar de inmediato tener todo eso y más con ella.

-          Hazme el favor de largarte. – Dijo ella sin voltear a verle siquiera.
-          ¿Quién era el que te limpiaba la cara hace un rato? – Preguntó ignorando sus palabras.
-          ¿De quién hablas? – Preguntó Candy con confusión. La verdad es que había olvidado todo excepto que él la había visto desnuda y ella había estado a punto de verlo a él en ese mismo estado. Salir del baño había resultado francamente difícil.
-          Del tipo que con tanto mimo te limpiaba la mermelada. – Insistió él.
-          ¡Ah, Mark!
-          Sí… Mark.
-          Alguien que conozco, ahora ¿podrías terminar de irte?
-          ¿Alguien que conoces? Y por lo visto alguien que estaba más que dispuesto a seguir ayudándote a limpiarte ¿no?
-          No tengo por qué… ¡Por eso entraste al baño! ¡Creíste que estaba con él! – Al ver que no respondía, ella tomó un cojín de un sofá cercano. – Eres un… - Y se lo lanzó. Él lo tomó y se lo regresó, ella lo esquivó de un manotazo. - ¡Como te atreves!
-          Tú empezaste… no continúes si no quieres que yo… - Dos nuevos proyectiles fueron hacia él. – Yo te lo advertí.

Al ver cómo iba hacia ella, Candy emprendió la retirada, intentó ir hacia la puerta pero él se la bloqueó. El juego del gato y el ratón comenzó mientras ella corría por la habitación y él intentaba alcanzarla. Justo cuando había logrado tomarla por la cintura y ella se debatía en sus brazos la puerta se abrió.

- Empiezo a odiarme a mí misma. - Dijo Silk   compungida al haber interrumpido.

2 comentarios:

  1. AYYYYYYYYYY COMO LO DISFRUTÉ!! Casi como si fuera chocolate, ay sis muy lindo y dulce y sexy!! Extrañaba a estos dos...obligada o no, te sale genial, por favor por favor no me hagas tener que pensar alguna treta para obligarte, escribe más!!!!

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  2. tenia que ser silk!!! por que llego a interrumpir con el trabajo que le da candy al pobre drake, hay me encanto se trabaja mejor bajo presion eso quedo comprobadisimo

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