jueves, 3 de mayo de 2012

Amargo Recordar Prólogo...

Me permito subir esta historia, tomando en cuenta que... pues, no hay reglas para subir cuantas historias querramos jaja, y sobre todo por que espero  esto me ayude a recuperar la inspiración para Candy.


Era de noche, avanzaba con dificultad, la arena no le permitía caminar deprisa, pero sobre todo esos malditos tacones ¿Por qué rayos los llevaba aún? Es más ¿Por qué traía tacones en la playa? ¿Y ese vestido de fiesta? No lo sabía, tampoco sabía de qué huía o de quién huía, era una locura,  lo único que tenía presente era que tenía que salir deprisa y llegar hacia la carretera antes de que le dieran alcance. Divisó entre las palmeras un camino, sin pensarlo demasiado se dirigió hacia el, se quitó los zapatos, se recogió el vestido y corrió.
No debía estar demasiado lejos la carretera y una vez allí pediría al primer auto que la llevara. El caminito de piedra seguía extendiéndose, estaba más oscuro que en la playa, las palmeras se erguían casi amenazantes, empezó a sudar frío como si su sexto sentido se hubiese puesto en alerta de inmediato.
De pronto lo comprendió, no estaba sola, alguien más estaba ahí cerca quizás demasiado cerca. Entonces lo vio, justo enfrente de ella la sombra de un hombre, alto, aun en penumbra podía anticipar que era fuerte, poderoso pero sobre todo podía sentir que era implacable  quiso gritar pero la voz no le salió, un gemido ahogado fue lo único que pudo emitir, la piel se le puso de gallina y se sintió como un animalito acechado por un tigre. Él se acercó dando unos cuantos pasos y pudo ver sus ojos de color de fuego igual a los de un felino.
Quiso correr en dirección contraria y las piernas no le respondieron ¿acaso era capaz de convertirla en una inútil gelatina? Dio un paso más y esta vez el cuerpo de ella quiso remediar un poco  su inutilidad ayudándola a dar un único paso hacia atrás, eso solo empeoró las cosas por que él se acercó con más determinación que antes y le dijo despacio, suavemente pero con el tono más helador que había oído en su vida: tú no te irás a ninguna parte, hasta que haya acabado contigo.
Su voz hizo acto de aparición y gritó, con todas sus fuerzas gritó. ¿Por qué le decía aquello? ¿Qué había hecho ella para despertar su furia?
En dos segundos él ya la tenía sujetada de los brazos y pudo ver claramente su rostro: cabello negro, pómulos altos, pestañas negras, largas y tupidas y ojos de color dorado que a veces daban tonos verdosos ¿Cómo sabía ella eso? Por que en ese momento sus ojos escupían fuego. Sin embargo, y en resumen era el hombre más bello que había visto en toda su vida. Bello, pero no delicado, podía sentir su poder mientras la sujetaba fuertemente. Y en ese momento supo algo que la aterrorizó más que su amenaza, que en realidad no quería huir de ese hombre y que deseaba que la estrechara en sus brazos, la besara hasta que les faltara el aire y se olvidaran de todo.

¿Estaba loca? El caso es que cualquier mujer podría ponerse a pensar estupideces frente a un hombre como aquel.
Él pareció percibir sus frenéticos pensamientos y curvó sus sensuales labios en una cínica sonrisa, ella tembló al ver como podía leerle la mente, él hizo más presión con sus manos y esta vez decidió luchar, forcejeó y trató de soltarse, fue en vano así que lo intentó una vez más y su voz le hizo de nuevo el favor de responder y gritó…

-          ¡Allyson! Cariño, tranquila es sólo una pesadilla, por favor tranquilízate, ¡deja de patear! que no es real, estás aquí conmigo con Jaquie, soy Jacqueline. – poco a poco fue saliendo de la bruma de su pesadilla, escuchar la voz de su amiga fue realmente aliviador para su disparado corazón, dejó de intentar soltarse y mantuvo las manos quietas, pero aún se negaba a abrir los ojos, sentía que lo encontraría ahí  en la habitación, algo absurdo por supuesto, pero el miedo aun le atenazaba el cuerpo.
-          ¿Te sientes mejor? ¿Un vaso de agua? ¿Quieres que llame a la enfermera?
 Eran demasiadas preguntas para ella en ese momento, pero la voz angustiada de Jaquie la obligó a abrir los ojos y a hacer un amago de sonrisa.
-       Estoy bien, solo fue una pesadilla. Lamento haberte asustado – No, aún no se encontraba bien, sentía una especie de shock no importaba cuantas veces soñara lo mismo, siempre quedaba igual de aturdida y sobre todo esa sensación de dolor que le provocaba el rechazo de ese hombre desconocido. Como si lo que él sintiera por ella fuese lo más importante en su vida.
-       Realmente me asustaste, y no es que sea la primera vez que te veo como te pones con esas pesadillas,  pero es que gritaste con tanta desesperación y luchabas como si quisieras soltarte de no se que, que realmente pensé que te estaba dando algo –Jaquie se paseaba por la habitación como  intentando serenarse ella también.
Allyson sonrió muy a su pesar, pero encontraba terriblemente encantador y tierno que su amiga se preocupara tanto por ella, Jaquie, alta y esbelta con un precioso cabello castaño claro y unos ojos color chocolate era realmente guapa y además inteligente por algo recién había sido contratada como reportera para una importante revista, para ella era como su hermana,  se conocían desde muy pequeñas desde que andaban en pañales vivían en casas vecinas y no se imaginaba su niñez y adolescencia sin su eterna amiga al lado.
Ella era la que había corrido a su lado, sus padres como siempre en algún rincón del planeta como Arqueólogos que eran y aunque amaban a su única hija, una vez que ella se había independizado, ellos habían aprovechado para entregarse de lleno a lo que les apasionaba.
Además el accidente no había tenido graves consecuencias, según le habían explicado era una leve contusión por lo que estaba algo confusa pero pronto recordaría todo así que ella no había querido asustarlos.
La habían retenido en el Hospital por que no lograba recordar con detalle algunas cosas, según le habían dicho lo haría en poco tiempo, tenía amnesia parcial. El término no le ayudaba demasiado, ella no sabía de esas cosas.
Lo que le importaba es que recordaba gran parte de su vida, pero al parecer una etapa muy importante y reciente se le había escapado de la memoria y presentía que era algo realmente fundamental en su vida y no podía menos que sentirse perdida y confusa. Jaquie no le había dicho gran cosa, según órdenes del médico ella iría poco a poco recuperando la memoria y no se debía forzarla. Pero ella tenía muy presente que algo se le ocultaba, que no querían decirle aún  que era la parte de su vida que no recordaba y eran los últimos meses en específico. Sí, era cierto que podían provocarle una crisis por darle toda la información de golpe, pero ella necesitaba saber. De pronto empezó a dolerle la cabeza, pero tranquilizó a su amiga.

-       Te digo que estoy bien, no era mi intención asustarte, lo siento- jaquie suspiró y se pasó una mano por la melena un tanto revuelta y sonrió.
-       Creo que exageré al verte mal, definitivamente por eso no me hice enfermera - Aquello aligeró la situación y ambas rieron pues Jaquie sí que había intentado ser enfermera- Bueno, ahora que estás más tranquila, ¿quieres platicarlo?- sugirió Jaquie, pero la idea no le pareció atractiva a Allyson-
-       Preferiría que no, pero sé que insistirás hasta hacerme hablar-gruñó Allyson, entre divertida y resignada.
-       Pues, ¡sabes bien! Por que si, tengo mucho interés en saber más del hombre que acecha los sueños de mi amiga, creo que es bueno que lo platiques y no te lo guardes, no puedes controlar la perdida parcial que tienes de tu memoria ya se que te encanta tener todo bajo control pero te puede servir de mucho hablarlo y sobre todo para recordar ¿no crees?
-       Sí, supongo que tienes razón, pero ahora no tengo ganas de hablar acerca de ello. Es frustrante, aún en mis sueños me siento frustrada por no recordar. Sé que todo lo que tengo a mí alrededor cuando sueño tiene conexión directa con lo que hice en los últimos meses.
-       En realidad no son demasiados los que no recuerdas, aproximadamente son los que no estuviste aquí y es más de lo que te debo decir.
-       Ese doctor es un inepto, ¡necesito más información! ¿Dónde estuve ese tiempo? ¿Con quién?
-       lo se, lo se, pero debes esperar por que estamos seguros que por ti sola recordarás. Además lo que si te puedo decir, es que no tuvimos un contacto estrecho contigo ese tiempo, ni tus padres ni yo y eso significa que no te puedo ayudar demasiado por que muy vagamente supe de ti.
-       Empiezo a creer que nadie puede ayudarme - por lo que su amiga le había dicho no por primera vez, ella había mantenido poco contacto con su familia y amigos.

Algo la había tenido absorta y demasiado ocupada, no lo podía achacar a su carrera por que aunque le encantaba a lo que se dedicaba, siempre estaba en contacto con su familia. Había estudiado historia del arte,  su meta era dedicarse de lleno a la investigación exhaustiva del arte en la bella Italia, particularmente en Florencia. Trabajaba para una Institución Privada que le ayudaría en su currículo y por ello viajaba como asistente de un eminente Doctor en artes, reputado en lo que hacía era su mentor, Sir William Carlton amigo de sus padres así que se dedicaba a viajar a las principales cunas del arte antiguo acompañándolo en sus conferencias e investigaciones, para ella era no sólo su Jefe si no alguien que consideraba de la familia.

Toda la historia alrededor del arte florentino le había fascinado desde pequeña, conocía diversos rincones del planeta gracias a la profesión de sus padres y por ello sabía reconocer la belleza de lo antiguo, pero cuando había estado en Florencia acompañando a sus padres quienes se pasaban dando conferencias en Universidades e Instituciones, ella se había quedado completamente cautivada por la ciudad.
Desde la hermosa basílica de santa cruz, la piazza del duomo y tantos y tantos vestigios de esplendor que no había podido pasar otra cosa por su mente que dedicarse de lleno a la investigación del arte. Así que de pronto su mente se iluminó.

-       Estuve en Italia-dijo en un susurro- ¡Estuve en Florencia! ¿Verdad? ¡Dime si me equivoco o no, por favor Jacqueline! - Suplicó desesperada.
-       Sí Ally, estuviste en Italia- Concedió por fin su amiga, a quien se le veía entre preocupada y animada al ver que ella empezaba a recordar.
-       ¿Con William? Estuve ahí con él ¿no es así?
-       No, estuviste ahí por tu cuenta, pediste unos meses para estar en la ciudad y recorrer Italia de cabo a rabo.
-       ¿Sola? Estaba sola, eso no me ayuda en nada. Ahora no tengo a quién más preguntarle que hice exactamente.
-       Estabas investigando Ally, eso es lo que hacías- Jaquie parecía entender mas que ella, pero si estaba sola eso no explicaba por que casi no llamaba a casa, si era cierto que había días en los que se alejaba del mundo cuando se sumergía en sus investigaciones, pero no por meses.
-       No, eso no me explica nada.
-       No te agites o me veré forzada a llamar a una enfermera- Allyson no escuchaba, su mente ya trabajaba a marchas forzadas tratando de recordar, algo le decía que lo haría pronto y no le gustaría nada.

-       ¿Estas seguro de que se trata de ella?- Por tercera ocasión Marcos asintió con un enérgico movimiento de cabeza a su Jefe.
-       Explícame a detalle lo que has encontrado- le urgió Máximo Vecchio a su empleado, acostumbrado a que todos corrieran para cumplir y hacer su voluntad.

No era un hombre que se amilanara con nada, pero el sólo hecho de pensar e imaginarse a Allyson en un hospital no podía menos que estremecerlo de algo que no había sentido nunca y ese sentimiento nuevo no era otro que el miedo.
Ella le había pagado caro a todo lo que él le había dado, mas de lo que nunca se había imaginado daría a una mujer: su apellido, pero sobre todo su amor; quería encontrarla para hacerle pagar el haber hecho trizas su corazón.
Pero al saber que estaba en un hospital recuperándose de un accidente, no pudo evitar el sentirse sumamente preocupado por ella y odió que ella tuviera aún poder sobre él, quería pensar que ya la había olvidado y sobre todo quería pensar que se  había logrado arrancado el amor por ella, todo indicaba que estaba lejos de lograrlo.

-       Maldito sea el día que la conocí - Pensó, su vida no se hubiera trastocado de esa manera- Y maldita la pasión que aún siento por ella, pero juro que me saciaré hasta que me harte y luego me desharé de ella tal cual me lo hizo a mí- abstraído en sus pensamientos, se levanto de su escritorio y se dirigió a la ventana de sus oficinas en Nueva York, miró sin ver las luces de la ciudad, mientras enfocó toda su atención a todo lo que le decía Marcos acerca de Allyson, Allyson Vecchio.


6 comentarios:

  1. Que bien!!!! Subes esta historia...
    wiiiiiiii

    Y aparecete mas, que estas perdida doña borde... jajajjaaja
    muchos besos enana

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  2. Me gust a me gusta,e s una de mis favoritas...pero alguien está siguiendo mi mal ejemplo QUIERO CANDDDDDDDDDDDDDDDDYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY

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  3. Creo que quede mas confundida yo que la protagonista jajaja, pero me encanta, se me hace que es otra de sufrimiento, eso nos gusta jajaja

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    1. Sí, me va el género drama-Queen jajaja, espero te guste. Gracias por leer.

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  4. ¡¡¡Que guay!!!
    Estas sis estan muy inspiradas.
    Yo tambien quiero a Candy jiji.
    Muchos besos

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    1. Y yo quiero que vuelva Candy, pero paciencia, ella volverá... lo prometo ;)

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