sábado, 5 de mayo de 2012

Amargo Recordar Capítulo 1


El informe era claro, un auto fuera de control en la autopista había sacado a Allyson de la carretera. Había derrapado aparatosamente y chocado con otro auto antes de salirse por completo de su carril, pero milagrosamente el auto no se había volcado ni estrellado con nada más.
Así que sus lesiones no eran serias, Marcos con su acostumbrada eficiencia le tenía a su jefe hasta el informe médico que había conseguido echando mano de diversos recursos.
 Y Max lo leyó con interés, una muñeca fracturada, arrugó el ceño, múltiples cortes en el brazo y pierna izquierdos que no representaban nada serio pero eso no impidió el sentir de Máximo, quería haber estado ahí para protegerla aún sabiendo que cosas así no se pueden prever y menos controlar y aún a pesar de todo lo que había ocurrido entre ellos.

“Contusión menor en el cráneo provocando amnesia parcial” ¿cómo? ¿Había leído bien? Parpadeó un par de veces como si con ello consiguiera cambiar el informe, así que enfocó de nuevo sus ojos dorados sobre el papel y nuevamente leyó: Contusión menor en el cráneo provocando amnesia parcial, su pérdida parcial de la memoria se remite a los últimos meses anteriores a su accidente, la paciente presenta un cuadro clínico estable. 
¡Dios! ¡No podía ser cierto! Allyson no recordaba nada, al menos nada en lo que a ellos se refería ¿cómo rayos podía siquiera pensar en llevársela en ese estado y consumar su venganza? Ella realmente estaba mal, ¡estaba internada en un Hospital por Dios santo! Cómo olvidarse de eso, pero no, no debía ponerse en plan débil, ella no estaba muriéndose, no estaba agonizante, aunque sólo de pensar en esas posibilidades se sintió enfermo.

Al menos ella gozaba del beneficio del olvido, algo de lo cuál Máximo no disfrutaba, debía  tener presente que el accidente en realidad le había otorgado a Allyson el placer del olvido algo que él hubiese querido tener. Ella en realidad,  por su propio bien estaba mejor así, sin recordar nada; pero se encargaría que recordara todo, absolutamente todo por que su mente estaba llena de recuerdos y su corazón rezumaba de amargura por ellos en todos aparecía ella, solamente ella como la causante de sus males. Merecía pagar por todo, tenía pleno derecho a ir por ella y sacársela de una vez por todas de su mente. Por que hábil, como era, se había colado en cada recoveco y rincón de su alma y corazón.
No valía la pena seguir viviendo así, tendría descanso su alma hasta que por fin se vieran saciados sus instintos de revancha. Sus sueños lo atormentaban de noche y los recuerdos de día. No tenía paz, no tenía sosiego. Su mente la llamó y de nuevo ella apareció, recordó cuándo la vio por vez primera…

Florencia, Italia 6 meses atrás
Estaba llegando tarde y lo sabía, no es que lo hubiera hecho a propósito si se tomaba en cuenta que lo que menos deseaba era asistir a esa conferencia, pero el objetivo de esta era concientizar sobre los invaluables testimonios de esplendor, de historia  y sobre todo de arte de las grandes civilizaciones antiguas.
Obvio que Florencia se encontraba entre ellas  y no es que los florentinos no se preocuparan por su bellísima ciudad, pero las nuevas generaciones no compartían al menos en igual forma esa preocupación, además  las conferencias estaban siendo dadas por el eminente Sir William Carlton un experto en la materia quién buscaba fondos para la preservación del arte y para sus investigaciones en torno a ello.
Max hizo una mueca irónica, cuando vino a su mente lo de la recaudación de fondos, Carlton era muy respetado pero eso no significaba que le diera al dinero un mero valor simbólico y si él se encontraba allí era por que su abuelo prácticamente le había suplicado que asistiera y no podía negarse tomando en cuenta la precaria salud del anciano además del inmenso cariño que se profesaban.
Si podía darle una leve satisfacción lo haría, eso y mucho más, lo que estuviera en sus manos para complacerlo. Cómo miembro de los Vechio tenía que asistir, sería imperdonable que nadie de la familia lo hiciera tomando en cuenta que los Vechio eran una familia aristocrática, provenientes de una dinastía de siglos y orgullosos representantes del más puro linaje florentino. Casi le daba risa pensarlo, pues su padre era el que debería haberse presentado en ausencia del abuelo que era un autentico mecenas del arte aparte de un experto conocedor, pero su padre estaba más interesado en rubias tontas que en la conservación de la historia artística de una ciudad. Su madre de compras en alguna famosa capital Europea, casi no la veía a menos que necesitara dinero. Como hijo único podría pensarse que sus padres le habrían dado toda la atención y el cariño, nada más alejado de la verdad.

Sólo había contado con su abuelo, él era el que había estado ahí siempre que lo había necesitado.  Apartó esos pensamientos, se dirigió apresuradamente al  amplio salón del lujoso hotel propiedad de su abuelo. En cuanto más rápido entrara más rápido saldría.

Entró justo cuando el auditorio aplaudía. El salón estaba a reventar, por lo menos habría unas 300 personas que era la capacidad que más o menos tenía. Carlton acababa de realizar lo que parecía una brillante exposición y la gente parecía atenta.
Uno de los empleados del hotel, se dirigió a él rápidamente indicándole su asiento en la primera fila. Casi deseó negarse,  hubiese preferido pasar desapercibido.
Pero si Carlton había terminado de hablar, entonces la conferencia estaba por concluir. Le preguntó al empleado y este le informó que aún faltaba la signorina Castillo.

-       ¿Y esa quién es?- Preguntó casi con dureza, lo único que deseaba era llegar a su apartamento después de un duro día de trabajo.
-       La  signorina Castillo es otra de los conferencistas, es asistente de Sir Carlton y su intervención es breve según tengo entendido signor-  Se apresuró a contestar el empleado que a todas luces estaba nervioso, Max suspiró casi imperceptiblemente.
-       Está bien Emilio, muéstrame mi asiento por favor.
-       Por aquí signor – sin dilación lo condujo.

Un tanto irritado por todas las cabezas que voltearon a verlo y de los murmullos de la sala, avanzó por el pasillo. Faltando pocas filas para ocupar su lugar  anunciaron la intervención de Allyson Castillo. Enseguida se imaginó la clase de mujer que sería: mediana edad, cabellos grises, un tanto llenita, de gafas y con un aire de inteligencia seguramente. En resumen una mujer tan dedicada a su carrera que nunca se había casado, por algo se referían a ella por signorina. ¿Pero quién necesitaba el matrimonio para realizarse en la vida? Él definitivamente no, pero las mujeres opinaban distinto, al menos la mayoría de las que había tratado y habían intentado cazarlo, sí, literalmente cazarlo.
En lo que a su vida respectaba el matrimonio no estaba en sus planes inmediatos y no lo estarían para nada si no fuera por que los Vechio escaseaban y él debía proporcionar herederos para el vasto imperio y a la dinastía familiar.
Nuevamente surgieron los aplausos para recibir a la signorina Castillo e instintivamente levantó la vista para verla y quedó prácticamente parado en su sitio. La vio desde que se levantó de su asiento y con expresión decidida caminó al micrófono. Un pensamiento vino a su mente, lo que solía decir su abuelo ante una mujer hermosa ¡están cayendo ángeles del cielo! Piernas largas, cuerpo esbelto de finas curvas, se podía adivinar la suavidad de esa piel satinada, cabello largo castaño oscuro con tonos rojizos. A pesar de no estar tan cerca adivinaba unos ojos hermosos y una boca tentadora, vestía de azul cielo un color que le quedaba perfecto, llevaba un vestido que dudaba le quedara mejor a otra mujer. Su cuerpo estuvo a punto de traicionarlo, volvió a la realidad al percatarse de que Emilio aún lo esperaba para conducirlo a su fila y lo veía con expresión desconcertada. Reprimió sus emociones y se dio cuenta que nunca una mujer le había producido ese efecto, él era conocedor de la belleza femenina  y disponía de mujeres hermosas cuando le apetecía.

Pero Allyson Castillo parecía haberle lanzado un hechizo y eso que ni siquiera lo había mirado.

1 comentario:

  1. Pobre max, que iluso... La sed de venganza estando aún enamorado. Jejejjejejeje

    Sube más!!!!! enana!!!!

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...