miércoles, 25 de abril de 2012

Dark Ángel 1 "Un Ángel a Medianoche" Cap 24



Para Rafael era nuevo que una mujer le dejara sin más y pusiera su atención en otra parte. Era nuevo que el objeto de sus atenciones e intenciones lo desafiara, lo ignorara y sobre todo lo que era casi completamente alucinante y un hito era que Kendra parecía ser un adversario formidable. Y un adversario que se quería llevar a la cama. Algo nuevo también era que una mujer le dijera que no.  Eso si era rarísimo. Como rara la sensación de molestia que subía por su piel en ese momento  que no era nada agradable, y provenía del hecho de que Kendra parecía muy cómoda en compañía de ese hombre, reía y le susurraba cosas al oído, su brazo atrapado por una mano de ese tipo, mientras él contemplaba la escena con creciente irritación.

-      Están ocupadas. Surgió algo de último momento. – Decía Derek a Kendra sobre la ausencia de las chicas.
-      ¿por que no me dijiste nada a mí? ¿y que es eso de “surgió algo de último momento”? – Kendra se tensó completamente, si había trabajo que hacer no le agradaba que las chicas se hubieran ido sin ella,  era perderse la diversión y seguro que había sido idea de Derek y quizás de ellas si la habían visto con Rafael.
-      Por que estabas ocupada y por que ellas pueden manejar la situación perfectamente. – Le dio un beso en la sien y se alejó. Ella se quedó allí intentando controlarse, se giró para ir al encuentro de Rafael y lo encontró rodeado de mujeres, lo que empeoró su creciente mal humor, más aun al verlo tan relajado y encantador.  Caminó hacia él y él no se molestó en voltear a verla.

Risas cantarinas y tontas, aleteos de pestañas y movimientos sexys parecían ser la tónica de las mujeres que le rodeaban. Ella se detuvo a tiempo para no poner los ojos en blanco como gesto de fastidio ante tanta estupidez y cursilería ¿Es que, acaso no había una pizca de sentido común dentro de alguna de esas tontitas? En realidad no podía culparlas, Rafael provocaba reacciones ridículas en las féminas, según tenía entendido y según había comprobado, lo único que a ella le había salvado la fatídica noche de hacía días era el ir cubierta con una máscara. Pero, la realidad era que había estado a punto de tener sexo con él, así sin más.

Esbozó una sonrisa pensando en ello ¿Y si lo hubiera hecho…? ¿Sentiría los mismos deseos de arrancarlo fuera de las manos de esas mujeres, o sería peor? Justo en ese momento él la miró y sus increíbles ojos azules brillaron, ella alzó una ceja y le sonrió con burla, elevó su mano y le hizo un gesto de despedida y rió cuando vio que él movió  la cabeza de un lado a otro como negándole el derecho a irse.  Ella por supuesto lo ignoró y se dio la vuelta con la finalidad de encontrar a Derek y sacarle más información, es más podía dejarle allí a cargo de la galería e irse a alcanzar a Sulin y Brisia, alejarse de Briatore era lo más indicado en ese momento.  Una fuerte mano rodeó su brazo y la retuvo, ella ya sabía quien era aún antes de mirar.

-      Suélteme Briatore.
-      ¿Por qué?.  – Dijo él y ella se giró a verlo y lanzó una mirada desdeñosa al brazo que la retenía.
-      Por que soy perfectamente capaz de liberarme y de mandarle al suelo, no querría semejante espectáculo ¿O si?. – Vio un brillo divertido en los ojos de él, pero luego vio interés y curiosidad.
-      ¿Estás segura de poder hacer eso? ¿Desde cuando una Lady toma clases de defensa personal?
-      Desde que esa Lady parece ser el blanco preferido de hombres que creen poder hacer con ella lo que se les venga en gana.
-      ¿Te han lastimado alguna vez? – Hizo la pregunta con esa voz baja y profunda que le puso de nuevo los pelos de punta, más aún al percibir verdadero interés por parte de él.
-      No, nunca. Pero descubrí que a veces la mejor manera de mantener a raya a hombres insistentes era por medio de un buen golpe. – El rió de buena gana, pero no la soltó.
-      Nunca haré nada para que te provoque deseos de golpearme. – le dijo acercando su rostro al de ella. – Pero si haré mucho para provocarte otra clase de deseos.
-      ¿Podrías parar un momento tu campaña de seducción? Tengo invitados que atender. – Nuevamente Derek quedó en su campo de visión y esta vez notó que él le hacía señas para que se reuniera con él, a juzgar por su expresión estaba furioso ¡genial! Lo que le faltaba. – Tengo que ir con Jan Pierre – Dijo refiriéndose a Derek.

Rafael miró hacia el tal Jan Pierre y maldijo interiormente. Todo indicaba que ella iba hacia ese francés sin rechistar y con entusiasmo.

-      ¿Es necesario?
-      Si, con Jan tenemos negocios que atender.
El móvil de Rafael empezó a sonar y sin soltarla todavía contestó.

-      ¿Qué estás dónde? – Preguntó con asombro a su interlocutor. – ¿Una mujer? ¡¿Dos?!

Kendra vio el ceño de Rafael y su expresión incrédula.

-      ¿Pasa algo? – Se vio obligada a preguntar en cuanto él terminó la llamada prometiendo ir enseguida quien sabe dónde.
-      Alexander y Miguel están en una estación de policía.
-      ¿Qué sucedió? –Preguntó preocupada.
-      Les robaron los autos, aquí… afuera de tu preciosa galería.
-      ¡Pero si hay vigilancia!
-      Que no sirvió de nada. Se llevaron únicamente esos dos, el mío estaba al lado del de ellos y no lo tocaron. Quizás no les dio tiempo de llevárselo también.
-      ¿Vieron a los ladrones?
-      Dos mujeres se los llevaron, distrajeron a los de vigilancia y a los ballets parking.


Kendra sintió ganas de estallar en carcajadas, pero se oirían un tanto histéricas seguramente. Ella sabía con exactitud quienes eran esas mujeres ¿cómo rayos se habían llevado exactamente esos dos autos? ¿y por que? Mejor dicho ¿Por qué no? ninguna llevaba autos cuando se trataba de asistir a una exposición en la galería por que bebían y no se arriesgaban a regresar conduciendo ellas mismas, llegaban sus chóferes o tomaban taxis. Seguro lo que ellas habían tenido que ir a hacer, era urgente y como Alexander, Miguel y Rafael habían sido los últimos en llegar, sus autos debían de ser igualmente los que estaban más a la mano tomando en cuenta la ubicación y proporciones del estacionamiento de la galería. Se apretó los labios para controlar la risa y vio que él la miraba fijamente.

-      ¿Qué es tan gracioso? – Le dijo mirándola sin perder detalle de sus reacciones.
-      Qué pensábamos que tus amigos y las chicas estaban juntos y no es así.
-      ¿Dónde están ellas, por cierto?

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Julli mandame tu correo por que esta es otra nove parada (que raro) y te mandaré hasta donde está avanzada. Saludines.

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    2. No se vale señorita!! Escriba escriba y no haga trampa como con Amargo Recordar!

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