domingo, 22 de abril de 2012

Dark Ángel 1 "Un Ángel a Medianoche" Cap 21 (Editado y arreglado, ahora si cap completo)


Los tres eran altos, guapos a más no poder y con esa aura atrayente, aunque no tuvieran una libra encima, encantarían a cualquiera había dicho Brisia y era cierto.  Reconoció a Angellis y sintió que al igual que Rafael podría identificarla, una tontería era cierto, pero esos tres eran muy inteligentes según lo que la prensa financiera y en general todo el mundo indicaban.

Recordó las palabras de Sulin y una sonrisa afloró a sus labios, miró a Angellis y algo le dijo que si era idóneo para Brisia,  con esa piel bronceada y esos ojos verdes si que parecía un Dios del Olimpo, el otro debía ser Miguel, sus facciones con una belleza masculina muy por encima de cualquiera a excepción de sus acompañantes, le sonreía y la observaba detenidamente con unos ojos excepcionalmente negros, le devolvió la sonrisa y pensó inmediatamente en Sulin. A pesar de que Su era una maestra a la hora de manejar a los hombres, Miguel no parecía ser una empresa sencilla ni aún para Su y seguro que al verlo, su amiga si intentaría llevar a cabo sus planes, verla en acción iba a ser divertido. Por último se atrevió a mirar a Rafael, lo había evitado por que sino no hubiera caminado con normalidad. Sus ojos azules la estudiaban sin disimulo pero para fortuna de ella, pues parecía no poder dar un paso ante su mirada, llegó donde se encontraban y sonrió abiertamente.

-      Caballeros, buenas noches. – Saludó.
-      Un placer conocerla, al fin. – Dijo Angellis dirigiendo una mirada burlona a Rafael. 
-      Señor Angellis, el placer es mío.
-      Oh, por favor no me digas señor, Alexandro está bien. – Le pidió.
-      ¿No nos presentas Rafael? – Preguntó Miguel sacando a Rafael de la atenta mirada que le seguía dirigiendo a Kendra y sonriendo divertido.
-      ¿Desde cuando les hacen falta las introducciones? – Contestó en tono burlón a Miguel.
-      Estamos frente a una dama. – Contestó Miguel y Kendra sonriendo un tanto irónica habló.
-      Soy Kendra Wellesley.
-      Miguel Cavendish a sus pies. – Sus ojos parecían diamantes negros, seguro que era todo un Don Juan, pero uno encantador.
-      Siento que retrocedimos un siglo. – Dijo Rafael. –Ahora le besarás la mano y le pedirás un baile.
-      Si esta fuera una fiesta, claro que le pediría que bailáramos. – Lo picó Miguel, notando una vena posesiva en Rafael hacia Kendra que desconocía pero que le divertía.
-      Sean bienvenidos, lamento que no sea un baile  Miguel – Kendra lo tuteó ya que Miguel tampoco parecía dejarse llevar por los convencionalismos e ignoró las palabras de Rafael.
-      Yo también lo lamento Kendra.  – La tuteó a su vez.
-      Estoy segura que encontrarán cuadros de su interés. – Los guió a través del recinto y les mostró unos cuadros que aún no habían sido vendidos. – Steve tiene un extraordinario talento.
-      Tengo entendido que peleaste a muerte con Rafael por un cuadro de él ¿no es así? – Preguntó Alexandro.
-      Así es, lamentablemente perdí. Aunque la derrota fue gracias a dos buenas amigas. – Recordó ella sonriendo.
-      ¿y como fue eso? – Se interesó Miguel y Rafael escuchó atento la respuesta.
-      Me quitaron la paleta… -Hizo una pausa- A la fuerza. – Los tres rieron.
-      No lo dudo. – Comentó Rafael mandándole una mirada abrasadora. Kendra desvió la mirada y se concentró en explicarles un poco más sobre lo que motivaba a Steve a pintar, la verdad era que tenía mucho talento.

Lo primero que había hecho Rafael al entrar había sido buscarla en ese lugar abarrotado de gente, y la había localizado inmediatamente y no solo por el tono intenso de su vestido, sino por que ella llamaba la atención por si sola. La vio al lado de un hombre mayor y también su expresión de sorpresa al verlos llegar, así como su mirada de determinación al avanzar hacia ellos sumamente bella y sumamente sexy con ese vestido que dejaba ver una buena parte de una torneada pierna, apretó los dientes al ver que si bien ellos habían atraído miradas al llegar, era ella en ese momento quien tenía encima las miradas de todos los hombres presentes y no le gustó nada. Ese instinto posesivo era nuevo en él y le llegó con tal fuerza que se sorprendió, no ayudó en nada que sus amigos encontraran divertido lo que ya parecía ser una obsesión por Kendra.

-      Sulin está aquí, me imagino. – Dijo Alexandro.
-      Sí, está con nuestro expositor de esta noche.
-      Es una mujer encantadora igual que Kendra, tienes que conocerla. – Susurró Alexandro a Miguel y este lo miró con risa en los ojos.

¿Alexandro recomendándole una chica?  ¡lo que había que ver! Aunque si era como Kendra, seguro valía la pena ver por que ahora a su amigo le daba por decir eso.

-      Kendra tienes que prometernos que nos salvarás de la jauría. – Pidió Miguel al ver que ya varias personas sobre todo mujeres empezaban a ir hacia ellos.
-      Por lo mismo no planeamos quedarnos mucho tiempo. – Dijo Alexandro.
-      Si hubieran traído pareja, esto se habría evitado. – Les dijo Kendra viendo que en efecto ya venían varias mujeres.
-      Consíguenos pareja ahora mismo y nos quedaremos más tiempo ¿Dónde está Su? – Insistió Alexandro. – Puede quedarse el resto de la velada con Miguel y tú no te alejes de nosotros. – Eso la hizo reír y buscó a Su que seguía sin aparecer lo mismo que Brisia.
-      ¿Dónde están? – Dijo en un susurro. – hagamos un trato, yo los dejo un momento y los rescatamos enseguida.
-      ¿Qué probabilidades de éxito crees que pueda tener su rescate? – Preguntó Miguel.
-      Bastantes, ya vuelvo. – y cuando se iba a internar en la multitud a buscarlas, Rafael la tomó de la mano sorprendiéndola.
-      Iré a supervisar los preparativos para el rescate. – Les dijo y se la llevó.

Pero no se la llevó a buscar a nadie, en cuanto perdió de vista a la mayoría de los reunidos, casi la arrastró a un lugar solitario y tomándola entre sus brazos, sin perder un minuto más, pues el fuerte deseo de probar de nuevo esos labios lo consumía, la besó.
Kendra no pudo detenerlo, aunque primero había sido la sorpresa de ver como la llevaba y luego ver sus intenciones, la verdad es que no tenía muchas ganas de pararlo, le molestó eso en ella, ya vería que hacer, pero mientras tanto abrió su boca para recibir el impacto de la de él y se aferró a las solapas de su traje para no caer al piso, en cuanto su lengua tocó la suya y la usaba con erotismo. Cuando su cuerpo pidió apretarse a él y sus manos se dirigieron a quitarle el saco, ella paró de pronto. ¡Estaban en un sitio público! Con trabajo se retiró y lo contempló, ambos con la respiración entrecortada.

-      Tenemos que rescatar a tus amigos. – Le recordó.
-      Lo sé. – Admitió sin muchas ganas de emprender la tarea y mirándola con deseo en los ojos.

¿Sería buena idea intentar lo que había dicho Su? Pensó Kendra. No, se recordó frenética, no lo era.

-      No vuelvas a besarme. – Le pidió y hasta a sus oídos sonó fuera de lugar, pues ella había correspondido.
-      No me pusiste demasiadas objeciones. – Le recordó él.
-      Momentos de debilidad los tiene cualquiera.

Así que los quería llamar de esa manera, lo sentía por ella, pero, iba a demostrarle cuan débil podía ser entonces.

-      Si quieres llamarlos así, por mí no hay problema. – Respondió él.
-      No vuelvas a hacerlo o…
-      ¿O qué?
-      Habrá consecuencias.
-      Me muero por saber de que tipo.

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