lunes, 30 de enero de 2012

Dark Angel 1 "Un Ángel a Medianoche" Capitulo 7


Rafael estaba en Londres para recuperar en persona un valioso cuadro que había sido sustraído de su empresa, de la filial en Hong Kong.  Sustraído era una palabra elegante, pues la verdad es que había sido robado.

Le habían asegurado que se lo devolverían y dado que era un regalo de su padre, había puesto toda su agenda de cabeza al abandonar todo y dirigirse al lugar donde supuestamente le regresarían esa valiosa posesión.

Casi despide a su encargado de seguridad, pero después de la prácticamente demente versión que le había dado y sin creer ni una palabra  se había ido a Londres  y dado otra oportunidad a Fabio el Jefe de seguridad quien no se había quedado de patitas en la calle solamente por tener años a su servicio y por que al parecer iba a recuperar la pintura de mano directa de quien la había tomado, cosa de lo más extraña y peligrosa, pero Fabio le había asegurado que así sería. Llevaba su propio dispositivo de seguridad como siempre y la entrega sería al día siguiente, él había estado de lo mas impaciente por que eso ocurriera, pero se había olvidado por completo del asunto en cuanto había visto a Kendra Wellesley, estaba con otras dos mujeres que se podían catalogar igual que ella, sumamente bellas.
Pero sus ojos no se habían apartado de Kendra. Siempre era rodeado por féminas dispuestas y claro, interesadas en lo que representaba estar al lado de Rafael Briatore el famoso magnate italiano dueño de múltiples empresas que iban desde la construcción hasta la producción de software, era unos de los tres dueños de una escudería de autos de carrera y de un equipo italiano de futbol. Él disfrutaba de  las mujeres sin compromiso alguno, cosa que dejaba claro desde el principio. Siempre había mujeres, por montones pero siempre era lo mismo con ellas. No había mucha emoción en su vida en ese momento. El ver Kendra debatir con él y demostrarle abiertamente que no era dueño de su simpatía le había representando un cambio agradable, ya que todo el tiempo estaba rodeado de mujeres y hombres por igual que se afanaban sin cesar por complacerle.

Enseguida vio como varias de las asistentes se acercaban a él como había sucedido desde que había llegado y lo rodeaban con sonrisas y halagos mimosos. Suspiró, estaba harto y cansado del reciente viaje que había realizado desde Roma y de la enorme carga de trabajo.  Forzó una sonrisa y declaró que se marchaba. Hubo intentos de retenerlo, pero no hubo nada que lo lograra.

Quizás hasta alcanzara a ver a la esquiva Kendra en el estacionamiento. Al llegar a el, vio como algunos se marchaban ya y ni rastro de ella. En ese momento decidió que después de recuperar el cuadro, se quedaría más tiempo para tener oportunidad de saber más sobre ella, verla y por supuesto llevársela a la cama. Podía ser muy testaruda pero él lo era más y también era de los que conseguían lo que querían, en ese momento lo que quería era tener a Kendra Wellesley, esa idea era de lo más  excitante. Después hasta le daría el cuadro por el que había peleado con ahínco y que él solo había comprado al ver el interés de ella. Sí, doblegarla sería delicioso.

En el despacho de la galería que tenían en Londres, las tres estaban cómodamente sentadas en unas butacas esperando a Derek quien aún no llegaba. Habían discutido animadamente todo el trayecto sobre Rafael Briatore. Kendra no quería saber nada al respecto y las otras dos habían disfrutado diciendo lo guapo y sexy que era. Kendra casi había gritado. Ahora estaban mirándola con expresión divertida y ella sin hacerles el menor caso y aún enfadada, miraba la puerta con impaciencia, esperando que Derek entrara, prefería sus regaños a soportar al par de locas que tenía cerca. Por fin entró y a juzgar por su aspecto no parecía precisamente amistoso.

-      Buenos días, Angelitos – Dijo lo último con acidez y mirando a Kendra.
-      Buenos días Charlie – Le contestaron al unísono y después se rieron las tres a carcajadas ante la parodia de los Ángeles de Charlie que acababan de hacer. Solían hacerlo cuando él estaba de pésimo humor, no podían evitarlo. Y a pesar de que hasta hace unos momentos Kendra las había ignorado no había dudado en seguirles el juego para hacer enfadar a Derek.
-      Ja ja, que graciosas las princesitas. – Gruñó para luego enfocar su enojo hacia Kendra - ¿Podrías decirme en que rayos estabas pensando al tomar esa pintura?
-      Estaba pensando en que sería excelente que se dieran cuenta que con nosotras no se juega. – Repuso ella con tranquilidad.
-      ¿E ibas a lograr eso llevándote el Rembrandt? – Elevó la voz al decirlo.
-      ¿Acaso no ha sido así?
-      Tu problema es que te crees muy lista. Ten por seguro que ya perdimos este valioso cliente. El trato eran los documentos, un cuadro como el que te llevaste no es asunto de un tonto jueguito de venganza. Implica demasiadas cosas, por ello no estaba en el trato. Pero, como siempre hiciste lo que querías ¿no? – Estalló Derek. Tanto como Su y Bri observaban la situación sin mediar palabra, sabían que no era recomendable.
-      Creo que necesito un trago. – Dijo Kendra y se levantó directo hacia la pequeña cantina que había en una esquina con botellas de todo tipo y se sirvió un coñac. Sostuvo el vaso y miró a Derek que seguía hecho una furia. – Devolveré el cuadro, lo haré y lo sabes. Lamento que se nos haya ido el cliente pero nos engañaron con lo de la caja fuerte, no queremos tratos con esa clase de gente.
-      En este negocio no se juega precisamente limpio Kendra, no seas ingenua. No todos nos dicen las cosas tal cual, no es la primera vez que nos pasa.
-      No, pero si es la primera vez que estuvieron a punto de descubrirme ¿O no Bri?
-      Estuvieron a punto de descubrirte por que Su se unió a ti en tu incompetencia. – Dijo Derek mirando a Su que lo miró con sus hermosos ojos sin inmutarse. – Y también fue gracias a que Bri no hizo bien el trabajo de investigación de la zona. – esta vez fue Bri la que lo observó.
-      Y también fue gracias a que nos obligaste prácticamente a aceptar ese trabajo, no queríamos hacerlo, estábamos demasiado cansadas y estresadas y aún así insististe ¿o me equivoco Derek? – Dijo Bri sin alterarse. Ese día lo habían pasado muy bien y al parecer ninguna de las tres tenía intenciones de arruinarlo, así que  estaban de lo más tranquilas aguantando los embates de Derek.
-      ¿Qué pasa? ¿son las hermanas del sagrado corazón ahora? ¿es todo lo que tienes que decir? – Preguntó a Bri con claros deseos de pelea.
-      Sí, y no pienso enfrascarme en  ninguna discusión contigo. Fue mas culpa tuya que nuestra. Admítelo y estarás en paz.
-      Fue culpa de todos. – Señaló Kendra alzando su vaso para después beber su contenido y servirse otro. – Déjalo ya Derek, no pelearemos contigo hoy.
-      ¿se puede saber por que? En todo caso ¡Tengo todo el derecho a estar furioso!
-      Tuvimos un día excelente mi querido intento de franchute – Dijo Su sonriendo malévola por la pulla que le había lanzado, la verdad es que Derek hacía bien su papel de francés amante de las artes pero detestaba hablar con acento. – Bueno, casi todas. – sonrió burlona a Kendra y esta la observó con enfado.
-      Tienes todo el derecho de estar furioso, pero acepta tu parte de culpa. – Insistió Bri.
-      Devolverás el maldito cuadro hoy mismo por la noche. – Dijo Derek a Kendra ignorando a Brisia.
-      Lo haré. Dame los datos.
-      El dueño que por cierto está hecho realmente una furia y no tienen la menor idea de lo que es capaz de hacer, está hospedado en el Ritz y espera recibir el cuadro mañana por la mañana de las mismas manos de quien lo tomó, cosa que por supuesto no haremos, lo devolverás esta noche y lo dejarás en su habitación para ser exactos. La seguridad es tremenda así que nos pondremos ahora mismo a la tarea de ver como entrarás y claro como es que lograrás salir. Trae su propio equipo de seguridad y creo que ni la reina tiene tanta seguridad a su alrededor.
-      Ósea que si logramos entrar y salir sin problemas, ¿podríamos robar las joyas de la corona después? – Bromeó Kendra.
-      Esto es de lo más serio a lo que te has enfrentado. – Dijo Derek serio y ella empezó a ver lo difícil que sería.
-      Tenemos algo a nuestro favor – Dijo Bri – Y es que no espera que quien se llevó su amada pintura vaya a dejársela en su habitación esta noche, él nos espera mañana ¿No es así? 
-      Nadie en su sano juicio entraría a la boca del lobo por así decirlo, pero como dice Bri el elemento sorpresa es clave para nosotras en esto. – Añadió Sulin. – Así que no te esperan Ken.
-      No sabes que alivio. – Con sorna bebió de un trago el contenido del vaso y fue por otro.
-      Juro que aunque estés tan borracha como una cuba, te mando esta noche sin excusa alguna. – Amenazó Derek y ella se sirvió un enorme vaso de agua con gesto belicoso.
-      ¿Quién es ese hombre tan temido? – Preguntó ella llevándose el vaso a la boca.
-      No es otro que Rafael Briatore, lleva un estilo de vida que hace creer que es dueño de por lo menos un tercio del planeta… ¿Ken? – Preguntó Derek al verla ahogarse con el agua y toser.

En cuanto ella había escuchado ese nombre había sentido que se ahogaba y no había ayudado mucho el que estuviera pasando agua por su garganta en ese momento, así que ahí estaba ahora tosiendo, con agua por toda la cara y parte de ella derramada sobre la alfombra.

-      Oh, cielos. – Fue todo lo que dijo Bri.
-      ¡Dios mío! – Fue la réplica de Sulin.
-      ¿Qué rayos pasa? – Preguntó Derek, notando que ahí había algo que no sabía.
-      Lo acabamos de conocer, es encantador. – Dijo Su, mientras Kendra no dejaba de toser. - ¿necesitas algo? – Preguntó preocupada al ver que no paraba su tos.

Brisia se levantó y le dio un par de fuertes palmadas en la espalda.

-      Gracias. – Masculló Kendra.
-      Así que terminarás el día metiéndote en su habitación. – Bri sonrió divertida por toda la situación. - ¿Quién lo diría?

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