lunes, 23 de enero de 2012

Dark Angel 1 "Un Ángel a Medianoche" Capitulo 5


Qué era ella? ¿Una inmadura adolescente? ¿Cuándo había fantaseado en su vida? ¡Nunca! Bueno, no de esa manera al menos. Cuando se estaba recriminando, el adonis enfocó su mirada azul en ella y por poco traga saliva al impacto de esos ojos azules, él sonrió burlón y ella enseguida recordó que aunque fuera el hombre más guapo que hubiera visto en su vida, le había arrebatado algo que ella quería. Con esa pinta de hombre perfecto, seguramente tenía las mujeres que quería y cuando quería, era de la clase de hombres que ella re huía, aunque para ser sincera nunca se había topado con un hombre así.

Le devolvió la mirada sin acobardarse y lo miró con una mezcla de desdén e indiferencia. Sí, ella era buena para matar con la mirada, para ignorar a placer y para ocultar sus verdaderos sentimientos.
-      A eso le llamo un hombre. – Dijo Su .
-      Sí que es todo un espécimen. – Añadió Bri con un suspiro.
-      Parecen un par de colegialas. – Acusó Kendra obligándose a mirarlas.
-      Pero si a ti te ha dejado sin habla ¿O me dirás que no? – Retó Bri.
-      Por muy guapo que esté, ese cuadro es mío ¿Me oyeron? ¡Mío!
-      Grítalo más fuerte y así cuando el cuadro desaparezca todos sabrán que fuiste tú ¿Ya pensaste en ello? ¿En realidad lo harás? – Sulin aún no lo creía.
-      ¿Quieres apostar?
-      Yo sí. – Dijo Bri.
-      Está bien, sí lo hago tú desfilarás en el pase de modelos a beneficencia de los niños sin hogar el próximo mes. No se como le hiciste para escapártele al comité pero Sulin y yo no pudimos, no se me hace justo que tú si.
-      Hecho. – Bri consideraba que Kendra solo se estaba dejando llevar por la impotencia de no haber obtenido lo que quería y que en cuanto se diera cuenta de que podía ponerse demasiado en evidencia, desistiría. Pensaba tener la apuesta ganada. Odiaba que todo el mundo pensara que por parecer una modelo tuviera que actuar como una y peor aún, ser una. Por ello había hecho de todo para no modelar en el dichoso desfile que Kendra decía.
-      Es un trato. – Sonrió Kendra al fin.
-      Querida tengo que presentarte al que te ha ganado. – Apareció su padre de nuevo con sonrisa divertida.
-      ¿No quieres tomar el micrófono y pregonarlo? – Ignorando sus protestas, su padre la tomó del brazo y la llevó delante de ese magnifico ejemplar masculino que la observaba con profundo interés.
-      Rafael Briatore – Le dijo con esa voz – Es un placer ¿Lady….? – Le pareció a Kendra oír sarcasmo cuando dijo Lady. Ella lo observó fijamente tomándose tu tiempo.
-      Kendra – Dijo su padre por ella – Esta es mi pequeña, Rafael. Mi joya más preciada.

Kendra apretó los dientes al verse juzgada por esos bellos ojos azules.  Seguro estaba pensando que era una de esas princesas de la alta sociedad, mimada, mal educada y dispuesta a conseguir lo que se le antojara. Aunque la demostración que había hecho al pujar por la pintura no le había ayudado a dar otra imagen de sí misma ¿Y que? No tenía por que quedar bien ante él ¿no?

-      ¿Briatore? Es usted italiano. – Dijo sin molestarse en decir otra frase cortes a modo de saludo e impidiéndole contestar a la declaración de orgullo paternal que su padre había hecho.
-      Brillante deducción. – Respondió burlón y ella volvió a apretar los dientes, tenía que añadir boba sin cerebro a la lista que él ya tendría de ella.
-      Últimamente parecen abundar mucho los… extranjeros por aquí ¿Verdad padre? –  ¡Que añadiera presunción  y arrogancia a su maldita lista! De eso él sabía mucho ciertamente, no se le podía catalogar como alguien que careciera de ambas cosas. - ¿Qué lo trae por aquí señor Briatore? ¿Negocios? O quizás únicamente diversión, no, no me diga. Seguro lo último.
-      Kendra… - Empezó su padre.
-      Las dos cosas. – Dijo con sonrisa peligrosa Rafael.
-      ¿Me vendería el cuadro que me ganó en la subasta? – Preguntó sin más.
-      Por supuesto que… No. – Su sonrisa se hizo más amplia y ella quiso abofetearlo allí mismo.
-      No importa – Le dijo ella y sonrió como un gato que sabe que le espera un suculento plato de leche, sin quererlo había sonreído de manera misteriosa y él sin perderse nada de sus gestos lo había percibido.
-      ¿Ah no?
-      Kendra suele ser muy competitiva, pero en realidad es una chica muy dulce.
-      Gracias padre. – Si seguía apretando los dientes así, se quebraría uno. Su padre no hacía más que reforzar la idea de que era una chiquilla de papá acostumbrada a conseguir lo que deseara. Y ella lo conseguía, siempre. Pero por su propia mano, nunca por la de su padre. Y nunca se trataba de cosas banales y sin importancia.
-      Ahí está Elissa, debo dejarles. Ken, cariño ¿te veo en casa? – ¿Ahora la dejaba sin medios para volver a casa? ¿Así que dejaba a su joya más preciada a pie? Maldijo por dentro.
-      Sí. – Tendría que pedirles a Brisia o a Sulin que la llevaran. Su padre le dio un beso en la mejilla y la mano a Rafael despidiéndose y se marchó dejándola allí.

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